Por Germán Muhlenberg
Durante más de cinco años me dediqué al coaching y tuve la oportunidad de asesorar a personas de distintas profesiones, niveles económicos y estilos de vida. Pero algo había en común entre todos ellos: la incapacidad para expresar sus emociones libremente. De hecho, es un problema que a mí me había ocurrido años antes. Si intentamos escondernos, y aparentar algo que no somos, nos vamos a encontrar con una gran incongruencia en nuestra persona. En cambio, si nos abrimos y mostramos tal como somos, con virtudes y debilidades, demostraremos no tener miedo de exponernos, de ser rechazados. La gente poderosa puede mostrarse sin temer a ser lastimada. Dan prioridad a sus creencias y valores sobre los demás, a menos que decidan otra cosa. Están dispuestos a correr riesgos.
Exponernos nos muestra de manera más atractiva. Alguien que puede mostrar sus debilidades es porque es fuerte, no débil. Podemos observar ejemplos claros en el lenguaje corporal: tirar levemente la cabeza para atrás mostrando la yugular es una muestra de poder, porque se exhibe una parte vulnerable, lo mismo cuando se expone la entrepierna o el pecho. Del mismo modo, hay acciones que muchas veces son interpretadas como signos de debilidad cuando en realidad son actitudes valerosas. Por ejemplo, expresarle a alguien el impacto que nos produce o la alegría que nos genera su presencia. Vamos a estar más expuestos al rechazo pero no es nada malo, incluso diría que es bueno. Como dice la frase, lo que no nos mata, nos fortalece. Estar expuestos al rechazo fortalece nuestras creencias sobre nosotros mismos. Puede resultar muy incómodo, no digo que no sea así, pero es ese mismo sentimiento el que nos va a fortalecer. Este concepto de vulnerabilidad ha sido ampliamente estudiado y desarrollado en los estudios psicológicos referidos a la seducción.
Cuanto más honestos seamos sobre nuestras faltas, más va a ser la gente que piense que somos perfectos. Cuanto más cómodos nos sintamos sin ser perfectos, más será la gente que piense que lo somos. Hay distintas formas de exponerse, estas pueden ser de manera emocional o social. La exposición emocional puede ser compartir miedos e inseguridades, pero no significa andar contándole a todo el mundo nuestras debilidades o que se nos murió el perro, en busca de reacciones o aceptación. Tampoco vomitamos todos nuestros problemas sobre los demás. Eso es propio de alguien necesitado, que busca aceptación y además una forma débil de presentarse.
Se trata simplemente de mostrarnos como alguien que no pretende ser perfecto. Nos aceptamos como somos. La exposición social ocurre estando en una situación en la cual uno puede ser rechazado; ya sea dando una opinión diferente en un grupo, intentando besar a una chica, hablando con un grupo de desconocidos en un bar, sabiendo disculparnos públicamente ante una equivocación, etc.
Sin embargo, debemos tener en claro cuál es la intención. Si nuestra intención es impresionar a alguien, no estamos exponiéndonos realmente. No hay una conexión real con nuestras emociones y eso es lo que realmente importa. La exposición no tiene que ver directamente con lo que decimos sino con las emociones que queremos transmitir. Y es compartiendo las mismas emociones donde se genera la conexión con la otra persona. Entiendan esto: ¡acá no es posible hacer trampa! Podemos simular tener la misma emoción, pero no es lo que yo recomiendo, no es lo que va a funcionar a largo plazo, y mucho menos te va a hacer una mejor persona. Es necesario hablar con sentimientos. Si intentamos exponernos con una chica sólo para acostarnos con ella, lo único que vamos a terminar exponiendo son nuestros deseos por terminar en su cama. Debemos ser honestos con nuestras intenciones. Es importante ser auténtico, aun cuando tengas miedo o te genere nervios mostrarte de tal forma. Eso está perfecto.
Es probable que si te está yendo mal con las mujeres te esté costando expresar tus verdaderas emociones e intenciones, y conectar con tus sentimientos. Quizás cuando hablás con una mujer las conversaciones se vuelven aburridas por evitar decir algo que pueda molestarla. O por no besarla porque podría rechazarte o no hacer algo que podría incomodarla. Todos estos problemas tienen una raíz común: el no poder expresarse libremente. Hay una cultura de mostrarnos siempre bien, siempre sonriendo y no expresarnos auténticamente. Tener respuestas vacías como “todo bien”. O aparentar vidas perfectas por medio de nuestras redes sociales. Aprendimos a no expresarnos correctamente, reprimir ciertas emociones, no decir lo que nos pasa, tener que gustarle a todo el mundo y a no hacer nada “estúpido”. Quizás en nuestras casas no se podían hablar de ciertos temas y exista algo parecido a un trauma infantil. Por ahí nuestros padres no expresaban bien sus emociones.
Si querés tener relaciones de verdad, relaciones profundas, amistades verdaderas, es importante que compartas tus verdaderas emociones, es de ahí de donde nace la verdadera confianza entre las personas. Sentíte cómodo con tus emociones, sin miedo de expresarte. Es algo que va más allá de nuestra relación con las mujeres. Tiene que ver con una transformación de uno mismo. Una versión más segura, vibrante y desinhibida que se conecta con los demás de manera natural. Estos conceptos no son para ser el mejor seductor, sino la mejor persona. Hablamos de cambios de identidad a nivel de tus mentalidades y creencias. El sexo es un efecto secundario de estos cambios. El sexo no es la meta principal, simplemente sucede.
Dejar caer una interacción es también una muestra de vulnerabilidad, dejándote abierto al rechazo, mostrándote no necesitado e invirtiendo menos. Es de hecho una buena manera para medir si ella está interesada en reabrir la interacción o no. Si ella no la reabre entonces es posible que no esté interesada. La idea es sentirte completamente bien con el hecho de ser rechazado, si no es así, no te estás acercando con las intenciones correctas. Como dijimos anteriormente no estamos esperando algo de ella, no esperamos su aprobación, o terminar en su cama. Si fuera de esa forma estaríamos invirtiendo más que ellas, siendo más necesitados. No hay malos movimientos cuando nos expresamos honestamente y decimos como nos sentimos.
* Germán Muhlenberg es escritor, coach y autor del libro “Seductor Infalible: guía para desarrollar una personalidad atractiva”. A pocos meses de su lanzamiento, Seductor Infalible se encuentra en el Ranking de los libros más vendidos en librerías Yenny/El Ateneo. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis desde la web de la editorial Dibuks (click aquí).