Ser padres no nos hace, de por sí, buenas personas. Tener hijos no nos hace padres. ¿Lo central? amor, cuidados primarios y limites pues, esas personitas, tienen que entender de chicos que “todo no se puede”. La sociedad funciona con normas. Cruzar esas normas, es exponerse a peligros, pues los niños no las comprenden. La rebeldía, es parte de la sana evolución de los seres humanos. Ustedes observen: los chicos tienden a la violencia, al egoísmo, poseen cantidades importantes esas cualidades. Les cuesta compartir sus juguetes o integrar a otros a sus juegos. Hay una tendencia al sadismo, a dominar, a someter, a romper, al capricho, a manipular, al bullyng…a la vagancia; a no estudiar. Es decir: todo esto, a cierto volumen, es parte de los seres humanos. El hombre primitivo, antes de ser Sapiens, resolvía todo a garrotazo limpio. Pero bueno, ahora tenemos pensamientos, podemos reflexionar e ir moderando y gobernando esos componentes.
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Niños atrapados en la irresponsabilidad adulta
En el amor hay conflictos, siempre. Y ni hablar cuando hablamos del amor de pareja. Es lo más lindo de la vida, sí, pero allí donde se desatan pasiones, donde hay sexualidad directa, en donde hay proyectos, siempre va a haber dificultades; es inherente al ser humano. La unión de dos personas es el ensamble de dos historias, de dos tribus, con códigos diferentes, con valores y formas disímiles. Las tensiones aparecen. Pero casualmente, en ir superando esas tensiones y conflictos del amor, es que vamos aprendiendo a amar, comprendiendo que no es algo ideal todo ese mundo. Pero más allá de esto que digo, hay amores que son destructivos, enfermos, que se sostienen sólo en la complementariedad de lo peor de cada uno de los sujetos que integran esa pareja: vínculos que están “vivos” sólo por estar vibrando en el conflicto, en la agresión y descalificación, en las idas y vueltas… “Y bueno, cada uno hace lo que puede”, dicen por ahí. Es cierto, pero cuando hay hijos…
El ataque de pánico: un grito salvaje
-“Lo que experimenté es como si hubiese saltado de un avión y, en el aire, de repente, descubrir que no tenía puesto el paracaídas”
-“Es lo peor que me pasó, es sentir la muerte inminente, el descontrol total de mi mente y cuerpo”
-“Sentía temor a partirme en mil pedazos”
-”Como si me hubiese estallado una bomba adentro”
Y así describen los consultantes esta situación. Queridos lectores: cuando una persona está “tomada”, “gobernada” por esos instantes de pánico/terror…no hay consuelo, la realidad cae, pierde el brillo, todo se vuelve opaco; el desamparo y la indefensión son absolutos, ¿vieron los bebes cuando despiertan en estado de pánico en la noche? Bueno, eso. Son estados muy regresivos: el miedo es a la fragmentación, el “yo” teme pulverizarse. A ver, estoy hablando de un ataque de pánico franco y no de esos episodios de angustia fuertes que tienen muchas personas, y que se suelen confundir con el pánico.
¿Cómo elegir un buen profesional en salud mental?
En el país de más psicólogos por habitante, en donde la gente consulta masivamente, vamos a pensar algunas cosas. Las personas, al decidir emprender un proceso terapéutico, llegan con muchas expectativas; siempre se consulta en estado de sufrimiento en algún área de la vida. Los consultantes vienen a su sesión en busca de algo que los alivie o que -por lo menos- les aporte una manera diferente de pensar sus problemas, de pensarse a sí mismos. Para empezar a hablar de lo que les pasa, los pacientes depositan mucho en la figura del psicólogo; de alguna manera él será el conductor en ese proceso de “cura”. Bien, aquí la cuestión: ¿en manos de quién dejamos nuestros secretos, nuestras emociones, nuestras debilidades? ¿Cómo saber si la persona que tenemos enfrente es apta o está en condiciones de ayudarnos?
¿Cuál es el drama masculino por excelencia?
Ser varón, la masculinidad, está atravesada por un drama fundamental, podríamos decir “estructural”: una parte de los hombres, en mayor o menor medida, en el territorio del amor de pareja, luchan con la siguiente situación: allí donde aman…les cuesta desear; y donde desean, les cuesta amar. A ver: esto es lo que, desde el psicoanálisis se explicita cómo resolver, fusionar, unir, lo tierno -amoroso- con lo erótico (sexualidad, pasión), en una misma mujer. Continuar leyendo
Las vacaciones: reflexiones.
Irse de vacaciones es hacer una ruptura con las responsabilidades y las rutinas de la vida cotidiana. Es alejarse un poco de todas esas zonas de tensión que implican ciertos mundos a los cuales no nos queda otra que pertenecer. Todos tenemos rutinas, y no tiene por qué ser algo displacentero tenerlas; pero romper con ellas, es algo imprescindible para renovarse. Entregarse al ocio, poder funcionar con tiempos propios, y no con los que nos imponen las instituciones (trabajo, escuelas, clubes…lo que sea) es algo central. Lo más interesante del asunto, es que uno puede manejar el tiempo; pero bueno, no muchas personas logran ese acto de libertad. Simplemente no saben qué hacer con el ocio cuando “no tienen nada que hacer en él”. La falta de obligaciones angustia. Y esto es independiente de que uno use el ocio de manera más activa que otros. Continuar leyendo
Diciembre: balances
Diciembre es un mes en donde confluyen muchas cosas: el cansancio acumulado durante al año, las fiestas (siempre algo tensionantes), el cierre o finalización de muchas actividades, la planificación de las vacaciones, las reuniones. Es un mes en donde, en general, no tenemos demasiado tiempo para pensar. Sin embargo, casi naturalmente, todos hacemos algún tipo de balance. La vida es ciclos, como el día y la noche: el tiempo es una convención cultural, pero apropiarnos de él, planificarlo, es un arte necesario.
La acción como salida a los problemas
En nuestro país la psicología está por todos lados. Se presenta en televisión, revistas, diarios, internet. Todo esto tiene un costado muy positivo: la gente ya sabe que esa herramienta existe y que está comprobada su eficacia, que ayuda, que suma y que -muy a menudo- salva vidas humanas, muchas. Pero también, la excesiva presencia de la psicología o el psicoanálisis en nuestra sociedad ha generado algo curioso. Les cuento: la vez pasada yo le decía a una persona algo así: - vos has pasado por varios psicólogos y teorías; ya tenés una vastísima idea de los condicionamientos que te ha impuesto tu historia familiar. Ya sabes, en líneas generales, la subtrama de muchos de tus síntomas y angustias. También comprendiste a muchos de tus enemigos internos: es hora de empezar a vivir.
Psicologos, en manos de quien dejamos nuestra salud mental.
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