Abuelito dime tú

538545_10151536442155165_1901890165_n

Honrar a nuestros abuelos, reconocerlos con sus aciertos y sus virtudes nos llena el alma. Son nuestras raíces y gracias a ellos existimos. Así que tengan o no recuerdo de ellos escríbanles una carta. Cuéntenles como se los imaginan, que les hubiera gustado hacer y léansela a la foto o dibujen un retrato si no tienen una foto de ellos, y si tienen la oportunidad de que todavía vivan léansela y sentirán la emoción de sus ojos al escuchar sus palabras de amor. Nuestros abuelos nos enseñan de nosotros mismos porque en general todo es cíclico y todo vuelve. Yo estoy celebrando la existencia de mi abuelo de la mejor forma que puedo, recordándolo con mis palabras.

Cuando era chiquita en una suerte de Heidi de ciudad adoraba cantarle la canción a mi abuelito “Abuelito dime tú” y él sonreía y me abrazaba. Mi abuelo era rígido en la niñez, creía que las reglas de buena educación y el orden eran la mejor enseñanza que podía darme. Pero esta actitud hizo que pudiera lograr lo que quería.  Llego a los 92 años, lucido y saliéndose con la suya, amago como 5 veces en morirse en sus últimos 10 años y siguió viviendo, porque quería vivir.

Mi abuelo era boliviano y en una suerte de sorteo de mi bisabuelo término en Argentina, tres visas fueron sacadas: una americana, una francesa y una argentina. A mi abuelo le toco la tercera mientras sus otros dos hermanos terminaron cada uno en uno de los otros destinos. Pero en esa suerte de la vida, llego a Santa Fé y conoció a mi abuela y el destino hizo sus malabares para que terminaran juntos el resto de su vida.

Me enseño sobre valores y solidaridad, hoy cumpliría 94 años y lo celebro recordándolo con esta carta que le escribí el día que se fue…

Adios abuelito! Y llego el día de decirte adiós, aunque las lágrimas corren mi felicidad es absoluta. Llegaste a los 92 años con un cutis impecable y un temple de acero. Luchaste en la vida hasta el último momento sin querer irte. Trabajaste hasta que no pudiste más. Ni la escalera empinada podía frenarte. Todos los días impecable, cumpliendo tu tarea. Ese escritorio nunca quiso ser vaciado. Actualizado siempre te encontraste, ganando siempre en tener el último aparato tecnológico y usando todas las aplicaciones como si fueras un niño de 10 años. Todavía cierro los ojos y te veo llamándome por skype, lo hacías mejor que yo. Siempre me ganaste. Si mi abuelo lo hace, ¿como yo no? Informado era tu virtud. La realidad era tu amiga y siempre estabas proyectando. Sabias siempre que receta tomar, que ejercicio hacer, que podías mejorar.
Tengo tanto para agradecerte. La solidaridad fue tu enseñanza desde muy pequeña ayudando siempre desde el club de leones y a donde fuera necesario. Si uno puede tiene que hacerlo. Desde muy chica viéndote en acción, organizando rifas, sorteos para ayudar a los necesitados, construyendo escuelas, siempre activo en lo social. La familia es lo primero fue tu lema siempre. Todos los sábados comiendo en familia para charlar de los que nos acontecía, para estar siempre vinculados, para saber cuales eran nuestras raíces. El sabor de la comida tu especialidad, comer bien es un placer, tal vez el placer que más pude verte saborear y claro tu mimo siempre pasaba por tener el plato preferido de sus nietos cuando volvían a visitarte. La formalidad era tu forma, la racionalidad tú arma y tu acción constante te llevo a hacer todo lo que te imaginabas. Te quiero por todo lo que me diste y por todo lo que fuiste.

Un ariano empedernido que siempre lucho hasta el final. Hace como 10 años que estas ganándole una pulsada a la muerte y no lo lograba, no podía contigo. Todavía recuerdo como te agarro el acv (accidente cerebrovascular) y sin dudarlo sacaste un papel de la oficina con todos los pasos a seguir y aun perdiendo el habla, la volviste a recuperar, ejercitando. Tu ahínco me deslumbraba y lo seguirá haciendo como ejemplo. Tengo que destacar tu coquetería, no había forma de sacarte desprolijo a ningún lado. Estando en el hospital, preguntabas que estando quieto perderías tu masa muscular que tanto trabajo te daba. Siempre conciente, siempre atento.
Tan solo hace días fui a verte para despedirte y a sabiendas de que podía estar llegando el final, porque todos fuimos a saludarte por tu cumpleaños, nos mostraste tu fortaleza. Siempre sabias todo. Engañarte no era una posibilidad. Tan solo quería hacerte sonreír porque llegar a los 92 anos ya era una bendición y llegar tan lucido era maravilloso. Y de la manera menos pensada logre sacarte la sonrisa que buscaba, tenia que explotarme un globo en la cara para lograr tu risa. Todas mis monerías no habían logrado el resultado, te daban vergüenza. Cuando te quería hacer reír en el hospital me mirabas y me decías no te das cuenta que estoy preocupado, y yo pensaba de que tenes que estar preocupado con 92 años, de nada abuelito, ya te viviste todo. Te llenamos el cuarto de globos en la habitación y claramente nunca fuimos el número permitido de visitas en tu cuarto. Todos una sonrisa conquistando las enfermeras, siguiendo los buenos consejos de mi abuela que en paz descanse seguía protegiéndote desde el cielo.

Lograste tanto abuelito que a veces no se si te diste cuenta. Un largo camino trabajando con ahínco para superar todos los obstáculos. Un chico descarriado y divertido en la adolescencia que exprimió hasta los 26 años «los aires de Bonn vivan» y dado que no sentabas cabeza te mandó tu papa a Argentina desde Bolivia a que forjes tu destino. Las cartas se barajaron y caíste en una ciudad llamada Santa fe donde estudiaste y te enamoraste de mi abuela Hilda, capitulo que se merece una novela aparte y que algún día terminare. Una abuela soñadora que vivía en una cajita de cristal como una bailarina y que vos continuamente trajiste a la realidad. Después de mucho trabajo y de mucha paciencia se casaron para tener a tres hermosas hijas (y completar con la hija que ya tenias, que siempre cuidaste a la distancia) y mudarse a Bahía blanca para fundar la universidad del sur como ingeniero químico tu carrera, de la cual fuiste un orgulloso profesor y pudiste construir tú fabrica IFI Araoz, tu único hijo varón. Una oportunidad que término siendo tu vida. Trabajaste, viajaste por el mundo y alimentaste los valores cristianos para tener una gran familia.

Tengo tantas anécdotas divertidas contigo. Abuelito dime tu era nuestra canción y siempre me sorprendiste porque eras mas inteligente de lo que podía imaginarme. Todavía me acuerdo el día que me llamaste porque me necesitabas como traductora para tu empresa porque un australiano venia a terminar un negocio. Emocionada ni dude en viajar a ayudarte y mientras se daba la reunión me daba cuenta que entendías más que yo porque además eran todos términos de ingeniería que desconocía, pero aun así me puse el casco y entre a la empresa de gas y por un día me sentí una actriz trabajando en una película de una fabrica. Después de dos días de traductora te miro y te digo: ¿si entendías todo para que me necesitabas? Me mira y me dice “Claro hijita,  tenia que ganar tiempo para pensar y poder ganar el negocio. Con tu simpatía, contándole de tus viajes podía negociar mejor“. No lo podía creer, todavía me río acordándome de la situación. Eras un estratega brillante.

Forja tu destino me decías, tal vez no esperabas que tomara las decisiones que he tomado, pero de lo que estoy convencida es que estabas orgulloso, no sabias como lo lograba y a pesar de tu preocupación en todas mis aventuras, te divertían y terminabas en la conclusión que tenia un dios aparte. En realidad no es un dios aparte, es querer exprimir todo el jugo de la vida, para que cuando me toque despedirme lo haga con una sonrisa, recordando todo el largo camino. Espero que tú hayas podido cerrar los ojos y despedirte en paz sabiendo que diste todo lo que podías.

Siempre en mi corazón.

milagros de maria 192El día que se murió me encontró pintando este cuadro “Milagros de María”

Feliz día mama

mamita

Feliz día mama. Feliz día a las mamas creadoras y generadoras conquistadoras del día a dia. Guerreras de la incertidumbre y de la costumbre. Unidas siempre por la misma confianza de que todo va a estar bien y soñadoras de que el mundo se construye de a poquito. Conocedoras de la intuición y del estar unidos para siempre y por siempre aunque parezcan que uno se pierde en el camino. Aprenden de la paciencia al dar vida y de entender los ciclos.

Mi mama si que lo aprendió, tuvo que cuidarse mucho para que pudiera nacer ya que desde antes de que lo hiciera fui muy inquieta y movediza, como mi nombre lo indica casi un milagro. Mi mama me dio la vida y con ella un montón de herramientas para poder estar aquí y cada vez que crezco me doy cuenta de que hay cosas que se maman desde la panza y que por suerte no hay enciclopedia que te las enseñe. Uno se refleja en los padres que le dieron la vida más de lo que uno se imagina y eso te da la fuerza para seguir siempre adelante ante viento y marea. Mi mama me enseño a ser creativa porque cuando“no había” o “faltaba” mi mama sacaba de la galera como un mago y convertía la ausencia en presencia y organizaba todo para que no se notara. Mi mama me enseño que lo imposible a veces es más fácil que lo posible y a pesar de todas las piedras en el camino sus sueños siempre la mantuvieron en marcha para seguir adelante. Constancia y perseverancia son tú gran legado en mí mama. Trabajar siempre en pos de un objetivo. No rendirte jamás. Mi mama siempre me ha mostrado que siempre hay que continuar cuando todo se complica y que como una leona podes mostrar tu fiereza y destreza para defender a tu cría y que si te dicen “no” tal vez es un “si”, todo es posible.

A mi mama siempre le gusto la excelencia y la perfección y lograba construir un castillo donde solo había una cabaña y viceversa. A veces terminábamos en castillos que ni ella se daba cuenta, y que yo como una princesa de cuentos infantiles disfrutaba a mas no poder, entendiendo que los sueños si podían cumplirse que no solo quedaban encerrados en los cuentos; y mi desarrollada imaginación encontraba lugar para que pudiera algún día vivir de lo que soñaba. Mi mama siempre fue una gran profesora y recién ahora me doy cuenta del placer que se experimenta al enseñar lo que uno ama, la alquimia que se provoca en otro al compartir lo que se entiende de las cosas que disfruta hacer. Ser bióloga tiene sus secretos, ver en las partículas el todo y entender que todo es necesario para que haya ecosistema, aprender de las células es algo que nunca me voy a olvidar, ella hacia fácil lo difícil y me hacia aprender nombres que no podía retener pero con su pasión me los daba por osmosis. Mi mama me preguntaba como era eso de que me inspiraba cuando tenía 16 años y no quería dormir, y la inspiración es casi como ser madre, porque implica de una idea, o de una cosa poder crear otra sin pensarlo y soltarla para que encuentre su camino.

Mi mama me explica las cosas mejor que nadie por eso siempre la consulto aunque a veces tome después mi camino y decida plantar otras semillas y subir otras montañas. Nunca quise ser rebelde porque sabia que ella siempre sabia todo y sino se esforzaría en buscarlo o solucionarlo, siempre aprendí a tomar conciencia de las cosas que decidía o hacia. Me enseñaste de la estructura y a tu manera a poder estar en el mundo de las formas aunque el mundo de la imaginación y de los sueños es donde navego mejor. Lo que siempre agradezco es la libertad que me confiaste para poder desplegar mis alas con firmeza y poder llegar a volar a lugares impensados. Desde esta gran libertad reside la confianza de que todo es parte del camino y de que las cosas suceden como tienen que suceder.

En tu día mami te digo que como las mariposas que tanto me gustan hay que aprender a volar, cambiar y soltar y finalmente la vida es esto el gran camino que lograste para seguir sonriendo. Tu amor lo tengo en mi corazón y esa es mi fuerza y desde ahí miro mi destino. Tu hija ya creció y es una mujer que valora cada día tus enseñanzas, tu crianza y sobretodo tu compañía. Gracias a vos que me enseñaste a seguir ante cualquier circunstancia y a ponerle onda a las cosas. Gracias por siempre estar

conmama

Tomando el té con mi abuela

tomando el te con mi abuela 2

“Tomando el té con mi abuela”

Mi abuela se llamaba Hilda de los Milagros Ranea, nació en Santa Fé y le gustaba tomar el té. Siempre te invitaba a las cinco de la tarde casi como un ritual, jugaba a las cartas, bordaba pañuelos y te contaba cuentos mágicos. Su desarrollada imaginación hacia que me quedara toda la noche escuchándola cuando era chica para no perderme sus historias, que jamás podía volver a repetir, ya que improvisaba con una seguridad que te hacia pensar que el cuento existía y que lo había estudiado de memoria. A mi abuela le gustaban las estampitas, los rosarios y los pesebres. Cada vez que viajaba le traía alguna de estas cosas porque las coleccionaba y las guardaba como un tesoro. El puente de santa fe era su memoria y le gustaban las rosas, pero lo que mas le gustaban eran los bombones de chocolate y los secretos que terminaban siendo conocidos por todos porque empezaba una cadena de contar sin que nadie cuente nada pero se tentaba y le contaba a varios, por lo tanto si uno solo abría la boca nos enterábamos que todos sabíamos la misma historia. Mi abuela siempre lograba lo que se proponía y como si tuviera una varita mágica le hacia honor a su segundo nombre: Milagros.

Este cuadro es mi homenaje a su existencia en mi vida, era puro corazón y muy femenina, le gustaba la noche y las joyas y si quería podía hacerte ver que se podía volar en alfombras mágicas y que el príncipe de tus sueños siempre estaría esperándote si te hacías rogar lo suficiente. Mi abuela tenia tácticas de los si y los no en una relación aunque después no los aplicara. Le gustaba cocinar y te hacia sentir que su cocina era la del mejor restaurante. Sus placares estaban llenos de tesoros de antaño,  los sombreros y los guantes eran mis preferidos, te llevaban a otro tiempo con solo abrir las cajas que los guardaban, por momento me sentía cenicienta bailando en el baile con las zapatillas de cristal por las piezas que me mostraba.

Cuando murió prometí escribirle un cuento ya que siempre la imaginaba como una muñeca de porcelana, porque era muy sensible y muy bella.

“Había una vez una abuelita que se llamaba Hilda, tenia la piel como la porcelana, rizos colorados y  los ojos claros que cambiaban según el tiempo. Hilda parecía una princesa que se había escapado de algún cuento de hadas. Era tan bella que pasaba horas contemplándose en el espejo para estar siempre radiante. Hilda estaba llena de secretos, de cofres y cajas en las que guardaba recuerdos. No podía desprenderse de nada, a cada objeto le encontraba un lugar especial. Su marido Jaime trabajaba la mayor parte del día lo cual le daba mucho tiempo para estar consigo misma. Hilda se imaginaba historias para contarles a sus nietas cuando se quedaban en la casa…” Han pasado varios años desde esa promesa y cada vez que siento a escribirle no puedo continuarlo, tal vez porque no quiero convertirla en un personaje de mis cuentos sino quiero que siga fresca y real en mi vida tal cual era.

Esta es la historia que nunca termina de cerrarse…

 

MUÑECA DE PORCELANA

Había una vez una muñeca de porcelana, era tan hermosa como frágil por lo cual tenia que ponerse dentro de una vitrina especial siempre bajo llave. La vida pasaba por detrás de la vitrina, ni el aire le llegaba. La muñeca se acostumbro al silencio del espacio y a inventarse amiguitos imaginarios dado que la soledad era su gran compañera. Desde la vitrina veía como las niñas la miraban pero siempre terminaban eligiendo a las muñecas de goma o de trapo. Se imaginaba a veces que era una de ellas pero también de esa forma corría el riesgo de ser olvidada o dejado de lado por una más nueva. Como ella era tan cara y hermosa nadie la compraba en la juguetería, era lo que pensaba. Todo el mundo la miraba deslumbrada: ¡que hermosa es! Puede dejármela ver, le preguntaban al juguetero y cada vez que el la sacaba respiraba el aire puro y se llenaba de ilusión; pero duraba tan poco fuera de la estantería que ni bien sentía el aire en sus pulmones se daba cuenta que ya estaba dentro de nuevo. El problema de la muñeca era que tenia una pequeña rajadura en su mejilla derecha, era un defecto de fabrica, por eso debía ser tratada con mucha cautela y todos los compradores al verla en detalle creían que no valía la pena comprarla.

Hasta que un día, una niñita de pecas coloradas y ojos color del tiempo la compro. La niña era tan frágil como la misma porcelana, de piel blanca como la nieve y labios morados. Sentía que como la muñeca no podía hacer muchas cosas así que le parecía que iba a ser una buena compañía para su largo viaje y la nombro Marilu, por haberla encontrado. La niñita llamada Hilda se mudaba de ciudad, se había tomado la decisión por el trabajo del padre y dado que sus cuatro hermanitos se habían muerto por diferentes pestes a lo largo de sus seis años, la cuidaban con extrema delicadeza para que nada le pasara. Solo ella y su hermanita más chica que estaba enferma desde su nacimiento quedaban. Los padres les habían prometido que podían llevar solo dos objetos, uno viejo para recordar lo que dejaban atrás y uno nuevo para que puedan ver lo que les esperaba. Hilda tuvo que dejar su caballito de madera, los vestidos de seda de las muñecas de trapo, el oso de peluche que solo le quedaba un ojo, y todo lo que le había pertenecido a lo largo de esos años. Hasta los soldaditos de plomo de sus hermanitos tuvieron que ser dejados. Todo su mundo para ella desaparecía, pero el único objeto que no podía dejar era un armario dorado de fino metal con cajoncitos de nácar y perchas del mismo material. El armario tenía muchos cajones donde Hilda guardaba recuerdos, su primer diente, una piedra de forma de corazón, un pedazo de piel, y otras cositas que había encontraba por el camino. En su interior, también había sombreros, pañuelos y algunos tapados para muñecas.  Por la mudanza solo podían llevar lo imprescindible, repetía el padre sin cesar, por eso Ángeles, la madre, decidió salir de compras con las dos niñas. Ni bien Hilda vio la muñeca de porcelana con sus ojos de vidrio y sus cachetes colorados, sintió que era la cosa mas extraordinaria que había visto en su vida y le pidió a su madre que se la comprara. La verdad que el juguetero al ver a la mujer y a las dos niñas que le contaron su historia decidió dejarle la muñeca a un precio más accesible, considerando que hacia años que se encontraba en la vitrina y nadie finalmente la compraba. Hilda, descubrió al sacarla que tenia una grieta en su cachete pero para ella era tan hermosa que no le importo, era la poseedora ideal del placard dorado. La hermanita eligió un conejito de peluche que se sumaba a la cajita de música rosa con una bailarina en su interior que siempre la acompañaba. De esta forma salieron del negocio contentas y agradecidas por sus nuevos objetos que llevarían de viaje.

El viaje duraba dos largos días en auto y sus cosas recién llegarían en dos semanas. Dejaban no solo su casa sino todos sus recuerdos. Empezarían una nueva vida en una nueva ciudad. Así fue como ni bien llegaron a su nueva casa, las dos niñas eligieron el cuarto que compartirían. Marilu se había acostumbrado a mirar el mundo por la vitrina pero no ha vivirlo y ahora tenia la oportunidad de estar en él. Todo la sorprendía, pero veía que Hilda no se manifestaba, permanecía en su mundo, recluida, sin decir casi palabras. Su hermanita no hablaba bien, por lo cual su relación se basaba en el cuidado de Hilda para que nada le pasara. Marilu quería que su dueña le contara cosas, le mostrara el mundo. Pero Hilda tenía miedos de que le pasara algo como a sus hermanitos y por eso permanecía encerrada dentro de la casa. No salía a jugar con sus amiguitas a la soga sino que se pasaba muchas horas en la cocina aprendiendo nuevas recetas y escuchando los chismes de las vecinas del barrio que le contaba la cocinera de la casa.

 

Marilu fue la compañera de todos los cambios de Hilda, desde su paso por el colegio hasta cuando decidió casarse con Jaime, un extranjero que la conquisto por su insistencia y su determinación en el amor que le profesaba. La muñeca fue la testigo del nacimiento de sus tres hijas y hasta de sus nietos y la que escuchaba las confesiones de su dueña sin filtro y sin palabras endulzadas. Hilda siempre la cuidaba, pero con el paso del tiempo la guardo en una vitrina al igual que en el negocio que había estado. Un día Hilda se olvido de ella, y abrió la vitrina apurada para sacar unos bombones que había guardado y Marilu queriendo llamar la atención de su dueña se cayo del estante. La muñeca se destrozo a pedazos y con ella todos los secretos de Hilda se esfumaban. Marilu se transformo en partículas de porcelana brillante y Hilda entendió que a pesar de que ya no estaba más sus recuerdos siempre la acompañarían porque eran parte de su alma y que finalmente la muñeca que había sido su futuro se había convertido en su pasado.