Ciudad y Violencia (Parte I)

#PensarLaCiudad

Todos sabemos que en las ciudades hay zonas más peligrosas que otras. Se ha demostrado que inciden sobre las tasas de criminalidad y violencia tanto factores sociales como situacionales, que son analizadas en diferentes países hace décadas. Por otra parte, a veces existe una discrepancia entre los lugares donde se producen actos delictivos y la percepción que las personas tienen de los mismos: por ejemplo, un espacio muy abierto y oscuro aparece como inseguro aunque no se produzcan actos de violencia en él.

Entre los factores sociales asociados a la criminalidad y violencia encontramos el desempleo y la falta de educación, la pobreza de las redes sociales entre los habitantes y la desconfianza del vecino, así como la estigmatización de los residentes de determinadas áreas que, por ejemplo, dificulta el acceso al trabajo, profundizando la problemática.

 

 

A veces no es cuestión de pensar en el otro como un beneficiario, sino cambiar su percepción de sí mismo para que colabore con su entorno.

 

En este plano, el psicopedagogo italiano Franceso Tonucci afirma que “la presencia de niños en la calle mejora la seguridad”:

“Un niño que se mueve con su padre es un hecho privado; un niño que se mueve solo es un hecho público. Por muy malos que seamos no podemos resistirnos a hacernos cargo, y hacerse cargo significa crear seguridad. Un barrio en el que la gente se hace cargo es el peor lugar para un delincuente. Sólo un espacio público, compartido por gente de todas las edades, es de verdad seguro, por lo que favorecer la presencia de niños en la calle mejora la seguridad.”

Franceso Tonucci – El Diario Vasco, 11.05.13

 

156032_235649306560277_1657235251_n

Experiencia que ha sido validada en la localidad bonaerense de San Miguel, entre otras,  donde la creación de “caminos seguros” para que los niños vayan a la escuela incidió en forma directa en la disminución de la tasa de criminalidad en varios barrios.

Es que el espacio público fue tradicionalmente el encargado de garantizar la interacción e intercambio entre las personas y grupos sociales. Es a través de la creación de vínculos que generamos empatía, sentido de pertenencia y cohesión social. Y el cambio de paradigma ha cia una ciudad diseñada para los autos provocó el abandono de la calle como lugar de encuentro, generando una mayor fragmentación social, que incide en violencia y criminalidad. Por ello, recuperar la calle para caminar, andar en bicicleta, pasear, sentarse y jugar es un modo de reinvindicar al espacio público y su cualidad de lugar común, al haber más “ojos en la calle” que vigilan y cuidan porque se apropian y solidarizan.

1370268158