21. Cómo cuidarse del cuida

#AmoresTóxicos

El cuida no usa ni puntos ni comas

Dentro de la fauna de las relaciones amorosas hay una especie silenciosa que pasa desapercibida en los escenarios sociales pero de una densidad vincular digna de analizar, el cuida es el guardián del deseo del otro al principio funciona más o menos bien él la llama a cada rato mandándole textos alusivos al día de sol le comenta que va a lavar el auto con Nacho o que se está clavando una milanesa en lo de la abuela ella está cuidada y protegida siente por fin que alguien la registra y que está pendiente de ella cree que el amor se mide por la intensidad compulsiva de la comunicación cotidiana a través de toda red social y/0 del clásico teléfono de línea él considera esa impulsividad por saber qué es lo que ella hace cuando no está con él como una manifestación de amor cuando en realidad no es otra cosa que tener un miedo feroz de sufrir un abandono. 

La mutación del jovenzuelo

Con el paso del tiempo aquel muchacho tierno que estaba pendiente de ella se va convirtiendo, primero en un hermano mayor, luego en un preceptor, para terminar en un oficial de la comisaria 38. La supuesta intención de cuidado se va transformando en un desmedido control que, de a poco, va mutando al sujeto en objeto. El otro pasa a ser una especie de fetiche que hay que controlar para que no se escape.

El cuida tiene un problema con libertad

Sobre todo con la libertad del otro. Cuidar violentamente a alguien es una forma de coartar su libertad. La mayoría de las veces el controlador imagina situaciones potencialmente ciertas que terminan siendo ridículas. Mientras ella toma un helado con su amiga en Emilio Mitre y Asamblea a las ocho p.m, él imagina que está en un after office del micro centro con los dos compañeros del trabajo que se la quieren enfiestar; entonces la llama y le pregunta que está haciendo, más tarde le manda un mensaje preguntándole si el helado estaba rico, luego se mete en su Facebook por si postea algo y por ultimo vuelve a llamarla para preguntarle si quiere que la pase a buscar porque hace mucho calor.

Quien controla los tiempos del otro tiene un problema con sus propios tiempos

A la larga es insoportable vivir con la amenaza de que el otro en cualquier momento nos abandona. Lo más doloroso es darse cuenta que aquello que temo, es casi seguro que se concrete. Si no tengo confianza en mi pareja, lejos de delirarla con controles inútiles, ya no tengo más nada que hacer ahí. Lo único que salva al cuida es la dignidad: siempre es mejor una buena retirada a tiempo que una patada en el culo en el momento menos esperado.

 

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