101. El síndrome Netflix

#AmoresTóxicos

El espíritu de la época, además de sacarle fotos a la vida cotidiana, nos regala cada tanto un racimo de floridas patologías para decorar con una alta gama de colores los manuales de psiquiatría. Netflix es una plataforma para ver series y películas donde, al no estar regido por un canal de televisión, podés elegir cuándo y hasta dónde ver un determinado film. Incluso, existe una palabra para las personas que se dedican a ver de dos a seis episodios de la misma serie en un solo día. Son los denominados “binge watchers” donde el consumidor embriagado se siente con cierto poder de elegir cuando ver la serie y cuántos episodios devorarse. Y como si esto fuera poco, al existir un historial de lo que se ve, podés dejar la serie en cualquier momento –como un señalador de libros-  y retomarla cuando quieras. Mientras tanto vas abriendo otras serie y alguna que otra pelicula. Facilidad para abrir, dificultad para cerrar.

Al haber tanta diversidad y cantidad, resulta difícil encontrar algo que a) nunca hayas visto anteriormente, b) que sea atrapante y de buena calidad y c) preferiblemente, si es una serie, que tenga todas las temporadas para no caer en el síndrome de abstinencia “serial”. Abrir, no cerrar, abrir otra, no cerrar, abrir otra, cerrar una, retomar la primera, no cerrar, abrir otra, volver a ver.

pantallasPodríamos decir que las personas que sufren el síndrome Netflix son aquellas que les cuesta cerrar algunos vínculos ya sean sociales o amorosos. Abren a la vez varios frentes por miedo a enfrentarse a la sensación de vacío y saltan corazones como quien salta las piedras de un río para llegar a cruzar del otro lado que es exactamente igual al que acaban de dejar. Suelen ser personas tibias alejadas de los nuncas y de los siempres, auténticas personalidades “ni” que por lo general utilizan la seducción como máscara que oculta el verdadero rostro.

La búsqueda eterna siempre está al servicio de evitar el encuentro verdadero. Cuando una serie se termina o cuando un libro se acaba, tenés la sensación de que algo tuyo se fue con esa obra, quedás por unos minutos mirando al vacío como quien mira por la ventanilla de un auto en una ruta calurosa. En algunos casos la diversidad suele ser un gran facilitador, pero para las personas capturadas por este síndrome, es un verdadero obstáculo. Cuando Kierkegaard piensa en el concepto de angustia lo hacer relacionándolo con el pecado y la libertad. Engendrada por la nada, alimentada por la impaciencia, surgida como realidad de la libertad en cuanto posibilidad, la angustia es el vértigo de la libertad y al mismo tiempo un medio de salvación que conduce a la fe. Es decir que lo que este danés decía es que no hay nada más angustiante que la libertad. En un principio fueron los puntos cardinales, luego la biblioteca de Babel, después Directv y ahora Netflix. Gracias a las redes sociales y a la facilidad de contacto con el otro sin demasiada exposición, el caudal de relaciones se ha incrementado en un 50% y, sobre todo, ya no tenés que lidiar con la sensación de que “después de ti ya no hay nada”, sino que con sólo apretar un par de botones, se abre delante tuyo un universo vincular que, si bien demanda poco, no da demasiado, si entendemos por poco la garantía de que, mientras tengas pantalla, nunca más vas a estar solo.

El síndrome Netflix es como tener una mesa repleta de libros abiertos que vas retomando según tu estado de ánimo pero con la diferencia que éstos si, en una de esas, pueden pegarte un tarascón.

AMORES TOXICOS EN BUENOS AIRES
Sábado 25 de Octubre en el CAEPS

E N T R A D A S   E N   V E N T A

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