El cover es un fenómeno tramposo, tanto porque hay temas tan consagrados en su versión original que suponen ser “intocables”, como también por el hecho de que sus intérpretes tienen su marca personal e imitarlos sería ridículo.
A mi entender, un cover para ser bueno debe ser el punto de vista personal sobre una obra maestra (o no); o bien una reconstrucción actual de un clásico.