Hace unos años, se hizo una encuesta mundial a gente de más de 80 años. A esa edad las personas, en general, suelen tener un claro balance de lo que ha sido su vida, lo bueno y lo malo, los errores y aciertos cometidos… es un momento muy particular. Por supuesto que a esa altura, aún puede haber proyectos ¿por qué no? pero es verdad que también, los años -el camino recorrido y la proximidad de la muerte- hace que la gente haga ciertos balances de lo que ha sido su existencia. Es decir: se mira un poco más el pasado que el futuro, es algo natural y no tiene por qué ser algo tremendo, depende. ¿De qué depende? De eso quiero hablar.
Las preguntas fundamentales de esa encuesta eran las siguientes: ¿de qué se arrepiente? ¿Qué cambiaría de su pasado? ¿Le hubiese gustado que algunas cosas hayan sido diferentes? Casi nadie habló de cosas materiales. Pocos hablaron de sus hijos o de algo referido a ese tipo de vínculo. En raros casos también se mencionaron cuestiones del mundo vocacional o del trabajo. La gran mayoría respondió sobre asuntos, en definitiva, asociados al amor de pareja y a la sexualidad ¿interesante no?
Las dos respuestas que más salieron y ganaron por goleada fueron: “me hubiese gustado disfrutar más de la sexualidad”; y la otra fue “me arrepiento de haber elegido a la persona equivocada en el territorio del amor”. Por supuesto que los entrevistadores de este estudio eran personas muy preparadas y astutas para poder generar un buen clima emocional en esas charlas. En definitiva ¿de qué se trataba el asunto en esas respuestas? Del amor y de la sexualidad, lo más primario; de esas dos cosas sale o parte todo lo demás.
En relación a la elección de pareja, a esa persona que elegimos para armar un proyecto de amor o de familia, yo siempre digo: hay que entregarse a la pasión, eso seguro, pero no perder la prudencia. Conocer a ese otro que vamos eligiendo lleva su tiempo, mucho. No hay que armarse una idea del otro solamente por cómo es con uno. No, es ver al otro en otros contextos ¿cómo es con sus amigos? ¿Con los niños? ¿Con los animales? ¿Con su familia primaria? ¿Con sus compañeros de trabajo? ¿Qué tipo de vínculo tiene con el mundo y lo que ocurre en él?…y -algo muy central- ¿es una persona independiente de sus padres? Es decir, movilizados por la pasión y el enamoramiento y la explosión sexual, nadie ve mucho nada, o no se ve tanto al “otro real”. Pero la idea es, en definitiva, que podamos armar una especie de visión más ética sobre el otro. Eso no falla.
Embarcarse en un proyecto con una persona que tiene diferentes valores o códigos que los nuestros en el territorio de la ética (de lo que está bien, de lo que no, de lo que es la ternura, la agresión, el dinero, el respeto), si eso falla, y bueno, la cosa se pone muy fea. Y una vez que ya estamos arriba del bote…. y si ya hay hijos…y si el otro resultó ser demasiado diferente a uno, es un martirio. Lo veo, lo escucho permanentemente en mis consultantes; gente que ha elegido mal, que no vio ciertas cosas, sufren mucho. Me dicen “no me di cuenta”, “no vi esto de él o ella” o “si, lo vi, pero subestime ese aspecto de él” “¿cómo puede ser? “No me gusta como es él ni conmigo ni con su familia de origen”. Es decir: ¡Sorpresa! No hay seguridad 100% de nada en esta vida, pero si somos un poco prudentes, las posibilidades de que “la realidad nos sorprenda” va a ser menor.
La otra cuestión de la encuesta es la sexualidad. Bueno, nadie la tiene atada allí, las represiones o mandatos sociales, familiares y religiosos generan enormes torniquetes mentales y la capacidad de disfrute y libertad se reduce. Al parecer, y si pensamos en esta encuesta, la gente lamenta no haber sido más libre. Y esto vale si se estuvo sólo con una persona toda la vida o con millones. La libertad en ese plano pasa por otro lado.
Hay que valorarse, cada uno de ustedes merece y precisa de alguien que los respete, ame y valore. Después bueno, el amor también es peleas, discusiones, diferencias; el tema es a que volumen está todo eso.
Tómense su tiempo para elegir quien es la persona, miren su interior, eso es eterno. Miren mucho a los ojos a la persona que van eligiendo…mucho: los ojos…son lo interior, allí está la esencia del otro, y en su capacidad de dar ternura. No se apuren, elegir un compañero de ruta ( que puede estar hasta el final del viaje con ustedes o solo un tramo, es un arte.Ese otro que elijan va a tener decenas de grietas, como ustedes: pero no en las centrales, con eso no se negocia, si no, la vida se trasforma en algo áspero y -muchas veces- hay situaciones que son muy difíciles de revertir, o se revierten, pero con costos altísimos para uno o para muchos. La experiencia dice que las parejas que funcionan son aquellas que tiene un importante universo simbólico de códigos y de disfrutes en común; el mito de que los opuestos se atraen la supuesta complementariedad entre personas muy diferentes…la experiencia muestra que es más un mito que una realidad del amor.
Les dejo una frase de Gustavo, acaso, el que mejor le ha cantado al amor, bueno, al menos para mí, un grande…entre los grandes.