En el penal atajado por Monllor y el infartante ascenso conseguido en cancha de Chacarita comenzó a engendrarse el campeón. Tan solo un año duro la aventura por la B Nacional, pero unió la tribuna, ordenó algunas cuentas, dejó lecciones y ganas de revancha. Chicago no fue fiel a su historia y perdió la categoría sin presentar batalla, pero lo asumió y un año más tarde se consagró con un sello propio ideado por Pablo Guede e intrepretado a la perfección por un grupo de jugadores con hambre, identidad y un inmortal: Christian Gómez