Los nombres y caras de artistas se repiten, como en un random eterno, en todos lados: notas de tevé, tapas de suplementos en los diarios, revistas especializadas. Pareciera que existe una lista y que de ahí no se piensan mover (al menos no hasta que sea reemplazada por una nueva).
Esa es la idea: imponer nombres y estilos. “El sistema de difusión de la música -tanto de las empresas discográficas como los medios, los periodistas, sin generalizar, no?- quiere imponer un gusto. Y lo que es ‘nuevo’ en esos medios no tiene un asidero en la gente que lo escucha y se produce un cortocircuito”, advierte Lucio Mantel, cantautor argentino que trabaja por fuera de ese mainstream.