Abducido por fiambreros

#PHBoedo

Todavía no eran las 5 AM cuando empecé a escuchar fuertes golpes en la puerta de casa. Golpes desesperados sobre la puerta de chapa.

Pensé en despertar a Sharon pero era una tarea de alto riesgo, pues ya estaba completamente cubierta en esa capa de baba que suele emanar todas las noches. Es como un líquido viscoso y transparente que le sale a borbotones de la boca. No siempre fue así.

Los golpes en la puerta se profundizaron y empecé a escuchar gritos. Nunca me había pasado algo así. Bajé rápido las escaleras pero con prudencia. Hay dos escaleras, una externa que sale por la terraza y otra interna que sale por la habitación. Siempre trato de usar la externa, pero esta vez fui por la otra, la que lleva al living. Esa escalera puede ser algo resbaladiza. Es conveniente bajarla sin medias. Óptimo con pies húmedos para lograr un mayor agarre a la superficie.

Llegué a tiempo para ver cómo el último de los imanes que tenemos sobre la puerta caía, todas las fotos ya estaban desparramadas por el piso.

La verdad es que yo estaba bastante acobardado en ese momento y no sabía si mirar por la mirilla o no… Traté de hacer el menor ruido posible y no dejar que mi sombra llamara la atención por debajo de la puerta. Eso lo aprendí del cine.

Finalmente tomo valor y miro…

Siento un desconcierto absoluto al ver al Pipi y Raúl de traje… Jamás vi a estos dos energúmenos sin la bata de fiambreros, y de repente ¿traje? ¿y corbata?

—¿Qué pasó? —les pregunto asustado, sabiendo casi con seguridad que estaban allí para avisarme que había muerto Nilsa—, ¡Espero que sea importante! —grité. Yo estaba con mis calzoncillos Dufour negros, agujereados, y medias hasta la rodilla, torso desnudo. Un verdadero asco.

—¿Qué pasó? —grité— ¿¡Qué pasó!? —grité ahora con más fuerza, para darle más dramatismo al asunto. Pues en caso de que hubiera muerto Nilsa, quería parecer acongojado.

Raúl me mira serio y dice —Matías, tenemos una situación. ¿vos sabés algo de computad…?

—Yo sé todo de computadoras!! —lo interrumpí a los gritos—, Conozco más de 15 lenguajes de programación… así que vos no vengas a mi puerta a ningunearme de esta forma.

—No pero… —me trató de calmar.

—¡Pero nada! —lo interrumpí nuevamente—, si vos estás sugiriendo que porque vine a vivir a este PH de pelagatos soy un mal profesional, ¡estás muy equivocado! ¡muy equivocado Raúl! —dije, y al terminar la frase, noté que no estaba tan equivocado. Si bien soy un gran programador de computadoras, he tomado malas decisiones que me trajeron a este PH y fundamentalmente, a este blog.

El Pipi me abrazó desde atrás porque me vió muy conmovido. Recién ahí entendí que no venían a buscar pelea. Me sostuvo con fuerza y me tapó la boca, obligándome a escuchar a Raúl. Puede ser que me haya apoyado.

—No te quiero ofender, no vine a buscar contienda —dijo Raúl, mientras sacaba un pedacito de parmesano del bolsillo y me lo daba en la boca. Esto me tranquilizó mucho y pude seguir escuchando, al tiempo que masticaba el queso y trataba de pensar cómo es que un hombre de cuarenta y pico empieza a usar la palabra ‘contienda’ en pleno siglo 21.

—Tenemos una teleconferencia con nuestro proveedor de Rosca Polaca en Varsovia y no anda el Skype —dijo él.

Sentí el impulso de cerrarle la puerta en la cara e irme de nuevo a dormir… pero algo me llevó a seguir adelante. Seguramente el hecho de que su hermano aún me tenía inmovilizado.

—Bueno Raúl, ahora me visto y voy en cinco minutos —le dije.

—No, no no… estás muy bien así… —dijo él.

—Raúl, estoy semidesnudo y tu hermano me está apoyando, te lo pido como un amigo, dejame ir a vestirme —le dije yo.

—No, no no… Slotsky es un hombre muy exigente. No tolera la impuntualidad —insistió nuevamente.

—Bueno… parece que estamos ante una urgencia… —me rendí, al tiempo que agarraba las llaves y salí haciendo el menor ruido posible para no despertar a Sharon.

Llegué a la casa del Pipi algunos segundos después, un olor a queso insoportable inundaba el ambiente principal. Sentí que podía ver el olor, como aureolas de queso tibio flotando en el aire. —Pipi, ni Bill Gates puede trabajar en estas condiciones… aireame un poco esto por favor —le dije—, y traeme una Cindor con galletitas!

—¡Prontísimo! —dijo el Pipi.

Unos pocos segundos me tomó enchufar el micrófono a la computadora y resolver definitivamente el problema. Raúl en la cocina me preparaba el desayuno.

A las 5:08 AM ya estaba sonando el Skype… Para mi total sorpresa el Pipi atiende en lo que parece ser un perfecto Polaco, y en un segundo empieza la reunión. Raúl me deja rápido el desayuno sobre la mesa y abre un Powerpoint con gráficos y estadísticas. Una cosa tremendamente sofisticada.

—Nunca pensé que el sector quesero fuera tan refinado —pensé y dije en voz alta. Del otro lado, este hombre que se hace llamar Zlotsky y dice controlar el negocio de los embutidos de exportación, me calló de un modo violento. “uciszyć proszę”, llegué a escuchar.

Zlotsky parecía un hombre muy rudo y estaba rodeado de muestras de embutidos que iba mostrándole a Pipi y Raúl. Me quedé una hora presenciando esta maravilla y desayunando. Cuando terminó la reunión ellos estaban realmente entusiasmados, se notaba que habían logrado algo importante.

Me fui sin preguntar demasiado, cargando una horma de queso que me regalaron. Ya había amanecido y todavía estaba semidesnudo, así que corrí lo más rápido que pude por el pasillo.

Entré lo más sigilosamente que pude, pero Sharon ya estaba ahí, desayunando. Yo tenía la horma de queso al hombro, y cualquiera que mirara con atención entre los agujeros de mi calzoncillo Dufour negro, podría haber visto parte de mis genitales.

—¡No me vas a creer! —le dije a Sharon.

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