Los jugadores más destacados, los ídolos, despiertan en los fanáticos sentimientos que son muy difíciles de comprender y lamentablemente en algunos casos esto se expresa sin inhibiciones y a través de diversas facetas que pueden ir del amor al odio. Estos actos también perduran y son recordados como anecdóticos por mucho tiempo.
Viendo la final de Roland Garros entre Nadal y Ferrer un fan entro en el estadio con el torso descubierto y una bengala y atravesó corriendo la cancha.