Todos los días, en una de las tantas veces que arrastro mi cochecito doble cabina, alguien me frena y me hace la pregunta del millón: “¿Cómo haces con dos?”.
Todos los días, en una de las tantas veces que arrastro mi cochecito doble cabina, alguien me frena y me hace la pregunta del millón: “¿Cómo haces con dos?”.