Color del día

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“De los miedos nacen los corajes, y de las dudas las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. Al fin y al cabo , somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” Galeano

Si no tocas al otro, si no experimentas esas cuerdas de guitarra, esa pintura que con el agua deja de ser manejable y comienza a fluir, no podes crear. El contacto con lo otro provoca la creación de nuevas cosas. Si todo fueran botones e imágenes seguiríamos sintiendo a través de otros pero no nos animaríamos a cambiar, a ser distintos a lo que somos. Lo importarse es atreverse a jugar en el mundo con lo cotidiano.

Inspiración para un día en la cama

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“Volcán de emociones”

- La pasión como puerta de la magía en la vida, Tedx https://www.youtube.com/watch?v=hVpdN4xBlDM

- Jugar, Jugar, Jugar, el mundo va en esa dirección, experimentar: https://www.youtube.com/watch?v=DBvK1VY2020#t=91

- “Cuando quiero algo me lo pido a mí misma” https://ciseiweb.wordpress.com/2015/05/13/cuando-quiero-algo-me-lo-pido-a-mi-misma/

 

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“Esos vericuetos que se convierten en encuentros”

Exposición Alegría

Alegria Normal

Hay cosas que no se ven de día pero de noche relucen. A veces uno ni se da cuenta que está haciendo hasta que puede verlo de afuera. A veces simplemente hay que animarse a dar un paso y ese paso te lleva a un montón de otros caminos que ni uno se imaginaba.

Alegria fluor

Fue un placer compartir la exposición en Caix, en el marco del festival Alegría con amigos artistas como Luna Portnoi y Gonzalo Prieto con la alegría de mis alumnas que exponián por primera vez,  Agos Schena, Agus Conoscenti,Andrea Ferrario, Antonela Monachesi, Cecilien Hof, Celeste Saenz, Clara Rico, Claudia Martinez, Delfi Oronato, Flopy Robles.Josefina Valiani,Leo Lisman,Lucia Garro, Lucia Ferreyra,Majo Fosati,Malu Esteves,Maria Eugenia Postiglione,Mariana Trombetta,Michelle Perez Verdier,Monica Salamó, Palo Fernandez, Orne Herborn, Soe C. Iriart. Vane Amendola, Vicky Gallardo, Victoria Elicabe, con otros artistas que exponían también.

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Cuadro Alegría para la exposición.

Cuadro Alegria

Color del día

Amor a la altura de mi corazon

Yo deseo un amor a la altura de mi corazón espiritual

Mantra SO PURKH

Yogi Bhajan enseñó que una mujer que recita este shabd tiene el poder de hacer que se disuelva cualquier negatividad en relación con cualquier hombre.

– De acuerdo a Shakti Parwha Kaur, Yogi Bhajan hablaba maravillas sobre el tremendo poder y potencial de recitar So Purkh. Decía que la mujer puede usar este shabd para:

– Atraer al alma de un niño a través de ti que será un Dios.
– Sanar a un hombre
– Transformar a un hombre en un hombre Divino.
– Atraer a un hombre Divino a que sea tu pareja.
– Hacer que lo Divino se manifieste ante ti.

Se recomienda recitar este shabd 11 veces al día en su idioma original, Gurmukhi. Aquí encontrarás la traducción en Español para que conozcas su significado.

 

So Purkh en Gurmukhi

Raag aasaa mehela chauthaa So Purkh.

Ik ong kar sat gur parsaad.
so purakh niranjan har purakh niranjan har agmaa agam apaaraa.
sabh dhi-aavahi sabh dhi-aavahi tudh jee har sachay sirjanhaaraa.
sabh jee-a tumaaray jee tooN jee-aa kaa daataaraa.
har dhi-aavahu santahu jee sabh dookh visaaranhaaraa.
har aapay thaakur har aapay sayvak jee ki-aa naanak jant vichaaraa.

tooN ghat ghat antar sarab nirantar jee har ayko purakh samaanaa.
ik daatay ik bhaykhaaree jee sabh tayray choj vidaanaa.
tooN aapay daataa aapay bhugtaa jee ha-o tudh bin avar na jaanaa.
tooN paarbarahm bay-ant bay-ant jee tayray ki-aa gun aakh vakhaanaa.
jo sayveh jo sayveh tudh jee jan naanak tinh kurbaanaa. ||2||

har dhi-aavahi har dhi-aavahi tudh jee say jan jug meh sukh vaasee.
say mukat say mukat bha-ay jinh har dhi-aa-i-aa jee-o tin tootee jam kee faasee.
jin nirbha-o jinh har nirbha-o dhi-aa-i-aa jee-o tin kaa bha-o sabh gavaasee.
jinh sayvi-aa jinh sayvi-aa mayraa har jee-o tay har har roop samaasee.
say dhan say dhan jin har dhi-aa-i-aa jee-o jan naanak tin bal jaasee.

tayree bhagat tayree bhagat bhandaar jee bharay bay-ant bay-antaa.
tayray bhagat tayray bhagat salaahan tudh jee har anik anayk anantaa.
tayree anik tayree anik karahi har poojaa jee tap taapeh jaapeh bay-antaa.
tayray anayk tayray anayk parheh baho simrit saasat jee kar kiri-aa khat karam karantaa.
say bhagat say bhagat bhalay jan naanak jee jo bhaaveh mayray har bhagvantaa.

toon aad purakh aprampar kartaa jee tudh jayvad avar na ko-ee.
toon jug jug ayko sadaa sadaa toon ayko jee toon nihchal kartaa so-ee.
tudh aapay bhaavai so-ee vartai jee toon aapay karahi so ho-ee.
tudh aapay sarisat sabh upaa-ee jee tudh aapay siraj sabh go-ee.
jan naanak gun gaavai kartay kay jee jo sabhsai kaa jaano-ee.

 Traducción en Español

El verdadero regalo de mi Gurú es que yo sepa que soy uno con Dios.

El Uno Primordial es perfectamente puro. El Dios Primordial es perfecto. Él está en todo y más allá de todo.

Todos meditan. Todas las almas meditan en ti, oh Verdadero Creador.

Todas las almas son uno contigo. Todas las almas provienen de ti.

Oh Santos, mediten en Dios y todas sus dolencias desaparecerán.

Dios mismo es el Maestro. Dios mismo es el sirviente. Oh Nanak, todos tienen las manos vacías ante él.

Tú estás en cada latido de mi corazón y en el de todos los corazones. Oh Señor tú eres el Uno en cada persona.

Algunos dan otros toman, todo es tu obra.

Tú eres el dador y tú eres quien recibe. Tú eres todo.

Tú eres el Dios de todo; sin fin e Infinito. No tengo palabras para describir tus virtudes.

Oh Señor, Nanak es un sacrificio para los que sirven y te sirven para siempre.

Medita en Dios. Medita en Dios y tu alma estará en paz en este mundo.

Medita en Dios y vive libre. Vive libre sabiendo que la trampa de la muerte no significa nada.

Medita en ese Uno que no tiene miedo, en el Dios que no tiene miedo y vive sin temores.

Los que sirven Oh aquellos que sirven a mi Señor, son uno con Har y se ven divinos.

Benditos, benditos son los que meditan en Har. El sirviente Nanak es un sacrificio para ellos.

La devoción hacia ti, oh la devoción hacia ti es un tesoro que siempre está rebosando.

Los que te aman, oh los que te aman te alaban a ti mi Amado, por siempre y para siempre.

Por ti, sólo por ti Oh Señor es que se realizan tantas pujas y que tantos cantan sin parar y se disciplinan a sí mismos.

Por ti sólo por ti oh Señor es que tantos leen los Smirtis y los Shastras y hacen kriyas y ceremonias.

Esos que te aman, esos que te aman son sublimes Oh sirviente Nanak,

Tú eres el Uno Primordial, el más grandioso creador de todo. No hay nadie tan grandioso como tú.

A través del tiempo y más allá del tiempo, Tú eres el Uno, el Creador constante y verdadero.

Tú lo haces todo y todo sucede de acuerdo con tu voluntad.

Tú creas el universo entero, lo destruyes y lo vuelves a crear.

El sirviente Nanak canta las alabanzas a su bien amado Señor por siempre y para siempre.

Él es el conocedor dentro de todas las almas.

 

El muro de los Deseos

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Mis deseos hoy llegaron al muro de los lamentos en Israel. Mi energía hoy viajo hasta allí, es cuestión de tiempo de que mi cuerpo llegue ahí. Todo siempre empieza dentro. Para mí es un muro de la felicidad o de los recuerdos porque alberga sentimientos de todos nosotros, y cualquiera puede dejar su deseo. Gracias Romina Oppel  por ayudarme a llegar. Y mientras mis deseos en forma de papelitos viajan mi alegría se multiplica para festejar esta noche.

Creamos lo que deseamos. Si empezáramos a ver la realidad como una invitación al juego en la vida podríamos amarla tal cual es. Las salidas siempre están pero no las vemos porque no las queremos ver y a veces simplemente es tan simple como compartir un deseo con un otro. A mí me enseñaron que había que guardar los secretos para que se cumplan, últimamente cuanto más los compartos suceden y ahí encuentro la magia.
Soy artista como cualquiera de ustedes si quieren hacerse cargo de moldear la realidad, de transformarla. Ser artista es ser alquimista y ahí reside su maravilla. Empecemos a ver más allá de lo que parece, todo es una oportunidad para aprender o simplemente jugar un rato en los zapatos de un otro.11722164_10155869845240165_1323148658940135206_o

 

“Siglo XIX, ¿En que se ocuparía un alquimista genial? ¿Qué pasaría con Cristóbal Colón hoy, cuando las rutas marinas son atendidas por cientos de empresas de transportes? ¿Qué escribiría Shakespeare en una época en la que el teatro aún no existe o ha dejado de existir?

Cuando el hombre tiene talento para una actividad a la que ya le han sonado las campanadas de medianoche, ¿Qué ocurre con su talento? ¿Se transforma?¿Se adapta?¿Se convierte Cristóbal Colon en director de una empresa de viajes?¿Escribirá Shakespeare libretos para Hollywood?¿Producirá Picasso series de dibujos animados?¿O todos estos grandes talentos se harán de un lado, se irán, por así decirlo, al convento de la historia llenos de cósmica desilusión por haber nacido fuera de tiempo, fuera de la época que es la suya, al margen del cuadrante para cuyo tiempo fueron creados?¿Abandonaran su impuntual talento tal como Rimbaud abandonó a los diecinueve años la poesía? ¿Llevaba dentro de sí el personaje de mi novela las posibilidades no realizadas de un gran pintor? ¿O no tenía talento alguno? ¿Dejó la pintura por escasez de fuerzas, o precisamente al contrario, por la fuerza de su clarividencia, que entrevió la vanidad de la pintura? (…) Si el personaje de la novela se sentía cada vez más atraído por las finanzas y la bolsa eras quizás entre otras cosas porque esta actividad le parecía lo contrario a sus sueños acerca de una carrera artística.

A partir del momento en que el sentimiento se considera un valor, todo el mundo quiere sentir, y como a todos nos gusta jactarnos de nuestros valores, tenemos tendencia a mostrar nuestros sentimientos.

Pienso luego existo, es el comentario de un intelectual que subestima el dolor de muelas. Siento, luego existo es una verdad que posee validez mucho más general y se refiere a todo lo vivo. Mi yo no se diferencia esencialmente del de ustedes por lo que piensa. Gente hay mucha, ideas pocas, todos pensamos aproximadamente lo mismo y las ideas nos las traspasamos, las pedimos prestadas, las robamos. Pero cuando alguien me pisa un pie, el dolor solo lo siento yo. La base del yo no es el pensamiento, sino el sufrimiento, que es el más básico de todos los sentimientos. En un sufrimiento fuerte, el mundo desaparece y cada uno de nosotros está a solas consigo mismo. El sufrimiento es la universidad del egocentrismo. “ Milan Kundera en La Inmortalidad

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ALEGRIA

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Este viernes 3 de julio en el marco de la fiesta Alegría  #3 en Caix, Costa Salguero estaré exponiendo con amigos artistas y mis alumnos para festejar este sentimiento de gozo y plenitud que es sentir la alegría dentro de cada uno.  A mí siempre me sorprende como una palabra puede desatar tanta diferencias en una persona, como cada uno se conecta con distintas cosas con ciertos disparadores, por eso es tan importante conectarse con lo positivo y lo luminoso para poder crear y conectarse con la potencialidad de lo que podes dar.

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LINE UP COMPLETO DE ARTISTAS

Abril Lucini
Agos Schena

Agus Conoscenti
Andrea Ferrario
Anita Warckmeister
Antonela Monachesi
Atilia Sanguinetti
Azul Zorraquin
Celeste Saenz
Coni Ruiz
Dario Parvis
Delfi Oronato
Fatima Razetti
Flopy Robles
Flor Parrondo
Gonzalo Prieto
Ine Garcia Saenz
Jimena Casas
Johy Ekonen
Josefina Valiani
Leo Lisman
Lucia Garro
Lucia Ferreyra
Luna Portnoi
Majo Fozati
Malu Esteves
Manu Lozzia
Manu Nuñez Cassina
Manuel Denegri
Manuela Martinez
Maria Baylac
Maria Eugenia Postiglione
Mariana Trombetta
Susana Gimenez
Martin Raggio
Mia De Miceu
Michelle Perez Verdier
Mili Canzani
Monica Salamó
Nana Zulueta
Orne Herborn
Pili Canzani
Soe C. Iriart
Sofi Menendez
Sofia Cibils
Sol Garcia Saenz
Sol Wade
Soli Viton
Stephanie Rivalta
Vale Rovatti
Vane Amendola
Vicky Gallardo
Victoria Elicabe

 

La expo es de 23:30 a 02:30 am. Después hay fiesta hasta las 07.30 am.

LINE UP COMPLETO DE BANDAS Y DJS

Club

00:00 – 01:00 am – RORRO
01:00 – 01:45 am – BANDALOS CHINOS
01:45 – 02:30 am – DESPERTAR ANTOLES
02:30 – 04:00 am – MATTEO GRITTI
04:00 – 06:00 am – MATIAS SUNDBLAD
06:00 – 07:00 am – PETRA

Main Room

00:00 – 01:30 am – FEDE BURSICH
01:30 – 02:00 am – CORTA LA BOCHA
02:00 – 03:30 am – TUCU LEDESMA
03:30 – 05:00 am – TOMMY MUÑOZ
05:00 – 07:00 am – PANCHO ROTTA

Terrace

00:00 – 01:00 am – FRANCISCO RETACCO
01:00 – 02:00 am – FAKA FANTI
02:00 – 03:00 am – FER CANTINI
03:00 – 05:00 am – FRAN MICHELETTI
05:00 – 07:00 am – JUANI IANNUZZI

Conga Room

00:00 – 01:30 am – BENJA TERZOLO
01:30 – 03:00 am – MATI PAPINI
03:00 – 05:00 am – TITO WHITE
05:00 – 07:00 am – CHRISTIAN ROJAS

Bandalos Chinos y Despertar Antoles se estarán presentando en vivo el viernes 3 de julio en el marco de la fiesta Alegría #3 en Caix, Costa Salguero

Para escuchar:

Despertar Antoles
https://despertarantoles.bandcamp.com/

Bandalos Chinos
https://bandaloschinos.bandcamp.com/

Para ver:

Fieras del fondo – Despertar Antoles
https://www.youtube.com/watch?v=jA7XaMQ6ZDY

Nunca estuve acá – Bandalos Chinos
https://www.youtube.com/watch?v=V3RvuGyGGEQ

Mujeres mayores de 20 años, hombres mayores de 22 años.

Entradas anticipadas: $150

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“Todos servimos para algo pero no todos servimos para lo mismo”. @alejodorowsky

Sentir Mural

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Tarde unos cuantos años en cumplir mi sueño en mi ciudad natal, Bahía Blanca, de poner colores en las paredes. Caminando al colegio primario me imaginaba cuan alegre sería mi ida y vuelta al colegio si las paredes grises que veía fueran de colores. Tenía unos ocho años y ya creía que los colores te daban felicidad. Pasaron 29 años de esta imagen y un montón de paredes pintadas, lugares, escuelas, plazas, hospitales donde logre poner una cuota de alegría y de color en ellas en mi país y en el mundo, imaginándome que así pudiera sacar alguna sonrisa, pero por más que me ofrecí varias veces en mi ciudad no acontecía. No ser profeta de tu tierra, me resonaba en mi interior.

Y finalmente el día llego. A veces de las formas menos pensada suceden las cosas, y no involucran más que ganas y hacerlas. Hace un mes atrás recibo por inbox un pedido de una madre de la Escuela n1, que me pedía un mural que ella ponía las pinturas y se hacía cargo de pedirlo a la directora, y sin dudarlo dije “Si”. Creo que nunca se imagino la satisfacción que me producía cumplir con su pedido y hasta no llegar a Bahía Blanca no sabía si sucedería. Lleve mis pinceles y las ganas.

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El sábado 20 de junio, en un día patrio, se me abrieron las puertas de la escuela y una desconocida llamada Abigail me esperaba con una sonrisa y tres litros de pintura. La directora pidió si podes que este la huerta, porque impulsa a que los chicos se conecten con la tierra, y como negarme, cuando plantar está implícito en mi obra, plantar semillas que crecen y educarlos en aprender a cultivar sus propios alimentos enseña sobre la vida.

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Mire el patio, sentí la escuela y un corazón que palpitaba apareció en mi mente. Sentir es la palabra, sentir es el camino, sentir es la verdad que nos olvidan de remarcar cuando niños, sentir te habilita a ver con el corazón y mirar lo que no se dice, sentir es ser sabio. Empece a las tres de la tarde, y hasta que se hizo de noche y casi a oscuras seguí pintando hasta terminar satisfecha con la obra y mientras tanto la historia de Abigail fue contada y un camino que hizo que el mio se juntara demostrando que al final de todo es animarse a pedir, salir de la burbuja de uno para crear un puente para hacerlo posible. Dos mujeres haciamos posible que una gran pared fuera pintada, dos personas podían lograr hacer un cambio para otros. A veces simplemente es un paso para que las cosas sucedan, a veces simplemente se necesita imaginar y accionar en la realidad para hacerlo posible.

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Un mural involucra a muchas miradas que a partir de esos colores pueden detonar inspiración, pueden imaginar cosas y que sucedan.

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Placer de hacer este mural, gracias Abigail Cretoon por querer que suceda.

Murales en Peréz Millán

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“Lectura, creatividad, colores, banderas, globos, cuentos, pinturas se unieron para colorear una hermosa tarde”.

El viernes 12 de junio a las 14 hs hice una intervención urbana en Peréz Millán, provincia de Buenos Aires,  para Dadores de Calor,  junto a mis amigas la modelo Cintia Garrido y la diseñadora Karina Perckis, compartimos cuentos, globos, sueños y pinte un mural para la Escuela N° 24 “Malvinas Argentinas” y luego se repartieron donaciones para ayudar a diferentes escuelas rurales. Al otro día pinte un mural para el Jardín de Infantes 906. Alegrar las paredes que es otra forma de dar calor.

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Jornada con los chicos, mientras las madres y abuelas tejían las banderas.

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Las donaciones fueron entregadas a los diferentes establecimientos educativos.

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Mural en el Jardín de Infantes.

REFLEXION

Ayudar siempre hace bien, sobretodo porque compartís con otros. Planteate la pregunta ¿Qué puedo aportar desde mi lugar para hacer la diferencia? ¿Qué podría hacer para mejorar a lo que me rodea? ¿Qué puedo sembrar para que crezca en la realidad? A veces es más simple de lo que imaginamos, solo hay que ponerlo en práctica.

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Plantar una semilla

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Hoy llego el correo y me trajo una caja  con productos para el pelo y con una maceta personalizada que decía “Viajes”, y tierra para plantar semillas Alegría del hogar para tomar conciencia de la ecología y del medio ambiente.

Pero ni bien abrí el paquete y me encontré con el regalo, me acorde de una conversación que tuve con un amiga hace exactamente un año atrás.
Estaba ansiosa por una historia de amor, por un hombre que tenía que esperar y eso hacía que quisiera borrarlo una y otra vez, como si esa fuera la solución a lo que uno siente por temor a perder el tiempo. Mi amiga me dijo mientras hablábamos por teléfono “Tu ansiedad es el miedo al amor. Es tu manera de evitarlo y conservarlo en la mente. Porque uno puede enamorarse un montón de veces y es un sentimiento increíble, pero el verdadero amor solo se construye de a dos y con el tiempo. Aceptar los tiempos del otro es el gran aprendizaje en el amor. El amor fluye, la mente lo estanca. ¿Por qué no plantas una semilla y ves su proceso?”

Sin esperar me puse a hacer el ejercicio, fui a comprar los elementos, pinte la maceta, elegí las semillas y puse la tierra. Esto recién empezaba, tenía que cuidarla y ver que sucedía con ella. Pensar positivamente que daría sus frutos y hasta podía hablarle si quería para contarle cosas. Tenía que aprender a esperar y principalmente a confiar.

Plantar una semilla te hace tomar conciencia de la paciencia. Es un buen ejercicio para pensar en el amor como una semilla, que uno la planta y no le queda otra que esperar para que crezca la flor y para tener éxito hay que entender la suma de las partes. Es un viaje que nunca termina la vida.

Algunas cosas se demoran más que otras para ver los resultados, pero en el mientras tanto con el cuidado, la paciencia y la dedicación mi pelo está cada vez mejor. De la misma forma, como a las relaciones, al cabello o al medio ambiente, hay que dedicarle amor y tiempo para ver los cambios. Tomar conciencia de uno te hace tener conciencia de los otros.

Ahora tengo una nueva oportunidad para volver a plantar semillas y conectarme con mis deseos… manos a la obra.

“Lo que está destinado a suceder siempre encontrara una forma única mágica y maravillosa para manifestarse”.

Cuento El hombre de traje verde

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“Buscando Paz”

En un país donde la pobreza y a la vez la tecnología inunda cada espacio mostrando la dualidad de dos mundos unidos pero tan distantes, la cultura de los indios se mezclaba con la modernidad de los tiempos que corren. Hacia solo dos días que había llegado a este país tan distinto, donde mis raíces se encontraban, la incertidumbre me inundaba completamente en cada momento. Solo observaba sin poder sacar conclusiones, era una contexto diferente, ajeno, que me abrumaba.
Esa mañana salimos muy temprano con mi mama, mi hermana pequeña y mi primo recién conocido, a caminar por las calles sin rumbo definido. Todo era desconocido. La capital de este país era como un gran hormiguero, donde los puestos estaban jerarquizados y donde se distinguían los manifiestos de cada individuo sin necesidad de preguntar nada, las diferencias eran muy claras. Luego de un largo recorrido nos encontramos a la hora del almuerzo con otra prima, para tal fin. Buscamos especialmente un lugar típico para comer las famosas empanadas salteñas.
El bar de dos pisos, enmarcaba nuestras conversaciones que no terminaban. Pensar que eran parte de mi familia que recién nos relacionábamos. Entre charla y charla, tres hombres de traje se sentaron en la mesa de al lado. Al mirarlos me sentí atraída por la mirada de uno de ellos de traje verde, de tez morena, cabello oscuro, mostraba tener alrededor de unos treinta años. Su perfil, su mirada profunda me resultaba atractiva. Su conversación lo mantenía concentrado, intentaba justificar ideas, planteaba argumentos que aunque no oía de que se trataba la charla eran notorios; la forma me daba indicios de su talante. Sentía vergüenza al querer observarlo ya que mi madre se encontraba a mi lado y a pesar de mis veintidós años, mi inocencia todavía se manifestaba como una adolescente en sus primeros bailes. La experiencia no había logrado perder mi ruborización inicial y sentía que la mantendría como un rasgo característico de mi personalidad, que no se modificaría a pesar de los años. La timidez de la atracción no la podía vencer, lo observaba atónita y al mismo tiempo indiferente, ya que mi mirada se perdía en el aire pensando en que era una doncella de los cuentos de hadas, esperando que el príncipe viniera a buscarme, él tendría que dar el primer paso mientras ella esperaría encerrada en la torre sin dar mas que suspiros al aire, creyendo que el viento se encargaría de llevarlos a su encuentro, atrayéndolo a sus encantos.
En un momento sentí que él también me observaba y a partir de entonces un juego de seducción sorpresivamente despertó entre los dos. Nuestras miradas se cruzaban y como en un hechizo nos observábamos, no necesitábamos las palabras. Paralelamente, él dialogo de mi mesa se desarrollaba. Sabia que no me encontraba en esa mesa, mi mente vagaba por la profundidad de mis pensamientos, el pudor de mi interior afloraba incontrolablemente. Para que mis nervios no fueran visibles, ya que su mirada me intimidaba, tome unas hojas de papel y me puse a dibujar. El juego, me parecía asombroso, indescriptible y a la vez divertido. Tenia cerca a mi madre, el límite de que nada pasaría, todo quedaría en un intercambio de miradas; pero me equivoque.
Los minutos pasaron y el almuerzo había llegado a su fin teníamos que continuar nuestra jornada, así que nos dispusimos a irnos. Al levantarse todos, junte apresuradamente mis lápices ya que inconscientemente tenia miedo de que pasaría si me quedaba. Al disponerme a ir para la escalera, siento una mano en mi hombro. Era el hombre del traje verde con mirada profunda que me tomaba desprevenidamente, no podía creerlo.
Estaba nerviosa, la situación me parecía inmanejable. Mi mama a pocos metros se encontraba; pero parecía que a él no lo intimidaba ya que me mira y me dice: “No quieres que nos conozcamos”. Me pidió el teléfono, pero realmente no lo sabía, hacia solo un día que habíamos llegado a esta ciudad tan alta. Asimismo, me resultaba totalmente sin importancia saber el teléfono de donde nos alojábamos, y no podía pedírselo a mi madre ya que la conocía y sabia que nunca me comprendería que ese hombre realmente me atraía aunque ni supiera su nombre. Pensé en una alternativa. Tímidamente le dije que escribiera el suyo en una de mis hojas.
Su nombre apareció en mi cuaderno, su letra lo reflejaba, acompañado de dos números telefónicos que quizás propiciarían un encuentro. No podía creer lo que estaba sucediendo, mi mente no podía emitir palabras ya que estaba totalmente inmersa en una carrera de sensaciones y de pensamientos. Ese hombre se había animado a hablarme adelante de todos y a la vez de nadie, la atracción había sido más fuerte que cualquier obstáculo. No puedo negar que me tomo de sorpresa y quede muda mientras él me observaba y me hablaba, no podía hilar oraciones. Estaba atónita, me dijo unas cuantas frases mas, a las que no podía darle una respuesta. Los nervios me invadieron aunque su mirada me hacia recordar cuanto lo deseaba. Era como que aunque quisiera salir de la torre del castillo donde me encontraba sin cadenas, me encontrara apresada.
Baje las escaleras del lugar como si me escapara de algo; realmente me había sentido invadida mientras no me encontraba preparada, me sentía indefensa ante la sorpresa de su acción. Salí de ese bar con la mirada perdida, mientras mi madre hablaba comentando lo atrevido de ese hombre desconocido, pero dentro de mí sentía que su acción había sido totalmente fascinante. Si no lo hubiera hecho, la situación se habría reducido a algo sin relevancia, tal vez la hubiera recordado como algo que podría haber sido creada por mí desarrollada imaginación. A pesar de que las horas pasaron y los lugares cambiaron, su mirada me perseguía con el solo movimiento de cerrar los ojos. Preguntas sin respuestas encontraba, recordaba el bar nosotros dos enfrentados y me daba cuenta que no le había dado ni una señal de lo que me pasaba.
La tarde transcurrió, me sentía mareada invadida, perdida era una ciudad que parecía sin rumbo. Observaba su gente, mientras tanto comenzó a lloviznar por esa gran avenida, donde la mirada de una pequeña de unos solo siete años aproximadamente, llamo mi atención. Sus ropas eran raídas por la pobreza y a la vez coloridas, sus hojotas sucias y viejas mostraban la calidad de su vida. Era tan solo una niña que me sonreía y se escondía atrás de unas columnas, pero detrás de esa sonrisa podías observar su tristeza, su falta de alimentos, su madurez a pesar de sus pocos años, la gran cantidad de vivencias que ha tenido que enfrentar para sobrevivir en este mundo tan desigual. Su inocencia no la encontraba, ya la había perdido, la calle la había hecho crecer sin respetar esa instancia, sus juegos no habían existido dada la necesidad de pedir una beneficencia. Fueron solo unos segundos donde nuestras miradas se cruzaron, ella desapareció entre el tumulto de la gente, sin que ni pudiera ayudarla con unas monedas que a mi no me hubieran significado nada y tal vez a ella tanto. Pero sus ojos perdidos sin esperanzas se mantendrían vigentes en mi memoria para alertarme cuando sintiera que no tenga posibilidades de cambio.
Los lugares turísticos transcurrieron a lo largo de la tarde. Mi mente se encontraba en otro lugar. Quería llamar al hombre del bar, pero sentía a mama detrás de mí a cada instante. Sentía mi libertad coartada. Las salidas se programaban constantemente, y todas eran en torno familiar. Al otro día, marque ese número con expectativas contrariadas, cierta vergüenza me dominaba, ya que realmente no sabía quien era ese extraño. Pero aunque insistí, no hubo respuesta, él no se encontraba. Cuando ya me encontraba acostada dispuesta a dormirme, me dieron ganas de llamarlo pero en vez de seguir mis instintos preferí que la vergüenza me dominara.
Los días pasaron y recién intente volver a llamarlo una noche a dos días de volverme. Nuevamente no tuve contestación, no entendía porque el destino no quería que nos juntáramos. Aunque sea quería saber quien era, que hacia, a que se dedicaba; pero parecía que no iba a poder averiguarlo.
El fin del viaje era el casamiento de mi prima, por lo tanto el
acontecimiento sucedió y yo ya tenia que volver a mi país a cumplir con mis obligaciones. Pero el recuerdo de la mirada de ese hombre no había desaparecido, aunque tan solo supiera su nombre.
El día de mi partida me levante con la necesidad de probar marcar nuevamente esos números pero ya sin esperanzas. Era la ultima chance, solo horas me quedaban en este sitio, tenía la sensación de que ya no tenía sentido volver a intentarlo, pero nuevamente me equivoque. Una voz se escucha a través del tubo, era él, y nuevamente los nervios surgieron. Una energía brota y me recorre internamente por todo mi cuerpo. Era un fuego de pasión postergado, no consumido que quedaba pendiente. No tenia lógica lo que me sucedía, no tenía tiempo, éramos totalmente desconocidos por los parámetros externos.
La charla transcurrió sin darme cuenta, las preguntas sucedieron sin ni siquiera reflexionarlo. Mi nombre recién entra en escena. Todo era tan extraño, y tan solo fue un llamado para cerrar algo si realmente algo había pasado. Las elecciones presidenciales se habían desarrollado en Bolivia mientras me encontraba y él estaba en una de las listas que había ganado, por eso no había podido contactarlo. Si hubiera dejado un mensaje con un teléfono me hubiera localizado. Los minutos pasaron y al cortar el teléfono sentí que me había perdido de algo, que realmente tenia que aprender a no dejar de pasar el tiempo. Llegue al aeropuerto con la mirada perdida. No podía dejar de pensar en que tal vez apareciera por esas grandes puertas para buscarme, porque no le dije que fuera al aeropuerto, por que el silencio le gano la batalla al vuelo, porque la timidez de no conocerlo pudo mas que las ansias de querer verlo. Quería que el avión no saliera, soñaba con cambiar la historia, un día mas pedía, una oportunidad solicitaba.

Como un llamado al cielo, no había lugar para mi hermana ni para mí en el avión que supuestamente nos llevaba de regreso. Los minutos pasaron entre discusiones de mi madre con las señoritas de la compañía aérea, mientras mis ojitos vislumbraban una esperanza. Sin dudarlo busque las ultimas monedas que tenia en mi bolsillo para llamarlo, para que viniera a buscarme, o aunque solo para que volviéramos a encontrarnos. Marque esos números con una ansiedad tacita que no podía disimular, no contestaba nadie, creí que había marcado erróneamente así que con suma calma volví a repetir el procedimiento sin obtener respuesta. Sin poder comunicarme. No podía entenderlo por mas que intente ya no estaba. El problema con la compañía aérea se arreglo y hubo lugar en el avión. No podía disimular mi decepción, no quería volver, quería solo un día más, pero no pudo ser.

Al llegar a mi hogar, y prender la computadora para ver los emails, en la casilla tenia un mensaje de él que me daba esperanza. Tal vez porque no necesitaba más que esas palabras para saber que los caminos tal vez nos cruzarían, tal vez porque me di cuenta que no todo esta perdido aunque uno a veces no das ciertos pasos. En todo caso ¿cómo es eso de que las cosas no siempre tienen un final feliz?
Si tal vez recién empiezan.

Cuento TACHITO sobre la perfección

Tachito

Había una vez, un niñito que se llamaba Tachito. Era morocho,  de ojos picaros color celestes y  unas pecas que le rodeaban la nariz. Era el encargado de cuidar las plantaciones de manzanas de la Finca “La esperanza”. Su obsesión por la perfección era tan grande que había logrado que todas las manzanas brillaran en sus ramas. Se levantaba muy temprano a la mañana para hacer sus tareas cotidianas y no terminaba hasta el fin de las tardes. Estaba orgulloso de su minuciosidad para cuidar de esos árboles que daban frutas tan apetitosas.  Limpiaba de los árboles, las manzanas en mal estado, para que no desarmonizaran con el brillo de las otras colgadas. Todo era una obra de arte para el, un unísono de belleza lo tenia que rodear por doquier.

En una ocasión, una plaga amenazo la plantación, y las manzanas que solían lucir brillosas y redondas estaban marchitas y oscuras. Tachito no entendía que podría haber pasado. ¿Cuál era la plaga que amenazaba a sus plantaciones? Así fue como cada día, cada árbol presentaba manzanas estropeadas. Como Tachito no podía ver a sus árboles con semejantes manchas oscuras colgando. Sin pensarlo, recogió una por una las manzanas podridas hasta quedar sin aliento. Trabajo toda la noche sin conciencia, quedándose dormido sobre los cajones en mal estado. A la mañana siguiente, se levanto y al observar a sus árboles, se dio cuenta que estaban vacíos. ¡No colgaban manzanas apetitosas de ellos! ¿Cómo les explicaría a los dueños de la finca lo sucedido? ¿Cómo sobreviviría el invierno? ¿Cómo crecerían los árboles la próxima temporada? ¿Cuál había sido la peste que le había traído tanta infortunio?-Tachito agarro su sombrero de paja y se largo a llorar.

Tachito en la plantacion

Al  rato observa, que aun quedaba colgando de un árbol una manzana. Agarra la escalera de madera, para alcanzarla. Se acerca deseando que el brillo de esta opacara su desgracia. Al verla, se da cuenta que estaba fea. Cuando esta por agarrarla, un ruido en el interior de la manzana surge y lo frena.

-          ¿Qué haces? ¡Todavía queres más! ¡No te ha alcanzado con lo que has hecho! No te das cuenta que tu obsesión porque todo sea perfecto hace que no aprecies la belleza de las cosas imperfectas. Esta manzana que queres tirar, junto a todas las otras, sigue siendo tan dulce como las que brillan. – dijo la gusanito Mariana.

-          ¡Un gusano! ¡Lo único que faltaba! No solo mis manzanas están podridas sino que están invadidas por gusanos. Pero ¡Quien te has creído para hablarme así! No te das cuenta que yo soy el encargado del lugar y de mi depende que todo funcione.- contesta Tachito

-          Bueno si es por eso,  yo soy la dueña de esta manzana. No te das cuenta que es mi casita, y sin ella no podría sobrevivir. Ya estamos cansados de tu control –dice la gusanito.

-           ¿Cansados? Pero ¿quienes están cansados? Hablase visto, un gusanito contestatario, lo único que me faltaba para completar mi desgracia.

-          Si, ¡cansados! Dado que te has obsesionado en sacar todas las manzanas podridas con mis amigos gusanos, hemos tenido que estropear las que restaban. Si no lo hacíamos, nos moríamos por falta de alimento. Cantidad de familias han ido abandonando tus plantaciones por tu… como lo diría ¡Obstinación! ¡No te das cuenta de nada!

-          Pero como se te ocurre hablarme así.- enojado le dice el nene

-          Se me ocurre, porque si nadie te dice nada vas a seguir empeorando. Ah,  me olvidaba de presentarme, mi nombre es Mariana. En la jerga de los gusanos, como te diría, soy la voz del pueblo. Mi idea no es pelearte sino ayudarte.

-          ¡Ayudarme! ¿Pero como podrías? Toda la plantación que parecía que me traería la felicidad tan esperada porque seria la cosecha más buena de la región, se ha perdido. ¿Cómo podré enfrentar esto? Mis manzanas ya no sirven – dice Tachito con ojos tristes, lleno de lágrimas contenidas.

-          Porque no miras bien- le contesta Mariana

-          Miro, y miro y no se como he llegado a esto. Hace solo pocos días brillaban como corazones esmaltados colgando de las ramas. Y ahora no sirven para nada. ¡Miles de cajones a la basura!

-          Bueno primero que nada escúchame. Porque tengo unas cuantas cosas que decirte.

-          Esta bien, pero déjame que te baje para que me pueda sentar, porque temo que me caiga de la escalera. “Madame”-dice Tachito. Acercándole el sombrero de paja

Tachito y Marianita

Así es como Mariana, se sube al sombrero y baja con Tachito. Al ver la cantidad de cajones llenos de manzanas se da cuenta lo grave de la situación. Se sienta en un cajón vació y Tachito le acerca una de las manzanas “menos podridas” para que se acomode.

 

-          ¿Estas cómoda? ¿Queres algo más? Perdón si la manzana no es tan buena pero es de las mejores que me han quedado.

-          Hum, no sos tan malo como pensaba. En realidad podría decirte que es como si vivieras en un mundo encantado donde todo tiene que ser perfecto. El mundo real es otra cosa. Cambia continuamente como la naturaleza.

-          Tenes razón. Pero ¿como podría cambiar? Yo solo se hacer las cosas bien sino creo que no sirvo para nada.

-          Es que en eso te equivocas, esta bien que hagas las cosas pero no podes controlar los resultados. Si actúas bien, espera, que seguramente tendrás tu premio. No dudes de tus buenas intenciones. Pero tenes que aprender a confiar más en lo que haces.

-          Podría ser.

-          Por ejemplo, te tendrías que haber dado cuenta que las manzanas que no brillan tanto  para vos, son los fertilizantes naturales de los árboles que tanto amas. Con el paso del tiempo, te quedaste solo con las manzanas perfectas, a las que cuidaste y amaste con pasión absoluta pero al solo focalizarte en ellas, no pudiste ver lo que te rodeaba. Muchos de mi especie emigraron a otras plantaciones. Nosotros, somos alimentos para los pájaros que traen semillas, que atraen mariposas que polinizan las flores que rodean a los árboles que les dan el abono que necesitan sus raíces para crecer mas fuerte. Todo es una cadena para un mismo fin. Nos necesitas como nosotros te necesitamos.

-          En realidad, no me di cuenta de lo que hacia. Solo quería que mis árboles lucieran bellos, sin percatarme del fruto. Cuando el fruto era lo importante. ¡Muchas gracias Mariana!

-          De nada, y ahora es tiempo de irnos a dormir. Me llevas de vuelta a mi hogar, por favor.

 

Así fue como Tachito devolvió a la gusanito a la única manzana que había quedado colgando en su plantación, y se fue a acostar pensando en la lección de vida que le había dado. Esa noche tuvo un sueño muy extraño. Soñó que estaba en sus plantaciones, con los árboles llenos de manzanas podridas pero esta vez no las sacaba sino que las acariciaba, y al hacerlo estas se convertían en oro. Con solo tocarlas su piel se transformaba en el hermoso metal que brillaba. De esta forma, corría tocando con sus dedos el fruto de los árboles hasta quedar completamente dorados.

Al otro día ni bien se levanto, miro los cajones llenos de manzanas y decidió que era el momento de hacer una nueva selección. ¿Y saben lo que descubrió? La cosecha ya estaba lista y había sido provechosa. ¡Las manzanas no estaban podridas como el había creído! ¡Había más de lo que había pensado! Tuvo la posibilidad de llevar unas cuantas manzanas debajo de las frondosas ramas de los árboles para que fertilizaran la tierra y alimentaran a los amigos de Marianita que volvieron a su hogar. “La naturaleza es sabia”, pensó Tachito. Agarro su sombrero y se fue contento a mostrarle la cosecha a los dueños de la Finca. El trabajo estaba listo sin darse cuenta, ahora tendría tiempo para descansar.

Tachito aprendió que el secreto de la perfección se encuentra en la gran imperfección de la realidad. Por lo tanto, por más que quisiera controlar los resultados estos se le escapaban de las manos. La mayor plaga de su plantación había terminado siendo él mismo. Al no dejar que pasara nada que no fuera supervisado por él, Tachito suprimía las sorpresas que son el condimento indispensable de la vida.

Tachito FIN

FIN

Dadores de calor hasta el 5 de junio

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Primera Misión: escuelitas en Perez Millán, Provincia de Buenos Aires

Hasta el 5 de junio recibimos donaciones para DADORES DE CALOR.

Recibimos abrigos, zapatillas, ropa de niños y bebes, frazadas, útiles, juguetes hasta el 1 de Junio que serán entregados a los niños de las escuelitas de Perez Millan. Todo lo que tus hijos o hermanitos no usen puede ser muy valioso para otros chicos.

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Lugares donde estan las cajas de DADORES DE CALOR:
- Love Miuka: Armenia 1741,

- Ocampo Wellness Club, Ortiz de Ocampo 3250,

-EatBar UCA ,Alicia Moreau de Justo 1580,

-La Maquinita Co. Niceto Vega 4736- Palermo,

-La Maquinita Co. Vicente Lopez, Avenida Maipú 1322.

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Acordate de dejarnos tus donaciones para nuestra primer misión en los puntos donde se encuentran nuestras cajas!

Los chicos de las escuelas de Perez Millan esperan las donaciones para el 5 de Junio!
Ayudanos a ayudar!

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#NiUnaMenos

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Me sumo con una ilustración a la convocatoria por la marcha del 3 de junio a las 17 hs, en el Congreso.

La marcha trata de concientizar sobre la magnitud de la violencia de género. El femicidio de Chiara Páez, de 14 años en la localidad de Rufino, Santa Fé, se suma a varios casos de alto impacto en los últimos meses.

Tal vez la única pregunta que puedo hacerme es ¿Por qué?.

Todos somos uno y todos venimos a experimentar en esta vida la convivencia con los otros. Tomar conciencia es importante para poder frenar esas actitudes o fórmulas impulsivas que llevan a una persona a agredir y hasta matar a otra persona. Las mujeres damos vida y cuidarnos esta relacionado desde la base del ser humano.

Los hombres nacen de una mujer por eso es tan importante tomar conciencia que desde un principio nos aman. Nos necesitamos mutuamente para convivir y aprender en la vida. La comunicación es fundamental para impedir actos impulsivos que atentan contra la supervivencia de un otro.

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DADORES DE CALOR

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Dadores de Calor, es una acción solidaria para ayudar a escuelas donde acuden niños con necesidades básicas insatisfechas. Comunícate con nosotros para ayudarnos a ayudar dadoresdecalor@gmail.com

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Pintar en la Universidad

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Este fin de semana me lo pase pintando EATBAR, el bar universitario de la UCA, en Puerto Madero. El arte hace bien siempre y sobretodo deja flui la imaginación y entrar a otros espacios de pensamientos y sensaciones.

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Mientras pintaba, no podía dejar de pensar en mi paso por la Universidad. Un día al final del primer año de la universidad en el recreo manifesté a mis compañeros que estaba perdida, que no sabía porque estaba estudiando relaciones internacionales o para qué. Manifesté que quería ser artista pero tenía miedo a no poder vivir de eso que amaba hacer y por eso estudiaba porque era lo seguro. Llorando lo decía abriendo mi corazón. Por un momento todos me escucharon y después ante mi sorpresa, compañeros que creía seguros y fieles a lo que estudiaban, daban con el perfil, se sinceraron y empezaron a contar lo que realmente querían hacer. Una chica conto que soñaba con ser corredora de fórmula uno pero era como ser astronauta así que tenía que estudiar algo.

Después del sincerisidro me di cuenta que todos muchas veces estamos perdidos o hacemos cosas en el mientras tanto. Nunca se cansen de intentar y probar. La universidad me dejo más que conocimientos… una experiencia inolvidable en mi vida y amigos para siempre. No siempre sabemos qué camino tomar o si estamos en el camino correcto. Pero tenes una vida para probar la cantidad de cosas que sea necesaria. Porque probando llega un día que te sentís en paz… lo intentaste de eso se trata….

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SPARKLINGS en Varanasi – Segunda parte

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Me levante con la decisión de no ir a sarmath como pensaba, quería perderme por Varanasi y es lo que hice. Mientras caminaba me puse a pensar en la atracción, ese momento de luz que sucede simultaneo entre dos personas para que se gusten, que muchas veces implica ni hablar es algo sin entendimiento, como una chispa. Al viajar siempre me sorprende la cantidad de personas que uno conoce, se encuentra, mira, diferentes y a pesar de ver a otro bello eso no implica la sensación de querer estar cerca o querer conocerlo. Pero hay personas que te dejan su huella, como su energía al cruzarse con la tuya produce una reacción química donde el entendimiento no es una variable. Primero fui a desayunar a un buen hotel que me había recomendado la francesa, y que estaba sobre un ghat más al sur de donde estaba. Camine hasta allí mirando un mercado en la vereda, bullicio por doquier y vacas comiendo basura o simplemente cortando el tráfico. Subí a su terraza y me quede contemplando el silencio del lugar. Luego de desayunar, recorrí el hotel, eran habitaciones coloniales. Camine, me perdí por los callejones, encontré un hotel que los españoles me recomendaron para parar y que no confié a pesar de que los papelitos me indicaban que fuera, y al final estaba muy bueno, comí algo en su terraza que daba al Ganges y mostraba las terrazas de distintos niveles de los templos y casas que dan al rio. Me imagine allí por un rato, pero disfrute de mis elecciones. Podría haberme organizado, pero no quise, preferí fluir. Fui a un templo, compre flores para ofrecer, y después fui a la parte donde queman a los cuerpos. En realidad me di cuenta que Varanasi no me asusto porque ya estoy acostumbrada a india, el cuerpo cambia, como que hay cierto soltar natural con él tiempo.  El ser humano se acostumbra a todo.

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Me perdí por sus calles, termine dentro del mercado de flores, una multitud de gente ofreciendo flores en sacos y tiradas en el piso, era una maravilla no solo por su colorido sino por los aromas que se mezclaban, el bullicio hacia que te sintieras aturdida pero era pintoresco. Seguí caminando y como si supiera a donde doblar o donde ir, mi instinto me hacía girar y seguir por interminables callejuelas donde se ofrecía de todo. Así fui perdiéndome. Había muchos policías por precaución de un templo que era amenazado por bombas del terrorismo y sentí cierto temor si pasaba algo que yo no me había enterado. Era normal me corroboraron los dueños de un shop que vendía telas. Pregunte el precio de una que me gustaba, amarilla con diseños en oro, y me dijeron que esa era para envolver a los muertos; mejor no me dije a mi misma, y seguí caminando pese a la insistencia de que viera otras. Finalmente, me encontré del lado del Ganges  donde se realizaba la quema de los cuerpos entre por el costado después de ver un templo hundido por el agua. Se encontraban los sacerdotes y una procesión de hombres llevaban al muerto envuelto en telas sobre sus hombros y cantando. El olor incienso y a humo te atrapaba haciéndote doler los ojos. Varios hombres me miraron y se acercaron para sacarme del lugar y un sacerdote que estaba haciendo su ritual intercedió por mí y me dejo adelantarme para que tuviera mejor visión. Esas cosas que no se dicen pero que se sienten. A veces siento en india que hay sacerdotes que te ven el aura, porque me suceden cosas que me hacen pensar en lo que no se ve, en lo invisible. Este caso era uno, estaba como uno más de los familiares cuando las mujeres no son invitadas ni bienvenidas en los funerales. El llanto en los funerales no está recomendado – en parte porque no es vista como una ocasión triste y en parte porque los fluidos corporales, como las lágrimas, se consideran contaminantes en los ritos religiosos. Por esta razón, las mujeres han sido tradicionalmente excluidas de los rituales funerarios, el razonamiento es que son más propensas a llorar que el hombre.

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Mientras veía la quema de los muertos pensaba en que la vida y la muerte es parte del vivir. Se festeja, se hace el ritual y la vida sigue con la despedida de los que se quedan a continuar. Algo me llevo a estar allí, cerca, viendo, los cuerpos crujir y ser absorbidos por las llamas, llegando a un punto de olvidar que eso era un cuerpo humano. Sentía que estaba absorbida en una película pero todo lo que estaba viviendo era real y estaba basado en una larga tradición.

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Camine para mirar de otro ángulo y de pronto entre cabras y vacas que pude esquivar apareció un chico que empezó a hablarme sin parar de la religión y de porque las mujeres no podían estar mirando esto dado que son más susceptibles y en algún momento han terminado tirándose junto al difunto y desde ese momento no están permitidas. Yo dudaba de sus intenciones, ya que siempre hay un pedido posterior, pero en este caso, solo quería conversar, quería practicar su inglés, quise darle unos billetes pero se negó, “solamente quería contarte lo que estabas viendo, podes confiar en mí”. Me conto sobre como los hombres que queman los cuerpos tienen derecho al oro que los muertos cargan, ya que estos son incinerados con ellos y luego de tirar las cenizas ellos se meten al Ganges a bucear por sus pertenencias.  Mis ojos escuchaban pero mi corazón latía, entendiendo otra cultura, otras historias, otras formas de despedir a sus muertos.

Las cenizas de los muertos volaban por el aire y la verdad sentí que era suficiente. El chico quiso que lo acompañara a subir un edificio donde podía tener la mejor vista de la cremación, pero no quise tentar a mi suerte y le agradecí, mientras veía como tres turistas hombres eran llevados por otros chicos hindús al edificio. Vi unos niños corriendo con cabras, y un grupo de hombres cargando un muerto cantando eufóricos mientras pasaba por corredores llenos de maderas con las cuales se quemaba su peso en ellas. Según el tipo de madera dependía el costo de la cremación. A diferencia de otros extranjeros, nadie me conto una historia de que no tenía dinero para cremar a algún familiar, ni me pidió dinero, entre y salí a mi tiempo y con la experiencia cercana de ver que la muerte es parte de lo cotidiano.

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Luego decidí encontrar el famoso blue lassi, un yogurt con frutas, coco y otros ingredientes que se preparaba en el momento y que había que probar. Varios compañeros del viaje me habían sugerido que no podía irme de Varanasi sin degustarlos. Al llegar elijo el sabor y salgo a sacar una foto de como lo hacían y me choco con un hombre que me mira.  Fue un segundo pero sentí la chispa de atracción instantánea, su cuerpo se dio vuelta a mirarme y a sonreírme y a mí me sucedió algo similar. Me habla en hebreo confundiéndome con un israelita (cosa habitual desde que estoy en india que me confundan con una judía), le digo que soy argentina y me dice en perfecto español nací en chile pero vivo en Israel. El yogurt estaba listo y el indio me decía que no hablara con ellos mientras me lo entregaba. Yo me reía, por esta forma natural que tienen los indios en meterse en tu vida. Tomas me seguía conversando, estaba con un amigo llamado Guili viajando por tres semanas y solo había decidido hacer cuatro ciudades, necesitaban descansar. Con mi yogurt en la mano, les digo que si me esperan a tomar el lassi me unía a ellos (pensando que ya lo habían tomado y sintiendo que era suficiente tiempo estando sola). Me dicen que por supuesto, el lugar era chiquito y muy turístico, todo pintado de azul y lleno de fotos carnet de extranjeros que iban recolectando. Luego del lassi salimos a caminar. Nos perdimos por los callejones y entramos a algunos templos a contemplar sus dioses y arte por doquier. Tomas me presentaba como su esposa y yo me divertía porque de esta forma lograba que los indios hicieran algún comentario. Tenía 47 años pero parecía mucho menos, estaba divorciado 3 veces, tenía 2 hijos, era consultor de una empresa y bastante workaholic, mientras caminábamos no paraba de hablar por teléfono y de resolver negocios. Guili en contraparte, soltero, era muy tranquilo, hablaba poco, era un buen abogado israelí y era más profundo.

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Me miran después de un rato y me dicen “te llevamos a una terraza copada”, y terminamos en el hotel Alkar mirando el atardecer charlando de la vida y comiendo comida típica. Se sumó un alemán al grupo que estaba leyendo un libro allí. Desde la terraza escuchábamos la ceremonia que había vivido el día anterior en el Dasaswamedg ghat. A la distancia se escucha la música y se ve el fuego y el incienso que envuelve al todo, era otra manera de vivirlo. Los barcos transitan el Ganges con gente en ambas direcciones y las velas y ofrendas se observan en el Ganges como puntos de colores y brillantes. Disfrute de la calma de la terraza con el bullicio a lo lejos que podíamos observar y agradecí ya haberlo experimentado. Los tres salimos nuevamente a la noche por las callejuelas hasta salir a la calle principal para poder tomar un tuktuk al hotel. Agradecía estar con ellos, porque de otra forma no podría meterme en los callejones y ver a Varanasi de noche sin tener miedo. Tenía dos guardaespaldas para que el acoso fuera nulo, ellos además sabían negociar a los indios de una manera que yo no podía, siempre terminaba regalando unas rupias demás. Tomas me mira y me dice aunque no lo sepas si empezas a sumar todas esas rupias que andas regalando se termina convirtiendo en dinero, lo justo es justo, y uno les está pagando por el servicio que prestan. Lo miro y le digo independientemente que se haga dinero me gusta ayudar a otros y si puedo hacerlo sentir mejor porque no voy a hacerlo. Por más que no decíamos nada con Tomas había atracción. En la terraza me había pedido mi whatsapp en un momento para que le mande una foto de un mono comiendo dos helados que le había gustado y en el tuktuk me pone la mano en mi pierna como por equivocación y siento electricidad, pero yo estaba como en otra burbuja, disfrutaba de estar acompañada, me sentía protegida.

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De casualidad habían conocido en el avión a mi compañera francesa de Rijikhesh que les había sugerido el hotel al cual fui a desayunar a la mañana para ver de qué se trataba ya que Tali me había hablado de él y pensaba mudarme pero ya me sentía cómoda en el que estaba. Era mucha casualidad, y nos reíamos porque parecía que teníamos que conocernos. Al momento de bajarme en mi hotel, quedamos que al otro día los pasaba a buscar para ir a Sanath juntos a las 8 de la mañana. A 10 kilómetros de Varanasi, se encuentra Sarnath: el lugar donde buda dio su primer sermón en el año 528 a.C tras alcanzar la iluminación en Bodhgaya. Considerada por ello una de las cuatro ciudades santas del budismo, Sarnath es un lugar lleno de templos, monasterios y estupas; la más importante, la de Dhamekh, construida según se dice en el lugar exacto donde Buda pronunció el famoso sermón.  Guili era budista y no podía creer que pudiera convencer a Tomas de ir para allá, estaba feliz con nuestro encuentro.

Así fue como al bajar fue medio raro porque Tomas me quiere acompañar al hotel para que no camine sola unos metros,  pero justamente en mi calle tenían que ir en contramano con el tuktuk por unos pasos y le quedaban unas 15 cuadras para su hotel y ya era tarde. No se preocupen sigan ustedes en el taxi, mañana los paso a buscar; los convencí. Me daba vergüenza un poco la situación. Los despedí. Llego al hotel y pienso en que me hubiera gustado dormir con Tomas, había algo de él que me era familiar, y eso que no me gustan los hombres tan grandes. Me reía de que a la mañana había pensado en la atracción y en porque o como sucede, que a veces te podes encontrar con personas pero no pasa nada, y con otras es como el choque de estrellas, hay brillo en el aire. Ni bien termino de pensar en ello, me llega un mensaje de el “Do you want to come to visit later…..?(¿Quieres venir a visitarme después?)”. Me había olvidado que tenía mi teléfono.  No se le pasaba nada, pensaba, mientras me tomaba mi tiempo para responderle afirmativamente. Viajar es vivir y estar en el hoy porque los caminos se bifurcan y no sabes nunca lo que el otro puede darte, o enseñarte o lo que ese encuentro puede significar en tu vida.

Cuando estoy por irme, le confirmo al dueño del hotel que mañana usaríamos uno de los taxis para ir a Sarnath, que lo vería a la mañana. Cuando estoy por salir del hotel, me dice que no puedo salir a esas horas y que si salía no podía regresar al hotel porque después de las 23hs. está prohibido entrar y menos que venga alguien de afuera del hotel. Empieza a darme un sermón de lo que las mujeres tienen que hacer y yo lo miró extrañada con lo que me estaba diciendo, por lo cual me aseguró de escribirle a Tomas si no había ningún problema para entrar a su hotel. Lo cual me dice, que me estaba esperando y que problema podría haber, le comento lo que me estaba sucediendo y me dice que ya había avisado en la recepción de que iba a ir. El indio me empieza a hacer preguntas personales, a lo cual le tengo que responder que tenía casi 40 años y no tenía que darle explicaciones de lo que hacía a mis padres, menos a él que era un desconocido, además de que le seguía pagando mi habitación. Salí a la calle sin dudarlo, no podía creer la situación que se planteaba.

No había nadie en las calles, corrí una cuadra hasta llegar a la calle principal y no aparecía ningún tuktuk. Podía sentir mi respiración, podía ir corriendo al hotel de Tomás en Assi Ghat, pero sentí que mejor esperar y tomar algo que me llevara. De pronto en la oscuridad, ya que no hay luces en las calles, aparece un hombre tirando el carruaje en bicicleta (no me gusta que otro me lleve en bicicleta pero con los días en india, entendí que es su trabajo, y que ellos se benefician al elegirlos, pero siento que es una sensación vertical que no estoy de acuerdo y trato de no tomarlos) y sin dudarlo lo pare, no hablaba en ingles pero confié en su mirada y con señas logramos cerrar un acuerdo para que me llevara esas 15 cuadras que nos separaban. Me subí al tuk tuk en una ciudad dormida, el silencio cortaba la noche, y claramente era una situación para tener miedo. No había un alma en unas cuadras donde de día están atestadas de gente y bullicio, pero como si se apagara de noche se encontraba. El silencio era inmenso, pero la aventura y el deseo ganaban al miedo. Era una locura, pero esas locuras que hacen que el corazón se mueva como un caballo a punto de ganar una carrera, mis ojos brillaban como luceros, en un instante todo cambiaba. Varanasi no dejaba de sorprenderme y sentía que valía la pena correr el riesgo. Claramente en mi hotel no iba a poder estar tranquila con Tomas y además él se encontraba en el hotel que me había imaginado mudarme al estar a la mañana allí. La mente crea lo que uno desea pensaba. Llegue y le pague el doble al señor de la bicicleta, el miedo que pase lo ameritaba y realmente estaba feliz que quería compartirlo a mí alrededor. Había llegado sana y salva. El indio me sonrió agradeciéndome sin palabras. Me abren las puertas del nuevo hotel y sin dar explicaciones toco la puerta de la habitación de Tomas. Mi corazón latía, era una locura, ¿y si no me gustaba sus besos?, muchos puntos suspensivos que iban a terminarse en segundos.

Al abrir la puerta del cuarto, me mira y me dice “Estas loca como yo, por eso me encantas”. Cierra la puerta, y sin dudarme me alza y me abraza por los aires, mientras me besa apasionadamente, estaba en otra galaxia ya. No había mucho que explicar, ni decir, la atracción era mutua y fue compartida desde el primer instante. Me dice al verte fue puro “Sparklings (destellos de luz o chispas)”. Además fue una casualidad estar allí, porque al llegar al Blue Lassi no confiamos que era seguro comerlo por las condiciones del lugar, por lo tanto por milésimas de segundos no nos hubiéramos encontrado. Creo que estaba predestinado. Nos reímos y nos seguíamos disfrutando, mientras conversábamos de la vida. Nuestras ropas fueron corriéndose mientras me acomodaba en la gran cama para hacer el amor. Tenía experiencia, pero principalmente era un gran seductor y se notaba que lo que quería lo tenía. Ni bien terminamos de disfrutarnos, nos tocan la puerta, pero no atendemos. Al rato, suena el teléfono, era el conserje del hotel que le pedía que fuera a la recepción a Tomas. Me mira extrañado.”Ya vuelvo”. Al rato vuelve pidiéndome mi pasaporte. ¿Qué paso?. Aunque no lo creas, estos indios viven en otra época no quieren que te quedes a pasar la noche, pero no te preocupes, en un rato te explico, necesitan sacarle fotocopias a tu pasaporte. Por esas casualidades de la vida, mi pasaporte estaba conmigo y se lo entrego. Después de un buen rato, vuelve Tomas a contarme la historia, después de una generosa propina y de contarle que habíamos sido novios y nos habíamos encontrado de casualidad (inventaba historias) logro que pudiera quedarme. Me cuenta que tenían miedo los conserjes del hotel porque hay antecedentes de prostitutas rusas que robaron a sus huéspedes y necesitaban asegurarse quien eras y que estuviera seguro. Nos empezamos a reír, ya que ya le había contado el sermón del indio de mi hotel y esto completaba el cuento.

Me levante al amanecer pudiendo ver el sol anaranjado que se asomaba por el Ganges como lo había soñado tanto tiempo, me levante de la cama y me acerque a la ventana y por unos momentos agradecí. Agradecí haberme animado a estar allí sola y que el universo me abrazara con sus brazos y me diera más de lo que me imaginaba. Sentí esa fuerza potente que contiene el sol que se expandía por doquier e iluminaba el comienzo del día, las vacas ya rumiaban y la gente empezaba a caminar por la orilla del Ganges. Vuelvo a la cama y Tomas me abraza. Luego nos despertamos y me dice que era mejor que Guili no se enterara de lo nuestro, porque así compartíamos el día sin que se sintiera excluido, sino iba a inventar algo para no ir con nosotros, y por razones obvias habían acordado que ninguna mujer les cambiara el propósito del viaje. Además de ser amigos, Tomás tenía que cerrar un contrato con gente que Guili trabajaba. Me pareció justo y además tenía que hacer el check out de mi hotel, así que decidí partir. Salgo del hotel por suerte sin ningún comentario de los de la recepción y regreso en un nuevo tuck tuck a mi hotel riéndome por la noche que había tenido. Tome una ducha, medite, y deje mis cosas en la recepción. El taxi ya me estaba esperando y Tomas ya me había mandado varios mensajes que me habían pedido el desayuno. Llegue a buscarlos. Guili estaba emocionado, había leído toda la noche sobre el lugar a donde íbamos, termino siendo como una enciclopedia, lo cual era necesario. Sarnath, fue donde buda dio su primera charla y hablo de los principios del budismo(La primera Verdad nos dice que ‘la vida es sufrimiento’. En la vida hay dolor, enfermedades y al final la muerte. También hay sufrimiento mental como el miedo, la ira, la frustración, la envidia, la decepción, etc. Esto no se debe interpretar como pesimismo, ya que Buda es consciente de que también hay felicidad. En realidad lo que el budismo enseña es que se puede erradicar el sufrimiento y lograr la felicidad. La segunda verdad es que el sufrimiento es resultado de los deseos y de la ignorancia. Llegar a Nirvana es llegar a un estado ‘sin deseos’, librarse de ese sufrimiento. La condición humana nos demuestra que un deseo cumplido puede resultar en el surgimiento de un nuevo deseo. Somos avariciosos, egoístas, y un deseo cumplido puede resultar en la formación de una nueva atadura. La tercera noble Verdad dice que se puede superar el sufrimiento. Es posible lograr la verdadera felicidad. Tenemos que concentrarnos en conocer las causas de nuestro sufrimiento, neutralizar esa ignorancia y orientar nuestra vida a superarlo. La cuarta noble verdad es que se puede superar el sufrimiento si uno sigue‘el  Noble Camino Óctuple’. Su representación es la rueda del dharma, símbolo más universal del budismo.
De forma resumida, el Noble Camino Óctuple consiste en ser moral en todos los aspectos de la vida, concentrando la mente en ser totalmente consciente de nuestros pensamientos y actos así como desarollar la sabiduría atraves del entendimiento de las Nobles Verdades y mostrar la compasión hacia los demás. Los ocho aspectos principales del Sendero o Camino Óctuple se refieren a la sabiduría (1. Visión o comprensión correcta, 2. Pensamiento o determinación correctos), la conducta ética (3. Hablar correcto, 4. Actuar correcto, 5. Medio de vida correcto) y el entrenamiento de la mente o meditación (6. Esfuerzo correcto, 7. Consciencia del momento correcta, 8. Concentración o meditación correcta)).

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Desayune en el camino, mientras Tomas me abrazaba disimuladamente cuando podía, parecía un niño y me hacía reía la situación. Llegamos a destino y meditamos un buen rato en el árbol donde Buda dio su primer sermón. Tomas estaba en otra, su espiritualidad estaba basada en sus negocios, y de hecho varias veces salía del grupo para hablar de negocios por teléfono. Guili era diferente, estaba en el presente, y le importaba más el viaje que su carrera porque le iba muy bien sin tener que hacer mucho me aclaraba, cuando uno trabaja en uno lo vienen a buscar. Claramente era sensible y estaba agradecido por estar allí. Yo estaba extasiada, todo me resultaba maravilloso. Dimos vueltas, nos mimetizamos entre monjes budistas vestidos de naranja, vimos un buda gigante, fuimos a distintos templos y decidimos volver a Varanasi a almorzar como a las 14hs. porque no había ningún lugar “seguro” para comer, según Tomas. Volvimos a la terraza del hotel del día anterior y luego de almorzar sorpresivamente Tomas dice que tiene que volver a trabajar al hotel, que surgió un imprevisto. Volvamos en barco dice, así fue como consigue a un dueño de un bote a motor que nos llevara de regreso, nuevamente en el Ganges pero esta vez de día y con mucho movimiento alrededor. El paisaje aunque era el mismo era diferente. Me gustaba volver a estar en el agua, mirando de nuevo desde otro ángulo la ciudad. Llegamos al hotel y no sé cómo logra que Guili se vaya a dormir a su cuarto y me lleva al suyo. Quería estar con vos, me dice ni bien entramos a la habitación. Me resultaba tan gracioso todo.

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Luego de estar juntos, me quede dormida y él se puso a trabajar. Al rato me despierto y me estaba mirando, y me empieza a hablar. Me preguntaba que quería de la vida, que me faltaba cumplir. Yo le confieso que quería casarme y formar mi familia, era mi deseo y me resultaba raro poder manifestarlo para afuera. En un templo en Pushkar por primera vez un sacerdote en una ceremonia al lado del lago, me presiono a que le dijera lo que deseaba, y sin saber cómo manifesté que quería casarme (deseo que antes nunca había sentido, India me refresco una idea ancestral de ser la compañera de un hombre), el sacerdote celebro mi deseo y me lleno de bendiciones, y por segunda vez lo decía en un mes. Había cierta intimidad entre los dos, porque era un encuentro de almas, no importaba el futuro, podía ser sincera sin que él se asustara, podía verme en Tomas y viceversa. Sin dudarlo me dice, “Te ganaste tu libertad, eso no tiene precio. Tu vida es perfecta, y llega lo que tiene que llegar en cada momento, disfrútalo. Al año de casarte queres tirar a tu esposa por un precipicio. La convivencia mata al casamiento y a la felicidad. Se termina la complicidad.”, me dice Tomas y eso que me case tres veces, tengo dos magníficos hijos pero casarse hace que todo lo bueno se convierta en rutina. Me tenes que prometer que por lo menos 2 años tenes que convivir para luego casarte. Lo miro y le digo riéndome, no puedo prometerte nada, porque cada cosa que digo que no voy a hacer me termina sucediendo. Yo creo que voy a ser como una tía mía, en 15 días decidió casarse y todavía están juntos. El amor es una lotería, nunca se sabe el resultado pero hay que jugarle y apostarle convencido a que vas a ganar y llevarte el premio. Tomas se ríe, no creo poder convencerte. Suena el teléfono, era su hijo, ni bien corta me dice “ellos te piden, por un tiempo te convertís en eso, un dador. Terminas trabajando más para darle lo mejor”. Nos quedamos toda la tarde en la habitación del hotel, charlando de la vida, varias veces tocaron la puerta y sonó el teléfono pero Tomas no atendió y yo decidí que era el hombre y que sabía lo que hacía. A las siete de la noche salimos a cenar con Guili, frente al Ganges de despedida. Podía quedarme otros días con ellos, pero sentía que era todo perfecto había saboreado a Varanasi y sabía que iba a volver. Había tenido magia y sobretodo había descansado en los brazos de otro, había recibido, en todo momento Tomas había tomado el timón y yo me sentía cómoda sin necesidad de tomar más. Me sentía satisfecha. Guili brindo por mí, gracias a vos por 48 horas no hablamos de trabajo, esto sí que es vacaciones, y nos reímos los tres. Me consiguieron un taxi y me fui a mi hotel a buscar mis bolsos e ir a la estación, estaba renovada.

Cada uno tiene su experiencia en cada lugar no podes generalizar y uno se tiene que permitir ir para vivirla con sus propios ojos. Todo lo que me habían contado de Varanasi no encajaba con lo que yo había vivido y tampoco con lo que me había imaginado. Yo en Varanasi me enamore, si cierro los ojos puedo ver atardeceres y amaneceres rojos, terrazas de hoteles antiguos que aún siguen vigentes y la sensación de volar por el aire y ver el caos desde arriba pero sin que me tocara. Me sentí protegida y bienvenida en la ciudad de la muerte yo recibí amor.

 

Varanasi resulto maravillosa, la compañía siempre hace la diferencia. Llego a tomar mi tren a la medianoche de primera clase que ya me olía raro, porque desde un principio había tenido que pagar el doble, más comisión, pero como no había otro, no tenía mucha opción y había cambiado varias veces de planes. Me pongo a esperar en un andén rodeados de indios y de cucarachas. Varias veces mencionaron que habían cancelado un tren pero no era el mismo y entre idas y vueltas conocí a Abel un español que también tenía primera clase y que ya quería huir de india, hacia 20dias que estaba viajando y estaba agotado de la miseria. Su mirada lo decía todo, durante dos días no salí del hotel, me molestaba todo, solo quería salir de India y no volver nunca más. Yo por suerte ya me había acostumbrado y sabía que iba a volver, trataba de ver otras cosas; pero claro que las estaciones de tren no son de mi agrado. Llega nuestro tren pero no había ni sleeper ni segunda ni primera, eran solo vagones con gente apilada como ratas. La gente se abalanzaba a las entradas y ventanas para entrar, en los portaequipajes había gente, era un caos. Siete horas así de noche no era opción. Abel va a hablar con un guardia y yo pensaba que no me importaba perder la plata pero si entraba allí mañana despertaba desnuda. Por suerte Abel me dice que tampoco se metía. La opción era meternos o quejarnos para que nos devolvieran la plata pero como los sacamos a través de indios los pasajes no tenía sentido. Pero empezamos a hacernos preguntas: ¿hay otro tren? ¿Qué hacemos? ¿Tengo que experimentar esto como parte de mi viaje? Como hay una fiesta estos días en india esta todo lleno y los buses ya salieron por la hora. Le digo si volvemos al hotel perdemos todo el día mañana y no sabemos si a la noche tendremos lugar. Yo podía volver con Tomas, pero sentía que mi viaje tenía que continuar ya me había atrasado bastante de mi plan original. Además, Tomas ya me había dado el mensaje que tenía que escuchar. Averigüemos en taxi, sale 6000 aproximadamente me dice Abel, entonces pagaremos la mitad le contesto. Para esto vemos a un coreano que no hablaba inglés casi con el mismo problema, le dijimos que se uniera pero no decía nada y lo dejamos. De pronto vemos a otro extranjero en la ventana de reclamos, Cesar también español ni bien dijimos de compartir un taxi, “estoy abordo” contesto. Era un caos, gente por doquier protestando y sin saber bien que hacer, mientras otros trataban de preguntar sobre sus destinos.

Los tres salimos de la estación esquivando gente durmiendo en el piso y empezamos a lidiar con los taxis, intransigentes de noche pero logramos bajar el viaje a 3600 rupias. Parecía una reunión de consorcio, 12 indios y nosotros 3 llegando a un acuerdo. Cuando subimos al auto, le digo a Cesar porque no buscas al coreano decile que paga 600 y que lo llevamos. Tuvimos que lidiar de nuevo con los indios porque el acuerdo era 3600 si éramos tres, logramos que solo pagara 200 más de lo planteado el coreano. Estábamos cansados y claramente la situación había que resolverla. Perder “dinero” es parte de la India, pero se ganan otras cosas al soltarlo, y en definitiva el tiempo es lo valioso. Salimos los cuatro por la carretera, esquivando los restos de la fiesta “ramali”, vimos varios accidentes de tuktuk y de camiones. Además el paisaje iba cambiando, desde maizales en el camino, zonas inundadas, pobreza, ríos, pueblos dormidos y otros no tanto. Yo trataba de dormir pero el taxista o la ruta no lo hacían posible, paro varias veces a tomar chai y el camino no era bueno. Siete horas para llegar a donde nos llevaba el tren. El coreano se bajó y desapareció entre la multitud -mucho mas no podíamos hacer por él y yo tampoco entendía que no se uniera al grupo. Todavía faltaba. Nosotros tres sin dudar empezamos a preguntar cómo llegar a destino, yo quería convencer al conductor que nos llevara, pero Abel me dijo que estaba cansado y que no era seguro seguir en el taxi, que varias veces había cabeceado y perdido el rumbo, que no había podido dormir en toda la noche. Yo tenía hambre pero a pesar de estar rodeado de comida de la calle no había nada “seguro” que pudiera comer, decidí usar esos minutos para ir al baño y que mi estómago esperara. Subimos al bus que nos llevó a la frontera y caminando cruzamos la frontera para llegar a Nepal. Cesar también se había agotado de india en sus 20 días yo a pesar de sus cositas la he disfrutado mucho y un nuevo capítulo de mi viaje comenzaba.

Un ying yang continuo, días intensos que no te dan respiro, decisiones continuas que te hacen sentir el poder de tu ser. Podía haberme quedado más días en Varanasi o viajar más pausado, pero mi alma estaba deseosa a experimentar y si podía resolverlo porque no iba a hacerlo. Asimismo entendía que la vida era eso, contrastes, momentos de éxtasis unidos con momentos de no saber qué hacer. Nunca había visto tan clara la realidad, India te mostraba los contrastes y vos tenías la posibilidad de verlo como quisieras. Lo importante es seguir jugando. Tal vez lo importante sea mantener esa chispa momentánea lo más posible para sentir que la felicidad en definitiva no es cuantificable.

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Cuento en Varanasi, SPARKLINGS – Chispa

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Una historia de mi viaje a India que se convirtió en cuento y tiene dos partes, esta es la primera, para que la disfruten y aprendan de VARANASI o BENARES y tengan su propia perspectiva. En India entendí que no se puede generalizar, cada uno tiene su propia experiencia, aun haciendo lo mismo que otros. Esta semana pensé que podía escribir un libro “Manual sobre todo lo que no hay que hacer pero que hago y me funciona”, aceptarse y abrazarse es muy bueno. No hay una forma, ni una manera, disfruta de seguir tu corazón a donde te lleve….

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SPARKLINGS – Chispa
“No quiero ir sola a Varanasi, no quiero ir sola a India”, pero a veces eso que no queremos es exactamente lo que tiene que pasarnos para aprender y ver nuestra verdadera naturaleza. A veces a eso que nos resistimos, es lo que tenemos que experimentar para crecer. A veces las cosas no se dan como queremos, pero se dan de formas maravillosas.
Cada lugar tiene su propia experiencia. Al pensar en India antes de encontrarme en ella, me imaginaba el Ganges y la postal de Varanasi en mi imaginación, quería estar allí, contemplar un amanecer en las interminables escaleras para sentir la espiritualidad en potencia. Creía que era un lugar mágico, pero al empezar a informarme la cristalización de mi imaginario contrastaba con otra realidad, la ciudad de la vida y de la muerte, donde los hindúes elijen morir creen que aquellos que se bañan o rocían con agua del Ganges al momento de su muerte serán liberados del ciclo de reencarnación y muerte y vivirán en el paraíso por siempre. Desde que llegue a india todo el mundo me hablaba de Varanasi o Benarés, como un lugar de miedo, lleno de caca, mugre, caos, de gente con enfermedades, de lo fuerte que era y la verdad era el único lugar que esperaba no llegar sola; pero aconteció. Por más que conocía un montón de gente en el camino me era difícil coordinar agendas con otros para viajar juntos.

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En rishikesh conocí a una francesa llamada Tali que me había conectado con una americana que trabajaba en un hostel y que me esperaba para hospedarme allí, pero algo que no sabría como explicar me decía que no. Tenía el hotel que me habían recomendado unos españoles que había conocido, e igual trate de buscar en la pagina online alguno que me llamara la atención por alguna razón. Cuestión que llegue a Varanasi sin tomar ninguna decisión de donde me alojaría, esperaba que tal vez en el tren conociera alguien que me hiciera fluir en su camino como me había sucedido en Udaipur, pero nada de esto sucedió. Viaje sola con mi libro de Shantaram de compañero, recordando como termine nadando en el Ganges cuando ni quería tocar con mi pie el agua por sentir que estaba contaminada y termine de rafting en el río. En el momento que dijo el guía ¿quien salta al agua? Yo ni lo dude, me encontré allí flotando de felicidad entre los otros indios del bote sintiendo la bendición de estar en contacto con el agua sagrada. En este viaje aprendí a no pensar más en lo que creo que no voy a hacer nunca; porque termino haciéndolo. Vivo el hoy y me dejo llevar por lo que siento en el momento.

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Llegue a una estación llena de gente y movimiento, eran las cinco de la tarde, el tren tardó más de lo programado porque freno en el medio de la nada durante más de tres horas sin nunca saber cual fue la razón pero logre que un ingeniero indio que hablaba perfecto ingles con el que compartía el camarote de segunda clase con aire acondicionado me consiguiera un chai y una somosa recién echa. El pueblo mas cercano al ver que el tren había parado lo tomo como una oportunidad, y se habían acercado corriendo con ollas de chai y comida para vender. Después de dos meses en india ni me preocupe por su procedencia y tome el elixir y saboree la comida. ¿Qué paso? pregunte al indio, “es india, siempre sucede algo”. Era pintoresco ver como el infortunio de unos es la suerte de otros. Cuando divise que estaba por llegar a la ciudad, escribí los tres nombres de los hoteles con los que contaba y lo deje a la suerte, salió un tercero no recomendado por nadie pero que tenía buenas recomendaciones en la página de hoteles online y decidí seguir ese instinto. Cualquier cosa iría al hostel con la americana, pero no tenia ganas de compartir cuarto y principalmente quería estar cerca del Ganges, quería verlo desde mi ventana. El que elegí contaba con esa opción.
Salí de la estación esquivando los rickshaw (tuktuk) choferes que querían ofrecerme sus servicios, y me dirigí a la terminal de ellos, encontrándome con que salía 400 rupias ir a mi destino, primero dije si y después pensé no puede ser, así fue como seguí caminando y un tuktuk que dejaba un pasajero al mencionarle mi hotel me dice te llevo por 80 rupias, sin dudarlo me subí. Nos adentramos a Varanasi, caos de rickjacks y de personas, me dice que no todos los taxis pueden llegar a los ghats, que el hoy tenía permiso para ir. Así fue como entramos por unas callejuelas y para el vehículo. Tenemos que seguir a pie, con mi mochila a cuestas lo seguí, pequeñas callejuelas mugrientas con niños corriendo, mujeres tras velos y olores conocidos y no agradables te penetraban mientras el sol iba perdiendo su poder. Después de unas tres cuadras que me parecieron interminables, llegamos al hotel. Salió el conserje y me empezó a mostrar las habitaciones, eran horribles, con olor a humedad y no baratas por el precio de lo que te daban. Me llevan a su terraza como si fuera el must y mi cara decía todo, no siento este lugar para estar, me baja a la mitad el precio de la habitación si me quedaba tres días. Lo miro y le digo voy a pensarlo, claramente era un buen negocio, pero había algo del lugar que no me cerraba. No sentía buena energía del dueño.
Salgo y le digo al del tuktuk cambie de opinión cuanto me cobra por llevarme a este hostel (el de la americana) y me dice 150 pero antes de llevarte a ningún lado déjame que te muestre otro hotel a la vuelta de este. Perdido por perdido acepte, fuimos a otro pero que termino siendo de la misma familia del anterior, tenia el mismo nombre y al mostrarme las habitaciones sentía el encierro. La terraza era mucho mas linda y ni bien salí al exterior, el sol que atardecía se reflejo en mi rostro mostrándome la belleza de un Ganges al que quería llegar pero que todavía no podía disfrutar. Contemple unos minutos como el sol se acostaba y disfrute de la vista que contaba el hotel, era maravillosa y me imagine meditando allí. Al bajar el conserje del hotel me rebaja el precio de nuevo, pero había algo que no podía explicar que me decía “No”, le dije de nuevo que lo iba a pensar. Estaba cansada, pero había aprendido a seguir mi instinto y mi cuerpo me decía NO. No me gustaba donde se encontraba, cerca de un ghat pero lejos de la calle principal y sentía que a partir de las 6 de la tarde no iba a poder salir más de allí por una importante razón: miedo.
El taxista me empezó a mostrar otros hoteles que estaban en la redonda, quería que dejara mi mochila en uno para poder ver los otros y yo pensaba me quedo sin mochila y sin hotel si le hago caso. No puedo confiar aunque quisiera hacerlo. Aunque pese la llevo conmigo, me mostro tres hoteles más ninguno me agradaba. Uno directamente, desde la puerta, el indio que era gordo, cosa que no es tan habitual, ni se esforzó en mostrarme las habitaciones y de mal trato me dijo su precio que era alto y pensé necesito estar en algún lado donde las personas puedan ayudarme. Así fue como le dije al tuk tuk que no era lo que estaba buscando, que necesitaba otra cosa, que no nos estábamos entendiendo y que me llevara al hostel. Uno mas me decía, una nueva oportunidad me pedía. Para ese entonces yo ya sabia que los conserjes de los hoteles le daban comisión y claramente yo sabia que me iba a quedar cinco días en Varanasi lo cual era bueno para negociar. Cansada, ya de noche, entre las callejuelas, con el chofer caminando me llevo a la paralela de la calle principal, a una cuadra que estaba aunque sea iluminada y con negocios y me llevo a un hotel que no estaba en ninguna guía, pero que ya me gustaba un poco mas. Me mostraron mi cuarto, espacioso, con vista a la ciudad y con terraza, no era maravilloso pero de lo que había visto ampliamente lo mejoraba y sobretodo el dueño del hotel era muy simpático. En mi interior pensaba porque no fui directo al hostel o me organice con el hotel de antemano pero a veces el destino te depara mejores cosas que ni te imaginabas en ese primer momento. Ya sin dar muchas vueltas le pague dos días al conserje del hotel pudiendo extenderlo cosa que los otros hoteles me obligaban a pagar los cuatro días y no sabia si quería estar allí o no. El chofer del tuktuk se fue feliz con el doble pago y yo pensaba que ganas de negociar que tenia, que perdió dos horas dando vueltas conmigo por las calles de Varanasi cuando hubiera podido estar trabajando con el tuktuk, pero en algún punto allí se están jugando el orgullo de haber convencido a la turista a alojarse en otro lugar y tenía que darle sus créditos, lo había logrado.
Estaba muerta, se largó a llover y ya era de noche. Necesitaba comer y la terraza no tenía luz por un problema que no me podían explicar, lo cual significaba que me iban a cocinar con la luz de las velas, y prefería tomar un poco de aire. Cuando estoy saliendo a la calle, el dueño del hotel me dice que no era seguro que estuviera caminando sola de noche. Salí igual, a los pocos pasos me encuentro en la calle principal de noche rodeada de indios mirándome y sentí que tal vez tenia que escuchar al dueño del hotel. No era seguro. Retorne mis pasos y me encontré con un hotel cuatro estrellas que promocionaba su terraza y que no había visto unas horas antes. Sin dudarlo me merecía un buen banquete después de haber perdido mi primer día en Varanasi sin poder hacer nada. Al volver al hotel me ofrece el dueño que a las cinco y media de la mañana me podían pasar a buscar un barquero para ir a navegar el Ganges a la madrugada, sin dudarlo le dije que si. Medite en la calma de mi cuarto donde podía ver unas lagartijas blancas como mis acompañantes y me quede dormida.

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A las cinco de la mañana me desperté, la gente que trabaja en el hotel se encontraba dormida en la recepción, pedí que me abrieran la puerta dado que me pasarían a buscar para hacer la excursión del barco. Claramente se hicieron las cinco y media y nadie había llegado, los tiempos de los indios son flexibles, nunca hacen lo que dicen ni llegan cuando supones, se intercambian los clientes y terminas haciendo algo con otra compañía porque sí. Pero respire profundo a pesar de mi miedo a perderme el amanecer y cuando estaba por ir a preguntarle de nuevo al chico del hotel que había vuelto a dormirse, aparece un joven indio diciéndome que el me llevaría a tomar el barco y que donde estaba la otra chica ¿que otra chica? Yo estoy viajando sola. Cuando empezamos a caminar, el conserje del hotel sale corriendo, falta una chica, esperen un minuto. Mi cara de desconcierto era grande, teníamos que seguir esperando pero me sentía culpable de que le había asegurado al indio que solo yo estaba. De pronto una chica completamente dormida aparece corriendo, era irlandesa y estaba viajando con otra chica que no se había despertado, porque se sentía mal. Las dos nos internamos en las callejuelas de una ciudad dormida, llegamos al ghat y dos niños de unos seis y ocho años se nos acercaron con ofrendas, flores frutos y velas en una platito de metal. Todavía no había amanecido y estos niños ya se encontraban haciéndose el pan, sin dudarlo le dije que si, yo quiero mi ofrenda y la irlandesa se contagio con mi comentario de que estos niños tenían que estar durmiendo en vez de trabajando. Me mira, y me dice “no me lo había puesto a pensar, estoy cansada de que me acosen vendiéndome cosas y estas ofrendas claramente no valen las 20 rupias que están pidiendo”. La miro y le digo esta bueno desear, y en este caso estas ayudándolos, no es ni cincuenta centavos de dólar, es un gesto y seguramente le cambiaras algo de su día.

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Nos hicieron subir al barquito y nuevamente nos hicieron esperar por otras dos pasajeras que llegaron tarde, pero ya no me importo, estaba en el agua agradecida, me sentía bendecida, finalmente me encontraba allí, tanto había tenido que pasar para llegar a este lugar y tanto lo había esperado. El sol empezaba a asomarse y tintineaban sus destellos en el agua como si jugaran. Los pájaros volaban y la ciudad seguía durmiendo. La calma y el silencio llenaban el espacio. El joven barquero empezó a navegar y nosotras nos metimos cada una en su burbuja, no hablábamos éramos cuatro mujeres que viajábamos solas a india y cada una tenia su historia. El barco estaba lleno de ellas, historias de vida, y yo podía sentirlo. A medida que el barco se adentro al agua, empezamos a cruzarnos con otros barcos, algunos con motor llenos de japoneses que pasaban como bengalas mientras los barcos a remo iban a cámara lenta, disfrutando de acercarse y alejarse de las orillas de los ghats para ver los detalles. Nos cruzamos con barcos pescadores y barcos que vendían estatuillas y souveniers hindúes. Cruzamos el primer ghat para incinerar, el humo y los cadáveres posando sobre las piedras se observaban a lo lejos. Que espectáculo logrado alrededor a algo que duele pero que para ellos es parte de la vida, de sus rituales, de su despedida. La vida sigue en India y la muerte y el renacimiento son conceptos unidos, todo es uno y es continuado.

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Los Ghats de Varanasi son grandes pasarelas de piedra construidas en las orillas del rio sagrado de la India, el Ganges. Durante siglos, la gente ha venido aquí para orar, meditar, bañarse y, como es sabido, incinerar a sus muertos. Los ghats crematorios de Varanasi se derivan de la creencia hindú de que las personas cuyos restos sean sumergidos en el río sagrado Ganges después de la muerte se les garantiza una buena vida eterna. Mientras el barquito a remo encontraba su camino, veíamos a gente lavándose los dientes con el agua sagrada, tomando baños y hasta lavando sus ropas allí. De repente un muerto se nos cruza y tenemos que esquivarlo. Un cuerpo rodeado de telas naranjas y doradas navega tranquilo por el agua, seguramente es un brahmán y ellos no se incineran porque ya llegaron trascender al otro mundo. Los minutos pasaban y eran como horas, había tanto para ver, tantos detalles que no te alcanzaba la mirada. Estuvimos cuatro horas navegando y regresamos con la irlandesa charlando que era la segunda vez que estaba en Varanasi, porque un mes atrás no había podido acercarse a los ghats porque estaba todo inundado y había decidido regresar. El lugar lo ameritaba. Me dice de pasar a buscar a su amiga y compartir un tuktuk por el día que nos llevara a la universidad y a los distintos templos que había que visitar en la ciudad. Sin dudarlo estaba dentro del plan. Agradecía haber elegido ese hotel porque no solo me facilitaba las cosas sino que me daba dos nuevas compañeras de viaje. Su amiga australiana ya nos estaba esperando para la nueva aventura.

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Primero fuimos a la Universidad, donde dimos ofrendas en un templo grandísimo de Vishwanath (dios Shiva) y luego al templo de monos, dedicado a la diosa Durga, donde tuvimos que dejar nuestras pertenencias para poder entrar. Algunos templos son casi agresivos más que pacíficos, dado que hay ofrendas y olores fuertes que hacen que te sientas a la defensiva en vez de sentir la bienvenida. Tal vez por desconocimiento, tal vez por no compartir su religión pero muchas veces te sentís no parte. Mi deseo de conocer y absorber hace que este abierta a recibir lo que veo. Luego fuimos al Templo Bharat Mata, lo peculiar de este templo es que se albergan mapas de la India tallados en mármol, porque es el único templo de Varanasi dedicado a Bharat Mata, la personificación nacional de India como diosa madre que se representa como una mujer vestida con un sari, sosteniendo la bandera nacional. Luego seguimos en el tuktuk que nos esperó mientras un señor nos mostraba el mercado de las sedas, los tejidos y la producción de saris, así fue como entramos a distintos edificios donde nos enseñaron los secretos de los tejidos, mientras cabras y niños nos rodeaban. El pago de entrar a los distintos edificios fue comprar unos pañuelos de suvenires, pero valió la pena lo aprendido. Estábamos cansadas y agotadas del calor y de las vueltas por Varanasi y las cuatro horas del tour se habían terminado. Llegamos al hotel y decidí ir a la ceremonia del Ganges, las chicas ya habían estado y salían en un bus a Nepal dado que ese día no salía el tren. Me invitaron a irme con ellas pero quería disfrutar más días de la ciudad de la vida y la muerte, quedamos conectadas para encontrarnos en Nepal. Ya había pagado por mi pasaje en tren a Nepal y sentía que no tenía que correr.

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Salí nuevamente caminando por la ciudad hacía el Dasaswamedg ghat, cada día del año a las 19,00h, se transforma el ghat en una Ceremonia Ganga Aarti con puja (ofrenda), fuego y danza. Me gustaba la idea de caminar y mirar los distintos barrios que pasaba con sus peculiariedades, de musulmanes, de hindúes, mujeres tapadas completamente, hombres con distintos oficios se desplegaban por la calle. Todo iba pasando mientras caminaba a mi paso, necesitaba parar para tomar bebidas, el calor era intenso y claramente había sido un largo día. En el camino me encontré con cuadras con personas en el piso pidiendo con distintos motivos, como si fuera la meca de los “indios necesitados”. Llegue temprano y conseguí un buen lugar para mirar la ceremonia. Sin dudar agarre mi monedero para comprar una nueva ofrenda, esta tenía un fin, la salud de la mama de una amiga que me había pedido. Al mirar el interior de mi monedero me doy cuenta que me había quedado sin dinero, solo tenía los billetes para la ofrenda, que significaban el tuktuk de regreso al hotel al terminar la ceremonia. Sin dudarlo invertí en la ofrenda, para mí era importante cumplir con mi promesa y de alguna forma resolvería volver al hotel. Me había olvidado de cargar la billetera con dinero y desde la mañana que no había parado de dar y ofrecer. La ceremonia duro un largo rato, entre cantos, rezos, inciensos, velas, y bullicio. No necesitaba entender, solo sentir, había un idioma universal que nos unía en ese momento, el respeto por los otros, el compartir un ritual ancestral y el saber que por unos momentos nos encontrábamos todos unidos creyendo, sin diferencias. Yo me emocione en varios momentos, la piel de me erizaba y sentía paz y felicidad de haberlo logrado. Finalmente estaba en Varanasi, finalmente había llegado. Siempre había querido estar ahí.

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Lance la ofrenda al Ganges con el nombre de la persona en cuestión y pedí por su bienestar. Mire como la ofrenda se confundía con otras en el río que se movía sin cesar, entre barcos con gente que sacaba fotos y niños que ofrecían suvenires y ofrendas. Me puse a charlar con una pareja de franceses al final del ritual, a ver si compartían mi misma dirección pero iban para otro lado. Decidí esperar a que algún grupo de extranjeros saliera en mi misma dirección para no sentirme sola. Tenía un poco de miedo, miedo a lo desconocido, y miedo a que había mucho descontrol, mucha gente que te pedía y te seguía. Pero confié y a los pocos minutos vi a una madre y a un hijo que hablaban en español y les pedí si podía caminar con ellos. Me contaron que estaban en un tour con 30 españoles y cada día tenían que sortear con un imprevisto, alguno se enfermaba, alguno se perdía, algún contratiempo sucedía. Nada es seguro en India. Me miraban sorprendidos que estuviera sola viajando. Ya me había acostumbrado, contestaba sonriendo, siempre había alguien dispuesto a ayudarme y acompañarme como ellos. Caminamos varias cuadras juntos, entre el bullicio de un mercado en ebullición y gente que no paraba de surgir como si fuera un manantial. Gente sin piernas y brazos que pedían, entre carretillas ofreciendo frutas secas y vestidos.
Llegamos a la calle principal y a ellos los estaba esperando un bus en algún lugar cercano, yo decidí volver caminando entre la multitud de gente que había ido a ver la ceremonia me sentía protegida y por suerte lo había hecho de día al camino y mi memoria visual no fallaba. Eran como 30 cuadras pero me sentía más segura que subirme a algún rickshaw que con la cantidad de gente que había no avanzaba. Me tape la cara con mi pañuelo como si fuera uno de ellos, con mi pollera larga y mi vestimenta podían confundirme. Camine sin parar, y con una seguridad de que estaba protegida y de que había estado orando durante horas. Seguía bañándome todos los días con agua fría para que mi aura brillara y meditaba para que mi radiancia atrajera lo que me correspondía. Esos eran mis rituales para sentirme segura. Llegue casi corriendo al hotel y agradecí que estuviera casi en la calle principal porque siempre había movimiento. A las nueve de la noche mi día había sido completo. Me fui a dormir en plenitud de mi ser, finalmente había vivido lo que tanto tiempo había soñado. Por años cada vez que veía una postal, documental o película del Ganges en Varanasi me largaba a llorar, había algo de este lugar que me sensibilizaba y me hacía sentir que tenía que venir, pero por más que quisiera a veces no se puede apurar al destino. Todo tiene un porque y claramente antes no se si hubiera estado preparada para vivir India de la forma que lo estaba haciendo.

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Mientras leen la historia pueden escuchar esta música de Snatam Kaur, para el corazón: https://www.youtube.com/watch?v=ibNKIh75Nx0