- La infidelidad la define el otro.
- Mientras que el cornudo es la víctima, el celoso es el victimario.
- Ser celoso habla mal de vos mismo.
- El papá de la celosa compulsiva suele ser medio garca.
- El celoso nunca está preparado para tomar una decisión.
- Una mosquita muerta en cualquier momento resucita.
- Uno es lo que el otro le permite.
- Al culposo se lo alimenta con la victimización.
- El pollerudo es un pistolero converso. Continuar leyendo
Archivo de Tag: individualidad
57. Los amigos, esos socorristas del amor
Lo peor del abandono es la sensación de desamparo. La muerte, al lado del desamparo, es una pluma en la planta del pie. El miedo no es a la muerte, es al desamparo. El abandono es arena en los ojos donde pareciera que el oxígeno huye con la ausencia. Quedarse solo es ver como el globo se desinfla, como el helado se derrite y como se te inunda la carpa. Continuar leyendo
45. Estar solos
1) Estar en el espacio
En la soledad los espacios se reducen. Todo parece más chico: los pensamientos apuntan a las ganas inverosímiles de que algo diferente ocurra. Estás solo y estás con una parte tuya que no te gusta, una parte que te recuerda lo mucho que duelen las ausencias, un lugar de tus rincones emocionales que miran desde un ángulo penumbroso cómo las faltas te llenan la soledad de vacío. Cuando estás solo late un monólogo como marcapasos, querés callarlo pero él te lleva a la orilla de esa ausencia. Una energía se libera y convierte en seda lo que vos creías un dique. Te reprochás no haber frenado el dulce pulso de la incertidumbre, un latido que cerraba las compuertas de las cosas más simples. Continuar leyendo
33. 45 indicios para comenzar una relación
Te presentaron, saliste un par de veces. Una de las veces te dijiste que no daba. A los tres días te llamó y volviste a ir. Buscás la quinta pata y no aparece. La última vez te hizo reír bastante, el otro día en el trabajo pensaste en dónde podrían ir el fin de semana. Entonces es hora que agarres tu libretita y vayas anotando:
12. Las parejas pegoteadas
Lo tuyo es mío y viceversa
Respirar por los pulmones del otro puede ser muy peligroso. Las parejas que conforman un vínculo pegoteado sólo se conectan con el mundo a través del otro. Por eso cuando ese otro desaparece, la sensación de vacío es tan insoportable como el silencio que acude como respuesta a una pregunta urgente. El uno para el otro, la media naranja y toda esa sarta de frases hechas no hacen otra cosa que debilitar determinados vínculos. Buscar en el otro lo que me falta no es algo malo, la diferencia está en si se hace desde la necesidad o desde la carencia: una cosa es decir “yo necesito de vos tal cosa” y otra muy distinta es declamar “si vos no me das lo que yo no tengo me muero”. Continuar leyendo