Técnicas de seducción todo terreno

Hoy compartimos en este artículo tres técnicas de seducción de efectividad 100% comprobada que podemos aplicar en diferentes escenarios: un bar, una fiesta, el supermercado o la parada del colectivo.

1) Falsa Limitación Temporal

Una técnica que describen Martín Rieznik y Mike Tabaschek en su best-seller “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Se utiliza al comienzo de la interacción como una demostración de desinterés que permite al hombre desmarcarse inicialmente como potencial pareja sexual y entablar una conversación más descontraída. Indica que el tiempo que éste dispone para estar en la situación es limitado (aunque la estrategia luego sea quedarse todo el que haga falta; por esta razón, precisamente, es que la limitación se denomina falsa). Se implementa para sugerir que el hombre no tiene ningún interés en seducir. Es uno de los elementos básicos (junto al opener) necesario para superar el rechazo inicial de las mujeres que se dispara casi automáticamente. En su forma más básica, se reduce a la frase: “Chicas, tengo un minuto”. Su utilización verbal es siempre en modo afirmativo, es decir “tengo un minuto” y no “no tengo mucho tiempo…”. En un nivel avanzado, puede también transmitirse o comunicarse subliminalmente mediante el uso del lenguaje corporal.

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2) Flirtear

Germán Muhlenber en “Seductor Infalible” explica que “flirtear es expresar nuestra sexualidad de manera atractiva para las mujeres sin mostrarnos necesitados, lo cual siempre genera mayor atracción. Los métodos más usuales de flirteo suelen ser bromear o burlarse. Hay quienes aprenden técnicas y conceptos como Negs, Cold readings, Push&Pull, Cocky&Funny1 o hacen juegos de magia, juegos de mano, test de todo tipo, dicen el signo del zodiaco, o lo que sea. Todos comparten la misma base: flirtear. El flirteo puede estar mayoritariamente en las burlas y en el liderazgoAmbos se hacen de manera honesta y no necesitada. Básicamente, la burla y el liderazgo funcionan porque sub-comunicamos menos inversión emocional que el otro. Si ella responde positivamente, invierte más en nosotros. Ahora, si por ejemplo hacemos una broma con su saco, y se molesta o no intenta restablecer la relación, lo más probable es que no esté interesada en nosotros.”

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Tambiñen recomienda algunas formas de tener actitudes divertidos en el filtreo:

Malinterpretar lo que las mujeres digan. Por ejemplo, cuando ella dice “hagámoslo” (en cualquier contexto), le decimos: “creo que estás yendo demasiado rápido”.

Buscar insinuaciones sexuales. Si ella dice que tiene frío: “hey, no te voy a abrazar”. Si dice que tiene calor, “¡Es que estás muy cerca de mí!”. Si ella dice: ¿cuantos tenés?, “¿Estamos hablando de centímetros?”

Exagerar lo que dice o hace. “Esa cartera es enorme, ¿llevas un arma?”. O si ella tiene un trago de color verde: “ese trago parece radiactivo”. Si ella dice hoy tengo el pelo horrible, “bueno yo no quería decírtelo antes” (ojo de exagerar con cuestiones corporales o con la edad).

Conectar situaciones de manera divertida con elementos de la cultura popular. Ya sean programas de tv, películas, libros, etc.

Otra buena manera para burlarse es encadenar una crítica dura (jugando) con un elogio sincero. Por ejemplo, “esos zapatos amarillos te hacen lucir como la payasita más atractiva del mundo” o, si la ves indecisa por algo, le decís: “tanta indecisión te va a traer problemas en la vida, siempre me pareciste muy inteligente”. Es una combinación de amargo-dulce. Puede generar un buen impacto y no siempre es necesario que haya una relación entre la crítica y el elogio.

3) Cierre y contacto

También del libro Seductor Infalible de Germán Muhlenberg, algunas claves para cerrar una interacción y el contacto para hacer una invitación:

“Conocimos a una chica increíble, quizás la besamos (o no), pero nos interesa volver a verla. Le pedimos entonces su número de teléfono o su contacto en facebook (o cualquier otra red social). Si realmente le interesamos nos lo va a dar sin vueltas. En mi experiencia, no hay que pensarlo demasiado ni usar ninguna excusa complicada: es simplemente pedirle su número de teléfono y pasarle el nuestro. No hay nada que ocultar. Por otra parte, a menudo se generan interrogantes tales como: ¿cuándo debería llamarla? ¿cuánto debería demorar en responderle sus mensajes? ¿cómo la invito a salir? Muchas personas se someten a reglas tales como no hablarle por una semana o demorar en responder exactamente el doble de tiempo de lo que ella tardó en hacerlo. Y realmente esto podría ser contraproducente.”

¿Insistir o seguir adelante?:”En lo personal, yo invito a salir una vez, y si ella no puede y no sugiere otro día, puedo volver a intentarlo nuevamente si pienso que realmente no podía. Si la segunda vez no es proactiva, generalmente ya no lo vuelvo a intentar. Si veo que dan muchas vueltas, no encuentro nada de malo en decirles: “Si realmente no estás interesada, decímelo y todo bien”

Una buena práctica que recomienda Mark Manson en su libro Models, consiste en mandar un mensaje de texto antes de que pasen 24hs. Algo así como: “Un gusto conocerte”. Si ella está interesada, responderá algo. Después de eso, esperar un día más y comenzar una conversación, quizás algo relacionado con el momento en que la conocimos. Yo, en general, voy directamente al grano para volverla a ver.

Muchos amigos, con experiencia en el área de la seducción, tienden a invertir más en la conversación, pero yo sólo lo hago si realmente tengo ganas. No uso facebook para levantar, sino directamente para combinar cuándo nos vemos.

Si sus respuestas tienden a ser distantes o cortadas no sirve de nada esforzarnos por mantener su atención: ese camino lleva a invertir más y probablemente quedemos como necesitados. Está la opción de bromear o flirtear con ella en el chat o teléfono, pero si vemos que no invierte demasiado, lo mejor es dejarlo de lado y seguir adelante. ”

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Más información sobre el libro “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg.en la web de la editorial Dibuks.

Más información sobre el libro de “El Juego de la Seducción” de Martín Rieznik y Mike Tabaschek

 

Levante: la clave para entender a las mujeres

Muchas veces ocurre que estando en una situación de levante no sabemos bien que acción tomar. Para aprender a leer mejor las situaciones que se nos presentan y elegir cuál es la mejor manera de actuar, utilizaremos una clasificación según el nivel de interés que observemos en las mujeres: receptiva, neutral y no receptiva.

Es interesante tener en claro estas tres categorías para saber cómo ir avanzando en cada circunstancia. Como mencionamos en el capítulo “La chica 10”, nuestras estrategias no deben modificarse según el atractivo de una mujer, pero sí según el interés que demuestre. O ¿acaso sería lógico actuar igual con una chica que está interesada en nosotros que con una que no lo está?

La mujer receptiva

Encontrarse con una mujer receptiva es probablemente lo mejor que le puede pasar a un hombre cuando desea a una mujer. Llamamos receptivas a las mujeres que responden positivamente a nuestro avance, realizando una inversión recíproca o aún mayor que la nuestra. De hecho, son aquellas mujeres que tienden a perdonar u obviar muchas de nuestras faltas, cuando realmente les gustamos. Generalmente es fácil detectar a las mujeres receptivas porque, a menos que sean extremadamente tímidas, no suelen ocultar su interés. Es esa la principal diferencia con una mujer neutral. Lamentablemente, solo un bajo porcentaje de las mujeres que conozcamos van a resultar receptivas.

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Una mujer receptiva se distingue fácilmente porque muestra una gran cantidad de indicadores de interés (IDIs). Los IDIs son signos – verbales y no verbales – que permiten medir el grado de atracción de una mujer. Pero el sólo hecho de identificar IDIs no sirve de nada si uno no actúa. Los IDIs son informativos, nos ayudan a saber en dónde estamos parados respecto a su interés. En muy raras ocasiones van a ser las mujeres quienes avancen directamente sobre nosotros. Si uno no actúa, por más que ella se sienta atraída, lo más probable es que perdamos la oportunidad. Muy pocas mujeres se mantienen receptivas durante un largo tiempo. Generalmente ocurre cuando una mujer ve a un hombre como alguien único y muy distinto a los demás, y se sienten enamoradas de él. De todas formas, son excepciones, y se dan generalmente cuando ella sabe que él no quiere avanzar.

Si una mujer receptiva detecta que la deseamos, pero no avanzamos por miedo a demostrar nuestros deseos sexuales, eventualmente nos verá como necesitados y poco atractivos, por lo que tenderá a volverse neutra o no receptiva. En muchos casos, terminan categorizando a esos hombres en “zona de amigos”.

Una queja frecuente entre las mujeres es que los hombres no captan sus señales. Ellas creen ser obvias con determinadas señales y para nosotros no lo son.

Vemos entonces cuáles son los IDIs más comunes que nos permitirán identificar a una mujer receptiva:

1.      Reinicia la conversación siempre que dejamos de hablar.

2.      Se toca constantemente el pelo (se peina para nosotros o para ver si la miramos).

3.      Nos devuelve la mirada repetidamente

4.      Nos toca o devuelve un toque.

5.      Si el contacto visual sucede a distancia, ella lo mantiene por unos segundos.

6.      Nos sonríe.

7.      Nos pide fuego, nos pregunta la hora, o de alguna forma inicia una conversación.

8.      Pregunta por nuestro nombre, edad, nacionalidad, etc.

9.      Nos hace un halago.

10.   Pregunta si tenemos novia.

La mujer neutral

Podríamos decir que una mujer es neutral cuando le gustamos un poco, pero no lo suficiente como para que invierta espontáneamente en nosotros. No nos van a rechazar pero tampoco van a avanzar recíprocamente. Tienden a ponerse en un estado más bien pasivo.

Puede que esta categoría sea la más difícil de entender para los hombres ya que generalmente tendemos a saber rápidamente si alguien nos interesa o no. Sin embargo no es del mismo modo para una mujer, ya que tiende a evaluar distintos factores para estar con alguien. Eso no significa que no puedan sentir atracción inmediatamente, sí lo hacen, pero no siempre.

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La mejor estrategia para lograr que una mujer pase de un interés neutral a uno receptivo es polarizar y tener una actitud activa sin mostrarse necesitado. Ya sea flirteando, mostrando interés sexual, invitándola a salir, etc. Si uno las deja de lado y espera a que ellas vuelvan a abrir la interacción, lo más probable es que terminen en no receptivas. Muchas de las neutrales terminan cayendo en zona de amigos. Nuestra capacidad de convertir a una neutral en receptiva determina el nivel de nuestro juego.

En este tipo de categoría puede que recibamos falsos indicadores de interés, aunque no es lo más común. Estos podrían ser para darle celos a otra persona o simplemente divertirse. Quizás ella hace un falso IDI para probarnos, pero el hecho de hacerlo ya muestra algo de interés, ya que desea saber si somos genuinos.

Lo mejor en estos casos es confiar en nuestra intuición. Si de alguna forma, uno intuye o percibe que ella siente atracción, lo más probable es que así sea. Y si dudamos, aun así conviene arriesgar: quizás el éxito depende de como lo hagamos pero de todas formas si nos rechaza, ganaremos una experiencia nueva.

La mujer no receptiva

Las mujeres no receptivas son aquellas que no están interesadas en nosotros ni disponibles para una relación romántica o sexual. No son reciprocas para invertir emocionalmente y no demuestran interés.

Una mujer puede no ser receptiva por varias razones:

1.      Uno se muestra muy necesitado o invierte demasiado en ella.

2.      Existe mucha fricción o proyección.

3.      Ella no está buscando una relación

4.      No somos su tipo de hombre.

5.      Tiene novio o está casada.

6.      Estamos en Zona de Amigos.

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Hay poco que se pueda hacer con una mujer en esta categoría. Lo mejor es dejarlas de lado y no dar más signos de interés. Si ella resulta estar realmente interesada va a reiniciar la conversación, aunque eso se da en la minoría de los casos. En situaciones como esta, cuanto más invirtamos, menores van a ser las posibilidades de éxito.

En mi juego, si ella me dice que tiene novio y no está interesada, me da igual si es verdad o me está mintiendo, la dejo de lado. Distinto es si sé que está bromeando o si me lo dice después de haber estado con ella. Si una mujer nos dice que está de novia después de estar, generalmente es porque está pidiendo discreción. Personalmente, no avanzo sobre mujeres que están en pareja, principalmente porque no me interesa arruinar una relación. Distinto es si ella avanza, si esto sucede es generalmente porque ella no está feliz en pareja. Por otro lado, si una mujer nos coloca en Zona de Amigos, diría que son pocas las posibilidades de salir de ahí.

Por tanto, si detectan que una mujer no está siendo receptiva, lo mejor es no perder tiempo: seguir adelante, hablar con la chica de al lado, o por qué no, con su hermana

* Adaptado del libro Seductor Infalible de Germán Muhlenberg con la autorización de Dibuks Ediciones. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis de la web la editorial (click aquí).

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Nuestra escala de valores

Los valores con los que nos identificamos, la identidad con la que nos definimos, nuestras prioridades en la vida, van a determinar la manera en que nos juzguemos a nosotros mismos y cómo vamos a juzgar a los demás. Por ejemplo, alguien que se valora por generar mucho dinero, medirá todo por el valor financiero. Ya sea una fiesta, un trago, unas vacaciones o una persona, todo pasará por la regla del dinero. Al mismo tiempo, si otro no lo valora, pensará que es porque está celoso, tiene envidia o se siente amenazado por su dinero. Si en cambio alguien lo valora mucho, pensará que es porque admira su poder y éxito; o quizás porque quiere conseguir algo de eso. Del mismo modo, también va a medir a las personas por cuánto ganan o cuánto gastan. Y si por algún motivo pierde su dinero y su capacidad para generarlo, eso va a producir un desmoronamiento de su propia identidad.

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De hecho tendemos a estar en pareja con personas que se identifican con nuestros valores y usan una métrica similar para los suyos. Quien se mide por la cantidad de dinero que hace, va a creer que las mujeres lo valoran por eso. Así que es probable que termine con mujeres que valoran su manera de hacer dinero… y probablemente también su dinero.

Igual será si alguien se identifica con su belleza y atractivo, sentirá que los demás lo aprecian o desprecian por esa cualidad. Si consigue una entrevista de trabajo, si le dan entradas para una fiesta o despierta interés en alguien, pensará que se debe a su apariencia. O, en caso de que esa persona se juzgue a sí misma poco atractiva, podrá pensar que la falta de éxito en algo se debe sólo a eso. ¿Cuántos hombres creen ser feos y piensan que son rechazados por esa razón?

Si alguien se siente “un perdedor” va a medir todo en términos de ese status social. Si no consiguió el trabajo es porque no se lo merecía, si nadie se ríe de sus chistes, piensa que es porque todos saben que no es exitoso. Por el contrario, si es valorado por alguien, pensará que es porque aun no se dio cuenta de cómo es realmente (un “perdedor”).

 

Y lo mismo ocurre con diversas formas de valorar y medir lo que nos ocurre:

Quien mida la vida solo por el desarrollo espiritual, va a creer que todos deberían encontrar la salvación a través de la espiritualidad. Probablemente pensará que aquellos que prefieran ir a fiestas y consumir alcohol todos los fines de semana están yendo por el camino equivocado.

En cambio, quien mida la vida sólo por las fiestas y la popularidad, va a juzgar a los demás por las fiestas en las que estuvieron y por lo divertidos que son. Probablemente pensará que aquellos que prefieren quedarse los fines de semana viendo una película son muy aburridos.

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Si medimos la vida  por cantidad de viajes, entonces vamos a medir a los demás por la cantidad de lugares que hayan visitado. Aquellos que prefieran quedarse en su ciudad, y vivir su rutina de siempre, van a ser juzgados como ignorantes o sin ambiciones.

O si medimos la vida por la familia y las relaciones. Entonces vamos a medir a los demás por lo cercanos que son a su familia o la cantidad de amigos que tengan. Aquellos que prefieran realizar largos viajes, podrán ser juzgados como ingratos por pasar tanto tiempo lejos de sus seres queridos.

Quienes creen que todos son unos incompetentes, envidiosos, idiotas o raros, van a medirse a sí mismos de la misma forma. Aunque no lo reconozcan. O, en contra de la percepción general sobre los egoístas: cuanto menos una persona se preocupa por los demás, menos se preocupa por sí misma. O aquellos que son crueles con los demás; seguro también lo están siendo consigo mismos. Es por eso que el poder querer y apreciar al resto de manera auténtica empieza por uno mismo. Aquel que tiene un verdadero aprecio por sí mismo, lo tendrá también por los demás, ya que los juzgará del mismo modo.

* Adaptado del libro Seductor Infalible de Germán Muhlenberg con la autorización de Dibuks Ediciones. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis de la web la editorial (click aquí).

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Levante: Qué decir y cómo decirlo

Los estudios científicos sobre la seducción, que vienen desarrollándose en todo el mundo desde 1960, muestran claramente que no importa tanto lo que un hombre le dice a una mujer, sino cómo lo hace. No se trata entonces de encontrar la frase perfecta o las palabras mágicas, sino de entender todo lo que transmitimos más allá de las palabras.

Podemos pensarlo de esta forma: ni el mejor cuento de Borges ni la mejor obra de Shakespeare conseguirían nuestra atención si estuvieran impresas sobre papel de diario con tinta amarillo. O tal vez llamarían nuestra atención, pero no nos darían ganas de seguir leyendo. Lo mismo ocurre en la seducción.

En el libro “El Juego de la Seducción”, de Martín Rieznik y Mike Tabaschek, todo eso que decimos más allá de las palabras se denomina delivery. El término en inglés proviene de los primeros estudios de seducción realizados en Estados Unidos pero si pensamos en comida, seguro veamos claramente la importancia de un buen delivery.

Estos son los tres elementos principales según los autores del libro:

La expresión facial

No hay razón para no pasarla bien si estamos en una situación social. La sonrisa lo es todo en el lenguaje gestual. Por otra parte, si queremos ser parte de un grupo y que éste desee lo mismo respecto de nosotros, debemos aportar emociones positivas. Si sus integrantes se están divirtiendo y nosotros llegamos con una expresión seria, lo más probable es que quieran expulsarnos elegantemente, porque les estaremos bajando la energía. La regla general es sonreír e integrarse a los grupos, siempre con un nivel de energía levemente más alto que el de ellos. Si el grupo está sentado hablando tranquilamente, no podemos entrar saltando y bailando porque chocaríamos con su estado anímico. En ese caso, bastará con una leve sonrisa y un hablar pausado. Si ellos están riendo, sacándose fotos o bailando, podremos interactuar más enérgicamente. En cualquier situación, siempre recibiremos mejor atención si sonreímos y nuestro rostro transmite alegría.

La mirada

La mayor parte de los hombres intenta hacer contacto visual con las mujeres lindas y, cuando ellas le devuelven la mirada, dirigen la suya hacia otro lado. Aunque esto funcione en las películas, en la vida real lo mejor es hacer todo lo contrario. Procurar permanentemente establecer contacto visual transmite la impresión de que estamos aburridos y buscamos algo mejor para hacer. Si estamos con amigos, ¿por qué procuramos encontrar otra mirada en lugar de fijarla en ellos?

La regla es que primero tenemos que pasarla bien nosotros y luego podremos proporcionarles buenos momentos a otros.

Si estamos disfrutando de un momento con alguien, miraremos a esa persona a los ojos. Si no la miramos, es porque no nos importa lo que dice. Y si nos dedicamos a mirar a otras personas, es que lo que estamos haciendo en ese momento no nos divierte. Y nadie quiere hablar con alguien aburrido. No busquemos intencionadamente contacto visual con mujeres aún desconocidas: disfrutemos de la actividad presente. Cuando estemos con amigos, debemos hablar frente a frente con ellos. Así lo hacen las mujeres: si charlan con una amiga, la están mirando a ella. Y, cuando queramos, podemos hablar con un grupo nuevo, pero sin haber estado observándolo previamente durante algunos minutos.

Por supuesto, cuando iniciemos interacción con una persona o un grupo debemos buscar contacto visual. Si hablamos con un conjunto de personas, debemos mirarlas a todas alternativamente. Si no, alguien puede sentirse excluido, por lo que es probable que intente expulsarnos o que el grupo se retire. O, en el mejor de los casos, la interacción decaerá porque no todos se sienten a gusto. Por eso, al acercarnos a un grupo debemos tratar de integrar a todos con la mirada desde el primer momento; es una señal de respeto y atención.

El lenguaje corporal

El elemento principal a considerar es si el lenguaje corporal es abierto o cerrado a la interacción. Todos los cruces, sean de brazos o de piernas, suelen transmitir un lenguaje corporal cerrado. Esto es instintivo y representa un símbolo de defensa: cuando nos cruzamos de brazos, inconscientemente intentamos proteger nuestros órganos vitales (corazón, pulmones, etc.); cuando cruzamos las piernas, procuramos resguardar nuestro órgano de reproducción. Por lo tanto, es necesario evitar cruzar las extremidades si participamos de una interacción que nos resulta agradable, ya que a veces lo hacemos sin darnos cuenta, por reflejo o por cansancio, y transmitimos una señal confusa a los demás.

Llevarse las manos a los bolsillos tampoco es una buena opción, pues da la impresión de que ocultamos algo. En todo caso, debemos dejar los pulgares afuera o bien colgados de ellos, con el resto de los dedos a la vista.

Por otra parte, si bebemos algo es importante cuidar de no sostener el vaso a la altura del pecho o cerca de la boca, como suele hacer la mayor parte de la gente. De ese modo, mostramos más interés por la bebida que por la persona que tenemos frente a nosotros. Simplemente, sostendremos el trago junto a la cadera y lo llevaremos a la boca sólo cuando deseemos beber, regresándolo de inmediato al lugar apropiado.

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* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.

Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

5 técnicas de levante para un sábado a la noche

Hoy compartimos con nuestros lectores 5 técnicas que la ciencia de la seducción tiene bien estudiadas y que han sido comprobadas por miles de hombres en todo el mundo. Están basadas en el manual de seducción “El Juego de la Seducción. Todo lo un hombre deber sobre las mujeres”, un verdadero éxito de ventas en Latinoamérica y España.

Como en cualquier técnica, la práctica hace al maestro pero son fáciles de poner en práctica hoy mismo:

1. La Falsa Limitación Temporal

Muchas veces nos acercamos a una chica, o a un grupo de chicas, y antes de que podamos llegar a completar la primera oración somos rechazados. ¿Qué ocurre? ¿Acaso a estas chicas no les gusta que les hablen?

No, lo que pasa es que probablemente antes que nos nosotros ya se hayan acercado unos cuantos pesados y prefieren ahorrarse la incomodidad. Es lo que llamamos el “filtro de protección” de las mujeres. Para “hackear” este filtro usamos la Falsa Limitación Temporal o FLT, que consiste en empezar la conversación dando a entender que estamos de paso y no vamos a quedarnos mucho tiempo. En su forma más simple, significa empezar la charla diciendo “Chicas, me estoy yendo pero antes quisiera preguntarles…” o “Chicas, tengo un minuto…¿qué piensan de…?

Para poner en práctica en cualquier bar, fiesta o ambiente social. No falla.

2. El precalentamiento

Muchos de ustedes podrán poner en práctica directamente la técnica numero 1. Pero hay noches en las que cuesta largarse a encarar y en esos casos recomendamos esta técnica que consiste en empezar algunas charlas que no nos importen demasiado para entrar en un modo más social. Puede ser con la camarera del bar o cualquier chica que no nos resulte demasiado atractiva. Esta técnica es muy efectiva para atravesar la barrera de la timidez y lograr una mejor comunicación con las chicas que nos resulten verdaderamente atractivas.

Los atletas, los músicos y los actores hacen precalentamiento. Los buenos seductores también.

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3. No encarar al objetivo directamente.

Esta técnica puede resultarnos un poco en contra de la intuición pero ponerla en práctica vale oro. Si la chica que nos gusta está con sus amigas, lo más efectivo es acercarnos y hablarle primero a una de sus amigas.

Muchos hombres esperan a que su objetivo tenga ganas de ir al baño para encararla. Esta forma de actuar no suele tener éxito. En primer lugar, una mujer apurada por ir al baño tiene muy pocas ganas de hablar. En segundo lugar, es probable que se siente indefensa y prefiera volver con sus amigas. ¿Qué hacemos entonces?

Cuando nuestro objetivo se va al baño (o a comprar un trago), nos acercamos a su grupo de amigas y arrancamos la conversación. Cuando vuelva, ya nos verá como parte de su círculo social.

4. No compitas con tus amigos

Muchas veces encaramos a un grupo de chicas y después se suma algún amigo. Las mujeres suelen en esos casos jugar a ponernos en contra con frases como “Tu amigo es un chamuyero, ¿no?”. A veces caemos en la trampa, pero la experiencia muestra que la lealtad a los amigos paga mucho mejor que darle la razón a las chicas.

Un regla fundamental: el que encara al grupo tiene prioridad para avanzar. Si entramos después, debemos ayudarlo a conquistar su objetivo. Ya habrá muchas oportunidades de devolvernos el favor.

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5. Disimular el interés al comenzar la interacción

Si comenzamos una conversación mostrando demasiado interés vamos a parecer muy necesitados o a poner a las mujeres en una situación incómoda. En la mayoría de los casos, es mejor evitar al principio las alusiones sexuales y las confesiones íntimas. Es mucho más efectivo empezar una conversación con temas de “interés general” como:

-”¿Quién miente más, los hombres o las mujeres?”

-”¿Qué puedo regalarle a mi sobrina que cumple 15?”

O incluso con alguna frase un poco absurda pero divertida como “Me encanta tu ojo izquierdo” o “Pestañeás muy seguido”. Estas funcionan mucho mejor que cualquier intento desesperado como “Me quiero casar con vos” o “Te haría de todo”.

Aprovechan este fin de semana y prueben. Después nos comentan en el blog.

EL juego de la Seduccion WEB

* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.

Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

 

Seducción en la era del feminismo

*Por Germán Muhlenberg

En 1950, en cualquier país de occidente, tener un buen trabajo era suficiente para demostrar ser un hombre independiente y exitoso. Si te gustaba o no era irrelevante, y generalmente era suficiente para conquistar a una mujer, sobre todo si tenías un auto. Paralelamente, las mujeres solían ser más tolerantes con algunos hábitos masculinos, ya que el hombre era quien llevaba el dinero a la casa.

La lucha de las mujeres por conquistar sus derechos de estudiar, trabajar y desarrollarse profesionalmente, cambió por completo el panorama. En la actualidad, muchas mujeres son independientes económicamente y hay matrimonios en los cuales la mujer es el sostén principal.

Para un hombre, hoy en día, tener un trabajo cualquiera no es suficiente para definir su independencia e identidad. Muchos odian su trabajo y lo hacen solo por seguridad económica, rodeados de gente que desprecian. Se dirigen diariamente a un empleo que no los define como hombres. Al mismo tiempo, se relacionan con mujeres que tal vez ganan más dinero que ellos y no tienen la misma tolerancia que la que podían llegar a tener las mujeres de los ‘50.

Esto da como resultado una generación de hombres que tienen un empleo pero no terminan de encontrar su masculinidad. Con baja autoestima y problemas emocionales. Que no pueden conseguir una cita y se obsesionan con el sexo y la pornografía. Son económicamente independientes, pero emocionalmente casi como niños.

Al no poder definir su identidad, son manejados por sus emociones y caprichos sin saber realmente lo que quieren. Individuos a quienes siempre les dijeron lo que tenían que hacer y qué era lo más seguro. Hombres con una gran inestabilidad emocional, que culpan a los demás por sus acciones y emociones. Hombres que llenan su vacío con comida o con bienes materiales como un auto de lujo que sólo es un juguete para impresionar a los demás. Personalidades moldeadas por una crianza caracterizada por la abundancia de cosas materiales (juguetes, regalos, televisión, etc.) pero poca presencia afectiva. Nos encontramos con hombres y mujeres intelectualmente muy desarrollados, pero emocionalmente muy inseguros.

Así como evolucionó la sociedad y el mundo, los hombres – tal como eran antes – parecerían ya no ser necesarios. Por eso se ven enfrentados a definir un nuevo concepto de masculinidad. ¿Es Justin Bieber el mejor ejemplo para las próximas generaciones?

De ahí que es importante entender que en nuestra época se está definiendo un nuevo concepto de independencia emocional. A lo largo de la historia humana, los hombres han tenido siempre más claro su función y su camino. Hoy en día ya no se necesitan tantos cazadores, ni guerreros, ni siquiera en muchos casos la figura clásica de aquél que genera riquezas, entonces ¿qué nos va a definir como hombres? ¿Cómo conseguimos nuestra independencia emocional?

 

* Adaptado del libro Seductor Infalible de Germán Muhlenberg con la autorización de Dibuks Ediciones. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis de la web la editorial (click aquí).

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Seducción a puro coraje

Un padre da su vida para salvar a su familia en un incendio. Un grupo de soldados en la segunda guerra dan su vida por una posición clave. Todos mueren pero salvan miles de compañeros. En China, un hombre con dos bolsas de compra, se coloca delante de una fila de tanques. Los tanques se detienen. Un joven vive secretamente enamorado de su mejor amiga, nunca se lo dice, ¿y?…

Por estadística, cuanto mayor sea el número de mujeres a las que nos acerquemos, mejores serán los resultados y  la cantidad de mujeres con las que estaremos. Desde ya, de nuestro nivel de juego dependerán también las oportunidades que tengamos en cada interacción.

Hay hombres que han construido imperios empresariales, ido a la guerra, practicado deportes violentos, escalado montañas, escrito novelas y, sin embargo, la mera visión de una mujer con un vestido sexy vuelve a sus corazones y mentes temblorosas.

Como afirmaba P. Hayes, “Coraje es hacer aquello a lo que le temes. No puede haber coraje sin miedo”. A todos nos pasa que antes de acercarnos a una mujer sentimos algo de ansiedad. Como ya mencionamos, esto se da por cuestiones evolutivas: en la prehistoria acercarte a una de las 15 mujeres de la tribu y fracasar significaba un gran riesgo. Hoy en día, lo más probable es que jamás volvamos a ver a esa mujer atractiva con la que hablamos… al menos que despierte junto a nosotros a la mañana siguiente. La ansiedad a la aproximación comienza a ser un problema cuando su magnitud es desproporcionada y nos impide actuar.

Acercarse a una mujer genera nerviosismo por nuestro miedo al rechazo. Cuanto más miedo a ser rechazados, más ansiedad experimentamos. Por contraparte, cuanto más coraje o valor tengamos, menos sentiremos la ansiedad, ya que se verá contrastada.

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La ansiedad puede ser crónica, ya sea por genética o por el ambiente familiar en el que crecimos. Por ejemplo si nuestro padre era ansioso socialmente y aprendimos a relacionarnos viéndolo interactuar. O también puede generarse por un trauma que hayamos experimentado en la vida. Uso el término trauma con un sentido amplio. No necesariamente tiene que ser un hecho de la niñez, sino que también puede darse de jóvenes. Si salimos a bares nocturnos sin mucha experiencia y en nuestras primeras interacciones recibimos rechazos muy fuertes, pueden dejarnos una marca. Las ansiedades no son nada pasajeras y casi todos experimentamos algún tipo de ansiedad por más leve que esta sea. Tal vez sea una marca que llevemos para toda la vida, tal vez sea parte de nosotros. Pero tranquilos,  lo cierto es que podemos llevarlas a un punto tal que su efecto sea mínimo. Si tomamos a la ansiedad como un hábito en respuesta a una situación (me ocurre cuando tengo que acercarme a una mujer) lo que se puede hacer es crear un nuevo hábito más positivo, desensibilizándonos progresivamente a la exposición ante eso que nos da miedo. De esa forma podremos construir una base sólida de confianza en nuestra capacidad para manejar la situación.

Ronit Hertzfeld tiene una frase que resume muy bien la actitud que debemos tener: “El coraje no es la ausencia de miedo. Es ver la posibilidad de que lo peor ocurra, y hacer lo que hay que hacer de todos modos”. Muchas veces la mejor manera es comenzar con metas pequeñas. Por ejemplo, si nos da miedo hablar con una mujer atractiva, podemos comenzar acercándonos y preguntándole la hora nada más. Y así, a medida que nos vayamos sintiendo más cómodos, podremos ir avanzando en las interacciones.

Algo fundamental en esto es poder reconocer cuando nos engañamos a nosotros mismos o metemos excusas. Cuando sentimos una gran cantidad de ansiedad, nuestra mente inconsciente tiene todo un arsenal de mecanismos de defensas psicológicos para justificar nuestros miedos. Existen muchos de estos mecanismos de defensa: culpar a otros, decir que sentimos apatía, racionalizar excusas, enojarse o ponerse a la defensiva.

Veamos algunos casos muy comunes:

Aquél que lee unos cuantos libros sobre seducción y cuando tiene la oportunidad de hablarle a una chica piensa: “todavía no estoy listo, debería leer alguno más”.

El que va a una fiesta, ve a una chica atractiva, comienza a sentirse nervioso y entonces decide mostrarse apático, convenciéndose a sí mismo de que fue allí sólo para tomar algo y estar con sus amigos, cuando en realidad fue para conocer nuevas mujeres.

Ser rechazado y decir “son todas iguales” o “son todas unas histéricas”.

 

¿Nunca les pasó de utilizar reiteradamente una excusa para no hacer algo y que de repente esa excusa pierda importancia cuando realmente deciden hacerlo? Entonces, ¿cuál era la verdadera razón por la que antes nos excusábamos?

Es simple. Por no ser sinceros con nosotros mismos. Hoy en día todo el mundo habla de lo importante que es “mostrarse” siempre feliz, de que todo tiene que ser divertido: los libros que leemos, las películas que vemos, las conversaciones que tenemos. Y si no, no somos “cool”. Es como si estar enojado fuese algo malo; hay que ser siempre positivos y está “todo bien”. Debemos estar siempre de fiesta como puede verse en las publicidades de tv.

Y no me mal interpreten, no es que esté en contra de estar realmente bien y ser alguien positivo. El punto recae en aceptar cómo uno realmente se siente; poder reconocerse y de ahí hacer el cambio. No negar como nos sentimos, ser sinceros principalmente con nosotros mismos. La vida es un conjunto de emociones que se contrastan. Como decía en la película Vanilla Sky: “Sin lo amargo lo dulce no es tan dulce”. No existen emociones positivas o negativas como tal, las emociones son como un tablero electrónico que avisan que algo nos pasa, y debemos aprender a lidiar con ellas, a reconocerlas. Obviar esas emociones es lo que es perjudicial. Es como si el tablero del auto nos avisara que nos queda poco combustible y lo ignoráramos. No es algo malo que sepas que te estás quedando sin nafta, pero si lo ignoramos generará una consecuencia, en este caso que no funcione el auto.

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Si estoy enojado está perfecto, es una emoción y no es negativa, simplemente nos está mostrando un síntoma de que algo nos pasa. El problema es no saber porque estamos enojados y estar siempre enojados.

Si estoy enojado y actúo como que no lo estoy, lo más seguro es que me sienta más enojado. Si reconozco como me siento, lo más probable es que sea más fácil sentirme mejor, en lugar de intentar resistirme y esconderlo.

Lo mismo ocurre con los miedos. Si sentimos miedo, lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y actuar en base a eso.

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* Adaptado especialmente para INFOBAE.COM del libro Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva, del escritor Germán Muhlenberg.  Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

La personalidad de un hombre seductor (II)

Hoy continuamos el artículo sobre las características que definen una personalidad atractiva en general y, en particular, frente a las mujeres. Para entender mejor como influyen nuestras emociones en el juego de la seducción, compartimos un fragmento del libro Seductor Infalible, de Germán Muhlenberg:

“Otro elemento qué determina el comportamiento y el atractivo de una persona, es su necesidad emocional. Como sostiene Mark Manson en su libro Models, el atractivo de un hombre es inversamente proporcional a su necesidad emocional. Las personas con una alta necesidad emocional suelen ser menos atractivas e invierten emocionalmente en los demás mucho más de lo que los demás invierten en ellas. Priorizan la percepción de otras personas sobre la suya. Buscan la aceptación de los demás por sobre la de sí mismos.

Las mujeres, por lo general, son atraídas por hombres que invierten igual o menos de lo que ellas lo hacen. Lo cual es bueno, porque de algún modo significa que cuanto menos nos esforcemos, mayor éxito tendremos. Hay una frase que dice: “Do less, no more” (haz menos, no más). Cuando hablamos de invertir, nos referimos a cuánto uno se sacrifica o modifica sus sentimientos para agradar al otro. Un error clásico en la seducción es realizar acciones exageradas para impresionar a una mujer como comprar flores, bombones, pagar restaurants lujosos o pasarlas a buscar para estar con ellas. Detrás de este tipo de comportamiento se esconde la creencia de que a las mujeres hay que comprarlas, invertir más para que estén interesadas.

Una actitud necesitada suele ser percibida por los demás. No sólo por las mujeres. Es un hecho que tener una actitud necesitada es desfavorable para una entrevista de trabajo, una negociación o cualquier interacción social. Una actitud necesitada hace que los demás se pregunten por qué estamos tan desesperados por obtener algo. Quien actúa de manera necesitada frente a una mujer, hace que ella se pregunte: ¿por qué actúa de esta manera? Si me da tanta importancia desde el primer momento… ¿es porque soy una de sus pocas opciones? ¿O quizás la única? Y… ¿por qué no tendrá otras mujeres?.

Piensen en esto: cómo actuaríamos con una mujer si fuera nuestra única opción y cómo actuaríamos frente a esa misma mujer después de haber estado con tres mujeres ese mismo día. Cómo actuaríamos en una entrevista de trabajo si hace seis meses que estamos desocupados y cómo actuaríamos si cada semana nos ofrecen cinco ofertas diferentes.

Una actitud que me gusta proyectar es demostrarles a ellas que pueden irse cuando quieran. No intento retenerlas hablando de más, o acercándome si se alejan. Muchas veces cuando veo que se muestran apuradas o que se van, me quedo en mi lugar y sigo hablando con la misma intensidad que cuando estaban cerca. Otra forma es hacer espejo, si ellas se muestra apuradas o que se van, hago lo mismo.

Una noche estaba sentado en una discoteca hablando con una chica. La consideraba la mas atractiva del lugar. Ella tenía veinte años, jugaba hockey y tenia un aire a haber sido la más popular de su clase. Se llamaba Micaela. Aun no la había besado cuando se acercó un amigo mío y me regaló un trago. Lo sumé a la conversación y él le pidió a Micaela que le presentara sus amigas. Ella se levantó y fue a buscarlas. Cuando vimos que ella se alejaba, mi amigo reaccionó y me dijo: “¡Uh, perdonáme! Hice que se fuera”. A lo que respondí: “¡Todo bien! Si se quiso ir, no hay problema. Si vuelve, será porque le intereso”… y ella volvió. Les aseguro que si no hubiera tenido una actitud abierta hacia ella (de que podía irse cuando quisiera), si hubiera mostrado que me daba miedo perderla, habría jugado en mi contra. Mi postura fue: “yo no puedo obligarla a nada que ella no quiera. Y si ella realmente no quiere, no me interesa”.

Por eso, es importante ser consientes cuando estamos actuando frente a alguien de manera necesitada; si realmente actuamos de una forma autentica o es una manera desesperada de buscar aprobación.

Como en muchas artes, en la seducción menos es más. Hacer cualquier cosa para impresionar a una chica es de necesitado, ya sea pensar con antelación lo que uno le va a decir, tratar de armar una cita perfecta, comprarla con flores, una cena, etc. Por eso, mientras más te convenzas de que no necesitás hacer nada especial para ganártela, mejor te posicionarás como un tipo de alto valor y no necesitado.

Esto no quiere decir que uno no pueda hacer un regalo o incluso comprarle flores a una mujer, pero solo debe ser hecho si surge desde un deseo propio y desinteresado, no esperando obtener su aprobación. Esto explica muy bien porque aquellos hombres que dan todo por una mujer, sin que ellas demuestren interés, tienden a fracasar en el objetivo de atraerlas, a pesar de que ellas digan que les pareció una “linda actitud”. Por otro lado aquellos que no demuestran un excesivo interés o esfuerzo, tienden a tener una tasa de éxito mucho mayor.

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* Adaptado especialmente para INFOBAE.COM del libro Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva, del escritor Germán Muhlenberg.  Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

Sábado a la noche: cómo encarar con éxito

Se acerca el fin de semana y ya vamos planificando la salida nocturna con esperanzas de volver a casa bien acompañados. Terminar la noche con una linda señorita y no comiendo una hamburguesa, medio borrachos, con esos dos amigos de siempre que comparten el sentimiento: igual de borrachos, igual de insatisfechos.

Apenas salimos de casa, parecería fácil de conseguir: vemos a las chicas vestidas para matar y quién puede dudar de que ellas tienen el mismo objetivo. Debería ser simple: la miro, me mira; me gusta, le gusto. Vamos. Para algunos afortunados es siempre así de sencillo y realmente les cuesta entender cuando un amigo menos exitoso en el asunto pregunta: “¿Cómo hacés?”. Lo mas probable es que su respuesta sea corta y no aporte demasiado: “Voy, encaro y listo”. La científicos de la seducción los llaman “seductores naturales”. Hacen las cosas bien, pero no saben muy bien cómo ni porqué. Simplemente les sale espontáneamente. Por mucho que intenten explicarlo, les costará encontrar la clave que ayude a su buen amigo ya que nunca tuvieron necesidad de pensar en el asunto. Para ellos, nunca fue un problema.

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Alguno pensará que se trata de la “facha” o de la billetera, pero todos sabemos que la realidad nos muestra otra cosa. Por un lado, está el que no salió muy beneficiado físicamente pero que con las mujeres la rompe. Y al mismo tiempo, hay miles de hombres que aún teniendo un atractivo físico más que aceptable y una buena situación económica, fracasan a la hora de la seducción. Quizás terminan levantando una chica que los encara, pero rara vez son ellos los que deciden con quién quieren irse y cuándo. Están entregados a la suerte y el resultado de esas pequeñas victorias no suele tener el mismo sabor que un encare directo a la mujer que uno quiere.

Una buena parte de la ciencia de la seducción se basa en la observación del comportamiento de los “naturales”. Veamos entonces qué es lo que hacen los más beneficiados por la lotería de la naturaleza, incluso sin saber que lo están haciendo:

1) No fichar. No establecer contacto visual con la mujer que nos gusta antes de iniciar la conversación. Si se produjo, es momento de abrir la interacción. Entrar en el juego de las miradas puede parecer muy romántico pero en el 90% de los casos, no conduce a nada. Genera mucha ansiedad en el hombre mientras que se pregunta mentalmente cuál es la frase perfecta para empezar la conversación, cuál es el mejor momento, si estará sola o acompañada, etc. Lo mejor actuar rápido y sin darle de demasiadas vueltas: la vemos, nos gusto, le hablamos.

2) La frase perfecta no existe. Esto es importante entenderlo de una vez y para siempre: la frases perfectas existen sólo en las películas románticas. En la vida real, la mayoría de las conversaciones empiezan por cualquier lado y con cualquier estupidez. La mayoría de las personas después ni siquiera recuerda qué fue lo primero que dijeron. Perder tiempo pensando una frase ingeniosa, solo conduce a aumentar exponencialmente la ansiedad y el miedo al rechazo. Cuando la frase, aparece la chicas ya se fue. Y aunque logremos ir y decirla, nunca vamos a recibir la respuesta esperada. De nuevo, eso sólo funciona en las películas. Con todo, existen algunas frases conocidas como openers (o abridores) que pueden servir al principio como ejemplo y las explicamos con detalle en nuestro manual pero a modo de resumen se trata de utilizar alguna pregunta sobre la cuál las mujeres generalmente se mueren de ganas de opinar como “¿Quién miente más las mujeres o los hombres?”. Estas frases pueden ser muy efectivas al principio pero a medida que uno va perdiendo el miedo lo mejor suele ser actuar espontáneamente.

3) Precalentamiento. Si tu problema es la timidez o te cuesta iniciar una conversación, difícilmente lo logres cuando veas a esa chica que te parece la más linda del lugar si estuviste callado la última hora y media. Por eso, es muy interesante empezar conversaciones con grupos o mujeres que no nos interesan demasiado para entrar en un estado más “hablador”. Con frecuencia, en este tipo de ejercicio terminamos conociendo gente muy interesante pero es importante que lo hagamos sin ninguna expectativa. Puede ser incluso una breve conversación con la camarera del lugar o incluso con cualquier persona que este en la barra. Lo importante es entrar un modo más proclive a socializar.

4) No tomarse nada como algo personal. Aún cuando empecemos una conversación con la mejor onda, es posible que recibamos una respuesta fría y desagradable. O aún peor: muchas veces no recibimos ninguna respuesta. En estos casos, es mejor no prestarle demasiada atención y pensar que seguramente tuvo un mal día, se sentía mal o simplemente no nos escucho. Indignarse no ayuda en nada y nos predispone mal a iniciar otras interacciones. Si la cosa no camina, seguimos adelante con otro grupo.

5) Atracción no es lo mismo que aprobación. Más aún, suele ser exactamente lo contrario. Iniciar una conversación con chica y buscar su aprobación en todo lo que decimos y hacemos es el camino al fracaso o tal vez a una linda amistad. Pero muy pocas veces conduce a la cama. En la mayoría de los casos, para generar atracción es necesario lo que German Muhlenberg, autor del libro Seductor Infalible,  llama “polarización”. No se trata de llevarle la contra ni de discutir todo acaloradamente, pero sí de saber que las mujeres valoran que un hombre tenga opiniones propias y las defienda. No tiene porqué gustarnos la misma música, las mismas películas ni debemos tener las mismas ideas. Un buen porcentaje de la atracción se genera justamente en el contacto de dos energías diferentes.

Y por último… de nada sirve leer libros de seducción, por buenos o divertidos que sean, si después no salimos a poner la cuestión en práctica:

La práctica hace al maestro y de paso, por qué no, podemos intentar divertirnos un poco!

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* Artículo basado en el libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks.

Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.

 

¿En qué consiste la ciencia de la seducción?

Si le preguntamos a nuestros padres, tíos o abuelos qué leyeron sobre la ciencia de la seducción, lo más probable es que recibamos una buena carcajada como respuesta. Indudablemente, hay muy pocas posibilidades de que alguno de ellos hayan tomado contacto con este tipo de literatura y hay una razón muy simple para explicarlo: hace 30 0 40 años, cerca del 90% de los adultos ya estaban casados al cumplir los 30 años de edad. Aunque hoy parezca difícil creerlo, las relaciones sexuales antes del matrimonio no eran tan comunes y, por ende, la necesidad de seducir en muchos casos se reducía al mínimo indispensable: una sola vez y para toda la vida.

Aún cuando muchos todavía valoramos esas relaciones largas y duraderas cuando las vemas, es innegable que hoy en día el panorama ha cambiado mucho. Un gran porcentaje de hombres y mujeres elijen postergar los compromisos del matrimonio y la formación de una familia para después de los 30. En su libro “El Juego de la Seducción”, Rieznik y Tabaschek se refieren de este modo a las consecuencias de la llamada revolución femenina:

“Los hombres debimos enfrentar los vientos de cambio de la llamada “revolución sexual”. Ya no era más necesario pedir la mano de la doncella, pero en cambio dependíamos enteramente de nuestra habilidad de atraer. Las reglas de este nuevo juego crearon una competencia feroz entre los hombres: ya no éramos los únicos predadores en la selva. Por supuesto, como sucede con toda habilidad, algunos contaban con más facilidad natural que otros. Pero el desconocimiento y la intuición siguieron siendo la norma. Hombres y mujeres sin acceso a ninguna clase de información acerca de qué hacer, cómo y en qué momento.”

Tal vez no casualmente, fue los años 70 que surgieron las primeras investigaciones científicas al respecto. Biólogos, sociólogos o psicólogos que comenzaron a estudiar cómo se produce el proceso de atracción entre hombres y mujeres. Pero fue necesaria la llegada de internet para que ese conocimiento científico entrara en contacto con la realidad más concreta de las personas. Leemos en “El Juego de la Seducción”:

“Esta revolución llegaría en los años 90, de la mano de la era cibernética, la world wide web e Internet. De este enorme conjunto de hombres frente a una computadora surgirían los primeros foros acerca de estrategias y técnicas de seducción. Eran foros secretos, de difícil acceso, que además requerían alguna clase de invitación de terceros. Sin embargo, de estos sitios brotaría por primera vez en la historia de la humanidad un espacio masculino inédito. Uno en el que los hombres comenzaron a hacer algo que las mujeres practican desde hace decenas de miles de años: ellos empezaron a intercambiar técnicas y consejos sobre cómo seducir. “

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Fue en ese ámbito que se gestaron los primeros manuales de seducción como el Mistery Method,The Game, entre otros. En nuestra región, los pioneros fueron los ya mencionados Rieznik Y Tabaschek quienes publicaron “El Juego de la seducción. Todo que lo un hombre debe saber las mujeres”, libro que rápidamente se transformo en un best-seller en toda Latinoamérica. Estos libros reunieron por primera vez ese conocimiento sobre técnicas, conceptos y estrategias que se encontraba dispersa en los foros.

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Como era de esperarse, no pasó mucho tiempo hasta que se generara la polémica: “las mujeres no somos todas iguales”, “usar técnicas de seducción no es ser auténtico”. En este caso, encontraremos una buena respuesta en el recientemente publicado “Seductor Infalible” de Germán Muhlenberg:

“A partir de la publicación de los primeros libros sobre seducción, la utilización de técnicas para conquistar mujeres, y su aprendizaje, han despertado muchas críticas y polémicas. Uno de los cuestionamientos más frecuente sostiene que el hecho de utilizar un método implicaría afirmar que todas las mujeres son iguales. La respuesta ae este tipo de observación es simple: cualquier estudio social se basa en la observación de patrones de comportamiento que se repiten en diferentes personas. En definitiva, que exista la psicología no significa que todos tengamos los mismos pensamientos y emociones. Lo mismo ocurre con la seducción. Independientemente del sexo, no existen dos personas iguales, sino ciertas características comportamentales que se manifiestan en la mayoría de las personas”.

 

*Descarga gratis los primeros capítulos de “El Juego de la Seducción” en la web de la editorial.