Maltrato infantil.

Ser padres no nos hace, de por sí, buenas personas. Tener hijos no nos hace padres. ¿Lo central? amor, cuidados primarios y limites pues,  esas personitas, tienen que entender de chicos que “todo no se puede”. La sociedad funciona con normas. Cruzar esas normas,  es exponerse a peligros, pues los niños no las  comprenden. La rebeldía, es parte de la sana evolución de los seres humanos. Ustedes observen: los chicos tienden a la  violencia, al egoísmo, poseen  cantidades importantes esas cualidades. Les cuesta compartir sus juguetes o integrar a otros a sus juegos. Hay una tendencia al sadismo, a dominar, a someter, a romper, al capricho, a manipular, al bullyng…a la vagancia;  a no estudiar. Es decir: todo esto, a cierto volumen, es parte de los seres humanos. El  hombre primitivo, antes de ser Sapiens, resolvía todo  a garrotazo limpio.  Pero bueno, ahora tenemos pensamientos, podemos reflexionar e ir moderando y gobernando esos componentes.

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Ser padres: decir no

Y el nene empezó a gatear… y va directo, cual misil teledirigido, hacia el enchufe…y hay millones de opciones, pero no: la pasión  es la electricidad  – “hijo no, ahí no”. Y comienza  a “agarrar” absolutamente todo lo que tiene a su alcance, a romper algunas cosas, a tirar, y les vamos explicando y volviendo a decir “no”; y se inician con los berrinches y – de nuevo-  “no”; y luego se mandan corriendo a cruzar la calle…y  las peleas con la hermana o compañerito…y se pueden poner naturalmente agresivos y desafiantes con nosotros…y …”basta de compu  o video juegos”..y  ”a la cama de papa y mamá no”…y les volvemos a decir  “no”…y “no”…y así las cosas. Con suerte, casi inmediatamente, el niño va incorporando esos señalamientos, y entonces luego, ya antes de hacer la “macana”…nos miran, se autosancionan antes de hacerlas: internamente empiezan a  captar, ya está en su memoria emotiva  que eso “no” lo pueden hacer. Y nos miran, con ojitos cómplices y picaros…y uno se pone contento, porque eso significa   que ya van aprendiendo. Podemos poner decenas de ejemplos, situaciones en donde a ese niño que nace sin normas sociales, de autocuidado, lo tenemos que ir   “ordenando”, “normativizando”…para que aprenda a controlar y canalizar  sus impulsos y a vivir en sociedad.no Continuar leyendo

Los hijos y su la infancia olvidada

¿Qué recuerdan ustedes de cuando tenían un año,  seis meses, dos años? Seguramente poco y nada ¿Es curioso no? Porque, justamente, es en esa época de nuestra existencia en donde se construye  gran parte  de lo que somos; es allí en donde se producen  las primeras impresiones y experiencias que va a dar como resultado todo lo que después va a ser la base de lo que llamamos “personalidad”. Lo cierto es que un día “aparecemos” (como por arte de magia) en este mundo;  y comenzamos a transitar  las primeras experiencias de satisfacción, de alegría, de dolor, de angustia, y  se van consolidando las matrices fundamentales de todo el enorme abanico de sentimientos,  emociones y estados de ánimo que experimentamos los seres humanos durante toda la vida.  Y bueno, allí empezamos a construir el vínculo con nuestros padres;  que se construye si, como cualquier otro. El niño va adoptando a esos padres y viceversa. Si bien es cierto que un niño está  quizá desde mucho antes  en el deseo y fantasías  de sus  padres (esa es nuestra pre-existencia),  lo central es que nacemos  y empezamos a dejar atrás nuestra prehistoria para meternos de lleno en una historia tangible, de cuerpos digamos, intenso como pocos, como lo es el del cachorro humano con sus progenitores.

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Los hijos: su prehistoria, la vida intrauterina

Finalmente, cierto día, vamos corriendo al sanatorio y   -casi por arte de magia-   “aparece” una nueva persona en el mundo. Un parto es un acontecimiento creacionista en el sentido duro del término. La mujer allí es “quien  crea  de la nada, un niño”. Dios es mujer digamos. Lo único en el mundo real, parecido a lo que sería  “lo divino” se ve allí. Hablo de lo divino entendido en el sentido bíblico. Un parto es,  más allá de la ciencia o  de las religiones,  un hecho imposible de metabolizar. Es “mucho”  -en todo sentido-  en un lapso  muy corto: es algo  traumático para todos los integrantes de la escena:  para ese “ser”  que “emerge” a la vida, para la madre, el padre; es una situación que  destruye, “pulveriza”  la razón,  y nos mete en el imperio de la emoción más  insimbolizable que se pueda vivir. Todos nos despersonalizamos un poco allí, en ese quirófano, bastante psicótico es el asunto.  Así es: hay acontecimientos que son difíciles de simbolizar,  esas  experiencias  híper intensas – como puede serlo  el estado de enamoramiento, o la entrada a la sexualidad, el parto-  son, a veces,  las más interesantes. Lo inentendible, lo que no se puede hacer pasar por la maquinaria de palabras  es, muchas veces, lo mejor de la vida.

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Diciembre: balances

Diciembre es un mes en donde confluyen  muchas cosas: el cansancio acumulado durante al año, las fiestas (siempre algo tensionantes), el cierre o finalización de muchas actividades, la planificación de las vacaciones, las reuniones. Es un mes en donde, en general, no tenemos demasiado tiempo para pensar. Sin embargo, casi naturalmente, todos hacemos algún tipo de balance. La vida es ciclos, como el día y la noche: el tiempo es una convención cultural, pero  apropiarnos de él, planificarlo, es un arte necesario.

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El secreto para ser buenos padres.

Ocuparse de uno, es la mejor manera de ocuparse de los hijos. 

familias-20120529094409Es permanente, uno ve y escucha por todos lados a padres y madres que exigen que sus hijos logren, que sus hijos tengan, que sus hijos disfruten…de lo que ellos mismos no pueden o no han podido lograr, tener o disfrutar.  Esa búsqueda desmedida de realizarse en los hijos, ese “hace vos lo que yo no puedo o pude hacer”  genera daño, es así.  El chico o adolescente capta (percibe desde su inconsciente /consciente) que esos padres dicen y exigen desde un lugar raro…confuso, lo notan, se dan cuenta.

Que haga deporte, que ame; que estudie y sea exitoso, que sea músico…  ¡que disfrute de la vida! Que sostenga sus pasiones; nada de eso tiene llegada a un hijo si sus padres no transitan la vida desde ese lugar que indican transitar ¡pero nada, eh!  En cambio, si el niño respira desde chico que sus padres ríen, que tienen y sostienen sus pasiones, que son curiosos, que están vivos y que disfrutan medianamente de la vida,  eso es lo válido, ¡eso es lo que llega!  Eso es lo va a influir en  el niño cuando  sea adulto. Porque tiene modelos y ejemplos de que la cosa pasa por ahí. Continuar leyendo