Qué difícil hablar de Fede, el flamante Malbec 2011 de alta gama que presentó Marcelo Tinelli junto a sus socios (Hernán De Laurente y Young Woo, uno de los principales desarrolladores inmobiliarios de Nueva York). Pero no por el vino, sino por la repercusión que tiene todo lo que toca el conductor más famoso y exitoso de la TV Argentina. Y ahora se mete en el vino, con todo lo que ello implica. Para él, debe sumarle a su imagen como conductor, locutor y empresario exitoso. Pare el vino argentino, sin dudas, un sacudón. Porque no sólo se trata de un vino sino de un mega proyecto en una de las mejores regiones vitivinícolas de Mendoza; Agrelo. Un emprendimiento que incluye bodega (comenzará la construcción en 2015), hotel 5 estrellas con spa y un restaurante de la mano de Mauro Colagreco. Además brindará la posibilidad de sumarse para hacer vinos propios.
Yo fui a la presentación y, mientras se daban los discursos de rigor, me senté con Fede (así se llama el vino en honor a su entrañable amigo fallecido Federico Ribero), a ver qué me decía. Algo ya lo conocía porque su hacedor original; a quien Marcelo agradeció (pero no nombro porque ya no tiene que ver con el proyecto) por haber marcado el rumbo y el concepto del vino; me lo venía compartiendo. Se nota que es un gran Malbec argentino, moderno y con capas de aromas y sabores. Todavía muy joven, pero ya se puede disfrutar, aunque pida un tiempo más de botella para acomodarse mejor.
Escuché las palabras atentamente y soy de los que celebro el desembarco de un personaje tan popular y famoso al vino argentino, porque estoy seguro que sumará. Pero aquí es donde empieza el camino sinuoso. Si uno habla bien, queda como obsecuente. Y si habla mal, puede quedar como aprovechador del instante de fama que le puede dar criticar a un personaje con tanta resonancia.
Pero yo me voy a abstraer de ello y me voy a basar en mis años de experiencia; en definitiva Marcelo vino a mi mundo (el del vino), yo no fui al de él. Es más, ni me animé a saludarlo. Para qué, para decirle “hola que tal soy Fabricio…”. Soy tímido y respetuoso, y creo que no le sumaba nada conocerme personalmente y mucho menos una selfie conmigo.
Pero volvamos al vino. Es inobjetable, tanto como los fundamentos que lo crearon (amistad, compartir, etc.) y que van más allá del negocio. Su precio ($1800) es discutible, más allá que no creo en el concepto de caro o barato. Un gran tinto argentino de hoy, del cual se elaboraron tan pocas botellas (1250) y con la fama que se trae a cuestas, quizás lo vale. Si lo puedo pagar o no, esa es otra cuestión.
Pero lo que no me parece menor es haberlo llevado al límite actual de los grandes vinos argentinos. Hoy, las etiquetas más consagradas de bodegas reconocidas, con mucha historia y trabajo de posicionamiento en pos de la bebida nacional, ostentan un precio similar. Espero que sus pares (los bodegueros) no se ofendan, ni tomen este detalle como un atrevimiento por parte del empresario. Yo, si fuera Marcelo (ni loco me meto en la industria del vino, los sigo disfrutando como gran conocedor), no lo hubiese llevado tan alto. Está claro que esto es un negocio, como todos, pero también que el proyecto no necesita facturar por el momento. Para mi un precio de $500 hubiera sido más atinado, y repito no por la calidad ni el estilo, sino porque todo lo que haga Tinelli debe sumarle a su core; su imagen de conductor/locutor/empresario mediático. Y con su vino top a un precio totalmente competitivo,el impacto sería diferente. Total, no creo que al proyecto lo complique el $1,6M que dejara de facturar. Y todos, consumidores y competidores (los bodegueros), lo admirarían por su golpe de gracia, y le darían la bienvenida sin dudar, con todas las ventajas para este flamante proyecto que ello implica.
Si Marcelo Tinelli se lo toma en serio (espero que no todo su vino), su incursión en la industria marcará un hito sin precedencia. Su presencia y participación puede ser un gran catapultador de nuestros vinos acá, y en la región con mayor potencial para nuestros vinos: Latinoamérica.
Y aunque no estoy de acuerdo con el precio fijado por botella, yo lo votaría presidente de Vinos para Todos (ya que no lo dejaron entrar en Fútbol para Todos), porque se que su imagen y carisma le pueden hacer muy bien al vino argentino. Y mientras Fede sigue su camino, seguramente los nuevos vinos que nacerán de Lorenzo de Agrelo sumarán más a la causa.
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