Es bullying, no bowling, ¡bruto!

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8. Es bullying, no bowling, ¡bruto!

El de Filosofía es nuevo y no sabe, por eso hay que explicarle. Fue un cambio fenomenal: Nelson entró en la escuela y mejoró. Los más grandes nos dimos cuenta enseguida, y nos daba una bronca… tardamos como mil años en animarnos a hablar de eso y ahora, justo, cuando estábamos bien piola, se le ocurre al profe hacernos decir cosas y me meto en flor de quilombo.

 

Ilustración: Aylén Giraudo

Ilustración: Aylén Giraudo

Resulta que desde que llegó Nelson a 4to no hay más piñas afuera. Se terminó el problema de las esquinas: entramos y salimos lo más bien, tranquilitos, sin que nadie nos esté esperando para rompernos la cabeza de un piedrazo. Ni el patrullero necesitamos. Nada. Los padres dejaron de tener que acompañarnos a Educación Física. No se puede creer, después de tantos años de pelea con los pibes de la 68, y gracias a él.

Ni timidez, ni derecho de piso: entró y el primer día revolucionó la vida. Despejó la calle de guachos que nos venían a robar con fierro y a pegar, limpió el baño del grupito que descansaba a los de 1ero, amenazó a las pibas que afanaban en la puerta del kiosquito y frenó las roscas del patio. Los profesores se dieron cuenta al toque: se armaba cualquier bardo y bastaba con que Nelson apareciera, con las manos en los bolsillos y esa mirada que te la regalo, y todos se quedaban mosca. Memorable fue lo del acto del 2 de abril, cuando uno se puso a escuchar música en pleno himno y Nelson cruzó las filas de maleducados, paró el CD y miró desde arriba, así como hace él. “Che, más respeto, que es la patria”, dijo. Y puso a Jairo cantando el himno y no jodió nadie más ni el 25 de mayo ni el 9 de julio, ni siquiera el día del maestro, que era descontrol por tradición.

Pero no se vayan a creer que Nelson es copado, nada que ver, si justo por eso yo empezaba quejándome de lo de Filosofía. Nosotros deberíamos ser como los filósofos, para qué estudiamos su vida  y eso si nos portamos al revés, de cobardes, de porquería que somos. Y lo digo por todos, no solamente los pibes: los profesores, la directora, la vice, las preceptoras, bien que nos estamos haciendo los distraídos con el tema de Nelson, por no decir una mala palabra. Como que le vendimos el alma al diablo; una vergüenza.

Claro que la escuela anda mejor, pero nos estamos aprovechando: nadie molesta, nadie pega, nadie le falta el respeto a los profesores, andamos hechos una sedita, sin miedo a los choreos ni a que nos digan cosas, mirando para otro lado y haciéndonos los que no nos damos cuenta de lo que hace Nelson. Porque si existe el bullying, Nelson podría encarnarlo. Es la fotocopia de la explicación entera, el tipo, una verdadera bestia que tortura, lastima, humilla, pega, coacciona, hostiga… “Pero la hace bien”, dijo mi viejo al principio, cuando le conté: “se la agarra con uno solo y de cayetano”. Con admiración, lo dijo. Y después me salen con que los adultos son un ejemplo, de qué, de qué, la calentura que me hizo agarrar ese día mi viejo.

Nelson se desquita con Cristian, el de 2do. La escuela entera sabe. Al parecer, son tantas las ventajas que tiene la situación que hemos decidido sacrificarlo, como si fuera daño colateral o algo así. A mí me importa un poco. Me di cuenta enseguida, los vi y era como en las películas de las cárceles, donde el preso grandote y peligroso se agarra uno chiquito para su uso personal. Pensé en decirle a la preceptora, pero me pareció que no era asunto mío y, después, pasaron muchos días y a nadie le molestaba, excepto a Cristian,obvio. O sea: trescientas personas tranquilas y en armonía contra una. Te la regalo, da lástima el pibe, pero no lo mirás y listo.

Repito: sentí un poco de culpa al principio. Le hablé a mi viejo, ¿se acuerdan?, y hasta me hizo sentir envidia… “la hace bien”, me dijo. Y ahora viene el de Filosofía con lo de la moral, la ética y lo que es correcto y primero Carina larga que Nelson le hace cosas a Cristian y después Josué sale con que nadie ayuda a ese pobre chico y la remata Marina con que tendríamos que hacer algo porque somos los grandes y me termino escuchando a mí mismo decir que podríamos escribir una nota para la directora y acá estoy, bien gil, con la lapicera en la mano sin saber qué poner. Porque si subimos a la balanza, ¿no es preferible el bienestar de la comunidad por sobre el de Cristian, que es un individuo? ¿A quién le importa Cristian? ¿Por qué no se defiende solo, por qué no vienen los viejos o alguien a dar la cara? “Seño, Nelson me hace bowling”, le dijo a la preceptora en abril,  y nos reímos en su cara. “Es bullying, no bowling, ¡bruto!”, le grité. Y ahora, después de tanto tiempo, ¿por qué debería importarnos lo que le pasa si se la está bancando y podemos seguir así de piolas todos, como si nada?

El de Filosofía se la buscó, con las preguntitas, yo le voy a echar el fardo encima: ahora lo que le hace Nelson al pibito es SU problema, no el mío. Eso voy a escribir en la nota: que él se haga cargo. Nosotros somos menores y él es el adulto, se viene con lo de la ética y que haga algo, qué le pasa. Si la escuela vuelve a ser el bondi que era antes, el primero en pagar los platos rotos va a ser él, ya lo hablamos, se la tenemos jurada, ojito con las consecuencias que ahí sí no va a haber Filosofía que lo salve. Como si venir a la escuela fuera fácil, qué sabe, si viene un par de horas por semana. Ya se lo estoy escribiendo en el vidrio del auto: “¿Qué preferís? ¿Un Nelson solo o trescientos?” A ver si se sigue haciendo el vivo. Yo prefiero uno a ninguno, o no, no sé bien, duele pensar, mejor no meterse, ¿o no? ¿a quién le puedo preguntar? Y si tengo pesadillas con Cristian es porque debo ser bien maricón. Andá a saber. No se lo conté a nadie ni se lo pienso contar. Listo, me enojé, me voy a dormir ahora. “Sólo sé que no sé nada”, que se haga cargo él de lo que armó con sus preguntitas, ya mismo estoy rompiendo este papel y que siga todo igual, ustedes no leyeron nada, no me botoneen, yo voy a negar todo. Ojito si se meten conmigo, de última, será cosa de avisarle a Nelson para que me haga el aguante. ¿Entendieron? Ustedes, no saben nada. ¿Está claro? Nada. Porque averiguo dónde viven y voy y los rompo uno por uno. Na-da.

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