Su Santidad es incorregiblemente argentino. De eso no hay dudas ni vuelta atrás. Como creo haber dicho ya, más que un motivo de soberbia, compartir con él la nacionalidad es una interpelación a todos nosotros.
Sintiéndome interpelado, tengo muy presente que a fin de mes un Papa tan argentino va a presidir durante una semana las actividades de las JMJ en Brasil, cuyo pico espiritual será la Vigilia del 27 y eso me lleva a plantearme que si estas jornadas hubieran tenido sede en La Argentina, hubiéramos inundado las calles con el fervor de la humildad y el orgullo de la convicción.
Pero, son en Brasil. Continuar leyendo