Leer para recordar

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“El encuentro con la pintura de Van Gogh, con los fauves, Matisse,Derain, Vlaminck y Rouault determina el progresivo abandono del dibujo, en favor del color como único elemento concreto a la hora de pensar en la composición del cuadro y las formas tienden ahora hacia la descomposición” Chagall.

Desde chica siempre ame las bibliotecas y aun hoy es un lugar que me parece mágico, un tesoro a develar, entre tantos libros ¿cuál voy a elegir? ¿A cuál le voy a dar mi tiempo? ¿Terminare de leerlo o simplemente me quedara vagando en mi imaginación? En este último viaje donde estuve en varios castillos rusos y europeos luego de las salas de bailes de los palacios, las bibliotecas me fascinan, siento que te abrazan de conocimientos y que tal vez nunca en tu vida termines de leer ese libro que era para vos.Tal vez por eso salgo a viajar por el mundo, a tratar de escribir mi propia novela y poder absorber lo que me llevaría muchos tomos leer.

Pero hoy. empiezo a escribir por otra razón, mi infancia. Mi mama es bióloga y mi papa abogado, mi abuelo Coco que se murió tenía una fascinación por la segunda guerra mundial, los aviones y los japoneses, cosa que diera lugar a varios libros de la biblioteca de mi casa donde luchaban en el espacio con la enciclopedia. Mi biblioteca “para adultos” no era muy grande y claramente había una que era para niños llena de libros de cuentos. Lo que hoy me llamo la atención es que entre todos los libros que había en mi infancia en mi casa los que me llamaron la atención y leía era “Los genios de la pintura” ya con 5 años elegía ver colores, pinturas sin entender bien de que se trataba pero eran mi elección.

Escribo esto porque a veces nos olvidamos de abrazar nuestra infancia, nuestros recuerdos, los teñimos de lo que no tuvimos o de lo que nos faltó cuando en realidad siempre fue lo que necesitábamos para crecer y ser los adultos que somos. Porque en ese tesoro que es nuestra infancia nuestra alma esta en expansión sabe elegir lo que necesita, lo que quiere. Entre muchos tomos de libros con 5años decidí elegir leer los que me llamaban la atención. Traer ese recuerdo al hoy hace verme.

No podemos cambiar el mundo sino aprendemos a ver lo que nos rodea. A veces es saber elegir entre todo lo que hacemos o lo que nos rodea a quien podemos ayudar para cambiar su día, su imaginario o aunque sea hacerlo soñar un ratito que existe un otro hoy o mañana. Tal vez eso rescato de la pintura desde niña, llevarme de viaje a otro lugar u tiempo de colores donde podía imaginar como otros vivían, veían o sentían. Lo importante es crear tu mundo como tú quieras, coloréalo de ser posible porque te darás cuenta así que no hay un solo camino, sino inmensas posibilidades de ser.

“Existe siempre durante el acto de leer un momento, intenso y plácido a la vez, en el que la lectura se trasciende a si misma, y en el que, por distintos caminos, el lector, descubriéndose en lo que lee, abandona el libro y se queda absorto en la parte ignorada de su propio ser que la lectura le ha revelado: desde cualquier punto, próximo o remoto, del tiempo o del espacio, lo escrito llega para avivar una llamita oculta de algo que, sin él saberlo tal vez, ardía ya en el lector.” La Tardecita, Juan José Saer ~ Cuentos Completos (1957-2000)

arbol de vuelo“Arból en vuelo”

 

Roberto ARTL – “La vida es hermosa”

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Continuando el proyecto de poner color en Buenos Aires, se están interviniendo los puestos de libros en Avenida Santa Fé al 4300.  Cada autor y su cosmovisión se exponen en los puestos que hasta hace pocas semanas se encontraban grafiteados y en mal estado, con los murales se ha iluminado esa zona tan central de nuestra ciudad, convirtiéndolo en un museo al aire libre.

A mi me toco, Roberto Artl, y realmente al empezar a leer sobre él no me interesaba mostrar “El juguete rabioso” sino tratar de ver su luz, ya que si hay sombra su opuesto está presente. De tanto buscar, encontre en su autobiografía lo siguiente, que provoco el mural que termine creando en su honor: “Creo que la vida es hermosa. Sólo hay que afrontarla con sinceridad, desentendiéndose en absoluto de todo lo que no nos hace mejores, pero no por amor a la virtud, sino por egoísmo, por orgullo y porque los mejores son los que mejores cosas nos dan”.

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Al mismo tiempo, les comparto estos pensamientos del mismo:

“Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no, pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo. No mire lo que hagan los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todo y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra una pared, interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente: “¿Soy sincero conmigo mismo?” Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia impedirá que usted se mate tirándose al pozo. [...]

Me dirá usted: “¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?” ¡Qué le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. [...] Me dirá usted: “¿Y si me equivoco?” No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesto la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino [...] Vea, amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa cruce el abismo de su vida, con su verdad en la mano y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente.

Créalo, amigo. Un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo”.
Roberto Arlt