“Pensé que lo entendía, que podía comprenderlo, pero no, no realmente. Solo entendía su nebulosidad, su ansiedad delicada, toda contenida, semi-preciosa. Nunca pensé que, a veces, la idea de estar completos sería una idea lujosa. Porque son las mitades las que te parten al medio. Yo no sabía, no sé, nada de los momentos intermedios; las porciones brutales tuyas y las porciones brutales mías”.