Desesperado por amor

Mamá, papá, apaguen la computadora. Vos, mamá, dejá de chusmearme el Facebook creyendo que cada mina que “megustea” uno de mis comentarios va a ser tu futura nuera. Y vos, papá, dejá de buscar avisos clasificados en Internet, moviendo el mouse como si fueras un Neanderthal tratando de hacer fuego con dos palitos. Ya está, no doy más. Llegó la hora de confesar lo inconfesable: voy a contarles las cosas que fui capaz de hacer las veces que estuve desesperado por amor.

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Intensidades amorosas

Confieso que tengo el “te amo” fácil y estoy seguro que una de las mayores cuentas pendientes que aún conservo en mi vida es la de no saber manejar muy bien las intensidades amorosas. Quiero decir que, en verdad, creo que todo se trata de saber sincronizar el amperaje del amor. Esto es tener claro cuándo se debe ser intenso con alguien demandante, o cuándo ser distante con alguien independiente. Bueno, la cosa es que yo siempre fui a contrapelo de las personalidades de las minas con las que estuve, lo cual me otorgó un título con las mujeres que todavía no sé si es virtuoso o si evoca un defecto a tratar con mi psicólogo: siempre soy el anteúltimo hombre de sus vidas.

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La máquina que fabrica novias

Aunque nadie lo sepa, en mi casa existe una habitación secreta. Pocos la notan, pero cuando encarás por el pasillo que conduce a mi habitación, hay una puerta en el techo que te lleva a una especie de ático (la “baticueva”, la llama mi viejo). De chico, siempre pensé que mis padres guardaban ahí cosas que debían mantenerse en secreto: alguna documentación de la SIDE, pornografía, drogas, una momia, una momia drogada o hasta un quinto integrante de la familia vivo del cual se avergonzaban (creo que tengo que dejar de ver Los Simpsons). Pero no, resulta que mis papás son bastante aburridos y simplemente acumulan trastos viejos, zapatos de charol, figuritas de Italia 90, camperas de cuero que dejaron de usarse hace cuarenta años y una máquina Singer a la que le falta la aguja. Pero lo que nadie sabe es que yo, desde que descubrí ese extraño lugar, estoy llevando adelante el experimento más impresionante de los últimos tiempos: estoy construyendo una máquina que fabrica novias.

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