El nombre del ciruja

#ProyectoPibeLector es un blog de ficción.Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

50. El nombre del ciruja

 

Dicen que en el instante previo a la muerte, las personas tenemos que ver nuestra vida entera desfilar ante nuestros ojos. A mí me pasa eso en este momento.

Soy un niño pequeño, de pie ante las vías de la estación de Liniers. La marea de gente me atraviesa: van y vienen caras enojadas o preocupadas, hay ruido de pies, voces, bocinas, silbatos. Nadie me ve, porque no soy nadie. Mi pelo es lo único que se mueve en mi cuerpo; mis ojos están clavados en la nuca de ese hombre animalizado que también soy yo y que deambula vacilante en torno a las barreras, que están bajas. A él tampoco lo ve nadie: dejó de ser alguien hace mucho tiempo y las caras, brazos, pies, piernas de la marea de gente se escurren entre sus hendiduras acostumbradas a su no-presencia de ciruja mugriento y bestial, inofensivo y cubierto de silencio.

El nombre del ciruja

El nombre del ciruja

Sigo ahí: me veo hacia atrás. Estoy más joven, pero sucio y desnudo como antes, envuelto en una bolsa de consorcio negra que tiene agujeros por donde salen mis brazos (no sé quién hizo los agujeros, pero allí están). Mis pies sangran entre las costras de coágulos viejos, mi andar se detiene e impulsado por el hambre meto las manos en los contenedores de basura de la General Paz y me unto la boca con una pasta repugnante, fría y amarilla que quizás fue comida alguna vez. Hace frío.

Mis ojos están minados por la desesperación.

Yo, niño, doy gracias al Universo por tener que verme sin experimentar lo que sentía el hombre-bestia y tan exactamente recuerdo ahora que soy ése y estoy escuchando la campana que repica deambulando ante la barrera.

Me veo en la carnicería, metiendo carne cruda en el pozo que es mi boca; escucho las risotadas de los carniceros. No puedo pensar nada porque soy sólo sentir sin pensamiento, pero ahora que soy niño veo una chica que vomita en la vereda completando la escena. En la esquina, una mujer  disimula dudosas lágrimas y se oprime levemente el pecho.

Lástima que no puedo cerrar los ojos. Suerte que no tengo que sentirlo de nuevo.

Tan breve. Y a mí, que me pareció una eternidad.

Veo la primera vez del pegamento. Si pudiera moverme sonreiría, de pura autocompasión; el relámpago del sentir me atraviesa: soy de edad indefinida, estoy peludo, sucio, mal vestido; el mareo del alcohol me arrojó sobre la vereda y estoy ahí yaciendo, escupiendo espumarajos ácidos sobre dos baldosas ennegrecidas… y sucede: me caigo. Cierro los ojos sin párpados porque sí siento en los dos lugares ahora: experimento la angustia infinita… me caigo en picada en el pozo que rebalsa miel fría, me hundo, no hay bordes ni piso, la desesperación es tanta, qué hago, qué hago, ayúdenme, acá estoy…

No puedo hacer nada…

Unas voces que se oían lejanas me acercan una bolsita y escucho que alguien dice “olé” afuera o adentro y con fruición me aferro a ese plástico y me inundo y conozco el pico de ansiedad y caigo inconsciente sobre mi propia saliva.

No puedo hacer nada… es tan triste. Desde acá veo el cuadro completo de nuevo: mi cabeza golpea contra el piso, las voces que se ríen ensordecedoramente y me arrancan las zapatillas, el pantalón, el cinturón, me patean, me escupen, soy un perro muerto, soy un objeto repugnante sumergido en la basura… Recuerdo mi nombre ahora: me llamo Roberto.

Me es tedioso de ahí en más; eso de recordar me es tedioso. Pero falta poco.

El niño que soy ahora me ve niño, idéntico a mí mismo. Estoy en mi cama y la huelo y la experimento, mi pijama está remendado prolijamente, mi manito oprime un payasito de plástico caliente por mi calor y espero, espero, espero, pero llega el sueño antes de que llegue quien espero y sólo puedo murmurar su nombre justo en el instante en que me duermo: veo la luz, escucho el bocinazo. Es ahora. Digo “mami” con una voz casi sin voz y salto encandilado frente al tren.

Indicá “me gusta” en la página de facebook de Proyecto Pibe Lector y leé en tu muro los relatos semanales. 

 

La Revolución del Agua Humana

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

32. La Revolución del Agua Humana

 

El niño se detuvo. Tomó aire, dirigió su mirada límpida hacia el cielo transparente. Desplegó el material sobre la Revolución del Agua Humana. Comenzó a indagar.

Al cabo de unos minutos un señor se le acercó, amable, para preguntar si necesitaba ayuda. El niño contestó apresuradamente que sería un honor escuchar la palabra de uno de sus mayores. El señor, entonces, habló:

Dalí "Yang y Yin ampurdaneses"

Dalí “Yang y Yin ampurdaneses”

_ En el año 2036 un investigador de la UNLP, en Argentina, hizo un descubrimiento que le pareció fenomenal: logró sintetizar el líquido que denominó “Agua Humana”, el néctar esencial, el maná, la fuente de la juventud, anhelada, buscada e imaginada por alquimistas y artistas durante milenios. La fórmula aún era imperfecta, pero la subió a internet en su blog personal.

En 2042 un jovencito hizo pruebas en su cuerpo basándose en la fórmula del Agua Humana. Incorporó el Inhibidor del Apetito y la perfeccionó. Quiso pasar a la posteridad como un héroe anónimo: no sólo envió la fórmula renovada a cada gobernante, a cada laboratorio, a cada universidad, sino que usó las redes sociales con tal habilidad que los datos se viralizaron. La gente de esa época estaba obsesionada con su imagen: seducida por la promesa de la pérdida de grasa corporal, fabricó la fórmula y empezó la Revolución.

El Agua Humana adelgazó a las personas, pero además las volvió sanas. Desaparecieron los problemas de los dientes, de los pulmones, de los riñones, del corazón… ya nadie se enfermó. Los organismos funcionaron como debían y la gente se volvió perfecta. Eso trajo consecuencias que el joven dadivoso jamás pudo imaginar, ya que fue asesinado por una horda enfurecida el mismo año en que la Revolución comenzó.

Ya no hubo necesidad de comer ni de beber. Hasta ese momento, la humanidad giraba en torno a la comida: a producirla, a consumirla. Ser comensal era un ritual social. Restaurantes, fábricas, supermercados, vida familiar, horarios, modos de crianza: todo cambió y se produjo un inmenso desconcierto.  A medida que la gente se desintoxicaba de milenios de consumir comida se volvía sagaz: nadie dudó acerca de la importancia de abandonar el paradigma obsoleto y las naciones, unidas, comenzaron a buscar nuevas formas para que la economía no estallara del todo.

El mundo cambió vertiginosamente: tampoco se necesitaban abogados, psicólogos, agricultores, ganaderos… Millares de máquinas, en meses, se transformaron en chatarra. Lo relativo a la estética era vestigio de una época olvidable. Fue demasiado. Hubo que reorganizar todo. La naturaleza se erguía, triunfante: dejaba de ser explotada. El ser humano asumía finalmente su rol como eslabón, como engranaje ínfimo perteneciente al Reino Animal. La gente no sólo no se dejaba engañar, sino que había perdido las ganas de engañar a otra gente. El Agua Humana rasgó el velo que mantenía la Humanidad en la oscuridad y la corrupción; fue un renacer después de una especie de Sodoma y Gomorra. La gente se volvió reflexiva y crítica, y dejó de preocuparse por el consumo. ¿Desplegaste alguna vez el Museo del s. XX?

El niño escuchaba atentamente. “Sí”, contestó.

_ ¿Y qué te pareció?

_ Me dio vergüenza ajena y compasión. Las personas vivían embrutecidas, pendientes de frivolidades. Trabajaban para comprar objetos innecesarios, sufrían por cosas carentes de sentido.

_ No sientas vergüenza. Es parte de nuestra historia. No olvides que estaban intoxicados por la alimentación. Gracias al Agua Humana

_ Sí, es suficiente. Muchas gracias por su tiempo, señor. ¿Usted llegó a tener padres con coincidencia biológica?

_ No, soy muy joven. Ni siquiera mis bisabuelos hubieran vivido esa época. ¿Querés que te hable de la Revolución Igualitaria?

_ No hace falta, muchas gracias. Fue cuando se decidió que tener hijos biológicos restaba igualdad de oportunidades a la Humanidad y los niños se volvieron comunitarios. Luego quedamos solos.

_ Exactamente. La Historia de la Humanidad fue siempre un baño de sangre, pero somos afortunados ahora. Que tengas un buen día, niño.

El niño cerró los ojos y la información desapareció. Se borraron las ciudades, las personas que caminaban apresuradas, los carteles de neón. En el siglo del niño, la gente no necesitaba nada. Mientras contemplaba nuevamente la serenidad diáfana del cielo, se preguntó si el señor que le había hablado amablemente sobre el Agua Humana pertenecía a la realidad o a los materiales históricos que se le había ocurrido curiosear. No supo qué pensar. Se le ocurrió que quizás hubiera soñado todo, que existía la posibilidad de que en ese exacto momento estuviera planteándose acertijos dentro de un sueño. Se le ocurrió que el soñador podía ser el señor, y él mismo, tal vez, fuese el producto de un sueño ajeno, en la soledad de unas ruinas con forma de círculo. Tampoco supo explicar el porqué del sentimiento de nostalgia que lo invadió al pensar todo eso.

Movió sus manos y desplegó el Agua Humana. Se sintió reconfortado. Había olvidado el episodio y los laberintos oníricos cuando comenzó a beber.

 Indicá “me gusta” en PROYECTO PIBE LECTOR haciendo click aquí y recibí información y actualizaciones en forma personalizada

 

Mentiras piadosas

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

30. Mentiras piadosas

Cuando nació Catita, su familia no supo qué pensar. Decidieron esperar un tiempo, para asegurarse de que la criatura era realmente así… darle un changüí. Pero no pasó nada, la chica fue creciendo y cada vez fue más evidente que no se parecía en nada a sus parientes.

_ Los niños son crueles- dijo el abuelo.

_ Debemos protegerla- dijo la mamá.

Decidieron esconder a Catita de la sociedad, para evitar daños. Elaboraron un catálogo entero de mentiras piadosas. En la casa no había espejos ni superficies que reflejaran.

Albert Anker "Louise y su muñeca"

Albert Anker “Louise y su muñeca”

Continuar leyendo

Doble mensaje (destinado a Niña Virginal e Inocente)

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

25. Doble mensaje (destinado a Niña Virginal e Inocente)

Fantasía en un acto

 

Suena el timbre del recreo, en una escuela cualquiera. Repentinamente, el ambiente se carga del ruido ensordecedor de la niñez. Niña virginal e inocente sale de un aula y se encuentra con Psicopedagoga, que estaba esperándola.   

 Psicopedagoga_ Me dijo tu profesora de Construcción de la Ciudadanía que querías conversar conmigo…

Caminan juntas hacia un banco situado bajo un árbol. Es el patio de la escuela y es recreo: un conjunto de niños y niñas corre, grita, juega, durante el transcurso de la escena. 

 Niña virginal e inocente_ Quiero saber si es normal que me sienta confundida.

 Psicopedagoga_ ¿Confundida sobre…?

Niña virginal e inocente_  No sé qué hacer para sentirme bien.

imagen tomada de internet

imagen tomada de internet

Continuar leyendo

La Mola salió del Clóset

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

22. La Mola salió del Clóset

Cuando la Mola pudo comprender la diferencia entre su cuerpo y lo que no lo era, la tragedia y la decadencia se habían desplomado sobre los Verdún. La tienda de antigüedades que los había colocado en el Club Social, en las fiestas de privilegio y en los mejores salones de Salinas, se cubrió de polvo, primero, y luego de la indignidad de la lata, el cacharro y la presunción de demencia. La abuela Verdún, viuda temprana, cuando la muerte se llevó a su única hija no pudo conservar el brillo de los bronces y abrió las bellas puertas ornamentadas a las excentricidades, primero, y luego (dicho francamente y sin eufemismos), a la baratija y a la basura. La colección de libros antiguos se fue mezclando con manuales del alumno bonaerense de sobados lomos, tocadiscos rotos desplazaron en los estantes a los cristales de Murano; había frascos con lombrices solitarias en formol, un feto con dos cabezas de dudosa autenticidad, vajilla descartable usada y mal lavada, muebles podridos, zapatos gastados y, finalmente, ropa vieja. Toneladas de prendas usadas, en valijas, en bolsas, en percheros abigarrados que formaban bloques impenetrables de telas harapientas y hediondas.

Arcimboldo: "La Tierra"

Arcimboldo: “La Tierra”

Continuar leyendo

Delicia de velorio

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

19. Delicia de velorio

Quienes conocieron a Delicia sintieron algo inquietante al enterarse de la noticia de su muerte. Parecía mentira; era infinitamente vieja y la gente se había resignado. La hora llegó cuando la mujer se había convertido en una arruga color beige clarito, de ojos como bolitas verde agua, brillantes, bajo pestañas ralas. Siempre impoluta, enfundada en su guardapolvo tieso, engalanado por los años de blancura. La directora Delicia. Falleció. Lamentamos el deceso. ¿Se murió? Nuestras sinceras condolencias.   

"El Aquelarre" detalle. Goya

“El Aquelarre” detalle. Goya

Continuar leyendo

Chica Cutting

 

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

6. Chica Cutting

Se hace llamar Yanet. Se enoja cuando al pasar lista, al completar una ficha, al entregarle el documento, alguien dice en voz alta “María del Carmen”. Y los que la conocen, evitan padecer sus enojos.

Dice que tiene más de sesenta mil seguidores en twitter. Dice que tiene su propio canal en You Tube, con ochenta mil suscriptores. Que su último video (tres minutos de su cabello agitado por el viento, filmado desde la ventanilla del tren), fue reproducido miles de veces en pocas horas. Aclara que no utiliza el facebook, que sólo administra su fan page allí… y que atesora  decenas de miles de “me gusta”.

Ilustración: Aylén Giraudo

Ilustración: Aylén Giraudo

Continuar leyendo

Ese muchachito, solitario.

PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

4. Ese muchachito, solitario.

para Mili

Miraba la vidriera distraído, haciendo girar la moneda ya tibia entre los dedos, cuando vio la caja al lado del anillo: unos simples lentes de contacto bastarían para cambiar la situación. Estaba llegando al punto sin retorno: todos lo molestaban, los compañeros, los profesores, las preceptoras… Cuando era chico se lo había dicho a las señoritas, a la directora, a su mamá (la moneda le pareció aún más caliente cuando resonó “mamá”; cerró los ojos y disfrutó el reverberar de la sonora palabra un instante). Ahora era la secundaria, ya no había padres y si no hacía algo rápido, no habría remedio.

Ilustración: Aylén Giraudo

Ilustración: Aylén Giraudo

Continuar leyendo