En el arte de enamorar y seducir todo vale. Incluso aparentar. Quedar bien con una invitada o invitado romántico no es sólo un acto de cortesía sino también un acercamiento al objetivo inmediato: concretar un encuentro amoroso. Una vez que todos los pasos previos se hayan dado y esa persona ya esté en nuestra casa, debemos impresionarla para que sepa que ha tomado la decisión acertada.
Los lectores empedernidos tenemos la costumbre de dejar desparramados por toda la casa un coleccionar de libros que no siempre se condicen con la etiqueta de “sujeto interesante”. Cada uno de ellos da una impresión distinta. Muchas veces tener enciclopedias gigantescas puede dar a pensar que el que habita ese hogar es un ser muy aburrido. El exceso de comics puede ser interpretado como digno de un nerd y ni hablemos de la impresión que suele generar encontrarse con autobiografías de cracks del fútbol o libros de autoayuda.