Las comillas y las cursivas

#AsíSeEscribe

Así como pasa en otros usos de la lengua, el de las comillas y las cursivas suele presentar dudas. Muchas veces, además, nos tomamos ciertas libertades al elegir unas u otras, aunque en realidad hay reglas precisas.

La comilla es un signo doble del cual se usan diferentes tipos en español: las comillas angulares (« ») —también llamadas latinas o españolas—, las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). En los textos impresos, se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares, reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. En este caso, las simples se emplearán en último lugar: «Juan me aclaró: “No me esperen temprano”». Esto no significa que no puedan usarse en primera instancia las inglesas. En cuanto a la cursiva, es un tipo de letra también llamada bastardilla o itálica, de la que solemos abusar o que utilizamos incorrectamente.

Las comillas se utilizan en los casos que explicaremos a continuación y que alternaremos con las normas para el uso de cursivas (como siempre, destacamos los ejemplos en cursivas, pero solo con la finalidad de diferenciarlos del resto del enunciado).

USO DE COMILLAS

a. Para enmarcar la reproducción de citas textuales:

Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos: «En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicosvándalos, suevos y alanosatravesaba el Pirineo y caía sobre España …».

Si la cita tiene más de cuatro renglones o abarca más de un párrafo, se escribe con sangría respecto del resto del texto y, generalmente, en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son necesarias las comillas:

 Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos:
 
                En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicosvándalos, suevos
                y alanos atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...].
                Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin
                y el Danubio.

Cuando se intercala un comentario del transcriptor de la cita, este debe enmarcarse entre rayas, sin necesidad de cerrar las comillas para volverlas a abrir después del inciso: «Las puertas  —señaló el ministrosiguen abiertas para el diálogo».

También se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto: «Las autoridades reconocieron sentir “satisfacción por las medidas tomadas”».

b. Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes: «No creo poder soportarlo», pensó Julián.

c. Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios». En textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos entrecomillados.

d. Para comentar un término desde el punto de vista lingüístico en un texto manuscrito: La palabra «máquina» es esdrújula. En los textos impresos, en lugar de usar las comillas, se escribe el término en un tipo de letra diferente al de la frase en que va inserto (en cursiva si el texto normal va en redonda, o en redonda si el texto normal va en cursiva).

f. Para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje, una noticia o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación. Por el contrario, se escriben en cursiva: los títulos de libros; los nombres de periódicos y revistas; los títulos de un álbum discográfico; los títulos de canciones, si se mencionan solas, pero si se mencionan como parte de un todo (un álbum, una ópera, una comedia musical, un cancionero…), en redonda y entre comillas; y los títulos de una película.

Por supuesto, también las comillas y las cursivas están relacionadas con el género del texto que estamos escribiendo. En lo académico, hay una mayor exigencia de respetar las normas, mientras que en otros géneros como el periodístico o el literario, aparecen algunos usos justificables a partir de cierta intencionalidad del autor o de la adecuación del texto a una hoja de estilo.