Las evaluaciones de desempeño de los empleados son increíblemente difíciles, pero con algunos cambios pueden convertirse en conversaciones significativas que, realmente, pueden mejorar el desempeño del empleado. Y muchos de estos cambios son muy fáciles de hacer. Por ejemplo, ordenar la conversación para hablar, primero, de dinero, luego del desempeño y, por último, de las metas, hará que el empleado se mantenga más concentrado cuando conversen acerca del desempeño y las metas. O preguntarle a los empleados: “¿Cuáles son los momentos que más te enorgullecieron?”, antes de empezar con la evaluación.
Y sé que algunos de ustedes estarán diciendo: “Pero Mark, nosotros ya hacemos autoevaluaciones.” Hay una gran diferencia entre los momentos más enorgullecedores y una autoevaluación, y es esa diferencia la que hace que los momentos más enorgullecedores sean tan motivantes. Cuando pides una autoevaluación, le estás preguntando a tu gente por los momentos que más los enorgullecieron. Sin embargo, también les preguntas sobre sus mayores fracasos. Y eso, de hecho, es bastante hiriente para tus empleados de alto rendimiento.