Chicago Campeón: Milagro, Descenso y Revolución

#AscensoRock

En el penal atajado por Monllor y el infartante ascenso conseguido en cancha de Chacarita comenzó a engendrarse el campeón. Tan solo un año duro la aventura por la B Nacional, pero unió la tribuna, ordenó algunas cuentas, dejó lecciones y ganas de revancha. Chicago no fue fiel a su historia y perdió la categoría sin presentar batalla, pero lo asumió y un año más tarde se consagró con un sello propio ideado por Pablo Guede e intrepretado a la perfección por un grupo de jugadores con hambre, identidad y un inmortal: Christian Gómez

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Monllor, Gomito y Scifo se tomaron revancha. El chiquito es Baldunciel, que no puede creer su primer ascenso, y a su lado está Tauber, que había sufrido el descenso con Chacarita. Chicago campeón

Los triunfos dejan poco, las derrotas son las que enseñan. Las que te ayudan a ser mejor”. Pablo Guede fue el propietario de esa frase tras la derrota ante Chacarita Juniors en Mataderos, la primera después de una ola de éxitos generada tras 13 triunfos y un empate. Un traspié inesperado por el presente de ambos y con gusto a recompensa para los Funebreros por lo ocurrido el 30 de junio de 2012, día en el que Nueva Chicago logró más que un milagroso ascenso de categoría en la cara de su clásico rival.

El penal que Daniel Monllor le atajó a Damián Toledo en el último aliento de esa final se convirtió en un desahogo para el equipo de Mataderos tras años difíciles en la tercera categoría. Se transformó en el primer eslabón de una cadena que terminaría consagrando a Chicago campeón. ¿Sí me volví loco? No, para nada, te invito a que volemos juntos… ¿Qué pasaba si ese disparo terminaba en gol? ¿Qué hubiese sido del Torito un año más en la B Metro?

PENAL MONLLOR

El remate de Toledo estaba a punto de ser detenido por Monllor. Era el final del partido y el ascenso del Torito

Probablemente, Christian Gómez, Adrián Scifo y Matías Escudero, hoy tres piezas fundamentales en la obtención del campeonato, no hubiesen continuado; Agustín Farías, motor del mediocampo junto a Roberto Bochi, ni conocería Mataderos; y René Kloker no habría dejado la vacante en divisiones inferiores para la llegada de un olvidado Pablo Guede. Ah, las tribunas seguirían cantando diferentes canciones, peleándose por dos mangos; y los directivos no habrían tenido fuerzas para sostenerse.

No soy vigilante, pero no me olvido que en enero de 2012 corrió sangre. El club tuvo que cerrar las puertas varios días y rearmar su comisión directiva de urgencia. Por esto hago uso de la palabra milagro, no sólo por el infarto sufrido por muchos en San Martín. La hazaña de aquel equipo conducido por Mario Franceschini, que se entrenaba en el Parque Avellaneda y con ropa propia en medio de la incertidumbre, condujo a Chicago a la B Nacional.

Sin embargo, el éxito hizo soñar con la Primera División y dejó en segundo plano lo verdaderamente importante: pelear el promedio. El fugaz paso por la segunda categoría dejó cosas buenas y malas para el conjunto de Mataderos.

Deportivamente perdió la categoría sin objeciones, arrancó siendo el equipo históricamente duro que siempre fue pero después ni presentó batalla. Se sintió descendido de antemano y comenzó a planificar el regreso. Quizás, el mayor triunfo ya lo había logrado: consiguió unir a la tribuna. Todos volvían a cantar lo mismo después de más de cinco años sin pisar tribunas visitantes. La historia comenzó mal en el primer partido en Florencio Varela, pero la paz se firmó más tarde.

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Foto Mundo Chicago: La tribuna volvió a unirse en un solo grito

La B Nacional dejó en el plantel a tres futbolistas importantes para regresar a la B Metropolitana: Farías, Nicolás Sainz y un ignoto Victor Isaac Acosta. Además, las ganas de revancha en el resto.

El presidente a cargo Sergio Ramos y el vicepresidente Daniel Ferreiro nunca se escondieron, dieron la cara, asumieron el fracaso con entereza, nunca gastaron lo que no se podía ni dejaron de subir los escalones de la platea cada partido. Antes de terminar la corta aventura en la categoría, ellos hicieron un llamado hacía Junín para convencer a un “Viejo Zorro” como Mario Finarolli, quien aceptó y comenzó en el armado del equipo para un pronto regreso.

Su ayudante de campo Luis Landaburu y Leandro Testa, en su nueva función de coordinador general, le dieron una mano necesaria. Llegaron Nicolás Tauber, Germán Lanaro, “Lobo” Montenegro, Emiliano Ronconi y Fernández Francou como piezas más importantes. Y a esperar que frote la lámpara el inmortal número 10. El presupuesto no era el más alto de la categoría, pero sí el de mayor identidad.

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Adrián Scifo entró definitivamente en el corazón de los hinchas. Antes resistido, se convirtió en indiscutido desde la llegada de Guede

El ADN verdinegro estaba presente en jugadores como Monllor, Escudero, Scifo, Ariel Coronel, Martín Caballero, Bochi, que volvió del préstamo en Gimnasia, Martín Peyran, Gómez y juveniles con ganas de explotar.

El Chicago de Finarolli estaba verde, aunque desde el principio fue un hueso duro de roer. Se mantuvo invicto 13 partidos, hasta que Almagro le mojó la oreja con un contundente 3-2 en Mataderos. “Que Gomito juegue todos los partidos”, rezaba un hombre influyente en la historia de Chicago, y el 10 seguía aportando lo suyo. Pero una serie de malos resultados puso fin de manera inesperada al ciclo de Finarolli, quien se marchó harto de tanta histeria. En Argentina, el fútbol se siente de vida o muerte. Y esto no era excepción en la casa de un “Toro” machacado.

Almagro lo derrotó 3-2 y así lo vivimos en #AscensoRock. Solo el “Tricolor” y Chacarita festejaron en Mataderos.

Lo cierto es que solo 5 triunfos en 18 fechas, aunque el equipo estaba a tiro de la cima, era demasiado poco. Finarolli se marchó tras un pobre 0-0 en casa ante Temperley, y Pablo Guede, coordinador de las divisiones inferiores, asumió el reto de forma interina siendo un desconocido. Alguno tenía como recuerdo sus goles con la verdinegra en la temporada 95/96, cuando llegó proveniente desde el Deportivo Español para compartir ataque con un tal “Gomito”.

La historia en los últimos ascensos de Chicago  marca grandes aciertos con los técnicos interinos. La dupla Roberto Vega-Jorge Traverso (2000/01) y Franceschini (2011/12) asumieron bajo esa condición y lograron consolidarse hasta conseguir el objetivo. Pero el caso Guede es diferente a todos. El alumno de Guardiola consiguió una auténtica revolución en el fútbol de ascenso y se ganó un espacio hasta en los medios que estigmatizan el ascenso. Esos que solo se acuerdan cuando hay un campeón, una gran figura o un gran DT.

GUEDE

Foto Pablo Roldán: Pablo Guede en cuclillas, una postal que se repitió durante toda la campaña

Inteligente, laburador, seductor, maniático, obsesivo, idealista, ese es Guede. El tipo que supo hacerse un lugar en el fútbol argentino logrando números escalofriantes en una categoría donde reina la irregularidad. Su Chicago ganó 15 partidos de 21, excluyendo un debut con derrota en el que no fue él. El día de su estreno, en Ezeiza, frente a Tristán Suárez, eligió mantener el esquema de Finarolli y se fue abatido a su casa por no hacer caso a su idea. Desde allí, incorporó el 4-3-3 que ya había implementado en las categorías juveniles del “Torito”.

Los futbolistas interpretaron a la perfección el nuevo método de trabajo, sabían que debían empezar a ganar para no perder el tren de Atlanta que empezaba a tomar distancia. Y después de una dolorosa eliminación en Copa Argentina, dos triunfos ante Colegiales y Comunicaciones cerraron 2013 con la esperanza renovada. Franceschini estaba a un paso de volver, pero Guede sedujo a la CD y se quedó con el buzo.

En las redes sociales, claro, dos victorias cambiaron el humor. Los directivos pasaron de improvisados a ser bancados por respaldar al técnico. Un enorme acierto para luego terminar celebrando.

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El festejo de un equipo que se consagró con 73 puntos a una fecha del final. Ganó 20 partidos, empató 13 y perdió tan solo 6 juegos.

La pretemporada consolidó a un gran grupo humano. No hizo falta la arena, ni el mar, ni una montaña. Una isla en el Tigre… un par de paseos en lancha, una preparación física exigente y trabajos con la pelota  fueron inspirando al campeón, que por las noches descansaba en la serenidad del Hotel Ramada, en Vicente López.

A una semana del debut en 2014, intencionalmente Guede programó un amistoso ante el Banfield de Matías Almeyda, el mejor equipo de la B Nacional durante el primer semestre. ¿Cuál era su fin? Bajar el copete de sus jugadores por los triunfos previos, quería ver al “Taladro” desnudando las falencias de su propio equipo. Y vaya que le salió bien, los titulares perdieron 6-2 y el DT se fue a la casa con la tranquilidad necesaria para jugar con el puntero Atlanta.

BANFIELD CHICAGO

El amistoso ante Banfield dejó como lección la debilidad en las pelotas paradas. Desde ese día, al equipo de Guede solo le convirtió Temperley tras una falla de Tauber como consecuencia de la lluvia

En Villa Crespo, la historia comenzó tempranamente a favor de los “Bohemios”, pero Gómez y el Chuky Baldunciel dieron vuelta el marcador (2-1) para quedar a solo dos puntos de la cima del torneo. Armenio, Estudiantes, UAI, Morón y Defensores de Belgrano fueron las siguientes victimas para alcanzar ocho victorias en fila. Y Flandria le cortó esa racha con un empate 0-0 en Jáuregui.

La aplanadora de Guede mostraba clase europea de a ratos, potenciaba a los pibes Alejandro Melo, David Barbona, Federico Fattori y Baldunciel. Convertía la República de Mataderos en el Infierno de Estambúl, el Morumbí, Camp Nou, Old Trafford o el Allianz Arena. Y tenía en su majestad Christian Gómez a su propio rey, su DIOS, su bandera.

Llegaron tres triunfazos claves para dar la vuelta al mundo. Un 3-2 conmovedor ante Los Andes, en casa, tras ir perdiendo por dos goles; una victoria agónica 2-1 ante Acassuso, en Munro; y un 3-1 demoledor frente a Platense, en lo que significó la mejor producción del año. El día en el que Mataderos comenzó a imaginar “que de la mano, de Pablo Guede…”.

Video Sentimiento VyN: el 3-1 ante Platense rozó la perfección. Melo marcó dos goles que lo llevaron a la Sub 20. 

Gómez de tijera abrió una tarde gris ante Villa Dálmine (2-0); y lideró a la victoria en cancha de Almagro (2-0) para no dejar dudas quién sería el campeón de la B Metro. Entrega, coraje, sacrificio, piernas que ya no daban más y 40 puntos sobre 42 posibles. Inobjetable.

Pero la historia no estaba terminada. Atlanta no brillaba pero respiraba en la nuca y un traspié ante Chacarita advirtió que no era un equipo invencible. Para colmo, los empates 0-0 frente a Deportivo Merlo y Barracas Central. Aunque un 3-0 ante Fénix despejó el camino, gol del 10 de “cucharita” incluído. Y descanso tras una maratón de 21 días de entrenamiento sin parar.

El fútbol argentino se rindió ante la inmensidad del “Gomito” tras su conquista ante Fénix que vivimos en #AscensoRock

Chicago quedó ante cuatro posibilidades de gritar campeón. Estaba a una sola victoria, pero Temperley se lo impidió tras ganarle 2-0 en Turdera y Tristán Suárez (0-0) opacó los festejos de 22 mil personas, que miércoles laboral se citaron en Mataderos para ver la coronación. En cancha de Colegiales, 72 horas después, “Gomito” la clavó en un ángulo para acabar con la historia.

Era el tercer partido en seis días para el equipo de Guede en canchas con barro, agua, y poco pasto. Y a los 39 años, el eterno Gómez cumplió jugando los 270 minutos. No faltó nunca, dejó el ejemplo de sacrificio en los más chicos y un gol imborrable para colgar de un cuadro. De yapa, puede subir a Primera en sus últimos meses como profesional por esos “caprichos” del fútbol argento.

El gol del campeonato frente a Colegiales, una obra de arte de Christian Gómez, un gol de campeón

Chicago contó con otro plus que debe ser reconocido. El “Profe” Patricio Boriosi realizó una puesta a punto perfecta en la que no se lesionó casi ningún jugador en medio de una seguidilla tremenda de partidos y acertó en la recuperación junto al departamento médico. Mientras que el ayudante de campo, Damian Timpani, fue el complemento ideal de un Guede meticuloso y al que se le escaparon pocos detalles.

La revolución ya comenzó y se avizoran nuevas conquistas. Para eso, Chicago deberá mantenerse sobre un proyecto de club que permita hacer sustentables sus objetivos. La plata nunca alcanza, aunque generó sponsors como pocas veces se ha visto. La pilcha parece de fútbol mexicano, tiene “chivos” por todos lados.

Necesita que una conducción se mantenga por más de tres años y el compromiso de sus hinchas para acrecentar la pobre masa societaria actual. Si lo consigue, hará valer su título de campeón en el tiempo. Por lo pronto, disfruta y promete no olvidar jamás al equipo de Pablo Guede que hizo brotar una nueva esperanza, una más. Ahora, dependerá del club y todos sus componente ser aprovechada. No solo de una persona. Por lo pronto, con alegría debe disfrutar su gran momento ¡Salud Campeón!

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En los rostros de Escudero, Gomito y Scifo hay emoción y sentimiento por una camiseta. Los tres fueron parte del ascenso de 2012, el posterior descenso, y se convirtieron en los máximos referentes para lograr el título

Por Emiliano Lentini / ascensorock@frecuenciazero.com