Invertir en relojes

Ya hemos hablado de relojes en alguna otra entrega. Hoy retomo este tema pero para verlo más desde el punto de vista de la economía personal. ¿Sabían que existen en el mundo muchos más coleccionistas de relojes que de arte? El dato me llamó mucho la atención, aunque, cuando me puse a analizarlo, le encontré rápidamente la lógica. Empezando porque hay que conocer mucho de arte para saber invertir bien. En cambio, los relojes tienen garantizado un precio de referencia de mercado bastante concreto, a lo que se agrega luego el toque personal de cada uno, y que, como decía mi abuelita “de gustos no hay nada escrito”.

Por otra parte, el hecho de que el reloj pueda tener un uso más concreto y una función terrenal básica como medir el tiempo, hace que la gente tienda a invertir más en ellos que en el placer estético del arte. Para ponernos más teóricos, como diría Pierre Bourdieu, el arte da capital simbólico a las personas, los relojes, en cambio, capital simbólico y económico porque, al fin y al cabo, también son un signo exterior de riqueza, algo que cala en la humanidad de muchos, por qué no reconocerlo. Y para decirlo de modo más callejero… hay más gente a la que le gustan los fierros en la muñeca que los cuadros en la pared.

Pero aunque no seamos coleccionistas, es interesante el dato de pensar en la compra de un reloj como opción de inversión de nuestro dinero. ¿Pero todos los relojes tienen reventa? No, hay que apostar a la alta relojería, preferentemente la artesanal.

Luego, habrá que dejar pasar el tiempo, la moda y la suerte. Pero resulta una opción a tener en cuenta y bastante fácil de llevar a cabo (si se tiene el dinero, claro, pero no se trata de cifras imposibles).

Ahora, para irnos a lo grande, quiero mostrarles los 12 relojes más caros jamás vendidos en casa de subastas como Sotheby’s, Christie’s, etc. Los exclusivos relojes suizos Patek Philippe dominan la lista:

#12 The Henry Graves Jr. “Gran Complicación”, un reloj de 18 quilates del 1926, se vendió en $1.98 millones de dólares por la casa de subasta Christie’s en noviembre de 2005. ↓

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Alta relojería

Mi pasión por la Alta Relojería nació el primer día que me puse un Jaeger Lecoultre en la muñeca. Lo recuerdo como si fuera hoy. No digo que sea el mejor reloj del planeta, ni el más exquisito. Digo sólo que algo especial me pasó en el momento en que mi pulso y el tic-tac de esa máquina perfecta sonaron al unísono. Todavía recuerdo la emoción: el frío del acero y ese shock de belleza, arte y precisión.

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