Colores Chinos

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“La felicidad es interior”

Les comparto mis colores de la exposición en Beijing. Trate de fusionar Argentina con China, mostrando mi mirada de China y de nuestro país, usando la paleta de color de cada cual. 

Durante 3 días he pintado en vivo en la galería Artional en Beijing rodeada de visitas chinos y la encargada de la galería me dice que los chinos piensan que pinto con mucha pasión. Tus pinturas tienen alegría, se ve pasión y eso es diferente para ellos. 

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“Argentina lovers”

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“Budas y la felicidad esta en uno mismo”

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“Elefantes de la prosperidad”

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“Freedom, Argentina mariposa” y “Flowers chinese”

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“El ojo que todo lo ve con amor”

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“Buda del cambio”

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Panoramica de la galeria

Video para ver las obras: https://www.youtube.com/watch?v=ENM21D1-BDk&feature=youtu.be

ESTRELLAS: somos estrellas que venimos a brillar en la tierra

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Ph: Marina Gonzalez Winkler (miren sus fotos son mágicas:marina.fotos@facebook.com )

Somos estrellas que venimos a brillar en la tierra

TRANSFORMAR LA REALIDAD ES POSIBLE

“Yo confío en el universo como confío en las personas, es la única manera de vivir en paz”

Estos días han sido extraños. En realidad me hacen pensar en las personas, como actúan, quienes son finalmente. Lo que más me apena, es que en mi caso, no es la primera vez. Ayer Mario, un taxista, me preguntaba, pregúntate porque te sucede otra vez. Pero en realidad esta vez, yo soy diferente. Yo ya me acepte, ya me valoro, se lo en lo que soy buena y en lo que me equivoco y acepto mis errores y hasta pido perdón si puedo hacerlo.  En el camino de ser artista, muchas veces claudicamos en el proceso, o no encontramos salidas, o tenemos miedo, o nos encerramos, o no entendemos como seguir porque nos olvidamos de nuestro mensaje, de nuestro horizonte, de porque somos lo que somos. Ser artista esta en germen en todos nosotros como especie. Nacemos con una potencialidad para sentir que nos hace únicos y especiales, es una capacidad que muchas veces encerramos en nuestro interior simplemente por no sentirnos aptos o lo cual es peor ser diferente a los que nos rodean.

Para llegar a ser “artistas” continuamente sorteamos un montón de pruebas, de piedras en el camino, de fines y comienzos. En el trasfondo, en el que no se ve, ese detrás de escena que solo entre amigos conocemos, y hasta a veces solo a desconocidos se los contamos, están las respuestas de porque esa persona esta ahí frente a las cámaras. Casi como las raíces que esconden un árbol, y también las veces que ese árbol se transformo para ser quien es. Una vez leí en la revista de Susana Gimenez la historia de cómo se compro su primer auto, su fitito, para su hija y ella con su primer paga como artista o modelo, y me emocione. ¿Cómo imaginar a Susana allí?, pero esa felicidad de ese entonces hizo que fuera quien es, que siguiera avanzando. Susana como muchos otros tuvieron una oportunidad o muchas veces la hicieron. No claudicaron, no se quedaron con la historia de su pasado o de su vida, siguieron reinventándose, soñando, queriendo cambiar su realidad.

Yo cuando era chiquita bailaba como un robot, les puedo asegurar que me recuerdo y me veo moviendo los brazos y el cuerpo como si fueran articulaciones duras de metal y me muero de la risa y hasta de vergüenza. Mitad robot y mitad mimo tal vez, pero sin realmente tener un modelo a seguir para mi rutina. Pero lo más maravilloso de esto, es que en el club de golf de mi infancia donde en su mayor parte espontáneamente llevaba a cabo estos bailes ridículos en año nuevo, me ponían en el centro y me miraban haciéndolo como algo maravilloso por los adultos y mis pares. Me dejaban ser, y no les parecía nada raro, y si alguien se reía creo que con la fascinación que me encontraba haciendo mi baile del robot ni me importaba. Yo lo hacia igual, era feliz haciéndolo y era aceptada.

Este detalle me define. Porque no solamente el baile del robot era peculiar, sino que adonde iba a jugar con amiguitas o donde me quedaba a dormir, me dejaban ser, rompía revistas Para Ti de moda de la mama de una amiguita para hacer collages y llenar las hojas de mi diario íntimo y el resultado era tan bueno que no nos decían nada. Creaba desfiles de modelos con capelinas tejidas a mano para todas mis muñecas cuando en Argentina no se usaban sombreros y cuando estaba triste me escapaba a la terraza a pensar, sentía que desde las alturas podía ver lo mismo desde otro ángulo y bajaba olvidándome de porque había subido, el viento, el sol o simplemente poder ver la cuadra de mi casa me llenaba.  Daba vueltas todos los muebles de un comedor diario porque estábamos en otra galaxia y teníamos que tener naves para poder comunicarnos. Y hasta en el colegio una vez fui elegida candidata para ser presidenta de mi curso, la verdad la idea no me gustaba nada, pero había sido elegida por mis pares, era tercer grado y nos tenían que enseñar las elecciones y los discursos y como ganar una. Así que creamos un partido Unión cívica infantil (claramente contagiada por mi padre y mi madre, con los cuales había recorrido todos los pueblos de la provincia de buenos aires en sus múltiples actos para que vuelva la democracia), y yo era la candidata. Para prepararnos jugábamos a la ronda y al elástico, para mi lo mas divertido de estudiar era poder jugar en el camino. Todavía me acuerdo, había dos candidatas anteriores a dar el discurso para luego elegir a la presidenta (en ese entonces iba a colegio de mujeres Maria Auxiliadora), mis compañeras prometían sándwiches gratis en el recreo todos los días a las que la votaran, no ir a clases y un montón de beneficios a su electorado para no aprender nada en el ciclo lectivo. Yo me acuerdo que me presente frente a la clase (en una seudo tedx posterior) sin saber bien que iba a decir pero convencida de que no iba a ganar las elecciones porque en mi caso, disfrutaba de ir al colegio para aprender cosas nuevas y podes jugar con mis amigas, así que empecé a hablar de diálogos, de mejorar la comunicación con los maestros para explorar temas los días viernes de cosas que nos preocuparan o interesaran, de hacer un jardín lleno de flores en el patio del recreo(desde chiquita tengo fascinación con la tierra y con plantar cosas) y un sinfín de ideas que trataban de trabajar en grupo y en conjunto. Ante mi sorpresa gane las elecciones de mi partido y termine siendo la presidente de mi curso diciendo la verdad y promoviendo cosas reales y que podía cumplir con mis escasos años.

Desde chica mi actitud me define, buscando trabajo de actriz termine en cancillería argentina y aunque no era el trabajo de mis sueños, pero si de lo que había estudiado y ser embajadora cultural o trabajar en culturales estaba en mi imaginario, fueron seis años de aprendizajes constantes, de ver modelos, de ver actitudes de personas y sobretodo de definirme como persona. ¿Quien era? ¿Como quería ser? Y muchas veces en mi hoy me acuerdo de cumplir horarios y de lo que pedía al universo de poder ser lo que amaba. ¿Por qué tengo que estar aquí cuando yo quiero crear? Me lo preguntaba todos los días en la oficina. Pero no iba triste y amargada a llevar mis penas de porque estaba ahí, sino daba lo mejor de mí, de ayudar a otro, de la forma que pudiera, me ponía en el lugar del otro y entendía que mis miedos a no tener plata para pagar las cuentas o a la incertidumbre de ser artista me ataban a la oficina.

Mi camino de ser artista fue largo, no nació de la noche a la mañana, no se fundo en un capricho por no saber que hacer en mi vida. Mi vocación de ser artista se ha forjado con los años, he dejado muchas cosas en el camino en este afán de ser yo misma, y al mirar atrás me perdono, porque entiendo que valió la pena el todo para ser quien soy y para poder seguir cumpliendo sueños y sobretodo poder contagiar a otros de que se puede, que se puede cumplir sueños, que se puede ser feliz, que se puede confiar en otros. En el camino muchas veces no entendí nada, pero siempre el universo u otra persona me ha tendido la mano, me ha ayudado a cruzar a ser puente y en ese afán de devolver hago lo mismo.

Cuando era chiquita, soñaba con pintar las casas de colores, creía que si mi camino al colegio estuviera coloreado seria mas feliz de lo que era caminando al colegio. Ese era mi sueño, y sin saber como termine llevándolo a cabo. Los no han plagado mi mundo pero siempre he tratado de convertirlos en SI y en posibilidades y con esta capacidad de crear cosas que nos define como artistas he transformado las cosas para lograrlo. Y muchas veces solamente me he tirado a la cabeza a la pileta sin saber si hay agua, pero no de inconciente sino confiando en las palabras de otro. Un desconocido en un avión hace ya 9 años, me dijo que renunciara a mi trabajo en cancillería, que tenia que elegir de que lado del mostrador quería estar si era artista y tenia que confiar en mí y en mis sueños. En ese momento no podía entenderlo como ahora lo hago, pero gracias a sus palabras, una semilla planto en mi cerebro que podía cultivar o no, yo decidí jugarme y creer, yo decidí probar y no por él sino por mi misma.

Y ahora volviendo al porque escribo todo lo que me antecede, les cuento que cuando cree BANCARTE, poner color en las plazas, que las plazas sean lugares de encuentro entre desconocidos, lugares felices, lo hice partiendo de la premisa que no sabia como llevarlo a cabo, pero era un sueño, era un deseo que me llevaría a cumplir un sueño de niña. En ese entonces estaba llevando a cabo un piloto para un programa sustentable, me habían elegido ser la conductora sin tener ni idea de que significaba la palabra sustentabilidad, así que mi primer programa se baso en preguntar en puro diseño que significaba, de que se trataba, de que la gente que estaba en eso me lo contara, y ahí justamente me di cuenta que era mas sustentable de lo que me imaginaba, andaba en bicicleta, cuidaba el agua, usaba materiales de desechos con los cuales pintar y enseñaba a mis alumnos a reutilizar las cosas, le volvía a dar vida a muebles o a bares o lugares que tirarian las cosas o cambiarían por algo mas moderno pero con unos colores la pieza se convertía en obra de arte, trataba todo el tiempo de que mis acciones no molestaran al de al lado pero a veces por mas que uno intenta no puede lograrlo. Y aprendí de esas personas sustentables apasionadas cosas maravillosas que aún hoy recuerdo. En ese mismo momento fui a una reunión de consorcio en mi edificio y por abrir de mas la boca, termine pintando de blanco el ascensor de mi casa, la verdad no fue tarea fácil, tres días y realmente no lo había dejado impecable, así que a la madrugada me desperté y le pinte unas flores para disimular las imperfecciones y que miraran solo las flores. Así fue como tuve sorpresas de mis vecinos, algunos lo tomaron de súper agrado, algunos indiferentes, y hubo solo uno que estaba completamente en desagrado y empezó a rayarlo, una y otra vez lo rompía, y yo una y otra vez lo sanaba a la madrugada me levantaba para dejarlo perfecto de nuevo. Claramente el dibujo se fue modificando y luego de darse cuenta que no iba a poder pararme, porque lo hacia feliz no por mi sino por todos los del edificio para que pararan de criticar lo que no funcionaba hasta que pudiéramos cambiarlo, rayo las otras caras del ascensor y ese fue mi limite para continuar sanando el ascensor, porque no era su madre, y porque ya lo que hacia no tenia sentido para nadie.

Tal vez era algo particular conmigo y me corrí de lado, simplemente no le gustaba mi arte. Pero gracias a la experiencia del ascensor en mi edificio pensé lo de llevar a cabo el proyecto de las plazas, en una actitud de no quejarme mas de lo que no funcionaba sino en hacer algo desde lo que yo podía hacer para mejorar mi ciudad donde yo habitaba. Desde esa premisa, surgió bancarte, y lo que paso fue mágico, porque yo como los otros que me ayudaron no ganábamos nada mas que ganas de hacer algo, de poner una semillita para plantar un jardín, o tratar de ver un resultado. De esta forma me senté y escribí a muchas personas y compartí mi proyecto desinteresadamente, porque lo que mas me importaba era llevarlo a cabo, iba a cumplir mi sueño de niña, me senté y escribí a conocidos que podían ayudarme, a desconocidos que cruce alguna vez en algún evento o calle y hasta gente que ni conocía pero que tal vez podía darme una mano. Y mágicamente o no, porque tendí mis manos, abrí mi corazón y confíe, sucedió lo inesperado. Una marca quería contratarme para diseñar su pack de pintura y creí que podían ayudarme a llevar a cabo mi proyecto, solo poniendo sus productos y así fue que la pintura ya estaba, luego quedaban los artistas (para que hubiera variedad para todos los gustos y así no sucedía como mi ascensor y todos aprendíamos a cuidar los espacios públicos) pero como iba a convocarlos para hacer algo gratis. Mi visión, era poner sus colores para que otros los vieran, esa era su mayor paga, que por ese banco alguna persona se alegrara, soñara o tan solo quisiera sacarse una foto, pero no podía obligar a otro cada uno parte de su manera. Yo podía ponerme en el lugar de los artistas, porque muchas veces en este camino de ser artista, no me pagaron, me engañaron, me prometieron cosas que nunca cumplieron porque era ingenua y sobretodo porque amaba hacer lo que hago y tal vez porque no podía valorarme a mi misma y por eso trabajaba en una oficina y por eso las cuentas me las pagaba el otro trabajo, entonces sabia el dolor que causa abrir nuestra alma como artistas y dar lo que sale en nuestro interior y  todavía no recibir nada. Pero ahí entendí que yo lo mismo había continuado y que gracias a todas esas decepciones lo había logrado, que gracias a todos esas pruebas y error, y todas esas locuras de pintar lugares sin saber como iba a lograrlo pero no queriendo perder la oportunidad había ganado experiencia y sobretodo podía llevar a cabo cualquier cosa porque ya lo había comprobado.

Era el año 2002, un amigo de una amiga me convoca para pintar su bar en Palermo, me dice que iba a pagarme pero como no sabia que íbamos a hacer que lo hiciéramos al final las cuentas para no perder tiempo en eso. Yo trabajaba en la oficina con traje y me tomaba un colectivo  para ir a pintarle el lugar, todos los días hasta la madrugada. Feliz de poder cambiar la realidad, de poder poner mis colores allí, de poder poner mi arte, en definitiva de probarme. No sabiendo bien si a los demás les gustaba porque claramente mi arte no era lo que estaba de moda en ese entonces. Y luego de un mes de trabajo, donde solo me daban los almuerzos o cenas y a veces terminaba regalándoselos a los niños de la calle que pasaban. A veces se quedaban conversando y a veces me estropeaban el mural porque si, y en vez de enojarme me ponía a charlar que les pasaba para terminar regalándoles mi almuerzo y al otro día me saludaban y ya no lo rayaban. Termine el bar y el amigo de mi amiga nunca me pago nada, me empezó a poner excusas y a decirme cosas como que no habíamos arreglado nada y que recién había comprado el bar, y para esto me había contado varias veces como gastaba mucha plata apostando en el casino y que era promoción para mi trabajo. Pero claro yo había tenido la culpa de no haberme sentado de antemano y de arreglar los números para trabajar, pero yo tenia 22 años y como iba a saber que cotizarle si no sabia que valor poner a lo que hacia, si todavía no sabia lo que valía. Así que no hice nada, para esto mis papas con razón me decían hasta un albañil Maria cobra su trabajo. Tenían razón, pero gracias a ello, me di cuenta que la paga no era mi motor para pintar, ni para trabajar, hasta la cola se me había quemado por estar sentada al sol, y sin importarme las gotas de sudor había dado lo mejor de mi para ese bar por mi misma.

Así que cuando inicie bancarte sabia exactamente lo que estaba pidiendo. Así fue que decidí hacer una lista y convocar a artista afines, ya sea porque habíamos trabajado en alguna oportunidad o porque simplemente me gustaba lo que hacia o porque me aparecía en la mente o en el Facebook y me acordaba. Así compartí mi proyecto entre muchos artistas, entre muchos medios de comunicación, y entre muchos artistas no plásticos y por la red, abierto a todos y por eso elegí a un lugar de Internet para promocionarle. Porque a BANCARTE me lo imagino como una suerte de posibilidad de demostrar tus dotes como artista, pudiendo cantar, bailar, actuar, recitar poesia, tener una posibilidad de mostrar tu trabajo en una plaza que es un lugar para todos y de todos y que otro pueda apreciarlo. Así que mande mensajes a músicos, actores, escritores y fotógrafos. Cuando estudiaba teatro, lo que mas quería era actuar, estar en un teatro, pero lo veía tan lejos que me imagine donde podía hacerlo, entonces pensé en adaptar Antígona para el subte y lo hice, me senté a escribirla. La idea era vestirme con una amiga de teatro e ir a dar nuestra escena en el subte, regalársela a otros, mi amiga me miro extrañada y empezó a mostrarme todos los porque de no hacerlo y claramente nunca lo intente, pero cada vez que veo a un músico que toca desde el corazón o un show pensado para compartir con otros en el subte los mimos con dinero porque me hacen sonreír y pensar en que se animaron. No es fácil estar ahí, expuesto, no es fácil pedir dinero para hacer lo que uno ama pero principalmente para no estar dentro de un sistema que muchas veces la sensibilidad de un artista no puede soportarlo.

Volviendo a bancarte, con la pintura y los artistas convocados, nos dieron los permisos los del gobierno de la ciudad, haciéndonos cargo de todo, y claramente sin dinero pero con ganas logramos llevar a cabo el proyecto. ¿Cómo? Confiando en los otros. Sabiendo que lo que hacíamos se basaba en el amor, en el dar, en el compartir, en sumar voluntades. Una gota mas una gota es un mar.

Así que puse en marcha el proyecto, era de locos, la plaza con la que íbamos a iniciar el todo era enorme y ese día se largo a llover con todo y hubo un accidente que se cayo un balcón y mato una persona así que pasamos el inicio del proyecto a la segunda plaza, era mucho mas chiquita en la 9 de julio, solo 10 artistas había convocado un domingo a las 10 de la mañana (no podía jugar con los artistas y el deseo de llegar a un lugar y no tener banco para pintar, no sabia como hacerlo todavía, no sabia nada, pero mi sueño de chica era lo importante y sabia que era plantar una semilla, era probar una idea loca en la realidad) y para esto la noche anterior la mitad de los artistas convocados me llama que no pueden ir por h o por b, yo pensé no importa, pintare mas yo, no importa algo sucederá. ¿Cómo podes asegurarte que vayan si no les prometes nada más que ganas de dar y de jugar? ¿Cómo armar un proyecto donde no hay paga de dinero y tener la seguridad de otros cuando siempre hay imprevistos? Había ido al barrio chino y había comprado para tirar burbujas porque sentía que necesitaba convocar a la magia y las burbujitas de jabón, como los panaderos, como las mariposas me hacen sonreír me hacen creer en eso que no se ve. Llegue a la plaza con una gran sonrisa y una mujer Nathalie con sus dos hijos estaba esperándonos, se había autoconvocados por el proyecto y desde pilar venia a ayudarnos para lo que fuera necesario, había comprado facturas para todo y tenia mate, me mira y me dice “No se pintar pero quiero ayudar”, y la verdad entendí que yo no había pensado en la comida, ni en nada de las personas que venía a ayudar. En este afán de pintar y de hacer lo que amaba no duermo, no como, no nada. Tenía las burbujas y se las di a sus hijos para que jugaran, creamos magia y ustedes van a ayudarme.

Así empezó, cayo gente hasta de la plata que se sintieron convocados, amigos de la infancia a pintar por si necesitaba algo y gente que ni esperaba que como había sol pensó en pasar por si quedaba algún lugar, la propuesta convocaba a los con corazón grande como lo somos todos los que nos contagiamos del arte y sentimos la posibilidad de soñar un instante. Hasta un indigente que vivía en la plaza nos decía que iba a cuidarla si le regalábamos pintura porque el pintaba, y me lleva a su guarida a mostrarme sus cuadros de la virgen y claramente le regalamos los posillos de la pintura que sobraba. Vimos un robo en el medio y no pudimos ayudarla a la mujer, y entendí que también estaba poniendo en peligro a la gente que venia por ayudarme, ya que ni un policía, ni seguridad teníamos, éramos unos locos lindos soñadores que creemos en un mundo mejor. Esa primera vez fue un éxito porque nada de lo que pensaba sucedió sino que fue aun mas grandioso y al mismo tiempo entendí que tenia que soltar el como, solo importarme en que era bueno ayudar y ayudarse. Los extranjeros se quedaban charlando o sacando fotos, mirando sorprendidos, ¿quien los contrato? Nadie. Lo hacemos por amor – les decía, partió de una idea que tuve de niña y de transformarla en la realidad para adaptarla a que se haga y pensé en las plazas, porque los nuevos bancos que eran hermosos se perdían, no se terminaban apreciando por ser grises entonces que lindo poder darles vida, que se conviertan en piezas de arte para todos. Bancarte fue alegría, fue amor, fue sorpresas, fue magia, cada vez me sorprendió a mi misma la capacidad que tenemos los seres humanos para dar. El que no podía pintar compraba caramelos, facturas, dulces, sacaba fotos, se ponía a barnizar con traje, hasta un borracho dejo el vino para aprender algo nuevo, chicos rateados del colegio terminaron colaborando, vecinos que se auto convocaban porque eran artistas, hacían videos, traían su comida orgánica, nos regalaron helados, vinieron medios a cubrirnos sin ni charlarlo, porque sus oficinas estaban a media cuadra de la plaza donde pintábamos. Bancarte aun hoy es esperanza para mí, es maravilla, es entender y ver al otro más grande.

Y claramente Bancarte fue la semilla, el germen de que nacieran otras cosas y hasta otros lugares se contagiaran, en Chile hicieron un bancarte y hubiera sido feliz que muchos pueblos de nuestro país se hubieran organizado. El proyecto estaba ahí, libre, como yo soy, abierto porque de lo que estoy segura es que bancarte se pudo llevar a cabo porque todos creímos que era posible, porque todos se contagiaron con las ganas de poder cambiar la realidad y de salir de la queja y de lo que no funciona. Lo hice gratis, partió de mi amor para compartir y se paro porque justamente no quería comercializarlo y durante mucho tiempo me rompí la cabeza como podía darle forma. De hecho mucha gente se me acercaba te estaban copiando, y  justamente una de ellas que desde un principio recibió el proyecto de mis manos y se ofreció a ayudarme a conseguir una plaza porque tenía un compañero del colegio que trabajaba en el gobierno me dijo cuando le comente que se acordara como había empezado todo porque me parecía que se estaba olvidando de partes, me dijo “Vos podías ir con una carpeta al gobierno y presentar el proyecto, yo lo hice por dinero, cada cual lo hace como puede”. Al principio, me dolió porque me sentí de nuevo una idiota como el bar que pinte, pero después me di cuenta que yo no lo había echo por dinero ni para ganar nada mas que amor por hacer lo que amo hacer todos los días y que ella nunca había participado de mi proyecto, ni pintado en bancarte para ver que pasaba, que sucedía, estaba mucho más ocupada en armar algo parecido con otros y me pareció bárbaro. Cada cual hace lo que puede y hay mucho para hacer. Yo también quiero viajar, y crear mi familia y vivir mi vida, y tener tiempo para meditar y compartir con mis amigos, y poder nadar o ir al teatro y perder tiempo y trabajar con gente que me hace bien y que me elije desde esto que soy CONFIO AMO SUEÑO Y COMPARTO y no todos pueden quererte. Desde esta premisa continúe mi camino sin mirar atrás y claramente siempre hay alguien que me llama para poner mi magia donde sea, en una pequeña panadería con dulzuras, dentro de una empresa para que sus empleados se sienten felices unas horas en el trajín del día a día, o mirando a un taxista y regalándole la numerología que lo hago porque me sale. Y tal vez a esos oficinistas que les regalo mi enseñanza, solamente los abrazo, yo estuve ahí, yo se lo que es estar haciendo algo que a veces no sabemos para que, yo se lo que es no tener tiempo, yo se lo que es no quererte ni aceptarte cuando no eras flaca, rubia y de ojos celestes, yo se lo que tomar decisiones a pesar de tus creencias, yo se muchas cosas simplemente porque las viví y desde ahí amo más y se siente tan bien.

De hecho bancarte o como quieran nombrarlo, porque me doy cuenta que ideas me sobran y sobretodo ganas para hacer cosas.  Hace un mes me junte con personas y la idea fue que yo los capacitaba, yo les enseñaba a pintar para que el que quisiera venia a colaborar para decorar su propia plaza, y al mismo tiempo se llevaba una herramienta para su hogar, para reciclar la mesa del jardín o la pared de un cuarto o simplemente para jugar con sus niños o con amigos. Al mismo tiempo reciclábamos la energía, les dábamos algo para que lo pudieran devolver, entonces se cumplía con toda la etapa, y me podían pagar por algo que tiene valor porque es para siempre aprender a conectarte con vos mismo que es lo que hago al enseñar a pintar.  El arte es necesario en nuestra vida cotidiana, nos conecta con la creatividad, nos conecta con la posibilidad de transformar la realidad.

Cuando yo me imagine a bancarte, no me lo imagine como una negocio de algunos  me lo imagine como una posibilidad para cambiar la realidad, para trasformarla con acciones que podemos hacer si salimos del lugar de quejarnos. De hecho me base en que las vacas o todo lo que se interviene artísticamente termina subastado dentro de corporaciones o lugares que no son disfrutable por otros, y pensé, necesitamos algo que sea patrimonio permanente para todos, y claro que habría que enseñar a cuidarlo, pero primero actuar, probar, y claramente si ese lugar puede ser un espacio para que otro pueda ser y que puedas recibir el otro se modifica, el otro mejora, el otro se contagia y cuida. Me imagine todas las plazas de mi país pintadas de colores, demostrando que Argentina es maravillosa, me imagine que las plazas volvieran a ser lugares de encuentros, lugares gratis para compartir lo que sabemos hacer, lugares para que el arte tenga un lugar para compartir, para que un actor pueda ensayar su obra porque le pondría un escenario, o un poeta o escritor pueda ir a contar sus cuentos, y que tenga oyentes que le digan su opinión, lugares de criticas, lugares de aprendizajes, de compartir. Bancarte empezaba poniéndole color a las plazas para contagiarse, para que el arte saliera a las calles, para que todos nos beneficiáramos, porque yo cada vez que escucho un violín en un subte o en un tren me siento abrazada, siento esperanza, puedo sonreír y puedo agradecer al cielo que alguien me este regalando su don…

Ayer un taxista que le conté lo que me sucedía, en realidad me quebré, me largue a llorar sin saber porque con este taxista que me dio paz ni bien entre al auto, y le conté mi problema, me mira y me dice: “No importa el pasado, ni el futuro, Milagros, solo el hoy, tu presente y lo que podes hacer… ¿Por qué tres veces te paso con la misma persona? Pregúntatelo. Es tu historia, vos sos la estrella, contala. Transforma a esa chica en un personaje e inventa un cuento cambiándole el nombre, y le dije: “Gracias por resolverme el dilema, solo tenia que conectarme con mi artista, con mi historia y  podía encontrarle la vuelta. Ahora Mario, te toca a vos, recibir un poco de magia, dame tus números, tenes que conectarte con tu 11,  viaja, confía en el universo”. Le di plata para pagarle su tiempo para que pudiera ir a escribir sus 7 deseos del año, sin saber bien porque y cuando baje entendí que mi abuela, mi tía y hasta mi papa hubieran echo lo mismo y han hecho lo mismo miles de veces, porque poder hacer soñar a otro un ratito vale la pena y poder confiar en otro es lo único que vale. No se si lo habrá echo, pero confíe en que a veces necesitamos que alguien nos ayude para tener tiempo, por mas que mis palabras hubieran bastado, hay que accionar en la realidad y si podes ayudar hacelo, porque ese otro puede ser vos algún día y vos le podes cambiar su realidad.

Al mismo tiempo,  recordé a Walter, el taxista de la noche anterior, al cual también le conté mi problema y  me dijo “es que no podes confiar en nadie, no podes contarle a otro. Usa las herramientas que tenes para que se sepa la verdad. Todavía tenes la oportunidad de hacer el proyecto y que sea tuyo”.  Yo lo mire y le dije Walter si no puedo confiar en el otro no puedo trabajar con el otro. Confiar es básico para amar, para sentir, para soñar y para levantarte todos los días con esperanza de que por algo estas viviendo en este momento y espacio.

Con estos dos desconocidos que me ayudaron y claro mis padres y amigos, nació este escrito de hoy. Mario no voy a perder el tiempo escribiendo un historia a un personaje que no es protagonista de mi historia, que simplemente le compartí mi proyecto con amor por si quería volar conmigo y soñar un ratito. Mi historia de NACE UNA ESTRELLA, BANCARTE o como quieran nombrarlo,  es para todos los que si me ayudaron a llevar a cabo mi proyecto, a todos los artistas de corazón que no dudan ni un minuto de dar lo que saben hacer, un instante de magia para otros, para contagiar que se puede. Para ellos es mi proyecto Nace una estrella es para todos, es para que vos taxista, vos murguero,  vos moza, vos sensible, vos loco, aventurero, vos aburrido,  vos abogado recibido que solo hiciste lo que papa o mama querían,  seas feliz y puedas compartir con otro eso que pensaste. Y sin saber bien como, quien les dice que NACE UNA ESTRELLA NUEVA CADA DIA Y en vez de mirar tanto al cielo miramos un poco más la tierra para cuidarla.

Yo no miro para atrás, miro mi hoy y toda la gente hermosa que me rodea, que me mira, que me registra que me da la oportunidad de ser yo misma, y como cuando era chiquita bailaba como robot ahora vuelo como pájaro y a nadie le sorprende, me dejan que vuele y muchos empiezan a hacerlo cuasi como Juan Salvador Gaviota.

HAY QUE ANIMARSE A SOÑAR; hay tantas cosas para hacer en este mundo todavía que no voy a perder tiempo en perder tiempo, solo voy a tratar de cambiar mi realidad si puedo.

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Esto fue un poco de BANCARTE, gracias a todos los que ayudaron y lo hicieron posible:

Soy la que idea BancARTE para poner un poco de buena onda en este añito que cuesta un poco y la idea era poner color  a las plazas para que vuelvan a ser lugares de encuentro.Bancarte se fue desarrollando y formando de forma natural, con mucha libertad y amor y ganas de ayudar. Me di cuenta que siempre se hacen convocatorias para intervenir cosas de arte, vacas, caballos, corazones, pero despues de exponerse un mes se iban y pense ademas en los bancos que muchas veces estan tristes, desgastados y hasta grafiteados y tambien que hay muchos artistas que no pueden o no encuentran lugar para mostrar su arte y de alguna forma se podia unir todo en esta iniciativa. En un mes y medio desde que la idea salio de mi boca a inipop se logro conseguir los permisos de las plazas y tambien la pintura como donacion de Casablanca y los artistas se autoconvocaron por las redes sociales.

Cada plaza tiene un tema y se convoca por las redes sociales a la gente que quiere participar, la idea es que todos pongamos color desde la integracion.
Aca hablo de la iniciativa: http://www.youtube.com/watch?v=E6phvM5fD48&feature=plcpAca vez la propuesta como surgio: http://www.inipop.com/Cultura/6139-bancarte-arte-y-color-en-espacios-pblicosUn video que muestra el trabajo en equipo, el amor, la alegria, y el arte de Bancarte, no se lo pierdan: http://vimeo.com/48782461Aca les paso la nota donde salio BANCARTE en futbol para todos por fox sport: http://www.youtube.com/watch?v=TW8BjJTmMGY&feature=player_embedded


Fotos hay un monton, lo mejor es que vean el albun en mi facebook de bancarte

Como sería un día sin corrupción en la Argentina?

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Te imaginas un día sin corrupción en la Argentina? como te lo imaginas? que harías para colaborar? cuál es la palabra que describe mejor la anticorrupción? la honestidad? la verdad? la cooperación? la conciencia? la educación? cuál es para vos?

Es importante reflexionar sobre la corrupción en nosotros mismos, como nos corrompemos con nuestros sueños, deseos para no hacer lo que somos, como pensar en un día sin corrupción, imaginarlo,  y cual podría ser mi aporte desde mi cotidiano, desde mi día a día. Porque muchas veces por pensar en lo macro nos olvidamos de lo micro.
Lo importante que es no corromperse a uno mismo en decisiones cotidianas. En lo personal si hubiera seguido en cancillería argentina porque me daba seguridad no seria la artista que he logrado ser y cuento con muchas satisfacciones en mi haber. Entonces a veces es solamente ser valiente y hacerse cargo de lo que uno quiere o necesita para ser feliz.
Todo suma, cada uno desde su lugar puede aportar a imaginar un mundo mejor, o por lo pronto un alrededor de uno mas sano y donde el amor, los sueños y la alegría sean lo que se priorice.
Unas fotos muy lindas sobre la educación    http://stevemccurry.wordpress.com/2013/09/10/to-change-the-world

Cuento TERRENO NEUTRAL -II parte

mandala del deseo2

 

(Viene de Cuento TERRENO NEUTRAL parte I)

Por primera vez nos encontrábamos solos, pero de alguna manera era como que ya nos conocíamos desde siempre. En realidad, su forma de vivir me había mostrado las simplezas de la vida que lo hacían feliz y pleno, sin necesitar más nada. La tormenta con el paso del tiempo fue dejando lugar al sol. Nos encontrábamos sentados juntos y por primera vez podía observarlo detenidamente y con detalle. Su perfil me atraía cada vez más, su vida podría definirla como rudimentaria pero su forma y trato eran de una caballerosidad  imposible de comparar. Principalmente era honesto y sincero no tenia que decirlo, sus ojos lo delataban. Seguimos conversando de anécdotas, que son las que terminan conformando la vida de las personas, son lo que se recuerda, lo que sobresale, y de alguna manera sabia que para ambos esta se transformaría en una de ellas.

Mientras conversamos nuestros cuerpos se rozaban sin intención. Sentía que su mente no dejaba de pensar en que hacer con lo que estaba sucediendo, y yo no iba a apresurar una situación porque la que se encontraba libre era yo. Pero nuestras miradas cada vez se intensificaban hasta el punto que cerro los ojos en un momento y quiso dormirse. Pero su intención duro solo segundos. No pudo, porque en realidad yo se lo impedí. Sabía que quería evadir la situación, porque podía observar su frente como trabajaba, como deliberaba con lo que sentía. Así que luego de que se acomodo, le di un codazo y le comente que me aburría sin su compañía. Para esto en cada oportunidad que podía cantaba algo. Hasta me canto una canción que el compuso, con mucho ritmo y muy pegadiza que realmente me cautivo por su encanto. Sus manos acompañaban su voz y sus relatos anteriores me trasladaban hacia su recuerdo, podía verlo como si lo hubiera vivido. Me contaba de su barrio en Buenos Aires, y de cómo los vecinos le cantaban la canción a su paso.

El sol empezó a cobrar intensidad a medida que llegábamos a Colonia. Llegamos a las 16: 00 hs. al bajar observamos la cola que había que hacer para migraciones. La terminal estaba llena, ya que hacia dos días que no salían barcos. Pero eso no era todo, sino que podíamos observar en el río, a lo lejos, el barco que hacia solo unos minutos había partido para Buenos Aires. El tío de Sebastián era el que sacaba y cargaba los bolsos del autobús al barco, y fue el primero en advertirnos que hasta dentro de dos horas no partiría ningún barco. Pero para mayor tranquilidad, sortee la cola que llegaba afuera de las instalaciones y pregunte en la ventanilla, confirmándome lo dicho por el tío. Ese mismo barco nos tomaríamos cuando regresara de Buenos Aires. Empecé a reírme, porque la situación era inaudita de pensar. Yo ya estaba entregada a que nada pasara como lo había pensando.

Hasta el sol ahora brillaba intensamente. El día se había convertido en calido, como si nos hubiera conducido el destino hacia ese lugar y no nos quisiera dejar ir. Así que le propongo conocer la ciudad ya que no la conocía y siempre había deseado hacerlo. Sebastián, se alegra ya que de esta forma tendría la oportunidad de visitar a su abuela que adoraba y que justamente vivía en Colonia.

Compartimos mis bolsos, cada uno llevaba uno y comenzamos a caminar en línea recta por esta ciudad desconocida por mí. Luego de varias cuadras, él entra a una casa, y yo quedo perpleja al observarlo entrar con tanto desparpajo. Era la casa de la abuela. Entramos por el living, pasando por una puerta, llegamos hasta el cuarto, donde la abuela reposaba en la cama, junto a su prima y su recién nacido en sus brazos. La casa era como un largo chorizo donde todos los ambientes se mantenían unidos con separaciones de puertas y cortinas con mucho encanto. La situación realmente me resultaba embarazosa sobretodo porque minutos antes le había preguntado el nombre de su novia y me había contestado: “Ángeles”. De alguna forma sentía que le había tomado el lugar, hasta el nombre compartíamos. Así que la situación me resulto incómoda, dado que tenía que explicarle a la abuela quien era, y que hacia solo unas horas solo éramos dos desconocidos esperando que salga el autobús que nos llevaría a nuestra vida cotidiana. Me puse nerviosa y en voz baja en el oído le dije que me quería ir a recorrer la ciudad, que él se quedara si así lo deseaba, que no quería interferir en sus planes. Me mira intensamente y me dice en vos baja: “vinimos solo a dejar los bolsos, no querrías recorrer Colonia con este peso innecesario”. Había pensado en todo. Así que solo estuvimos unos minutos explicando nuestra aparición inesperada.

Salimos a recorrer la ciudad. Cruzamos una plaza que se encontraba a solo unas cuadras. Esto le trajo recuerdos de su infancia, como si fuera tejiendo de alguna forma su vida con hilos de distintos lugares. Estas tierras le resultaban tan queridas podía notarlo sin que lo mencionara. Le pedí que me disculpara por mi actitud en lo de su abuela pero había sentido lo inexplicable, como explicarles quien era, porque estaba con su nieto el cual vivía con su novia y se sentía feliz. No quería interrumpir el continiúm de su vida porque yo no podría prometerle nada, y él perdería todo el territorio ganado. Pero había una fuerza oculta que nos gobernaba sin dejar margen a la realidad.

 

Colonia me resulto un encanto, bien colonial, con faroles enormes de antaño, coloridas casas se mezclaban con casas de piedras sin orden. La iglesia nos sorprendió y tuve que entrar a rezar un padre nuestro dado que la situación me había abrumado, ya me encontraba en sus manos. Sentía que no podía frenar el río de la vida en el que me encontraba.

Comenzamos a transitar por las calles. El día se había iluminado. Las calles te encantaban por su antigüedad y por su calidez, como si todos los objetos hubieran sido desordenados y vueltos a establecer en otros lados. Todas las casas poseían en sus jardines ruedas de carretas, faroles antiguos, objetos en desuso que se transformaban en decorativos. Me hacia observar los jardines que guardaban los tesoros de tiempos pasados.

Mientras caminábamos observo a lo lejos el río que brillaba con su presencia. Así que me dirigí hacia allí, y Sebastián me siguió sin frenarme. Al llegar a la orilla había una barra que separaba el adoquín del agua. Cerré los ojos y respire el aire marino que llegaba con una brisa tranquila de la tarde. La luz del sol me ilumino, tiñendo todo mi alrededor de amarillo, con haces de luz que se encontraban por doquier como si estuviera pintando un cuadro. Las manos de Sebastián fueron atraídas a tomar mi pelo que volaba desordenadamente por la brisa que corría, y al hacerlo, sus labios se encontraron con los míos, y nuestros cuerpos se atrajeron sin oponer resistencia. La luz nos ilumino e encegueció, mientras en cámara lenta trascurría este acercamiento, que hacia ya un tiempo que se estaba posponiendo. La atracción era evidente.

 

El beso duro unos segundos, el sueño se completaba, la historia de la película llegaba a la parte que todos estábamos esperando. Luego de besarnos el retrocedió, sabiendo sin decir una palabra que no podía, que el sentimiento de compromiso que tenia con su mujer era mas fuerte que este film que transcurría sin poder controlarla. Yo seguí caminando por el adoquín diciéndole en voz alta, que no se preocupara que era solo un sueño, que al llegar a Buenos Aires, se despertaría y nada habría pasado. El beso tenia que existir dada la historia que se estaba desarrollando, como actores en un teatro real estábamos actuando.

Seguimos caminando por las calles en silencio por un tiempo, sin decir una palabra, nuestra compañía ya era suficiente llenaba todos los espacios. Pasar el límite era difícil, lo sabía y por eso yo no iba a ser la que lo traspasara. Ya lo habíamos cruzado y no había forma de retroceder. Los silencios los tapaba con sonidos de tambores que surgían de su boca, como si una orquesta se encontrara dentro de su interior, con un director que cambiaba de repertorio según la ocasión, y que lograban hacerme  estremecer. No eran sonidos al azar, sino los elegía perfectamente para que nos acompañaran.

Los caminos de está ciudad antigua estaban desordenados. Al llegar al faro que se encontraba rodeado de ruinas de una muralla que había existido hace siglos atrás, comenzó nuevamente nuestra charla. A nuestro alrededor niños de la escuela primaria, con sus guardapolvos blancos y sus sonrisas inocentes, estaban de visita a los museos, así que los esquivamos mientras el bullicio continuaba.

Su papel de guía lo desarrollaba a la perfección y le servia para poder ocultar sus sentimientos contrariados que tenia hacia mi. La fantasía y la realidad ya estaban mezcladas, y era difícil querer desprenderse de la embriaguez del sueño, de la atracción, del lugar que nos encantaba donde “lo romántico” se transforma en el adjetivo para describir la ciudad que te invade. El espacio era el ingrediente que faltaba, un territorio neutral que nos encontraba.

Querría haber podido sacar tantas fotos, pero la maquina me la había olvidado en el bolso que se encontraba en la casa de la abuela de este desconocido del cual su fragancia ya me había cautivado. A través de la mirada, mi mente se transformo en la maquina de fotos, para guardar esos callejones sin salida, esos adoquines y casas de antaño con sus faroles apagados. Llegamos a la Calle de los Suspiros, y tomados de la mano la transitamos dado que me resultaba difícil caminar con mis tacos altos por esos adoquines y piedras de tantos años. Me contó que su abuelo había vivido en una de esas casas antiguas de diferentes colores que formaban esa cuadra; como si las moradas conformaran una sinfonía de notas diferentes que lograban la perfecta armonía al juntarse. Al compás de nuestros pasos cantaba canciones que significaban lo que estaba pasando. Yo solo le repetía que no se preocupara que era solo un sueño del cual tarde o temprano íbamos a despertarnos.

Nos acercamos a las murallas de un fuerte, donde cañones ya en desuso la rodeaban. Pero el agua del río de alguna forma me llamaba, así que tuve que dirigirme a su encuentro. Podíamos observar como el barco todavía no había llegado al puerto, y la amplitud del Río de la Plata. Nuevamente cerré los ojos, respire profundamente, y la brisa corrió con toda intensidad sobre mí. Sentí el aire puro y la vida que me llevaba sin saber a donde me dirigía. Sebastián se encontraba a cierta distancia, meditando sin descanso. La situación lo había agobiado. Sabía que éramos diferentes pero de alguna forma sentía que nuestra esencia era la misma y que eso nos conectaba sin poder resistirnos. Todo nuestro alrededor había confabulado para que nos encontráramos.

Subimos al costado de las murallas para observar la ciudad desde arriba. Yo lo seguí dado que mis zapatos me impedían caminar con soltura entre las piedras. Él se convertía en mi apoyo para poder bajar de lo que habíamos escalado. Me miraba, ya casi no hablaba. Los tornillos de su mente estaban siendo apretados con el destornillador, sacando todo el estruendo de su interior. Comprendí que era hora de regresar.

Nos volvimos a internar por las callejuelas de está ciudad mágica, que encierra secretos inimaginables, porque de alguna forma sus calles hablan. En un momento lo miro mientras tarareaba una canción, y le digo “realmente gracias”. El día resulto una maravilla, todo ha sido más de lo que hubiera podido imaginarme. Así fue como a pesar de todo, su pasión le afloraba a flor de piel, y tuvo que abrazarme, y al hacerlo me dio el pie para que dijera: “En realidad me falta  darte las gracias, ¿Si queres puedo dártelas?”. De esta forma nuestros labios volvieron a sellarse para permanecer unidos un largo rato, mientras los rayos del sol ya no llegaban dado los altos árboles que enmarcaban la calle por la que transitábamos.

Seguimos caminando y aunque los minutos pasaban los dos estábamos sin tiempo sorprendidos por la vida. Nos desviamos del camino dado que el río volvía a llamarme y a él su tía de alguna forma también lo esperaba. Mientras yo permanecí unos segundos, sola,  perpleja ante el río, distante, pensando en lo acontecido; Sebastián se fue a la feria de artesanos que se encontraba al lado, donde su tía se encontraba. Un nuevo integrante de su familia conocía, su tía que vivía en Colonia y subsistía de sus artesanías. Luego de la presentación y de una breve charla continuamos el trayecto de regreso.

Transcurrió una hora, hasta que retornamos a la casa de la abuela, la cual ya nos esperaba. Nos había preparado el te con unas masitas caseras. Mostrándome, una vez más, la calidez de esta nueva familia que conocía por casualidad. ¿Si existen las casualidades? Cabría preguntarse. Mientras tomábamos el té seguíamos conversando con Sebastián de todo y de nada a la vez. Él estaba pensativo y a la vez feliz. Tenía los dos sentimientos unidos. Hacia una semana que él había visitado a la abuela y juntos se habían ido en colectivo a Montevideo, haciendo mención la abuela de que había dormido todo el camino. Al preguntarle si en está ocasión había dormido, se apresura a decir que lo dudaba, dado que al lado de una chica hermosa no podría pegar un ojo.

De pronto irrumpe en la casa la llegada de uno de sus sobrinos, de seis años, que había salido del jardín de infantes. Lo acompañaba la prima que lo había ido a buscar, que hasta hacia unos meses vivía en Cabo Polonio. Un lugar perdido del mundo donde todo es posible e inimaginado. El lugar te relata una historia sacada de cuentos de hadas porque el conjunto se hace impensable de realizar. Pero el nacimiento de su hija Margarita la habían llevado de vuelto a la ciudad. Así que mientras conversábamos, la prima comenzó a amamantar a la pequeña bebé, y el sobrinito buscaba llamar la atención corriendo de un lado al otro.

Yo no lo podía creer todo lo que estaba aconteciendo, el día se había convertido en maravilloso. Así que disfrutamos un rato en la casa de la abuela, charlando con una familia que hasta hacia unas horas ni conocía y ahora ya conocía a todos.

 

Volvimos al puerto. Tuvimos que esperar otro buen rato, pero esta vez juntos estábamos. Las barreras entre los dos se habían casi desintegrado. Nos reíamos de la situación y la comentábamos. En la espera volvieron a repetirse los aplausos de descontento ante la situación dada. Nos embarcamos en el Buque bus. El trayecto duraría solo 45 minutos, era el servicio rápido, ya que otro no podía llegar con la marea baja. Buscamos un lugar con Sebastián, en una fila de cuatro asientos al lado de la ventana. Él se encontraba pensativo, lo cual lo charlamos. Su situación era sensible mientras que yo no perdía nada. Decidimos disfrutar de los últimos 45 minutos de compañía que nos quedaba.

Nos adelantamos al tiempo – repetía incansablemente Sebastián. Su explicación se basaba en que nos teníamos que encontrar pero ahora le habíamos  ganado al tiempo, no era el momento correcto. “Morocha te sigo al fin del mundo, pero la realidad mía es otra y no puedo borrarla. Me gustaría poder ser otra persona, ser como era antes, pero ahora no puedo. Pero a la vez, se que si la historia no termina acá, nos volveremos a encontrar. Siempre pasa”. Compartía ese sentimiento de llegar hasta el final.

Comparo sus sentimientos contrariados con el candombe. Decía que uno podía utilizar diferentes golpes para terminar el candombe y que no había ni uno mejor o peor, solo era cuestión de elección. Había candombes que terminaban tristes otros alegres y otros nostálgicos. Sus palabras me deleitaban. De alguna forma no necesitábamos hablar porque nuestros pensamientos concordaban y se comunicaban con un mismo lenguaje.

La pasión nos desbordaba. Sentados cada uno en su asiento no nos alcanzaba el espacio para abrazarnos. ¿Morocha que hacemos? ¿Cómo sigue esta historia? ¿Qué golpe le doy a esta canción que empezamos?

La pasión nos tenia de rehén así que le propuse mi idea sin que tuviera que contestarme hasta que llegará el momento indicado. Yo me tomaría un taxi y bajaría en un terreno neutral donde el decidiría si se venía conmigo a terminar esta historia o seguiría su camino. Sentía que de esta forma yo me estaba jugando, pero era su decisión la que pesaba. Así fue como con un beso le tape la boca para que no emitiera sonido. Dejándonos llevar por lo que sentíamos, aprovechando cada segundo que quedaba.

El viaje paso entre besos, suspiros y miradas. El alrededor se había esfumado ya nada tenía sentido alrededor, solo nuestros cuerpos pedían socorro, pedían ser rescatados de esa distancia física que existía. Salimos últimos del barco, no queríamos de alguna forma separarnos. Sabíamos que al tocar suelo argentino comenzábamos a despertarnos. La confianza ya nos había inundado. Esperamos a que sacara su bolso, y tomamos un taxi.

 

El taxi paro en una plaza, que conformaba un nuevo territorio neutral que había elegido, en este caso, para despedirnos o seguir un mismo camino. Bajamos del taxi compartiendo cierto nerviosismo que se sentía en el ambiente; había llegado el momento. Él se encontraba desorientado creyendo que iríamos rumbo a mi casa y que no tendría que decidir solo dejarse llevar por mis brazos hasta mi dormitorio. Pero yo quería que fuera parte de una elección, sino al otro día se despertaría sintiéndose corrompido sin una explicación.

Nos encontramos los dos frente a frente en la oscuridad de la noche de la ciudad con bullicio de transito de avenida y luces artificiales que sobresalen. Todavía el no había emitido su decisión, pero yo ya sentía que todo recobraba realidad. Me dijo que necesitaba regresar a su casa, que su mujer no sabía que estaba en Buenos Aires, ya que era una sorpresa y que podría venir a casa, pero sentía que no era lo correcto. Repetía incansablemente que no quería perder el contacto conmigo, y que realmente no sabía lo que estaba haciendo. No quería separarse, pero su decisión ya había sido tomada. Me pidió nuevamente mi número de teléfono, y ante su insistencia y mi duda, accedí. De alguna forma hubiera querido dejar la historia sin final, tal vez era lo mejor, desaparecer con las sombras de la noche, y terminar siendo solo un recuerdo, que con el tiempo se convirtiera en una alucinación, en una irrealidad. Pero al mismo tiempo, sentía que tal vez me arrepentiría por no darle una oportunidad y los años me lo volverían a encontrar sin que hubiera nada que explicar.

Me dijo de acompañarme a mi casa y yo le dije que no era necesario. En la vida todo es una decisión, se pierde y se gana algo, y el misterio es un aliciente importante para volvernos a encontrar, prefería que nos separáramos así – le dije. Me miro y antes de separarnos, pronunció estas palabras, no estaba seguro de lo que estaba haciendo, en realidad yo sabía que podía tomar el timón de la historia pero yo tampoco estaba del todo segura de lo que hacia porque no podría darle nada a cambio solo un final para un cuento que había comenzado al empezar el día. “Yo volví de Montevideo porque extrañaba a mi novia, y luego de este día no se que es lo que quiero, pero no puedo irme contigo sin pensar en lo que tengo”, dijo. Su respuesta era valida y sobretodo sincera. Nuestros labios volvieron a unirse para luego desaparecer cada uno por su lado con un bolso a cuestas en la oscuridad de la noche del día más largo, tal vez de mi vida.

Como una historia de Kundera el día transcurrió. Lo inexplicable se transformo en algo significante que me cambio el día sin querer, lo trágico se convirtió en fabuloso, lo pesado se volvió liviano, de esta forma lo negativo se transformo en positivo. De alguna forma el destino movió los hilos para que todo aconteciera sin que pudiera tener el control de la situación. Para que todo fuera como un sueño del cual uno no se quiere despertar.

CONTINUA

 

Arte y tecnología

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La pintura y la tecnología unidas. Se puede ser creativo en todos los ámbitos.

Imaginar en que se unen es casi una falacia porque en este momento se encuentran integradas. Se necesitan. Ser emprendedor es ser un artista es querer modificar la realidad. Ver cosas que otros no ven y querer compartirlo y que se expanda esa visión. Me encontré en REDINNOVABA, (27 y 28 de junio. Mas info en: http://www.redinnova.com/buenos-aires/) hablando del futuro, de un mismo horizonte compartido en donde las palabras como desarrollo, inversión, tener calma y paciencia para entender cual es el buen timing para hacer una acción eran parte de lo cotidiano.  Al mismo tiempo me di cuenta que en una Palm podemos hacer que pintamos pero no nos manchamos y como somos seres humanos necesitamos la experiencia y verlo en la practica por más que podamos ver el amor en todos lados nada se puede comparar con el beso de alguien. Por más que me encanta la idea de jugar a pintar en Internet me parece maravilloso experimentar la sensación de pintar con pincel, de tener que solucionar el problema si surge y tomándome el tiempo necesario y no volviendo para atrás con la aplicación o empezando de nuevo.

Las similitudes entre un emprendedor y un artista son muchas, ambos comparten la mente abstracta de la gente. Al mismo tiempo, se puede hablar de sentimientos y se necesita pasión para llegar a lograr llevar a cabo lo que uno desea, creer mucho en un proyecto, impulsarlo hasta las ultimas consecuencias y hasta creer que puede ser un negocio hacer lo que uno ama.

Me quedo con estas frases de Roby Souviron, Founder de @Despegar #RedInnovaBA “Siempre busquen porque a la larga van a encontrar. Tener la capacidad de adaptarse a las circunstancias. Ver los detalles. Probar distintas formas. Mirar en el horizonte y pensar en un futuro grande. El mundo esta lleno de oportunidades”

Luego de la presentación de Karl Kater de @Airbnb, decidió probar jugar con colores y lo hizo a ojos cerrados, mientras yo le facilitaba los pinceles con pintura. Por primera vez pintaba un cuadro y tomo la decisión de hacerlo sin mirar, confiando en dejarse llevar. Así quedo el trabajo terminado:

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