Somos lo que hacemos con nuestro dinero

#LíneaMaginot

La sensación de que en la Argentina cualquier cosa vale cualquier cosa es patente. Ahora, que uno tenga una sensación no quiere decir que esté en lo cierto. Puedo tener la sensación de que hay alguien en el patio de mi casa pero que el ruido lo haya hecho un gato y no un ladrón. O puede que haya un ladrón. O que no sea un ladrón sino una persona perdida. O que sea un amigo. Con esa clase de certeza el argentino promedio habla de economía.

Pero que algo sucede con los precios, algo sucede. Es verdad.

Durante el viaje reciente que hice y del que ya los debo de tener un poco hartos, además de ir a museos, participar de festivales de cine e ir al teatro, presté atención a ciertos detalles de la economía. No en España, no en Francia sino en Londres donde todo es carísimo para nosotros porque si el euro vale más que el dólar, la libra vale más que el dólar y que el euro.

En Londres viajar en transporte público es carísimo y las entradas a los museos -tal vez los museos más importantes del mundo- son gratuitas. Viajar cuesta mucho dinero: 4 libras un boleto de colectivo si comprás uno solo, o sea, 42 pesos cambio oficial. Cuanto menos transporte público usamos más caro cuesta. La cultura es gratis, no importa si uno va al Museo Británico una vez por año o todos los días. Esa ciudad preciosa que es Londres piensa la vida al revés que nosotros en Buenos Aires, donde el transporte es baratísimo y todo lo demás está por las nubes.

Entonces me acordé de Tomás Bulat y de su libro “Economía descubierta”. Porque allí él dice: “Por lo tanto, la lógica de los medios de transporte es cobrar menos al que más lo usa y más al que menos lo usa”. Y Bulat lo dice no porque el subte, pongamos, tiene que hacer beneficencia sino porque hay toda una lógica empresaria que tiende a cubrir costos fijos con lo que se podría llamar la clientela fija que es a la que se le debe hacer descuentos.

Economía descubierta

Economía descubierta, por Tomás Bulat. Ediciones B.

Es muy bueno el libro. Es básico, bien básico y muy bueno. Lo que se dice en el sector editorial, economía for dummies. Y no digo dummy y básico como algo malo sino como algo necesario. Como fan del periodismo económico me doy cuenta de cuántas cuestiones básicas de la economía las personas creen saber y las saben mal o ni siquiera saben que no las saben. Por eso no está mal para enterarse bien de algo comenzar por el principio.

Tomás Bulat explica mucho: desde qué son los fondos comunes de inversión hasta qué es el mercado de capitales, explica por qué vivimos tiempos en que ha aumentado el precio de lo que exportamos mientras han caído los precios de los bienes de capitales que importamos y qué significa esto, explica la recaudación impositiva y la equidad vertical y horizontal, explica lo que uno necesita saber para vivir en la economía -que en el capitalismo que vivimos es, a secas, vivir- y no estar limitado a tener sensaciones sino saber qué es lo que pasa: si es ladrón, si es gato o si es vecino, es decir, si es corrida cambiaria, depreciación de la moneda o vaivén estacional. Esto no te lo dice pero te da las herramientas para que puedas saberlo.

Una característica notable de Tomás Bulat es que hace periodismo. Las hechos son y esto es lo que pasa, por un lado. Por otro, el estado de cosas es este,

Tomás Bulat explica mucho, explica bien y, sobre todo, hace periodismo.

Tomás Bulat explica mucho, explica bien y, sobre todo, hace periodismo.

este otro es el diagnóstico y esto es lo que, en principio, habría que hacer. Como Bulat se atiene fundamentalmente al periodismo, no está de un lado ni del otro sino donde él cree lo más objetivamente posible que debe estar. Por eso a veces le da la razón al establishment y a veces le da la razón al gobierno. En honor a la precisión no es que les da la razón, aunque él mismo utiliza esta expresión, sino que a veces coincide con uno y a veces con otro. Lo que le sucedería a cualquier periodista que ejerciera el periodismo. Cuando lean “Economía descubierta” -si es que todavía no lo han leído- fíjense en el apartado sobre Comercio Internacional. Ustedes saben bien quién está allí. Guillermo Moreno. El Cuco. Vean lo que dice Bulat:

“Durante la última década, el comercio entre ambos países (China e India) creció al triple de la tasa de comercio internacional. Aunque lejos de esos valores, también el comercio exterior de Perú creció al 400 por ciento, y el de Chile y Brasil, 300 puntos porcentuales… Ese es el mundo actual. Y en eso le doy la razón a Guillermo Moreno: hay que incrementar nuestras exportaciones a Asia, a África y a Oriente”.

Hablando de Guillote… Yo arranqué este post con el tema de los precios. De la locura de los precios. En este punto, que no es otro que el de la inflación, voy a tener una divergencia parcial con Tomás Bulat y con la mayoría de los economistas que opinan en los medios. Ahora que ciertos elementos de la macroeconomía están debilitados (las reservas del Banco Central, por ejemplo) y que hay emisión y un dólar atrasado y una balanza comercial desfavorable, por ahí puedo coincidir en que la inflación es responsabilidad de las medidas económicas. Pero me gustaría volver al principio. A cuando el Banco Central estallaba de reservas, a cuando la balanza comercial era favorable, a cuando la economía crecía al 4 por ciento por lo bajo, a cuando el dólar no estaba atrasado y lo que el gobierno hizo fue redistribuir esa riqueza generando mayor dinero en los bolsillos de la población, lo que es decir, mayor demanda. ¿Qué pasó en ese momento? ¿Cómo reaccionó el empresariado argentino? ¿Por qué casi nunca se habla de las responsabilidad del empresariado en la economía, sobre todo, en una economía tan concentrada como la nuestra?

M=P.Q

Como dice Bulat, no podía faltar una fórmula. Y explica: “Suponé que querés comprar un kilo de pan. La Q es un kilo de pan (Q viene de Quantity, cantidad). El kilo de pan está a 12 pesos (la P es de Price, precio). Por lo tanto P (12 pesos) por Q (1 kilo) es lo que necesitás para comprar ese kilo de pan: 12 pesos. M viene de Money, es decir, ‘platita’. Obviamente si tuvieras que comprar dos kilos de pan, necesitás más pesos, más Money”. Porque puede suceder que tengas más plata. Cuando una economía crece porque crecen el comercio y las transacciones, siempre va a haber más dinero. La cuestión es -acá se luce Bulat en su didactismo- cuánto va a emitir el Banco Central. Porque como la fórmula siempre se mantiene, si emite más de lo que está previsto que el país crezca, entonces aumentan los precios. Eso desde un punto de vista exclusivamente monetario, como bien aclara Bulat.

A mí el monetarismo no me alcanza. Lo entiendo, lo acepto como acepto a la lluvia, pero no me alcanza.

Entonces me pregunto si en el principio de la inflación, los formadores de precios no fueron parte responsable. Me pregunto si mucho antes de que se empezaran a discutir los aumentos salariales, cuando solamente lo que hubo fue más dinero circulante con alto respaldo del Banco Central (no sólo papel de la maquinita de imprimir), los empresarios no pusieron su ladrillo en la torre inflacionaria al aumentar los precios en lugar de invertir y aumentar la producción.

Dice Bulat que la fórmula siempre se mantiene. Bueno, vayamos a las matemáticas. Si yo antes tenía 12 pesos para comprar un kilo de pan y ahora tengo 24, la cosa puede ser así:

Si tengo 12 pesos en el bolsillo:

12=12.1

Si tengo 24 pesos en el bolsillo, hay dos opciones o me venden el mismo kilo al doble o me venden dos kilos:

24=24.1 ó 24=12.2

Si lo que me ofrecen es el kilo de pan al doble

24=24.1

puede que yo les diga, ¿sabés qué? Mirá esto:

0=24.0

Metete el pan en el tujes.

Pero aquí el consumidor no suele hacerlo. Quiero decir, dejar de comprar. Con el rubro alimentos es difícil. Pero en general, con todos los rubros… El argentino tiene la platita y la gasta. O la gastaba. Habría que ver en estos últimos tiempos… Hasta el que le gusta gastar la platita llega un momento en que se cansa.

Volviendo a la fórmula: o el empresario aumenta el precio en lugar de aumentar la producción y se queda con el dinero que fluye en el mercado, no satisface la demanda y genera más aumento de precios porque hay más demanda que oferta; o invierte, aumenta la producción y vende el doble al mismo precio, satisfaciendo la demanda y sin generar inflación.

Esas son las cosas que yo medito… Matemáticamente hablando.

Aunque sé perfectamente que vivir en un país donde un empresario no invierte sino que aumenta los precios y un consumidor que no cuida su bolsillo sino que gasta le cobren lo que le cobren, me habla tanto de la economía como de la cultura en la que estoy inmersa.

Somos lo que hacemos con nuestro dinero.

Inflación, costos, precios. Temas recurrentes en nuestra economía. Aquí en "El inversor".

Inflación, costos, precios. Temas recurrentes en nuestra economía. Aquí en “El inversor”.

En el mismo sentido, me pregunto cuál es el grado de locura de que cada año los sindicatos peleen un aumento de sueldos porque hay inflación. Entiendo, los precios aumentan, la plata no alcanza y de cualquier forma el empresario que los contrata también ha aumentado los precios y tiene dinero -vale cada vez menos pero el dinero papel está-. Esto lo entiendo pero resulta que, tal como dice Bulat, en el marco de una economía sana los sueldos no aumentan de facto sino por productividad. Mis horas de producción valen más porque produzco más en esas horas y con mi trabajo se puede producir más dinero, dicho grosso modo. Por eso cada vez que un gremio consigue “aumentos de sueldo” lo que proceso antes que nada es “aumento de costos” y, en consecuencia, ahí va otro granito de arena en la construcción de la inflación. Y no es que estoy en contra de los trabajadores, hablo de círculos virtuosos convertidos en círculos viciosos.

Hay tres o cuatro asuntos que están distorsionados.

Esos tres o cuatro asuntos que están distorsionados nos perjudican en el día a día. Y suman a la confusión general porque montados sobre esos tres o cuatro asuntos hay quienes están muy dispuestos a generar un estado de malestar general cuando no de pánico.

Son tres o cuatro asuntos.

Tres o cuatro.

Tres o cuatro asuntos que en un país maduro ya habría resuelto una concertación entre Gobierno, Banco Central, Empresariado, Trabajadores.

Porque si al país le va bien a todos nos va bien. El problema es que eso no es cierto. Si al país le va mal hay sectores a los que les va bien, al mercado financiero por ejemplo. Tanto que se habla y se habla… ¿Ustedes saben que tenemos la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz? A mí me preocupa. Me preocupa todos los días porque me perjudica todos los días.

Me dice Tomás Bulat que en cualquier momento sale Economía Descubierta 2, una entrega para lectores un poco más avanzados. Me alegra que el libro esté en marcha porque es bueno que hable de economía el que sabe y no el que sólo opina (incluyendo este post escrito desde la ignorancia). Vale mucho más si el que sabe y habla y explica tiene además buenas intenciones.

Bulat está haciendo su tarea. Ahora ustedes pongan el hombro: dejen a un lado la novela policial o la historia romántica que de pan y no de suspenso y de amor es de lo que vive el hombre y lean sobre economía.

Les dejo un abrazo.