Francisco nos está cuidando

Voy a intentar esquivar la tentación de la “efeméride” por el año de pontificado de Francisco para no caer en el pasado y la rigidez. Porque el presente de su papado y el futuro que su figura e influencia abren para nuestra nación, son tan fértiles que se comen todo intento de evocación.

Todo es mañana.

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Ser el país de Francisco

Francisco no es gratis

La fina revolución que lleva adelante el Papa no pasa sin ser vista frente a los ojos de los intereses afectados, no.

Lo que ocurra con el pueblo del que surgió el mayor líder mundial tampoco les resulta indiferente. Todo lo peor que nos ocurra de “entrecasa”, va a ser quirúrgicamente dirigido a salpicar un proceso de inmenso cambio geopolíticoContinuar leyendo

2.000 años de revolución

“Las revoluciones se hacen con tiempo o con sangre: si se hacen con sangre, se ahorra tiempo; si se hacen con tiempo, se ahorra sangre”, acostumbraba decir Perón.  La elección es obvia si nos paramos a mirar la disyuntiva desde el humanismo.

La Iglesia Católica (que ha derramado sangre propia y ajena), lleva dos mil años de revolución cristiana, usando al tiempo como materia prima, como si su transcurso no existiera.

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Francisco y el pararrayos

“¿Para qué sirve hacer tantas guerras si no somos capaces de dar la guerra contra el mal?” sintetizó Francisco durante la celebración del Ángelus del pasado domingo 8, inmediatamente después de la jornada mundial de ayuno y oración impulsada por él mismo.

Y se extendió por si quedaban dudas: guerra contra el mal significa no a la violencia y no al comercio de armas.

Él es capaz de esa síntesis porque simplifica los términos del conflicto. Los analiza desde la coherencia del que ve la realidad desde un plano de valores humanos. Valores cuya ausencia, precisamente, hacen posible la Mentira.  Francisco tiene, profesa y predica una doctrina. Y ese sustrato moral le permite pararse y gritar a la cara del mundo cuál es el problema.

Francisco hace de sí mismo un pararrayos. Llama la atención y denuncia la Verdad: la guerra es una excusa.

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