Brasil. Y Explotó Porto Belo.

Recuerdos de mis Viajes por Brasil.

 

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Brasil. Blumenau. A la espera de las rubias Brasileras. Fotos: Marta Paoli.

Ya había pasado el mediodía y partimos rumbo a Blumenau. Recorrimos unos 90 kilómetros desde Porto Belo, es decir desde el litoral atlántico hacia el continente. Prolijas rutas, verde muy verde y muchas ondulaciones. Unos 30 kilómetros antes de llegar pasamos raudamente por una población muy conocida en la moda llamada “Ilhota” en el valle de Itajai, a orillas del río que le da su nombre. El micro aceleró porque si parábamos no nos íbamos más, a los costados de la ruta una larga fila de locales atestados de ropa íntima. Es por eso que es llamado la “Capital Catarinense de la moda íntima y la moda de la playa”-Bikinis-

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Brasil. Blumenau. En el museo de la cerveza, fuimos muy bien recibidos.Fotos: Marta Paoli.

Nuestros paladares habían comenzado a secarse y nos habían prometido apagar los incendios con la muy buena cerveza brasilera. Pocos lugares tan especialistas en estas lides como es Blumenau. Unos kilómetros antes de llegar empezamos a bordear el pintoresco río Itajaí. Muy caudaloso y en algunos lugares se encajonaba entre los morros con una vegetación abundante, que incitaba a tomar unos mates a la sombra. Lo rápido que viajaban sus aguas me hizo acordar a algunos tramos de nuestro Río Paraná.

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Brasil. Blumenau. El cementerio de los Gatos. Una llamativa vegetación.

Una vez ganada la ciudad desembarcamos en el museo de la Cerveza. Una rustica banda alemana nos recibió en sus puertas con su clásica música y cuatro reinas muy sonrientes competían con su belleza. Un quejoso escondido entre los visitantes exclamó: ¡Todo muy lindo pero a boca seca!!Luego vistamos el museo de usos y costumbres de cosas cotidianas. Las que usaron los primeros habitantes del lugar.

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Brasil. Camboriú. ¡ Una verdadera pasión por los Cocos!

 Algo muy fuera de lo común fue la visita al “Cementerio de los gatos” Una sorpresa. Los mal pensados nos imaginamos que era el gaterío humano. Llena de tumbas con fotos insinuantes. Pero este era animal… bien animal. ¡Miau! ¡Miau! mascotas de los humanos, una verdadera rareza. El lugar estaba rodeado de una vegetación muy abundante y especial. La próxima visita fue a una fábrica de cerveza. Quienes comprendieron nuestras necesidades y nos recibieron poniendo a nuestra disposición dos barriles helados. Una rubia y una morocha. Por fin la tan ansiada cerveza brasilera.

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Brasil. Camboriú. La bahía se presenta en todo su esplendor. Fotos: Marta Paoli.

De allí directamente al parque Villa germánica un predio ambientado especialmente para el turismo con muchos suvenires y comidas tradicionales alemanas de todo tipo. Es un lugar de prestigio en la región para la celebración de eventos y conferencias. Fuimos visitando todos los stands y nos cuidábamos porque teníamos la promesa de una suculenta cena.

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Brasil. Camboriú. El río se encuentra con el mar.

No faltaron a su compromiso y pusieron a disposición de nuestra dentadura un espeto corrido de carnes a las brasas y otro de pizzas. Fue una verdadera orgia para nuestros paladares. Por supuesto que la cerveza tirada corría a la misma velocidad que el río Itajai. Saltando de boca en boca con una encrespada ola de espuma helada. La variedad de pizzas se hacía interminable ante cualquier estomago resistente. Tal es así que en nuestra mesa se festejó un aniversario y la gran sorpresa fue una piza-torta de cumpleaños. Decorada con chocolate y helados, con sus correspondiente vela de festejo. Para los más golosos fue impactante. Todavía la están elogiando. El regreso fue tranquilo por demás. Apenas sobresaltados por los estridentes ronquidos de siempre.

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Brasil. Camboriú. Las playas de Laranjeiras.

Camboriú:

A un poco más de 30 kilómetros de distancia queda Porto Belo de este magnífico balneario. A primera hora de la mañana nos pusimos en marcha hacia allí. Nos recibía un día hermoso con un cielo diáfano. Rápidamente estábamos en la estación Barra Sul del cable carril, un clásico de esta playa. Nos instalamos en sus cabinas-Bondinhos- Para subir al morro y luego viajar en el mismo medio hasta la playa de Laranjeiras. Para lograr esto debíamos recorrer los 3250 metros que nos separaban.

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Brasil. Camboriú. Una langosta que parece recién salida del mar.

Cuando la cabina empieza a tomar altura es maravillosa la vista en todas las direcciones. Es imponente ver la gran playa y como llega el mar mansamente a la Bahía y detrás esa gran mole de cemento que la rodea. Es una gran muralla de edificios. En este caso es turística, tan característico de esta zona de Brasil. La desembocadura del río, la bahía con sus playas, pequeños puertos llenos de embarcaciones de placer. Todo es una postal clásica de Camboriu.

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Brasil. Camboriú. Los frutos del mar con su colorido impactante. Fotos: Marta Paoli.

Aquí se puede hacer una parada con el teleférico, es decir en la parte más alta. De allí se empieza el descenso hacia la playa. Si decidís bajarte en esta estación tenés varias actividades a realizar. Una caminata acompañados por una exuberante vegetación y unos excelentes miradores. Te invade el olor a humedad de la naturaleza que es un acompañamiento generoso. Allí están las dos atracciones que por sí solas justifican la visita. Este año para nosotros no estuvieron incluidos en nuestro itinerario. Mi consejo es que no se lo deben perder si les gusta mínimamente la aventura. Uno de ellos es el famoso Youhooo.

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Brasil. Camboriú. Vermicelli al Vóngole. ¡Un manjar!. Fotos: Marta Paoli.

¿Cómo Bajar? La clásica bajada es en cablecarril. En mi caso les recomiendo la turbulenta si es que les gusta la aventura. La tirolesa –Zip Rider- Mágica. Si no venís cargadito con la adrenalina. Este juego se encarga de ello. Te baja desde lo más alto del morro- más de doscientos metros de altura – en un minuto. Setecientos diez metros en descenso. Sentado cómodamente en un morral vas colgado de un cable a 60 kilómetros por hora, maravilla de la tecnología. Si te gusta el aire puro. Aquí te tragas todo el que viene del mar. Ni bien pudiste aflojar tu cuerpo tus piernas empiezan a pisar tierra firme…

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Brasil. Camboriú. Las compras en las playas de Laranjeiras.

Una vez en la Playa los clásicos bares de Brasil con la gran oferta de pescado para acompañar unos buenos lisos de cerveza helada o unas caipiras con camarao. Esta la opción masculina, puede ser en la playa cómodamente sentados mirando las garotas con sus diminutas bikinis tomando sol. En Laranjeiras es peligroso darle rienda suelta a las mujeres por algo insisten en volver. Hacen sus compras de regalos, biquinis y remeras. A tal punto que se conocen con las vendedoras. También les apasiona comprarles a los vendedores en la playa.

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Brasil. Porto Belo. En todo su cuerpo el orgullo de su música.

El tiempo de recreo pasó rápido y debíamos ir a almorzar al restaurant “O Pharol” en el centro. Allí nos visitó el Secretario de Turismo. Nosotros no podíamos sacar los ojos de las exquisiteces servidas en la mesa. Yo tenía una ostra que me miraba y ya le había puesto nombre y apellido. Hasta que llegó el momento. La hora señalada y una abundante cantidad de frutos de mar muy bien preparados pasaron a mejor destino. Una vuelta por la playa y rápidamente al hotel. Esa noche era la Cena con la entrega de premios y despedida.

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Brasil. Porto Belo. Las Garotas se mueven con toda su belleza.

Premios y Fiesta en Porto Belo.

Esa noche nos despedíamos y las autoridades de Brasil entregaban a aquellos que se habían hecho merecedores los premios. Una suculenta cena donde reinaba la paquetería y los buenos augurios para un nuevo encuentro. A los postres como es clásico la entrega de los Premios. Grande fue mi sorpresa cuando el presentador decía mi nombre y me hice acreedor al “Premio Visión 2014 – Asociación Internacional de Periodistas y Escritores Latinos de Turismo – Otorgado a la Trayectoria Periodística. Agradezco maravillosa distinción.

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Brasil. Porto Belo. Premio de la Asociación Internacional de Periodistas de Turismo. Fotos: Marta Paoli.

No había superado mi emoción cuando el presentador pedía silencio muy difícil de lograrlo. Las emociones habían subido a tope. Por fin lo logro. En ese momento desde el exterior llego un golpe muy seco como un bombazo. No quedamos todos muy sorprendidos y nos mirábamos atónitos. Estallo otro. Dos, tres, cuatro. Una multitud y se convirtió en música. Se abrieron las puertas y surgieron dos morenas que nos deleitaron a más no poder con sus bailes y sus insinuantes caderas. Brasil dijo presente. La Batucada estaba a pleno. Nosotros también. Los cueros bien tensados acariciaban nuestros oídos y palpitaban en nuestros corazones. Nada mejor para festejar que la música de Brasil. No exagero cuando digo: Y explotó Porto Belo…

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Brasil. Porto Belo. una despedida con toda la batucada de Brasil.

Brasil. Porto Belo. Viaje en el barco Pirata.

 

Recuerdos de mis Viajes por Brasil.

 

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Brasil. Porto Belo. Las playas son una delicia.

Bajamos desde la elevación donde estába instalado nuestro “Hotel Morro do Sol” y en pocos minutos estuvimos en el Porto do Piratas. Apenas si nos dieron tiempo de conocer y fotografiar las hermosas playas de Porto Belo. Sin aviso fuimos atacados por los Bucaneros. Que con estruendosos cañonazos se acercaban al muelle. No nos hicimos esperar y nos fuimos embarcando en él. La navegación fue más que placentera.

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Brasil. Porto Belo. El barco Pirata listo para partir.

Nos encontramos con un Atlántico desconocido si lo comparamos con el nuestro. Hacer esa navegación en Mar del Plata no es nada placentera. A pesar de que también tiene su encanto. Aquí el color verde le da una belleza muy particular. Todo el pasaje se movía como si estuvieran en tierra firme. Un lujo. Empezó la música y esto marco el comienzo de los festejos. La idea era recorrer la Costa Esmeralda. Una sucesión de balnearios que conforman este recorrido. Todas ellas muy conocidas: Itapema, Porto Belo y Bombinhas.

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Brasil. Porto Belo. Pintorescas embarcaciones sobre la Playa.

Con el barco en movimiento comenzó la alegría, para ello nada mejor que la buena música a todo volumen y la aparición del cásico personaje. “El Pirata” con un muy buen estilo deportivo, anchas espaldas, muy buena altura y para colmo “Negro”. Llenaba las expectativas de todas las mujeres sin límites de edad. Haciendo abuso de su físico y su autoridad, en el barco se trepaba por distintos lugares provocando los suspiros de la hinchada femenina. Ellas se adueñaron de todo. Sus fantasías más extremas dieron rienda suelta a sus bailes que una vez desinhibidas lo hacían en forma provocativa.

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Brasil. Porto Belo. Empezó la música y la diversión.

Micrófono en mano nos fue dando explicaciones y datos de los lugares que íbamos visitando. Rápidamente convoco a su público y les hizo hacer movimientos sensuales, típicos ejercicios de gimnasios con muy buena música. Mientras tanto los del sexo masculino totalmente celosos ¿? Al borde del suicidio nos refugiamos en la Caipiriña que el capitán del barco, nos hacía en un bar habilitado para estos casos extremos. Poderoso el trago a tal punto que al segundo muchos le ofrecían dinero al señor Pirata para que se lleve a sus mujeres. Pero la negativa rotunda de este evidenciaba que ya estaba escarmentado. Seguramente lo había hecho y les resultaron inmanejables.

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Brasil. Porto Belo. El entretenimiento en el agua a pleno.

En el medio de la mar la embarcación se detuvo y les dio las posibilidades a los navegantes que se dieran un chapuzón, muy bien pertrechados con salvavidas y un flotador cilíndrico, hecho con espuma de poliuretano con celdillas cerradas. Con un telón de mar de color verde se pobló rápidamente de estridentes colores, gritos, risas que siempre traen acompañados el divertimento en el agua. En algunos casos era acompañado por algún alarido, que emitían los que elegían la vía rápida de acceso al agua por medio del tobogán. Ya entusiasmados con el baño remoloneaban para subir ante el llamado del capitán.

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Brasil. Porto Belo. Las playas tienen un encanto muy particular.

Seguimos con nuestro viaje hasta dónde luego retornaríamos y les permitió una nueva oportunidad de zambullirse en las tibias aguas, muy transparentes. Nuevamente se sucedieron los juegos y la diversión de los turistas. Mientras tanto la tripulación nos iba agasajando con las frutas tropicales muy heladas, que venían como un bálsamo ante la temperatura que ya se hacía notar. Laranjeiras, melancia y abacaxi desparecían como por arte de magia.

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Brasil. Porto Belo. La parranda a bordo continuaba.

Viajábamos por el mar de Porto Belo con una importante temperatura, apaciblemente, los pasajeros muy relajados. Los ánimos con el chapuzón se habían aquietado. Cada uno buscaba un lugar para descansar y si era posible a la sombra. Hasta que el bendito Pirata bien Pirata por lo malo. Subió corriendo al puesto de mando y con una voz entrecortada y en portuñol. Vociferaba. ¡Atenzao! ¡Atenzao! Está aconteciendo algo muy especial y la razón debe ser porque Uds. son Periodistas. Nuestro capitán a pesar de los años que tiene en el mar nunca le paso nada igual. Nuestras expectativas eran muy grandes y no podíamos esperar tanto suspenso…

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Brasil. Porto Belo. ¡Atenzao! ¡Atenzao!. Una Ballena.

Por si acaso todos sigilosamente preparábamos las cámaras fotográficas. Don Pirata insistía con la intriga provocando una tensión intensa. Por favor miren algo que nunca ocurrió. Allí a la derecha apuntando con su dedo índice y oteando el horizonte. ¡Una Ballena! Exclamo con su voz compungida por la emoción y volvió a repetir ¡Hay una Ballena! Se imaginan una multitud de periodistas de distintas partes del mundo. Todos. Todos. Querían tener la mejor foto.

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Brasil. Porto Belo. Los chapuzones en el agua deleitaban a los pasajeros.

Fuimos en manifestación hacia la derecha. Nuestros ojos clavados en el agua. Peleando cuerpo a cuerpo un lugarcito sobre la baranda. Casi provocamos una vuelta de Campana, con todo el peso sobre una borda. Las cámaras fotográficas se prendían fuego. El disparador se recalentaba. Fueron unos segundos. El motor de la embarcación no había bajado su marcha. Me pareció extraño pero no sacaba mis ojos del objetivo, De pronto un “mala onda” grito: ¡Bromista! No se equivoquen… es una piedra.

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Brasil. Porto Belo. Otra embarcación Pirata buscando pleitos.

Todos lo miramos de reojo, muy lentamente y con mucha calma abrimos el que teníamos cerrado, sin sacar el otro del visor de la cámara. Malhumorados, eso sí. Y de la otra punta otro mala onda gritó. ¡Tiene razón es una Piedra no ven que no se mueve! Poco a poco fuimos sacando el ojo del lente y muy desconfiados abrimos definitivamente el que manteníamos cerrado. Y tuvimos que aceptar que todo era una simple broma. Muy buena broma y nos divirtió por un buen rato.

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Brasil. Porto Belo. La isla guarda un encanto muy particular.

La hora del mediodía nos ponía un poco inquietos pero por suerte ya avistábamos la Isla de Porto Belo. Una belleza natural. Allí nos esperaban muy cerca de la playa para almorzar. La aproximación al muelle se hizo con una maniobra perfecta del Capitán “Pirata”. Nos recibían aguas transparentes, arenas muy rubias y suaves. El plan era un almuerzo en mesas servidas prácticamente en la Playa con buena sombra. El calor ya apretaba nuestras dilatadas gargantas.

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Brasil. Porto Belo. La isla permite un tiempo para la coquetería femenina.

Por suerte que con gran criterio y para matar la ansiedad empezaron a circular las ¡Caipiras! Heladas y muy gustosas. Nos encontró desprevenidos y sedientos. Enseguida agotamos las existencias. Al fin llegó la orden y rápidamente nos fuimos sirviendo las delicias que el Chef nos había preparado. Por supuesto que las rubias y espumosas brasileras decidieron acompañarnos. Cada uno eligió como hacer la digestión. Debíamos volver para descansar y preparanos para la conferencia prevista para esa noche.

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Brasil. Porto Belo. ¡A comer! La mesa esta servida.

Foro Internacional de Turismo.

 En la sala de conferencias del Hotel morro do sol se daba inició al “Segundo Encuentro Internacional de Jornalistas de Turismo” – Porto Belo- Santa Catarina- Brasil. La sala estaba colmada cuando el presentador inicio el foro. Fuimos abriendo el fuego ante el silencio de más de 200 asistentes. Empresarios, ciudadanos interesados en el tema y una importante cantidad de jóvenes, muchos de ellos estudiantes. Fui elegido entre mis colegas para disertar, lo que hice con mucho éxito. Y abordé temas referidos al Turismo. Para los infaltables brindis lo hicimos por el compromiso de no faltar el año que viene.

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Brasil. Porto Belo. Segundo encuentro Internacional de Jornalistas de Turismo. Fotos Marta ^Paoli.

 

Próximo estreno:  sábado 27 de setiembre 12 horas.

” Brasil. Y explotó Porto Belo”.

Brasil. Porto Belo. Una belleza color Esmeralda.

Recuerdos de mis viajes por Brasil.

 

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Brasil. Porto Belo. Un mar tranquilo y las embarcaciones ancladas en él.

La mañana quería dejar de estar en pañales y ponerse los largos. Girábamos alrededor del transporte que nos llevaría a Porto Belo con muchos ánimos y proyectábamos nuestra futura actividad. Hacíamos tiempo esperando a los ya conocidos remolones, pero siempre nos acompaña el buen humor de un próximo itinerario. Dejábamos atrás a Torres solo hasta el año que viene. Nos pusimos en marcha y viajamos por Brasil con buen clima. Las rutas siempre con un importante flujo de tránsito.

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Brasil. Porto Belo. “Hotel Morro do Sol” La pileta rodeada de verdes. Fotos Marta Paoli.

En una curva el mar con un cielo pintado de azul, limpio y prometedor de buen tiempo y al otro lado el morro, con pequeñas grupos de bananos, una pintoresca planta sinónimo de trópico que conserva su fruto tan rico. El famoso “Cacho” un racimo de bananas que caen al revés por su propio peso rematado por una flor color púrpura oscura, una pintoresca pincelada de un artista que los distribuye y los va subiendo por el morro.

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Brasil. Porto Belo. Las embarcaciones ancladas en la pintoresca Bahía. Fotos Marta Paoli.

Almorzamos en la ruta una comida poco cuidada pero que nos sacó la ansiedad. Es uno de los rubros que deberían mejorar más. Poco a poco fuimos recorriendo los 323 kilómetros que nos separaban de nuestro objetivo. Una vez allí nos encontramos con los coordinadores del evento en la dirección de Turismo. Nos reorganizamos y fuimos hacia el lugar que nos cobijaría por unos días “El Hotel Morro do Sol”. Como su nombre lo indica este estaba en la parte superior de la elevación. Nuestro transporte dijo aquí me quedo yo. No estaba preparado para subir y bajar. Ese menester lo debíamos hacer nosotros. Allí nos dimos cuenta que cantidad de lubricantes que les faltan a nuestras gastadas articulaciones.

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Brasil. Porto Belo. “Hotel Morro do Sol” Los jardines rodean a la pileta. Fotos. Marta Paoli.

Unas vez que distribuyeron las habitaciones pudimos disfrutar de sus instalaciones. Nos encontramos con un compatriota, un cordobés que se deshizo en atenciones para que queden todos conformes. Nos rodeaba un importante parque que cobija una de las piletas y sus habitaciones balconean a la misma. Fuimos acomodando nuestro equipaje y un descanso reparador.

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Brasil. Porto Belo. La paella decorada por el Chef ¡ Un artista!

Esa noche seríamos recibidos por las autoridades en el restaurant de la Cueva del Pirata. “Jantar, Ritmo, Cores y Sabores de Porto Belo. Así dice unos de los slogans publicitarios de la región. Fuimos agasajados con una cena de frutos de mar. Boliños de Pescado y una portentosa paella. Todos haciéndonos los disimulados mirábamos de reojo como el Chef- un verdadero artista- se esmeraba en decorarla. La que consumimos hasta terminarla.

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Brasil. Porto Belo. La obra maestra terminada.

Mientras desayunábamos con el maravilloso estilo brasilero-súper abundante y completo- aprovechábamos y desde allí observábamos la bahía con una vista maravillosa y desde sus balcones nos cansamos de fotografiarla. La bahía de aguas mansas siempre está colmada con una importante cantidad de embarcaciones ancladas. Con su colorido adornaban la misma como si fuera un prado verde muy verde y ellas racimos de flores.

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Brasil. porto Belo. La Bahía desde los balcones del Hotel Morro do Sol.

Nuestros ojos se deleitaban en forma muy particular. Nos transmitían una hermosa sensación de tranquilidad y colorido. Mientras ese momento, que en mi tierra es un trámite necesario, aquí se convierte en una Fiesta. El famoso desayuno brasileño, es por lo menos para mi país un tema que decide las vacaciones. Brasil, los inventores de la abundancia mañanera. Mis amigos ya no preguntan si el Hotel es lindo o está bien ubicado. La pregunta es. ¿Y el desayuno? ¿Qué tal?

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Brasil. Porto Belo. “Hotel Morro do Sol” ¡Café da manha!

¡Café da manha! Si esto no es así, no estás en Brasil! la calidad, abundancia y variedad de esta orgia mañanera. ¡ Melancia, mango, melao, plátano, ensaladas de frutas, abacaxi! una variedad infernal. A esto súmale, Jogos de fruta, fiambres, quesos, panes de distintas harinas y texturas, con manteiga, huevos revueltos, omelettes, achocolatada, natas y lo dulce… dulce: tartas de manzana, strudel, empanaditas, medias lunas, muffins, budines, vainillas, scones, manjar blanco -torta de coco- y bizcochuelos. Qué manera de engordar…Por favor.

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Brasil. Porto Belo. Las grandes piedras otra belleza natural.

Las autoridades de Brasil están intentando formar un corredor de playas a las que denominan Costa Esmeralda “Un lugar para ficar en na memoria”. Es uno de los dichos que utilizan para su promoción. Son las playas conformadas por Itapema. Porto Belo y Bombinhas. Todo esto en un marco de un litoral que esta contenido por los 90 kilómetros de playas entre dos ciudades turísticamente reconocidas como las más notables del sur de Brasil:  Florianópolis y Camboriú. La primera Con playas tan reconocidas como: Canasvieiras, Ingleses, Jureré Internacional y Barra de Lagoa. Esta ciudad está ubicada en el sur a 55 km de Porto Belo.

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Brasil. Porto Belo. Las playas de aguas color esmeralda y rubias arenas.

De allí hacia el norte unos 35 km más y esta Camboriu. Una ciudad muy importante para el gusto de los turistas. Uno de sus atractivos es el teleférico. Una vez montados en su cabina, lentamente empieza a tomar altura y te permite ver a 360 º todo lo que pasa a tu alrededor. La desembocadura del río, la bahía con sus playas, pequeños puertos llenos de embarcaciones de placer. Su costa muy reconocida como Laranjeiras, Taquarinhas y La playa Central, Esto que significa que Costa Esmeralda está muy bien ubicada entre estas dos ciudades iconos del Turismo de Brasil.

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Brasil. Porto Belo. “Hotel Morro do Sol” La pileta con juegos. Fotos: Marta Paoli.

Porto Belo un lugar paradisiaco con un mar de aguas climatizadas color esmeralda, destino de los grandes trasatlánticos que le acercan a las playas de Brasil cientos de turistas de distinto lugares del mundo. Muy bien llamada Capital de trasatlánticos de Santa Catarina. Con un clima privilegiado. En verano sus temperaturas oscilan entre 22 a 27 grados. Una temperatura ideal para estar en el agua. Y en invierno casi primavera, la temperatura se ubica entre 16 y los 20 grados, si llevamos guantes y bufanda seguramente van a estar de más.

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Brasil. Porto Belo. Hotel Morro do Sol. De noche el jardín iluminado.

Si en caso es necesario por el frio cosa que dudo, podemos visitar el “Alambique de Pedro Alemao”, lugar de fabricación de su afamado licor llamado “Cachaca” – Cachaza, pinga o chacha- que es un fruto de la destilación del jugo de la caña de azúcar y luego fermentado. Este producto da lugar al famoso trago de Bandera de Brasil conocido en el mundo entero como la Caipirinha. También se hacen distintas presentaciones combinándolo con distintos frutos con el objetivo de internacionalizar la bebida y hacerla más atractiva para paladares más suaves. La cachaca original es muy fuerte y hay que ser bien macho para tomarla. ¡La Caipira dale que va!

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Brasil Porto Belo. Los bares flotantes. Surtidores de alegría.

Resumiendo: Porto Belo otrora un pueblo de pescadores artesanales. Esta arbitrando todos los medios para participar del gran negocio de las vacaciones. Quiere pisar fuerte en el reparto del turismo receptivo y tiene con qué. Dios pasó por allí y dejo sus huellas sembrando bellezas de aguas color turquesa y arenas finas. Sus autoridades y su población parecen decididas a aprovechar esta situación y ofrecerle al turista lo necesario para que pase con ellos unos días maravillosos. A poco de andar y si logran trabajar con proyección y prolijidad sus playas van explotar de turistas con ganas de vivir la vida y pasarla bien en su días de descanso.

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Brasil. Porto Belo. La Bahía en todo su esplendor. Fotos: Marta Paoli.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Uruguay-Brasil. El Chuy. Original Paso Fronterizo

Recuerdos de mis Viajes por Brasil-Uruguay.

 

Volvía de Brasil. Porto Belo se había ocupado de hacerme pasar unos días maravillosos, con sus costas bañadas de aguas cristalinas. Eso sí. Con una buena “caipira” entre las manos. Era muy temprano, domingo y estábamos cambiando el equipaje del micro de origen brasilero a uno de origen uruguayo. Estaban uno al lado del otro. Nos separaban una pequeña veredita y cada uno estaba en su propio territorio. Intercambiábamos de un país a otro con un solo paso. Cosa rara si las hay. Pero esto ocurre en estos pueblos fronterizos que pertenecen a estas dos naciones, conocido como el Paso Fronterizo del Chuy.

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Uruguay. La paloma. El mar y sus caprichos. Siempre es hermoso.

Ya con todo el cuerpo, alma y el pasaporte sellado estábamos en el Uruguay, cumplidos todos los requisitos mundanos. Viajábamos a la Paloma. El caprichoso clima nos recibía con una tenue llovizna. Un domingo de esos que te repudren. El plan era comer bien y una siesta reparadora. Para acompañar lo primero, saque del baúl de mi auto un buen vino argentino que había llevado y hasta que no llegue al fondo de la cuestión no lo abandone.

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Uruguay. La Paloma. “Cabañas Costa Esmeralda” Casi adentro del mar.

Me acomode en las cabañas “Costa Esmeralda” del amigo Héctor Chaine. Yo pedí una que estuviese bien pero bien frente al mar, si es posible adentro de él, recalque. Este bendito y muy desagradecido nos esperaba con unas ráfagas heladas que hacían temblar toda la estructura. El aire congelado no lo podías parar con nada. Lo único que existe para estos casos es la espiritualidad y si es posible la de Baco. Con el sentado a la diestra de la botella me repetía el clásico. …Al centro y adentro…

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Uruguay La Paloma. “La Patinetavelismo” una exquisitez para beberse los vientos..

Llevaba dos días en mi lucha desigual con el viento y el frio y uno de mis amigos ante mi embole climático tuvo la feliz idea de hacerme la siguiente propuesta. Andate hasta el Chuy, allí tenés la frontera de dos países en una. Te vas con la nafta justa y luego del lado brasilero llenas el tanque, la diferencia de dinero es importante y con lo que te ahorras te compras algo que te guste.

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Uruguay-Brasil. El Chuy. Desde Brasil mirando los negocios del Uruguay.

Muy entusiasmado con ese plan llegamos muy temprano al lugar. Allí encontraría una frontera dividida por una pequeña rambla. De uno de ellos el Uruguay y enfrente Brasil precisamente y como su nombre lo indica estaba parado en La Avenida Internacional. Cada país gentilmente le cedió su nombre al otro. Del lado de Uruguay la calle se llama Brasil y del lado Brasilero la calle se llama Uruguaí. De ambos lados esta atestada de negocios. Muchos Free Shop. Con mercadería importada sin impuestos a muy buenos precios. Argentinos abstenerse, todo a precio dólar estadounidense.

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Uruguay-Brasil. El Chuy. El gran atractivo de la ropa importada.

Hasta hace muy poco las dos avenidas eran ida y vuelta. Ahora las hicieron de una sola mano. El caos para circular siempre fue de admirar. La variedad de vehículos es interesante de analizar, algunos muy antiguos, otros súper modernos, en el medio hay de todo. Llama mucho la atención la cantidad de carros tirados por caballos que circulan. No cumplen una función como en mi país que los usan los clásicos “botelleros” Gente que junta cartón y chapa vieja para revender. En esta mezcla tan poco homogénea aparecen algunos coches de alta gama despampanantes. Enorme cantidad de motos, con sus caños de escapes muy estridentes.

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Uruguay-Brasil. El Chuy. El gran magnetismo de los perfumes, la perdición femenina.

Atacamos con mi señora el Free Shop. Ella directo a los perfumes y yo a la gastronomía y la electrónica. Recorrimos la oferta una por una. Es muy bueno hacerlo cuando no hay apuro, solo por divertimento, tocar todo, probar todo, los brazos impregnados de distintos aromas y oliendo a muy rico con la mezcla de ellos. Los Whiskies, las máquinas fotográficas, los chocolates, la ropa. Excelente terapia pero solo funciona muy bien cuando uno puede comprarlos.

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Uruguay-Brasil- El Chuy. Las bebidas subyugan a los hombres.

Nos encontramos al final… con las manos vacías. Los precios para los argentinos son imposibles. Pese a todo recorrimos los distintos Free Shop y los negocios que uno al lado del otro se extienden en los dos países por varias cuadras y calles transversales. La gastronomía tiene interesantes variables y buscando por sus calles interiores las alternativas son muy pintorescas y muy buenas. Con entusiasmo y alegría buscábamos novedades por todos lados…alguna pichincha. Mientras nos consolábamos mutuamente. Muy cercano a las 20 horas empezaron a cerrar y decidimos pegar la vuelta. Previa carga del tanque de nafta del lado brasilero. Cumplíamos de esa manera con lo programado Aquí empieza la verdadera historia…

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Uruguay-Brasil. Las góndolas llenas desequilibran los presupuestos.

¿Cuánto? Lleno por favor. Fue la pregunta y la respuesta. Me abre la tapa del tanque. Me grito desde afuera. Ya estaba abierto. Repetí la operatoria y espere. Me golpeo con el pico de la manguera y me repitió apenas fastidiado. ¡Me puede abrir! Yo más caliente que él le grité. ¡Ya te abrí! Lo empecé a mirar por el espejo retrovisor lateral. No abre, gritó. Colgó la manguera en el surtidor. Dio la vuelta y me enfrento en la ventanilla del conductor. Con cara de pocos amigos. La fila atrás mío empezó a crecer. No abre ¿qué hacemos? Ya hice todo. ¿Qué puedo hacer? le dije yo. Póngase a un costado y traté de abrirlo. Juro que utilice todos los métodos…Pero nada.

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Uruguay-Brasil. El Chuy. los negocios llaman la atención de los Turistas.

Muy abatido fui y lo encare. ¿Tenés alguna solución? Sí. Ir a un cerrajero. Seguí sus instrucciones. Ya estaba cerrado solo una puertita de escape abierta. Me asome. Le conté mi tragedia. No, esto no es para mí, tiene que ir a un electricista. Seguramente el motor dejo de andar. Vaya a ver al “Gallego”. Hacia allí fui. Recién cerro me dijo su vecino. Dónde hay otro mecánico. Calles de tierra muy oscuras. Nos producían un poco de temor. Pero debo confesar que todo fue muy normal y tranquilo. Mientras tanto el mecánico me decía: Imposible, debe ser comandado por la computadora. Pero ahora búsquese un Hotel y empiece mañana.

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Uruguay. La Paloma. “Patinetavelismo” Cazando las velas con total baquía. Grande el ingenio Infantil.

El coche cargado y funcionaba apenas con el olor a nafta. La elección era una sola… quedarse. El aroma del café recién hecho me envolvía. Mientras desayunaba apurado rogaba por una solución rápida. Mi coche ya estaba en reserva. El genio de la computadora me dijo antes de saludarme. Tengo turno para dentro de quince días. Pero me dio un alivio…No es la computadora. El tercer mecánico se apiado de mi llanto. Tantas veces practicado lo había optimizado al máximo. Debe esperar dos horas a que termine un trabajo. Me quede en la puerta hasta que me atendió. No quería arriesgar ni el turno ni la poca nafta que me quedaba.

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Uruguay-Brasil. El Chuy. Los negocios exponen su mercadería.

Por la puerta trasera tuvimos que sacar todo el equipaje del baúl y reacomodarlo en el interior. No entendía para que había llevado tantas cosas. Y comenzó el desmantelamiento. ¿Puedo desarmar esto? Sí. Tengo que sacar el tapizado. ¿Puedo? Y siii. Mientras tanto yo pensaba ¿sabrá armarlo? La próxima pregunta fue clave. Aquí no está el acceso. Tengo que desarmar dentro del habitáculo. ¿Qué hago? Y desarme ya le dije que sí, conteste un poco histérico. Él y sus dos ayudantes se trasladaron a la puerta trasera comenzaron a hincar sus destornilladores en el tapizado, tiraban de los burletes y me parecía que lo disfrutaban. Mientras yo sufría.

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Uruguay. Brasil. El Chuy. La Perfumería. “Causal de Divorcio”

Estaba el mecánico, dos ayudantes y yo con la cabeza metida adentro del auto, agachados. En esa posición vi dos ojotas bastante gastadas por el tiempo, seguí ascendiendo por sus piernas, pantalón tipo bermudas y una remera, ambas muy usadas y con algunos vestigios de grasa. Esta vestimenta portaba la cara de un señor de unos cuantos años y sobre su frente un par de anteojos. Su perfil daba como la de un genio. Loco… Pero genio. Muy irreverente le pregunto al mecánico. ¿Por qué estas desarmando el auto al señor? El señor era yo. Se le trabo la tapa del tanque de nafta. A lo que él le contesto, no sin sonreírse: No desarmes más. Quita el farol trasero y ahí tenés acceso al motor que lo traba. Este era un aparecido…lo afirmo. Me lo mando Dios…Grande Genio.

 

 

 

 

 

 

 

 

Porto Belo. Una belleza que debe ser desnudada

Recuerdos de mis viajes por Brasil

Nos acercábamos a Porto Belo, el ómnibus serpenteaba por la ruta, subía y bajaba, rodeando sensuales curvas y contra curvas marcadas por orillas de aguas cristalinas. Los morros poblados de bananos. El sol fuerte y brillante. Puedo afirmar que estamos en territorio Brasilero. Sus signos vitales están todos presentes. El arribo era inminente. Cuando llegamos a la entrada de esta hermosa ciudad, nos sorprendimos, su aspecto parece más industrial. No tan turística. Es como si quisieran guardar sus hermosos tesoros en secreto. La mezquinan, hay que descubrirla de a poco. Detrás de una de esas curvas, subiendo a un morro, en los recovecos de la ruta, sin previo anuncio aparece lo inesperado. Una bahía, embarcaciones y un mar de aguas cristalinas, azul, turquesa todo depende de las luces y las sombras. Los caprichos de ese gran pintor que es la naturaleza. Su belleza debe ser desnudada. Esta incógnita también la hace muy atractiva.

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Brasil. Porto Belo. Siempre fue un puerto de pescadores.

Siempre fue un Puerto de Pescadores, hoy también lo es. Sus aguas guardan tesoros del mar, joyas de la gastronomía. Los bivalvos que de ellos se tratan, tienen épocas de pesca y otras no. Las autoridades de Turismo combinaron las épocas de poco trabajo de los pescadores con el turismo. Cuando esto ocurre se le dan las comodidades necesarias al turista, para realizar viajes de placer en sus embarcaciones. Así de esta manera, Se terminó la competencia y todos colaboran. Me parece un gran acierto. De esta manera se enriquece la Industria Turística.

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Brasil Porto Belo. Excelentes Playas.

El lugar de reunión fue en la Secretaria de Turismo, poco a poco se distribuyeron la habitaciones. Allí una joven hacía y deshacía con total conocimiento y autoridad. Nos subió a una doble cabina y empezó con la distribución. La calle por la que íbamos parecía que se había encaprichado y su empedrado no nos dejaba seguir, el vehículo nos hacía notar su desagrado con sus corcoveos. ¡Ustedes bajan aquí! Nos dijo con total potestad.

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Brasil. Porto Belo. Sus playas son un gran atractivo.

La “Pousada Vila Verde” Así rezaba su cartel de bienvenida. La mire con recelo. A la Pousada. Por supuesto. Esa calle poblada de casas y edificios. Poco me entusiasmaron. Pensé muy para mis adentros. Me podía haber tocado una que diera al mar. Es lo que más me gusta. Vivir frente al mar es mi sueño dorado. Resignado. Rápidamente tome la caprichosa de mi valija. La muy endiablada… cada viaje pesa más…Ingrese.

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Porto Belo. “Pousada Vila Verde” Anochecía…Una mirada desde mi habitación-

Con el rabillo del ojo mire un patio muy cuidado, plantas, flores y una pileta climatizada, Repensé. Quizás me toque una habitación con vista a la pileta. El lobby muy acogedor y una amplia escalera. El señor va arriba. Señalándome a mí. Allí nuevamente a luchar con la caprichosa, éramos varios subiéndola. Hasta que la pude empujar con sus rueditas, Al frente un largo pasillo. La conserje apremiada por el trabajo iba endemoniadamente rápido.

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Porto Belo. “Pousada Vila Verde” Desde mi habitación el amanecer.

Respire, tome aire e ingrese a la habitación. Inmediatamente me agache y me escondí detrás de mí valija… el mar se metió adentro de la habitación, una ola gigante me quería tragar. No exagero el mar estaba a mis pies. Respire nuevamente y nuevamente tome aire. No salía de mi alegría. Falto poco para que me llevara por delante a la empleada. No salía de mi asombro, Ella hablaba sin cesar. Todavía no sé ni que me dijo. Yo corrí y abrí la ventana. Salí al coqueto balcón. Una mesa y sillas. Para el -Whisky nocturno programé- Me aferre a la baranda y respiraba, ahora si el aire puro del mar. Pase un largo rato embelesado, me costaba mucho salir del trance en el que estaba sumergido.

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Porto Belo. “Pousada Vila Verde” Desde mi habitación con el mar de compañero.

Obligaciones…deben ser respetadas. Abrir las valijas, Buscar la ropa, la afeitadora. El desodorante donde está el maldito desodorante. Adentro de un zapato para ahorrar espacio. Una ducha rápida y a la hora señalada en el lobby cumpliendo con los horarios. En una hora los pasamos a buscar para la cena. Esa fue la orden. ¿Quién la puede haber dado? La misteriosa señora Joven. Hubiese querido salir a recorrer la playa toda iluminada. Paciencia. Me reserve para la vuelta.

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Porto Belo. “Pousada Vila Verde”. Cómodo acceso a la Playa.

Refugio Do Estaleiro  

Montados en un Overland – Un vehículo, sin techo, sin ventanas, todo abierto- el chiflete de frio que hizo esa noche nos obligó a juntarnos y abrazarnos como si nos quisiéramos. El motor sé que quejaba en la trepada al morro. Su estrecho camino está tan malo como siempre, los saltos del todo terreno, provocaban las risas y la ganas de pasarla bien y no hicieron entrar en calor. En mi caso particular era una gran emoción volver a este lugar. En otra oportunidad estuve alojado cuatro o cinco días. Fue maravilloso. Es una posada cinco estrellas, Sus habitaciones están distribuidas en una auténtica selva, todas ellas balconean a la bahía, que desde abajo los que miran se mueren de envidia y quieren estar arriba disfrutando con los Turistas privilegiados. Es un placer recorrer los senderos muy bien cuidados, que explotan con el colorido de exóticas flores.

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Porto Belo.” Refugio do Estaleiro” Una suculenta entrada.

Ingresamos al gran salón donde funciona el Restaurant, todo en madera. Iluminado con luz sutil. Sus mesas servidas con flores y románticas velas. Esta permite salir a la gran pileta, esa que parece no tener límites, termina en el precipicio, como telón fondo a lo lejos, muy lejos, la otra orilla con sinuosas hileras de luces. Muy entusiasmadas nos parecen saludar con su incesante titilar

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Porto Belo. “Refugio do Estaleiro” Cazuelas calentitas nos esperaban.

Los flash de las cámaras y la gran manía digital de la fotografía, no hay límites, parecían fuegos artificiales. Todos querían capturar la mejor imagen. Los Periodistas de Visión estaban en su salsa. El Prefecto, el sub prefecto y el Director de turismo representaron a las autoridades para darnos la bienvenida. De pronto llego la esperada orden. A sus platos.

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Porto Belo. “Refugio do Estaleiro. ¡Postres! Mouse de maracuya.

Un largo mostrador cobijaba nueve cazuelas de comidas humeantes, camarones, bacalao a la portuguesa, rabas, Salmón con crema de alcaparras. Todos productos del mar. Las fuentes con platos fríos y la mesa de Postres –La estrella fue un gran Copón que contenía Mouse de maracuyá- etc. etc., Debías ser muy hábil para evitar no ser atravesado por un tenedor o un cuchillo ávido de manjares. Pasamos una noche muy glamorosa. Llegamos muy tarde, el sueño me doblego, las olas me acurrucaban y el canto del mar tocaba una música celestial.

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Brasil. Porto Belo. Las playas y el puerto.

Mis ojos se sublevaban y querían seguir cerrados. Los mantenía abiertos con un gran esfuerzo. Estábamos casi todos, siempre hay algún remolón. La cita: Café do manaha – Melancia, mango, melao, plátano, abacaxi-Todas la frutas- Huevos revueltos, omellettes, achocolatadas, natas y para colmo lo dulce- Tortas de manzanas, strudel, muffins, budines, scones tarta de coco. Y.Y.Y… si la lista es interminable.

¿La gran duda? Que como que no cómo. Bahh…siii. Lo mejor: Seleccionar un poco de cada cosa, el plato estaba que reventaba. ¡Cómo nos gustan a los argentinos estos desayunos! Es más importante casi que las playas, es delirio el que tenemos por este tipo de desayunos. Lo extraño. Cuando llegamos a nuestro país, el desayuno es pelado. Somos bien locos. No.

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Brasil Porto Belo. Pintorescas costas.

El primer día es obligación probar todo y el segundo también y así sucesivamente- Es que el desayuno Brasilero es lo más tentador. Siempre pensamos. Me como todo total está incluido en el precio. De esta manera al medio día me ahorro el almuerzo. Pero al mediodía nuevamente tenes hambre. Con el último bocado, la señora muy joven que desayuno con nosotros. Nos dijo muy suavemente, pero sin perder energía. Vamos, apuremos, nos están esperando.

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Brasil Porto Belo. Playas con un encanto particular.

Yo. La mire. Y me dije: con sospechas no. A mí no te me haces la misteriosa. Ayer. Se acostó después que nosotros. Hoy estaba primera. A mí no me dejas con la duda. Me levante como una tromba y le pedí permiso para entrevistarla: Me invito a sentarme. Y con una amplia sonrisa se puso a mi disposición. Lo primero que le pregunte: qué función cumplía dentro de Turismo. ¿De vigilancia? Una carcajada espontanea fue su mejor respuesta. Lo que ocurre es que yo soy la dueña de este Hotel y estoy colaborando con Turismo, para darles una muy buena estadía a los Periodistas. Así no más sin ponerse colorada me lo largo. Zenelise Drodowski, con una sonrisa muy picara me dijo: Zene para los Periodistas. No podía salir de mi asombro. Con apenas 34 años una dedicada Empresaria. Las bocinas reclamaban nuestra presencia.

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Brasil. Porto Belo. Las playas y detrás la gran ciudad.

Un paseo en barco por la Bahía en una mañana maravillosa, la estación de cultivo de Vieiras, la isla de Porto Belo, la Ensenada Encantada, la Praia do Estaleiro, los bares flotantes. Lástima que estaban cerrados. Unas carpirás nos hubiesen comunicado en forma directa con Dios…Baco por supuesto. Melón, sandias, y ananás, bien heladas nos quitaron nuestra constante sed.

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Brasil. Porto Belo. Los bares flotantes. ¡ Una Tentación!