Por: Cecilia Díaz
Los nombres y caras de artistas se repiten, como en un random eterno, en todos lados: notas de tevé, tapas de suplementos en los diarios, revistas especializadas. Pareciera que existe una lista y que de ahí no se piensan mover (al menos no hasta que sea reemplazada por una nueva).
Esa es la idea: imponer nombres y estilos. “El sistema de difusión de la música -tanto de las empresas discográficas como los medios, los periodistas, sin generalizar, no?- quiere imponer un gusto. Y lo que es ‘nuevo’ en esos medios no tiene un asidero en la gente que lo escucha y se produce un cortocircuito”, advierte Lucio Mantel, cantautor argentino que trabaja por fuera de ese mainstream.
Todo comienza cuando le preguntamos sobre qué se puede considerar como ‘música nueva’. “Algunos de mis colegas se enojan cuando dicen que somos ‘la música nueva’ porque en realidad estamos tocando hace mucho pero no estamos en los ‘medios masivos’ porque no somos parte de una discográfica equis. Y se arma ese debate sobre lo que es nuevo”.
“Yo tampoco siento que sea novedad en tanto a hacer cosas modernas. Me parece que la modernidad es ser anticuado el año que viene, es una idea muy ficticia la modernidad”, afirma Mantel en diálogo con la #FábricaDeLaCultura.
El sistema de difusión de la música -tanto de las empresas discográficas como los medios, los periodistas, sin generalizar, no?- quiere imponer un gusto. Y lo que es ‘nuevo’ en esos medios no tiene un asidero en la gente que lo escucha y se produce un cortocircuito.
Y es ahí cuando analiza el rol de los difusores de la música dentro de un sistema que busca imponer un ‘gusto’. “Si vos leés las revistas, hace 15 años que no vas a encontrarte con nada verdaderamente ‘nuevo’… recién recogen el guante cuando hay una manifestación masiva que no pueden ignorar, que es hiperpopular y que llegó sola”.
“Se termina armando un mundo ficticio. Es un espejo que refleja mal lo que pasa en la sociedad. Siendo que yo sé que la música que hago no representa masas; no digo que yo debería ser equis”, sostiene Lucio.
Lo que él siente, entonces, es que “los medios están en otro lugar. Están televisando otra historia” y cuestiona: “Lo que está pasando es una imposición de gente. Tienen miedo a evolucionar o a reflejar un paso del tiempo más real”.
Ese pensamiento profundo, minucioso y hasta un poco pretencioso, en el buen sentido de la palabra, llega también a la forma en que Mantel interpreta a su propio estilo musical. “Me cuesta mucho definir a la música, en general. Porque creo que va más allá de las palabras y por eso es conocido como un lenguaje universal. A mí me atrae hacer música siempre que me sea ‘imposible de definir’, si yo pudiera hacerlo no me gusta”, dice Mantel.
“Cuando escribo y me sale una zamba típica digo ‘esto lo escuché muchas veces’ y la tiro a la basura; yo descarto mucha música así. Compongo y de 20 canciones me quedo con una. De ahí mi incapacidad de definir mi música”.
El tema parece simple de comprender: “Todo encasillamiento detiene el movimiento de la canción”, sentencia Lucio, quien inmediatamente se ilusiona: “Ojalá podemos escuchar sin necesidad de clasificar”.
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Lucio Mantel está de gira por el interior.
Presenta “Unas horas”, junto a su cuarteto de cuerdas.
Sus discos anteriores fueron Nictógrafo (2008) y Miniatura (2011).