Una vida empujando

#ParemosLaPelota

Dicen que los gatos tienen siete vidas y caen siempre parados. También dicen que Boca aminora el impacto de sus caídas y se levanta con más fuerza, cuando parece que las quebraduras no lo dejarán ni moverse. Boca, como los gatos, se ganó una vida más el último domingo ante Tigre. Una vida que tiene un valor preciado porque renueva las ilusiones y presiona a los rivales.

#ParemosLaPelota y veamos hasta donde llegó el conjunto del “Virrey”, sin jugar bien pero con la convicción de que la línea final aún es una meta alcanzable. La primera vida la perdió en el arranque del Torneo Inicial. Newell’s le puso los puntos en claro en la Bombonera e iluminó los errores defensivos de un equipo con la cabeza de Bianchi pero con el cuerpo de un amateur desprolijo.

  Olimpo-Boca

La segunda vida se la quitó Estudiantes en La Plata. La cuarta fecha le tenía preparado a Boca una estocada precisa y dolorosa. En una noche Riquelme se lesionó y el resultado lo mandó a dormir triste a su casa. El triunfo ante Vélez parecía el punto de inflexión con la vuelta de Gago y la ilusión de la gente dando vueltas por las nubes pero Olimpo, una semana más tarde, le quitó la tercera vida.

Las tapas de los diarios quedaron pintadas de azul y amarillo después del Superclásico. Para ese entonces Boca era como un nadador que, cada cuatro brazadas, se hunde en el agua y levanta la cabeza para respirar. Pero su problema era el ritmo. El pulso del juego y los resultados se transformaron en un enloquecido electrocardiograma del corazón “xeneize”.

La cuarta vida se derramó en la Bombonera. Rosario Central le amargó la fiesta cuando el reloj marcaba que solo tenía que aguantar el resultado un minuto más. Abreu fue el asesino que pisoteó las esperanzas del campeonato una vez más y empató para disfrutar del grito agónico.

Abreu

El encuentro ante San Lorenzo en la fecha 14 era clave para subirse a la punta y cambiar el destino del constante desnivel futbolístico. Fernando Gago y Juan Román Riquelme perdieron la quinta vida. En los días previos al duelo fueron desafectados por lesión y enfermedad. El equipo se quedó sin juego y sin cabezas que planifiquen como dañar al rival.

San Lorenzo estuvo de fiesta en el Nuevo Gasómetro y sacó a bailar a Boca un buen rato. No se metió con el tema de las copas pero le refregó la paternidad mostrándole la pelotita de un lado para el otro. La sexta vida quedó sepultada en el Bajo Flores.

Boca-Tigre-1

Los resultados obtenidos por  Newell’s, Arsenal y el conjunto de Pizzi, nunca terminaron de darle el golpe de nocaut a Boca. El equipo de Bianchi estaba en terapia intensiva el último domingo y cuando los familiares se despedían, Paredes y el “Cata” Díaz le dieron un golpe al corazón para que volviera a bombear.

A Boca le queda una vida sola para obtener el campeonato. Tiene por delante cuatro partidos y juega con dos rivales directos como Arsenal y Lanús. Llegó hasta este kilómetro del torneo empujando un auto que terminó siendo carreta, y ahora tendrá una nueva oportunidad para escaparle a la muerte de la ilusión. Aunque eso, dicen, es lo último que se pierde.