Balances de fin de año y otras torturas

#SerMadres

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Llega esta época del año y es casi inevitable empezar a hacer balances. Nos autoflagelamos porque llegó diciembre y “todavía” no logramos tal objetivo. O nos peleamos por definir dónde pasamos las fiestas. O seguimos una agenda de actividades enloquecedora, poniendo a prueba nuestra paciencia de madre y asistiendo a cuanto evento de “despedida de año” exista.

Grave error. No sé ustedes pero yo escucho a diario mamás agotadas. Hartas de las fiestitas del colegio, los disfraces carísimos, los regalos por comprar, los compromisos pendientes, los grupitos de Whatsapp que colapsan nuestras neuronas, la proximidad de las fiestas.

¿Será posible vivir un fin de año que no ponga en juego nuestra cordura mental?

Por mi parte acá va el intento: quiero terminar el año agradeciendo.

¿Por qué no probamos hacer el balance sólo en positivo? Agradezcamos lo que sí tenemos, lo que sí logramos, lo que sí pudimos.

Yo agradezco este espacio. Agradezco a todos ustedes, que están del otro lado leyéndome, comentando, opinando. Agradezco tener una familia como la que tengo. Agradezco haber aprendido. Agradezco haber retomado la actividad académica. Agradezco tener tantos (y tan buenos) amigos. Agradezco ver a diario la sonrisa de mi hijo que me dice que sí, que todo esfuerzo vale la pena.

¿Y ustedes? ¿Que agradecen?