Argentina. Puerto Madryn.

 

Recuerdos de mis viajes por Argentina.

 

Volvíamos de nuestra recorrida desde punta Norte. Luego de hacer el avistaje de Ballenas y de una maravillosa fauna tanto en la tierra como en el mar. Sin duda un lugar elegido por el creador para alojar a tanta maravilla viviente. Nosotros muy satisfechos de todo lo vivido en la Península Valdés nuestro destino final Puerto Madryn. Mi sentimiento particular era el interés de reencontrarme luego de tantos años con esta querida ciudad. No aceptaba que me anticiparan nada. La sorpresa debería ser total.

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Argentina. Puerto Madryn. La dentadura de una Orca. Terrible. Fotos: Raúl Solis.

Fue muy acertado parar en el Centro de Interpretación. Una moderna y muy cuidada construcción casi en el medio de la nada. Posee un extenso material de todo lo que vimos correteando vivitos y coleando en la Península. La cantidad de fauna salvaje que se encuentra diseminada por todos los caminos es importante. Una magnífica oportunidad de verlos en libertad. Para los más pequeños debe ser única. Guanacos, Zorros Grises y colorados, Choikes – Avestruz patagónico- Zorrinos, Armadillos, Cóndores, Liebres, Maras – Liebre patagónica- y Martinetas. Todas ellas se encuentran diseminadas con claras explicaciones de su hábitat en el Centro de interpretación.

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Argentina. Puerto Madryn. Centro de Interpretación. El esqueleto de una Ballena. Fotos: Raúl Solis.

Asimismo se pueden conocer las especies de la fauna que se concentran en grandes apostaderos a lo largo de la Península. Las salas repletas de distintos protagonistas de la vida marina: elefantes marinos, lobos de un pelo, orcas, ballena franca, delfines y aves como pingüinos, cormoranes de pecho blanco, gaviotas del sur y gaviotones. Me impacto todo lo referido a las Ballenas y la dentadura de las Orcas algo para mi inimaginable. El Centro cuenta con personal capacitado, como así también auditórium y servicios.

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Argentina: Puerto Madryn. Un mar muy azul y en el horizonte Madryn. Fotos: Raúl Solis.

 Se puede acceder a una torre para apreciar la costa del Golfo Nuevo situado a la derecha, y la del Golfo San José hacia el lado izquierdo, es el sector más angosto del istmo Carlos Ameghino una estrecha franja de tierra que une la Península con el continente. Desde la cual se divisan ambos golfos, oportunidad que te ofrece este privilegiado Punto panorámico. Es destacable mencionar que los regímenes de marea, entre ambos accidentes costeros, oscila en alrededor de los 11 metros de diferencia entre uno y otro.

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Argentina. Puerto Madryn. Una ciudad que mira el mar. Fotos. Raúl Solis.

Cuando apareció ante mi vista la ciudad de Puerto Madryn recostada a orillas del Golfo Nuevo, rodeada de paisajes naturales encantadores. Para mí fue de un impacto visual inusitado. Mi expresión fue: ¡Me cambiaron la ciudad! A no dudarlo que fue así. Se ha convertido en un lugar fascinante y es una ciudad costera de inusitada belleza. Su construcción hoy ocupa todos los espacios y especialmente se ha disparado hacia el cielo. Lo disfrutaba atónito y me llenaba de alegría, admiración y orgullo. Muestra como pocas su carácter de cara al mar y así lo simbolizan sus exquisitos barrios de gran belleza arquitectónica. Al noreste de la provincia del Chubut es en Argentina el mayor centro de servicios de la costa patagónica y la puerta de entrada a la Península Valdés, declarada por la UNESCO en 1999 “ Patrimonio Natural de la Humanidad”.

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Argentina. Puerto Madryn. Una costanera muy cuidada. Fotos: Raúl Solis.

 Sus impresionantes paisajes marítimos y su riqueza ecológica son únicos y hace que sus playas reciban miles de turistas en verano, mientras que en invierno se convierten en un paraíso para el ecoturismo. El principal atractivo son las ballenas francas, las cuales han dado fama mundial a la ciudad. Madryn desnuda su esencia turística a través de la calidad y cantidad de oferta hotelera, gastronómica y de servicios en general ¿Cómo resistirse a deliciosos platos realizados a base de mariscos?

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Argentina. Puerto Madryn. El muelle viejo en pleno centro. Fotos. Raúl Solis.

Desde el céntrico muelle Comandante Luis Piedrabuena que lo camine con nostalgia e intentaba recordar si lo había visto lleno de pescadores con sus cañas. Hoy ausentes. Me interesó saber que se pueden observar a simple vista delfines del tipo tonina overa, lobos marinos e incluso la ballena franca austral. El Puerto es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, es el “Muelle Viejo”, construido en 1909. Hoy es el lugar donde arriban en cada temporada una importante cantidad de cruceros. Una actividad interesante y creciente. Sin duda que el antiguo muelle es un centro de reunión y entretenimiento familiar. Lo pensaba mientras lo caminaba y retornaba hacia mi hotel que estaba muy cercano y a su vez aprovechaba la oportunidad de admirar la ciudad que desde ese punto se presenta muy imponente.

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Argentina. Puerto Madryn. Las embarcaciones se preparan para el buceo. Fotos: Raúl Solis.

Declarada la capital del Buceo. Madryn ha proyectado numerosos arrecifes artificiales que son los lugares elegidos para los tradicionales bautismos submarinos. Esto permite la gran posibilidad de atesorar experiencia de bucear en aguas transparentes – es el centro de buceo más importante del país – En verano siete balnearios, con toda la infraestructura necesaria, son el escenario elegido por los turistas para realizar todo tipo de actividades náuticas como dominar el viento sobre una tabla de windsurf, el Mountain bike, trekking, sandboard, cabalgatas y paseos náuticos La variada gama de actividades que aquí es posible desarrollar conforman el espíritu de Puerto Madryn.

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Argentina. Puerto Madryn. Hasta allí legan grandes Cruceros. Fotos: Raúl Solis.

Todos los deportes pueden ser comunes a otros sitios, pero pocas veces se unen a un escenario tan bello y atractivo como el ofrecido por el Golfo. Unidos por el contraste de colores y abruptos acantilados interrumpidos por extensas playas. Tenemos que agregarle: Museos, sitios históricos, vida nocturna, numerosas agencias receptivas y la cercanía con los principales atractivos y localidades de la región, complementan una alternativa de excepción que seguramente sorprenderá al visitante.

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Argentina. Puerto Madryn. Importante gastronomía. Cantina “El Náutico”. Fotos: Raúl Solis.

Avanzaba la tarde y salimos a recorrer la avenida costanera y a medida que avanzábamos mi asombro no tenía fin, La edificación y los hoteles cinco estrellas parecían que me saludaban a nuestro paso. Recuerdo vagamente el contraste. Antiguamente en la playa había un gran estacionamiento de trailers y casas rodantes que estaban estacionados todo el año. Todo eso paso al otro lado y se convirtieron en ladrillos. La playa está totalmente limpia. Llegamos a Punta Cuevas, la vista panorámica y el Monumento al indio Tehuelche. Este marca el fin del paseo. En un costado el Camping del Automóvil Club allí estuvimos alojados ya hace mucho tiempo. Desde este punto constituye una muy buena vista panorámica del golfo y la ciudad. El nombre del lugar se origina en las profundas cavidades que descubre la bajamar, y que se aprecian desde la playa.

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Argentina. Puerto Madryn. El Indio Tehuelche marca el final del paseo. Fotos. Raúl Solis.

Si bien las costas de la ciudad no son de canto rodado y no son tan profundas. Las Ballenas tienen por costumbre pasearse en pleno centro de Madryn. Desde las avenidas principales se las pueden observar saltando, mostrando la cola o simplemente transitando muy cercanas a la costa. Este es uno de los privilegios que pocas ciudades del mundo deben tener. Frente al mar hay varios hoteles, restaurantes y bares desde donde se pueden observar. Incluso, es común para los madrynenses escucharlas de noche emitiendo sus sonidos característicos.

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Argentina. Puerto Madryn. El muelle viejo en un atardecer. Fotos: Raúl Solis.

Como si esto fuera poco hay una playa “El Doradillo” muy cerca de la ciudad que permite compartir momentos con ellas desde la costa. Es esta una interesante alternativa no solo por su cercanía sino también por su bajo costo que lo pone al alcance de todos. Esta Playa distante a escasos 20 Kms. de Puerto Madryn fue declarada área protegida municipal en el año 2001. Resguarda el paisaje terrestre y marino que se extiende desde Punta Arco hasta Cerro Prismático, a lo largo de 30 kilómetros de costa.

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Argentina. Puerto Madryn. Las playas inmensas para disfrutar. Fotos: Raúl Solis.

Allí se albergan como si fuera una casa Maternal año a año ballenas madres y sus crías en su búsqueda de aguas calmas. Es así que encontraron este maravilloso lugar. Donde ellas pueden permanecer plácidamente a 20 o 30 metros de distancia, permitiendo de esta forma verlas sin necesidad de navegar y lo más importantes que son miradores naturales. Los mejores meses son de Junio a diciembre.

Es una cuestión de suerte encontrarse en sus playas en el momento indicado. La hora ideal para ver a las ballenas es el momento en que empieza a subir la marea. Debemos ser pacientes y esperar a que estos increíbles mamíferos decidan acercarse. Recuerdo las sabias palabras de Luis Lepettite- el domador de ballenas-¡Paciencia! ¡Paciencia! Ya van a aparecer y cuánta razón tenía.

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Argentina. Puerto Madryn. Las Ballenas disfrutan el atardecer. Fotos: Raúl Solis.

En mi caso no tuve la suerte de verlas pero lo dejo como materia pendiente para una próxima visita. Debe ser una sensación totalmente distinta estar en tierra firme y ver a estas hermosuras saltar y hacer travesuras al alcance de la mano. Por eso, avistar las ballenas desde esta playa resulta un espectáculo único y singular. Es uno de los pocos paisajes en que se puede realizar avistaje de ballenas francas desde la costa. En esta playa, que es elegida por sus aguas calmas y más cálidas que el resto del océano, las hembras se acercan a parir sus crías y amamantarlas. Me lo tengo prometido es un espectáculo que no me lo quiero perder…

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Argentina. Puerto Madryn. Las Ballenas se muestran en el centro de Madryn. Fotos: Raúl Solis.

 

 

 Próxima Nota: Sábado 20/12/2014 – 12 horas.

“Argentina. Chubut. Mas Ballenas”

 

 

 

Argentina. Península Valdés.

 

Recuerdos de mis Viajes por Argentina.

 

Atrás dejábamos Puerto Pirámides y la inolvidable gran experiencia que fue el encuentro con las Ballenas. Estas extrañas criaturas nos habían recibido en el living de su casa… El Mar. Lo hicieron como si verdaderamente fuéramos amigos y nos mostraron orgullosamente a su cría. Este sí que es un día para no olvidar. Lamentablemente debíamos dejar esa hermosa Villa y ponernos en marcha detrás de nuestro ambicioso programa. Ya montados en el auto. Mi guia personal: Paula Ortega. Me hizo una breve reseña de lo que nos esperaba en las próximas horas. Detalles sobre la amplia recorrida por la Península. La había programado de manera que esa noche termináramos en el “Faro de Punta Delgada”

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Argentina. Puerto Pirámides. Las embarcaciones vuelven luego del avistaje de ballenas.

Atrás dejábamos la playa y nos internábamos en el Continente. La tarde se sentía derrotada ante el avance de las sombras. El sol indignado no quería dejar de ser el protagonista y su cara roja de ira teñía el cielo en un juego de luces multicolores. Pese a la resistencia que encontraron, las sombras se adueñaron de la situación y la noche buscaba su quietud. Los únicos privilegiados nosotros que disfrutábamos de un gran espectáculo… el atardecer.

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Argentina. Península Valdés. Atardecer en el Golfo Nuevo. Fotos: Raúl Solis.

El camino de ripio nos recibió con toda su incomodidad. La tierra invadía el habitáculo del auto y se hacía participe obligado de nuestra excursión. Nuestras narices incomodas con la intromisión de este invitado de tierra. Los golpes en los guardabarros provocaban sobresaltos. Ese fuerte sonido era provocado por las piedras sueltas del camino, parecían que los querían perforar. A partir de ese momento empezamos a estar acompañados en la soledad. ¿Por quién? La fauna autóctona del lugar. Una verdadera maravilla y una abundancia notable. Sin duda la buena protección que tiene la Península a través de los años ha surtido efecto. Es una lástima que con la Pesca Deportiva en todo el país no se pudo lograr.

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Argentina. Península Valdés. La Punta Pirámides en todo su esplendor. Fotos: Raúl Solis.

Una frenada inesperada nos sorprendió dándole suspenso al viaje. El coche derrapo en el ripio y la nube de polvo que nos invadió fue terrible. Mientras nos agarrábamos de donde podíamos le preguntábamos a Marcelo, nuestro chofer ¿qué había pasado? Es que se me cruzo un grupo importante de copetonas que se paseaban en la oscuridad. Nosotros ya las divisábamos corriendo y exhibiendo su copete muy orgullosas.

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Argentina. Península Valdés. El crepúsculo maravilloso. Fotos: Raúl Solis.

Mientras nos reponíamos y levantábamos las cosas caídas. Vimos detrás de la polvareda el brillo de unos ojos que nos llamó la atención. Una tropilla de guanacos cruzaba el camino y no precisamente por la invisible senda peatonal. Es por ello que extremamos la precaución para transitar los 80 Km que nos separaban para llegar a Punta Delgada. Los zorros, maras y liebres se cruzaban por delante de las luces de los faros con su velocidad característica de un lado a otro.

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Argentina. Puerto Pirámides. Cuidando su magnifico Reino. Fotos: Raúl Solis.

Nos acerábamos a nuestro destino y el Faro de Punta Delgada nos recibía con su señal característica de “prende y apaga”. Nos acomodamos en la habitación y el lugar del encuentro era el coqueto Restaurant. La elección de los platos y un buen vino nos acompañó. Yo elegí una “Reunión de Mariscos y unos fideos con salsa de langostinos, para hacerle honor al lugar.

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Argentina: Faro de Punta Delgada. “Una reunión de Mariscos” Una delicia. Fotos: Raúl Solis.

Nos sentamos al aire libre mientras saboreamos un “Etiqueta Negra on the rock”. Observábamos el cielo que estaba especialmente adornado como un árbol de Navidad con una infinita cantidad de luceros que parpadeaban con signos de amistad. Detrás de cada una de esas luces un amigo o un ser querido me guiñaba un ojo como símbolo de complicidad y las estrellas se multiplicaban. El silencio me invadía el espíritu. Ese silencio que se puede escuchar de tan profundo que es. Me sentía invadido en cuerpo y alma. Este es mi país y va seguir siéndolo mientras existan lugares como este… donde existe la paz.

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Argentina. Faro de Punta Delgada. Un alerta para los navegantes. Fotos: Raúl Solis.

Luego del desayuno caminamos hacia la costa para ver los Elefantes marinos, que todavía no habían arribado en su totalidad y se encontraban las madres con sus crias pequeñas. Cargamos nuestras valijas y salimos hacia Punta Norte. El ripio y la tierra nos acompañaban mientras avanzábamos por un camino muy cercano a la costa. Una maravillosa mañana permitió que observáramos la cantidad de fauna salvaje que se encuentra diseminada por la Península. No recuerdo haber visto tanta en libertad en otro lugar. Guanacos, Zorros Grises y colorados, Choikes – Avestruz patagónico- Zorrinos, armadillos, Cóndores, liebres, Maras – Liebre patagónica- y Martinetas. En el mar la Península se caracteriza por tener una fauna increíble pero en tierra firme tiene una población que es digna de ser destacada y Promocionada. Es única.

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Argentina. Península Valdés. En el horizonte “La Caleta Valdés”

Ya estábamos divisando la “Caleta Valdés” viajando de sur a norte tiene una boca que lo pone en contacto con el mar Argentino. Esta lengua de tierra que se interpone entre el mar y la costa, te acompaña unos 35 km de extensión. Llegamos a la estancia “La Elvira” y estuvimos fotografiando su hermosa costa, Elefantes marinos y Pingüinos. Aquí en Punta Norte en los meses de fin de marzo y principio de abril es posible ver Orcas. Un sangriento y duro espectáculo pero que no deja de ser el llamado de la naturaleza. La necesidad de la alimentación, de esa manera la producen con toda crudeza. Apenas retomamos la ruta nos pusimos en marcha hacia dónde nos prometieron un cordero al asador y esta era la hora que no sentíamos particularmente atraídos por el Lugar.

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Argentina. El Faro de Punta Delgada. Los corderos se preparan para el almuerzo. Fotos: Raúl Solis.

Sin previo aviso se nos cruzó una manada de guanacos a toda velocidad unos 10 o 15 ejemplares adultos hicieron demostración de su estado atlético, algunos de ellos saltaron limpiamente los alambrados. Pero era notable su velocidad ¡Tenían el diablo adentro! Seguramente vieron la imagen de los nativos “Aoniken” que en otros tiempos los perseguían para su caza. Esta población autóctona poblaba este territorio. Para ellos esta especie fue muy importante para su subsistencia, alimentación y abrigo. Todo fue tan rápido y tan llamativo que ninguno atino a sacarles fotos.

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Argentina. Punta Norte. Los elefantes marinos y sus crías. Al fondo el canal de ataque de las Orcas. Fotos: Raúl Solis.

Al fin llegamos a la estancia San Lorenzo, muy cercana a la Punta Norte. Allí visitamos la Pinguinera, comprobamos que muy lejos del mar es decir del alimento. Había cuevas y en ellas un guardián de los huevos o de las crías pequeñas. Estas familias se aparean y buscan un lugar donde toda la colonia hace sus nidos. Como en un barrio Privado. Los nidos sin alambrar seguramente para chismear y hacer más llevadero las espera de 42 días para dar luz a las crias. Su casa es por demás rústica, pero allí recibirán a sus hijos. La pareja de pingüinos mantienen su relación para procrear y permanecen idílicamente unidos para lograr este objetivo. Un importante motivo para prolongar esta unión y para ayudarse en esta dulce espera.

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Argentina. Punta Norte. Estancia san Lorenzo. Importante colonia de Pinguinos. Fotos: Raúl Solis.

Los huevos de la pareja que generalmente son dos están siempre custodiados así como la cria. Una vez que esto sucede, a los padres se les produce una problemática muy mundana. Es quien va al Supermercado a hacer las compras y quien se queda con las crias. Es una maravilla verlos en esta ceremonia de la alimentación. Uno de los miembros de la pareja es el destinado a cuidar el nido con su contenido y el otro realiza una caminata hasta el mar. Es evidente que puede ocurrir a cualquier hora Es maravilloso verlos cuando lo realizan, Con su cuello erguido y pasitos cortos tal como están acostumbrados a caminar.

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Argentina. Punta Norte. A los arrumacos para convencerla de vivir juntos. Fotos: Raúl Solis.

Enfilan solitarios hacia el mar, como quien va a comprar el diario. Lentos pero sin detenerse. Algunos van muy cerca de otro como si fueran vecinos. Quizás contándose cosas de la vida. Si uno se detiene a observar va a ver una cantidad importante de ellos que van caminado hacia el mar. Y otra que viene de él. Provocando un tránsito interminable. Tal cual hacen los matrimonios de humanos. Uno se da un chapuzón mientras el otro se queda cuidado la sombrilla es decir el espacio y sus pertenencias. Los que vuelven son  fácilmente identificables por su dirección y el plumaje mojado.

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Argentina. Península Valdés. El azul del Mar Argentino. Fotos: Raúl Solis.

Por fin llegó la hora señalada. Saborear un cordero patagónico. Allí sentados en su comedor que estaba atestado de turistas. Visité como es mi costumbre primero a el asador- tratamos de hacernos amigos- Luego a los dueños y ya en la mesa, saboreamos una picada estilo campo y una empanada. Todo muy rico. Pero mi subconsciente que es intratable. Decía: Vamos basta de demoras que venga el Cordero de dios y que me quite los pecados del Mundo.

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Argentina. Punta Norte. Estancia el Carmen. El cordero listo para comerlo. Fotos: Raúl Solis.

 

 Próxima Nota: Sábado 13/12/2014 . 12 horas.

“Argentina. Puerto Madryn”