Los chamanes del Popocatépetl

popocatepetl

 

Popocatépetl significa «montaña que humea» en náhuatl; entre 1994 y 2008 lanzó 30 megatoneladas de gases, de acuerdo con datos del Instituto de Geofísica de la UNAM. En las comunidades que se están a 15 kilómetros a la redonda se encuentran los graniceros o tiemperos, uno de los sacerdotes que tenían los pueblos nativos para protegerlos de las tempestades que arrasan con los cultivos.

¿Pero cómo se elige a un granicero, nace o se hace tiempero? A los seleccionados, por decirlo así, les cae un rayo; si sobreviven, pasan a la contada lista de personas que se convierten en los protectores y cuidadores de los volcanes. Otros, como Doña “S” jefa de tiemperos de una de las comunidades rurales de las faldas del Popo, fue elegida por su abuela y pertenece a un linaje de graniceras que tiene 16 generaciones y registra su fundación a finales de los 1500.

Tiene el poder de curar desde los sueños; “ellos deben darme un objeto personal para buscarlos y verlos en mi sueño y saber qué tienen”, dice mientras le quita las hojas a unos elotes ansiosos por zambullirse en el agua hirviente de un bote de lámina cuadrado, calentado en una fogata encendida dentro de una choza. El piso es de tierra. Su mirada transparente. Su cabello cano sujetado en dos trenzas le cae sobre los hombros. La sanación es un Don y el poder se hereda de madres a hijas de graniceras, comenta, pero con ella pasó algo extraño: el mando no se lo heredó su mamá sino su abuela, hubo un salto inesperado en el traspaso de uno de los linajes más antiguos de curanderas que existen en las faldas del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, donde aún se encuentran grupos sociales que conservan rasgos, lengua y tradiciones que vienen desde antes de la invasión española.

-¿Irme de aquí donde mi familia ha permanecido al menos 500 años? No me voy a ir de aquí. Aquí he vivido toda mi vida y los abuelos de mis abuelos, dice doña “S”.

En la cabecera municipal, Amecameca, Estado de México, hay muchos puestos comerciales donde se venden fotografías de diferentes tamaños en las que aparece el Popocatépetl lanzando fumarolas; las imágenes se venden como si se tratara del póster de un cantante de moda o un luchador de la WWA venciendo a su mercadotécnico rival, pero no, se trata del gigante milenario que embellece el paisaje de la zona metropolitana del Valle de México.

La carretera que lleva de Amecameca a los volcanes pasa por una comunidad que si no fuera por los niños que juegan en la calle, pensaría que está deshabitada. En este lugar semirrural se guarda uno de los milenarios secretos de las faldas de los volcanes: los granicerosUno de los sacerdotes que tenían los pueblos nativos para protegerse de las tormentas y nevadas que destruían las cosechas, por ende, el alimento de los próximos meses. Los mitos hacen referencia a hombres y mujeres que salían con un bastón, una escultura de la Virgen de Guadalupe o una cruz en plena tempestad para enfrentarse a ella y con su “arma” alejarla. No es broma. Por eso son de los más respetados en sus comunidades, por eso les llaman también tiemperos y se guarecen en el anonimato de su gente en varias comunidades que viven en los alrededores del Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

Cada 3 de mayo congregan a su grupo social para llevarlos a los 13 templos secretos que existen en los volcanes que ellos amorosamente llaman María Blanca y Don Goyo. Mientras que para el resto de los mortales se trata sólo de dos formaciones geológicas, ellos ven algo más que eso: un despertar, el llamado a un cambio como sociedad. Por eso cada fin de semana entre 50 y 100 personas acuden a los lugares sagrados a realizar misas. Bajo el manto del catolicismo se percibe la presencia de Tonantzin. Aunque ya no hablan el náhuatl, su español cristiano parece invocar a la diosa nativa de la tierra cada vez que se menciona “María”, “Virgen de Guadalupe”.

“¿Irme de aquí aunque haga erupción? No me voy a ir de aquí. He vivido toda mi vida en estas tierras y los abuelos de mis abuelos fueron protegidos por Don Goyo, dice mientras su rostro arrugado se asoma hacia el cráter del volcán del que se considera su sacerdotisa”.

iPhonografía

 

 

La ciudad de México cabe en un teléfono celular, o mejor dicho, los smartphones capturan fragmentos visuales al Distrito Federal y los exhiben como trofeos en las redes sociales. Jacob Bañuelos (@jacobisrael), director de la maestría en Comunicación del Tecnológico de Monterrey campus Ciudad de México, y uno de los teóricos sobre la iPhonografía defiende que este celular inteligente vino a cambiar nuestra forma de entender la fotografía, gracias a las cientos de aplicaciones especiales el aparato de Apple, ya que su plataforma hace que no sólo sea una simple cámara sino un laboratorio móvil.

 

La iPhonografia es el “arte” de sacar fotos con el iPhone y modificarlas sólo con las aplicaciones del teléfono; esto se puede lograr, de momento, sólo con este smartphone ya que otros no cuentan con la tecnología ni aplicaciones para igualar la calidad de los registros de este celular. En estos momentos se encuentra en proceso la construcción de un mapa visual de la ciudad de México que se almacena y se difunde a través de las redes sociales como Instagram o Flickr. Cientos de personas se han sumado a la iPhonografia y salen a fotografiar calles, edificios y personas.

 

Señala Bañuelos, quien además está a punto de sacar su libro sobre la iPhotografía que ahora el teléfono inteligente ya es una prótesis del cuerpo humano, nuestra conexión con el mundo físico y virtual; una brújula que, gracias a sus cámaras, vuelve más disfrutable la ciudad, porque nos reencontramos con ese universo de concreto, de ruidos, personas y vehículos que antes nos parecían ajenos, difusos y poco interesantes. De acuerdo con el teórico de la iPhonografia no falta mucho para que veamos en el Distrito Federal a personas que se implanten un iPhone en la cabeza, como ya sucedió con Waafa Bilal, un profesor de la Universidad de Nueva York que se hizo instalar una cámara en la parte posterior de la cabeza.

 

Si bien es cierto que Google Earth ha logrado capturar a toda la ciudad de México con un software, no ha logrado completar el mapamundi ya que sus imágenes son planas, sin emoción y sin detalle, pues como dice Susan Sontag, la verdadera fotografía está en los pequeños fragmentos de realidad.

Apps, para cuidarse en una ciudad peligrosa

Xabier Pérez (País Vaco, 1984) le alertaron en Europa que la Ciudad de México era un campo de guerra, un entorno hostil y muy peligroso si pensaba radicar en ella, por eso se puso a trabajar en una plataforma virtual que guiara a los extranjeros o visitantes por los lugares no-violentos o sin altos índices de robos o secuestros. Así fue como construyó SureDF,  una página basada en la realidad aumentada con datos oficiales proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública capitalina y la Procuraduría de Justicia local en 2010 y que terminó en septiembre de 2011.

 

 

Relata que cuando llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “me asusté mucho al ver encendidas la mayoría de las sirenas de las patrullas; de donde vengo sólo las prenden en momentos de emergencia. Con el paso de los meses me fui acoplando a la vida cotidiana y me di cuenta que me habían mentido en España: los capitalinos no te asaltan en las calles ni las calles son un campo de guerra“.  Es por eso que SureDF tiene como objetivo brindar información a los extranjeros o visitantes una guía para recorrer la NeoTenochtitlán sin problemas.

 

 

SureDF basa su operatividad en Layar, un navegador para Realidad Aumentada que recopila toda la información disponible sobre entornos no virtuales y muestra a los usuarios datos históricos, oficiales y comentarios de los internautas. Lo que al principio sirvió como referencia con el paso del tiempo se transformó en algo no preciso: los datos que daban la SSP-DF y la PGJDF no tenían la exactitud que requiere un caminante, sus datos eran muy generales y no detallaban qué calles eran las zonas de peligro por lo que poco a poco fueron sustituidas por los comentarios de amigos y  usuarios que alertaban no sólo las colonias y delegaciones con índices delictivos por tomar en cuenta.

 

 

“Eso es lo que ahora me interesa: que los cibernautas realicen un mapa colaborativo de zonas inseguras; los de las autoridades son muy generales, por lo tanto poco precisas. SureDF busca la especificidad para ser una herramienta de ayuda para la gente”.  El nuevo modelo de vigilancia de la ciudad, creado por el secretario de Seguridad Pública, Manuel Mondragón, consiste en dividir al Distrito Federal en 865 cuadrantes que cuentan con un jefe cada uno que supuestamente debía presentarse con cada uno de los vecinos para fortalecer la figura del policía de barrio en los 75 sectores de las 15 regiones de seguridad que hay en la metrópoli.

 

 

Ante el éxito de esta plataforma de PlaceMaking,  Xabier Pérez prepara la segunda versión de este programa que no cuenta con aplicación para smartphone para convertirla en un espacio colaborativo donde los usuarios podrán crear el  mapa delictivo de cada una de las calles, colonias, pero que no sólo será el mapamundi del delito sino una agenda de actividades culturales y turísticas por lo que ya buscan entablar convenios con los gobiernos del DF y Querétaro. Para consultarlo desde el móvil hay que descargar la capa de realidad aumentada que sureDF tiene en Layar;  en Twitter lo encuentran como @SureDF.

 

 ciudadmonstrvo.wordpress.com

La ciudad de México según Ricardo Legorreta

La ciudad está hecha de relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado, señala Ítalo Calvino; Ricardo Legorreta (México, 1931-2011) dice que la ciudad es ese espacio donde el hombre imprime su paso por el tiempo. Así como Marco Polo le describe a Kublai Kan, el emperador de los tártaros, una a una, las maravillas de las ciudades que visita: muros, callejuelas, mujeres, miradas, perfumes, atardeceres… Legorreta dejó un último homenaje a la neo Tenochtitlán. Se trata de un itinerario, guía, brújula para los que quieran sumergirse en ella.

 

“Tras los pasos de Ricardo Legorreta. Dime por dónde andas y te diré qué ver” (AEditores) es el último testimonio suyo sobre la ciudad de México. ¿Cómo describir a este monstruo de asfalto? Contesta así: “si la catalogamos o la adjetivamos corremos el riesgo de subestimarla, de limitarla. Es tan fascinante que debemos permitir que su evolución la redefina constantemente, y que ella misma nos guíe”.

 

La escritora Ana Terán (Sonora, 1949) hizo que Legorreta regresara física y mentalmente a los sitios que tanto le gustaron durante 33 entrevistas con el arquitecto. Todo comenzó como un encargo de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del DF, para destacar las cosas positivas de la cosmópolis. Hay que “apreciar sus bondades, valorarlas, resaltarlas por encima de los defectos que padece cualquier metrópoli del mundo”, dijo el único mexicano premiado con el Praemium Imperiale, que otorga la Asociación de Arte de Japón.

 

El recorrido comienza en la Plaza de la Constitución y de allí toma el siguiente itinerario: la Catedral Metropolitana, Palacio Nacional, Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Paisaje Catedral, Plaza Santo Domingo, Antigua Escuela de Medicina, Antiguo Colegio de San Ildefonso, Mercado Abelardo Rodríguez, Plaza e Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, Academia de San Carlos, Excavaciones del Templo Mayor, Antiguo Palacio del Arzobispado, Gran Hotel de la Ciudad de México y Palacio de Hierro, Museo del Estanquillo. Templo de la Profesa, Palacio de Iturbide, Casa de los Azulejos, Iglesia, Convento de San Francisco y Torre Latinoamericana, edificio La Nacional, Palacio de Bellas Artes, Banco de México, Palacio de Correos de México, Plaza Tolsá y Palacio de Minería, Museo Nacional de Arte, Plaza de la Santa Veracruz y museo Franz Mayer, Hotel de Cortés, Plaza Juárez, Teatro Metropolitan y el Museo de Arte Popular.

 

El paseo continúa en las cercanías del Centro, la Roma, Condesa, Tacubaya, Chapultepec, Polanco, San Ángel, Altavista, Coyoacán, Centro Nacional de las Artes, Palacio de los Deportes, Aeropuerto, nueva Basílica de Santa María de Guadalupe, las unidades habitacionales Miguel Alemán, Independencia, Nonoalco-Tlatelolco, El Rosario, los panteones Francés de La Piedad, San Joaquín, Dolores, Ciudad Universitaria, Pirámide de Cuicuilco, Museo Anahuacalli y la capilla de Las Capuchinas Sacramentarias.

 

¿Qué lugares quedaron fuera? Ana Terán señala que Las Lomas, Tecamachalco y Santa Fe, por que en esas zonas los habitantes llegan en vehículo a los edificios, se meten al elevador y no tienen ninguna interacción con sus vecinos; para Legorreta era muy importante el entramado social, cómo interactúa la gente, entablar una conversación con los demás, eso que llamaba la vida de barrio, que la sociedad europea a veces no tiene.

 

Sobre el resultado del libro, dijo antes de morir: “Ana, le vamos a entregar a Marcelo más de lo que nos pidió”. Alcanzó a revisar el primer borrador de la primera parte del Centro, pero sintió que el lenguaje era muy elevado; Terán le propuso que se lo dieran a leer a los jóvenes de su despacho para que ellos evaluaran. A los dos días él le dijo que estaba encantado con el resultado. Sin duda, que “Tras los pasos de Ricardo Legorreta. Dime por dónde andas y te diré qué ver” ya es un libro importante e indispensable para todos los que nos sumergimos en esta ciudad continua, de concreto y sueños, de olvidos constantes y memorias.