Tres bares ideales para escribir

#LeerYEscribirBA

La voz de un político a través de una grabación robótica del otro lado del teléfono, que te cuenta las novedades de su gestión. La guitarra de un principiante que vuelve a empezar una y otra vez, sin cansarse de repetir el mismo acorde fallido. El spam en tu celular que te anuncia una imperdible promo. La tentación de relajarse con la televisión o la omnipresencia de las redes. La interminable discusión de la pareja que vive en el departamento de al lado. El grandísimo pequeño favor que te pide alguno de tus padres, tu hermano o tu esposo/a, y al que no te podés negar.

De un arrebato, para intentar convencerte de que podés escribir sin distracciones en tu casa, leés “Aire y luz y tiempo y espacio”, de Charles Bukowski. En especial la parte donde dice: “vas a crear trabajando 16 horas diarias en una mina de carbón/ vas a crear en una piecita con tres chicos (…)/vas a crear con un gato trepando por tu espalda”. Pero no hay caso, el martilleo, en algún lugar de la casa contigua, no te deja concentrarte más que en el ruido inútil.

Por eso, a continuación se leen tres recomendaciones de bares ideales para escribir. O, por lo menos, para eliminar los obstáculos externos. Luego, será sólo cuestión de superar los internos.

Café del lector,  Agüero 2500

El Café del lector propone un lugar amplio e iluminado a través de grandes ventanales que delimitan su circunferencia. Este lugar cuenta con dos ventajas inigualables: a sus espaldas reside la Biblioteca Nacional y, a sus pies, la Plaza del lector, uno de los lugares más agradables de la Ciudad. Donde, sin dudas, se respira literatura. Además, en el tarjetero, se pueden encontrar separadores gratuitos con la imagen de figuras del cine y la cultura.

 Dover, Paraná y el río (San Isidro)

Con una directa vista al río, y rodeado de un inmenso espacio verde, uno puede escribir toda la tarde, siempre y cuando el día esté agradable, en una de las mesas de afuera. Incluso, se tiene la ventaja de que cuando uno lo desee, no tiene más que pedir la cuenta e irse a leer lo escrito bajo la copa del árbol más próximo.

 Luna Córnea, Ricardo Gutiérrez 909 (Olivos)

Cada rincón parece un lugar distinto. Mientras que en un sector pareciera que estuviéramos en un iluminado café parisino, en otro se puede sentir la soledad de alguna de las habitaciones de nuestras casas. A través de las diferentes luminosidades, uno puede adentrarse en los diferentes microclimas que nos ofrece el lugar.

En las paredes se puede observar decenas de imágenes. Por ejemplo: una pareja bailando vals, un hombre con cabeza de felino de múltiples colores, o incluso un folleto titulado “Qué hace contemporáneo a un poema”. Sobre la barra, se puede apreciar un pequeño retrato de Ernesto Sábato que lo muestra en su vejez, a modo de homenaje o de advertencia. No muy lejos de allí, se alcanza a ver un Don Quijote pintado con tempera por un niño de no más de cinco años.

A la vuelta de los retratos, se encuentran dos bibliotecas con revistas y libros apilados. Entre ellos, una selección de poemas de Charles Bukowski.

Para finalizar, se invita a los lectores a que hagan sus propias recomendaciones.

Contanos, ¿cuál es tu lugar preferido?