Hace unos años, se hizo una encuesta mundial a gente de más de 80 años. A esa edad las personas, en general, suelen tener un claro balance de lo que ha sido su vida, lo bueno y lo malo, los errores y aciertos cometidos… es un momento muy particular. Por supuesto que a esa altura, aún puede haber proyectos ¿por qué no? pero es verdad que también, los años -el camino recorrido y la proximidad de la muerte- hace que la gente haga ciertos balances de lo que ha sido su existencia. Es decir: se mira un poco más el pasado que el futuro, es algo natural y no tiene por qué ser algo tremendo, depende. ¿De qué depende? De eso quiero hablar.
Las preguntas fundamentales de esa encuesta eran las siguientes: ¿de qué se arrepiente? ¿Qué cambiaría de su pasado? ¿Le hubiese gustado que algunas cosas hayan sido diferentes? Casi nadie habló de cosas materiales. Pocos hablaron de sus hijos o de algo referido a ese tipo de vínculo. En raros casos también se mencionaron cuestiones del mundo vocacional o del trabajo. La gran mayoría respondió sobre asuntos, en definitiva, asociados al amor de pareja y a la sexualidad ¿interesante no? Continuar leyendo