Como ocurrió alguna vez en los mundiales de Italia ‘34 y Argentina ‘78, o en los Juegos Olímpicos de 1936, en julio de 1969 el deporte volvió a ser utilizado por dirigentes políticos y militares con fines espurios. Honduras y El Salvador llevaban años de tirante relación, hasta que la eliminatoria para la Copa del Mundo de México ’70 se transformó en la excusa perfecta para comenzar un conflicto bélico.