Quasi Modo. Cuasimodo. Así como. A modo de…
El personaje de la novela Nuestra Señora de París de Víctor Hugo recibió su despectivo nombre para señalar que su maltrecha figura semejaba la de un hombre, pero sin tenerla.
Desgraciado y solitario, ya desde su nombre, Cuasimodo estaba destinado solo a parecer, a ser un ”casi” permanente y un remedo. Confinado en su sordera, desde el campanario de Nuestra Señora hacía sonar las campanas cuyo tañido jamás escucharía.
Ser casi como. Ser un apenas. Ser una figuración.
Lamentablemente, percibo que nuestra actividad política se ha transformado en un campanero sordo especialista en mímica. Continuar leyendo