Por Nicolás Tarazona *
En la sexualidad, se encuentran 2 o más cuerpos en un sinfín de posiciones y movimientos. El sexo es el mayor momento de intimidad entre dos personas. Las manos recorren el cuerpo de la otra persona. La piel de uno se toca casi constantemente con la del otro.
¡Pero esperen un segundo! ¿Cómo puede ser que dos desconocidos pasen de no conocerse a tener relaciones sexuales? Analicemos cómo es que un varón y una mujer pasan de no haberse siquiera rozado en su vida, a estar desnudos en una cama tocándose TODO.
Bueno, lo central del proceso radica simplemente en que nosotros, como seres sociales que somos, tocamos a la gente constantemente. Esto se da muchas veces de forma natural, inconsciente, sin darnos cuenta. Cuando damos un beso en la mejilla al saludar a alguien, cuando una de las manos toca la cintura, la espalda, el brazo o algo. Y cuando abrazamos, lo hacemos con todo el cuerpo, no solo con los brazos.
Cuando conocemos a una chica que nos gusta, seguimos actuando de la misma manera. Sería imposible pasar de no tocar a alguien, a tener relaciones sexuales; incluso, sin ir más lejos, ni siquiera sería posible lograr un beso.
Entonces, cuando conocemos a alguien que nos gusta lo que debería ocurrir es que haciendo chistes y otros ademanes, comenzamos a tocarle el hombro, los brazos, la espalda. Todo de a poco. Incluso cualquier simple juego de manos en el que entrecrucemos nuestros dedos con los de la otra persona permite generar y percibir ciertos patrones de conexión entre ambos. Puede ser una lucha de pulgares, un “choque los cinco”, apreciar el anillo que lleva puesto o realizarle una lectura o masaje de manos.
Esto tiene que ver con que la sexualidad es mucho más que la penetración. Es mucho más que el acto sexual. La sexualidad está en todo momento. La sexualidad es todo, es una charla, es una caricia, es un beso, es un apretón de manos.
Por lo tanto, se empieza de a poco. Si intentamos besar a alguien sin antes haber tocado alguna de sus partes más expuestas del cuerpo (manos, rostro, pelo, etc), va a ser raro, muy rápido y abrupto y seguramente seamos rechazados. En cambio, si se avanza de a poco, ese beso va a ser un paso lógico. Y más tarde, el acto sexual llegará por decantación. Es lo que estudiosos de la seducción han dado en llamar “escalada en kino”: un buen seductor es el que sabe en qué momento y cómo tocar cada parte del cuerpo de la otra persona, el momento justo para cada avance en la “escalada”.
Hay algo importante a tener en cuenta. Cuando una mujer besa a un varón, no quiere decir que ésta quiera tener sexo inmediatamente con él. La “escalada en kino” no es una línea recta ascendente, tiene subidas y bajadas, avances, pausas y retrocesos. Si un hombre besa a una mujer en un boliche, o bar, no necesariamente por ello va a tocarle un pecho allí mismo. Va a haber un tiempo y un lugar específico, hay un momento perfecto para todo.
Así que disfrutemos ese momento, ese beso. Y al igual que sucede por ejemplo con el abrazo, el beso no lo daremos sólo con nuestra boca. Sino con todo nuestro cuerpo.
Y así es que, respetando los tiempos, tocando cuando hay que tocar, y esperando cuando hay que esperar, pasan un varón y una mujer de ser completamente desconocidos, a estar en un cuarto solos, tocándose y recorriendo cada centímetro de sus cuerpos. Siempre de a poco…
* Psicólogo y sexólogo (UBA). Colaborador de LevantArt.
- Levantart es la academia de seducción y coaching social más reconocida de Latinoamérica. Sus directores, Martín Rieznik y Mike Tabaschek, son los autores del best-seller “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, un manual práctico de seducción destinado a todo hombre interesado en las mujeres. Los primeros capítulos del libro pueden descargarse gratis en la web de la editorial (click aquí).