Alain Delon es para los franceses lo que para nosotros Maradona (y ahora también Messi): el compatriota al que, de Tokio a Los Ángeles, de Buenos Aires a Moscú, todo el mundo conoce. Y, sin embargo, el “James Dean francés” no goza en su patria del mismo reconocimiento que tiene en el exterior. Tal vez porque nadie es profeta en su tierra. O quizá porque a Delon jamás le interesó mostrarse políticamente correcto…