#SerMadres nos pone creativas

#SerMadres

Hello, my name is Mom

Una de las mejores cosas de ser mamá es el agudizamiento de la creatividad. Ya sé, me van a decir “yo de manualidades, cero”. No, no me refiero a esa creatividad. Me refiero a la capacidad inmensa que de pronto aflora y nos hace lograr cosas que creíamos imposibles.

Digamos la verdad, ser madre es casi como ser superpoderosa. De pronto nos damos cuenta de que ejecutamos 3 acciones juntas, con un bebé a upa y usando una sola mano. Hasta ese momento nunca habíamos notado que necesitábamos las dos manos para firmar un recibo de la tarjeta o para hacer pis. Justo te das cuenta en el instante en que vas al baño con la criatura e intentás bajarte el jean usando una sola mano. Suerte.

Piensen en su día actual. ¿No se levantaron, prepararon desayunos, ordenaron objetos, armaron viandas, vistieron, cambiaron pañales, abrigaron, desabrigaron, peinaron, apachurraron, metieron cosas adentro de cosas adentro de cositas adentro de mochilas o luncheras o bolsitos, juntaron objetos, descolgaron ropa, pensaron en la agenda de la tarde? Y al pasar, encima, se acordaron de algo del trabajo, lo anotaron, se maquillaron, pagaron la luz en Pagomiscuentas, respondieron un mensaje en Whatsapp, dieron 5 besos y 3 consejos y mandaron un mail. Si lograr eso en una hora reloj no es ser creativa, no sé qué lo es.

Cuando mi hijo era bebé encontré soluciones creativas como por ejemplo ducharme con él cuando llegábamos muertos de calor de la calle (él, yo y el portabebé, un sándwich de amor y sudor). Y eso que el saber popular dice que una mamá con un bebé no se pude bañar hasta que su marido (o algún otro salvador) llega a la casa. Y mientras tanto sufre y se siente una miserable, sucia, andrajosa. ¿Por qué tiene que ser así? También aprendí a cocinar con él en brazos, más tarde a incluirlo en la cocina dejándolo jugar con algunas cosas y hoy (ya casi con 2 años) le gusta hacer tareas sencillas como juntar verduras o ayudar a poner la mesa.

Hace poco conversando con un amigo me dice, algo preocupado, que su hijo está rebelde. Le pregunto por qué (tiene 3 años) y me cuenta que no quiere ordenar su cuarto. ¿Y quién dice que un nene de esa edad tiene que saber ordenar su cuarto? -pregunto yo.  Creo que se quedó pensando, porque al rato me dijo “no sé quién lo dice”. ¿No será que a veces los adultos creamos problemas donde no los hay? ¿Qué exigimos demasiado? De nosotros mismos, de nuestros hijos, de nuestra cotidianeidad.

En fin, es ahí donde me acuerdo, como un mantra: #SerMadres nos pone creativas. ¿Dónde quedó mi creatividad hoy?

¿Y ustedes? ¿Qué locuras creativas han inventado?