Cuento Passio

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 Había una vez una princesa que se llamaba Passio, era tan dulce e inocente que la encerraron sus padres en un bello castillo de cristal en la cima de una colina para que pudiera jugar libremente y desarrollar su creatividad sin ser perturbada por el mundo exterior.

El castillo de paredes del fino material era bastante grande. La primera planta tenía una biblioteca llena de libros previamente seleccionados por sus padres con las novelas mas sublimes, las historias de aventuras más fantásticas, tratados de filosofía y enciclopedias variadas que describían y precisaban guerras, amores, leyendas, pactos, entre otras cosas.  Tenía un gran living en círculo con una amplia escalera de mármol que conducía al segundo piso donde se encontraban las habitaciones. Un jardín de invierno conteniendo flores exóticas de los cinco continentes, era el hábitat de caracoles y mariposas que revoloteaban por doquier. Una cocina con amplios ventanales  se encontraba en la planta baja.

La niña creció en compañía de los animalitos del bosque. Su fiel amigo era un conejo que se llamaba Pintitas dado que era blanco como un copo de nieve y con pintitas negras en su cuerpo que parecía que usaba un traje a lunares. Dos mariposas monarcas y un bambi eran sus compañeros de juegos. Una gata muy presumida negra llamada Sufita era la guardiana del castillo. Sus padres queriendo lo mejor para ella, se olvidaron de la princesa que se encontraba en la colina.

Los años pasaron y la niña se convirtió en doncella, y la compañía de sus amiguitos no le alcanzaba. Los susurros del viento, le habían contado que las bellas princesas se encontraban con príncipes que se juraban amor eterno, como las novelas que leía. La princesa empezó a soñar con ser rescatada del castillo que cada día lo veía como una cárcel por no poder ver la realidad.

Passio realmente se había quedado encerrada, no solo Sufita la vigilaba, un bosque lleno de abetos gigantes habían cerrado el paso hacia el castillo. La princesa empezó a creer  que nunca seria descubierta si seguía escondida dentro de su castillo de cristal. Descubrió que ningún caballero vendría a rescatarla y nunca podría disfrutar del goce del amor que tanto hablaban los libros que habían sido sus compañeros durante tantos años. Luego de mucho pensar decidió que tenía que hacer algo.

Así fue como una noche de luna llena en donde las estrellas brillaban sin cesar, convoco a los espíritus de la noche para que llamaran a la bruja Persuasión que tenia el poder de encantar a todos los hombres que se le acercaban.

“Buenas noches, princesa Passio. ¿Que es lo que te preocupa que requieres de mis servicios?- pregunta la bruja que se regodeaba con la idea de sacarle algo a cambio

“Buenas noches, bruja Persuasión, tu fama te precede y por eso te hice llamar. Se que seduces a cuanto hombre pasa cerca de tu perímetro y quisiera que me enseñes la lección de ser mujer fatal. Quiero conquistar al más bello caballero de estas tierras.

 

La bruja la contempla por unos momentos y le dice: Con tu belleza y tú gran corazón no me tendrías que preguntar mis armas de seducción.

La princesa la interrumpe y le dice: Mi belleza y mi alma no alcanzan para ser descubierta por un príncipe que me jure amor eterno. Necesito salir al mundo exterior, y solo tú podrás ayudarme para que pueda conquistar rápidamente a un hombre y volver a mi castillo para vivir felices eternamente.

 

La bruja no sabia que decirle a la princesa, movió su nariz y su libro de hechizos apareció en un patatín frente a sus ojos. Déjame ver si puedo ayudarte – dijo la bruja metiendo la cabeza dentro del gran libro.

Passio aferrada a su conejo pintitas espero que la bruja buscara entre sus conjuros una respuesta a sus pedidos.

La bruja la mira y le dijo: te daré una pócima para que te conviertas en una mujer sexy y apasionada para que ningún hombre se te resista. A cambio, tendrás que darme tu dulzura. Si el hombre que elijas se enamora de ti, te devolveré la dulzura e inocencia y podrás volver a tu castillo.

La princesa acepto el trato, creía que con el encantamiento que la bruja le proporcionaba encontraría a un hombre rápidamente y podría conquistarlo recobrando su dulzura que era su verdadero encanto. Lo que la princesa no sabia que justamente conquistar podría pero para que se enamorara de ella necesitaba de su alma que se la estaba olvidando.

 

La princesa sentía que no podía conquistar a un hombre siendo tan pura e inocente. Necesitaba ser fuerte para no sufrir. Así fue como perdió su femeneidad. Su ansia de conquista no termino, y a los hombres que conquistaba se terminaba aburriendo porque solo buscaban el placer que ella podía otorgarles pero no el amor que ella necesitaba para que le fuera devuelta su alma.

Tuvieron que pasar muchos años, muchos hombres para que Passio decidiera retornar a su castillo de cristal. Cruzo el bosque de abetos gigantes, se corto las manos, las rodillas le sangraron por treparse de las ramas de los árboles pero logro pasar a pesar de todo. Subió la colina y se encontró con su castillo sucio, rodeado de hiedras y malezas. No era el castillo de su recuerdo, su abandono se notaba en sus paredes. Ni bien llego la gata Sufita la recibió en la entrada. “Al fin has vuelto, hace años que te esperaba y sabia que volverías. Llamare al conejo y a las mariposas que ya se habían acostumbrada a tu falta”.

He vuelto sin príncipe, querida gata. A nadie he podido enamorar. A pesar de llevar a cabo todas las armas de seducción… He conquistado a mucho hombres pero ninguno se ha enamorado al punto de quedarse conmigo. Se sentían avasallados, los asustaba y los que se quedaban se aburrían porque mi alma nunca era contemplada. He deseado volver a mi castillo de cristal donde me sentía segura y no necesitaba más que soñar. Estas cuatro paredes me daban tanta felicidad, y ahora se encuentran sucias, manchadas, ni el sol puede reflejarse como antes. No te preocupes princesa que todo puede volver como antes, solo necesitas que el tiempo haga su trabajo- dijo la gata. Al regresar empezaste de nuevo a transitar tu verdadero camino, confía- agrego.

Nos tendremos que poner a trabajar- grito una voz aguda. Era pintitas que habían llegado a los saltos abalanzándose a la princesa. Te extrañe- le dijo el conejo

La princesa ni bien sintió la suavidad de la piel del conejo, una lágrima broto del interior de su alma y un rayito de luz se dejo ver dentro de las paredes sucias de cristal. Así fue como la doncella empezó a limpiar su castillo, primero saco sus malezas, luego arreglo la entrada de su castillo. El mayor trabajo era recobrar la capacidad del material de cristal. La pureza de esas paredes que estaban cubiertas de moho y barro, limpio sin cesar y trabajo hasta agotarse. Dejando de lado la seducción como arma, dejando de lado su vanidad de las conquistas. Limpio sin cesar, los días pasaron, los meses y al cabo de un año, Passio se sentía de nuevo como la princesa de su niñez con su castillo de cristal y sus amigos y juegos que le daban felicidad.

Se había cansado de contarles a sus amiguitos las peripecias que había llevado a cabo para conquistar al hombre de sus sueños. Lo que Passio no había visto era que había recobrado su dulzura en las palabras, y la inocencia que había marcado su niñez.

La magia reinaba de nuevo en su castillo. Ni bien el castillo se limpio sus amiguitos que estaban viejos y cansados recobraron su juventud.

 

Hasta que un día, Passio se encontraba decorando el castillo con flores ya que había llegado la primavera y la bruja Persuasión apareció de repente. Le pidió que le devolviera la inocencia que había recobrado, le pertenecía. Passio, la miro fijamente a los ojos, esta vez sin temor, y le dijo que sus reglas de seducción solo le habían traído tristeza y soledad, no habían funcionado. Nada la satisfacía, solo se regodeaba de sus conquistas pero se quedaba siempre sin nada. Había entendido que no existen las pócimas mágicas para conquistar un hombre. Lo mas importante es quererse a uno mismo y aceptarse tal cual uno es, de esta forma el amor ya estaba dentro de ella. Si quería su inocencia tenia que ser ella para poder tenerla. Se había dado cuenta que creyó estar encantada cuando en realidad se había olvidado de ser ella misma queriendo ser como otra persona.

La bruja desapareció enojada con la princesa, que le había dicho una gran verdad, esa verdad rompía el conjuro de la seducción, y por más magia que usara, la princesa se había encontrado consigo misma, ya nada podía hacer.

 

Una gran tormenta se desato ese día y durante tres días llovió sin cesar. La ultima noche, alguien toco la puerta, Passio nunca había escuchado un toc toc a su puerta y tuvo miedo a que fuera la bruja que volviera. En eso la puerta se abre, la doncella se encontraba escondida detrás de un cortinado rojo carmín. Observa a un hombre hermoso, completamente mojado y cansado. Ni bien entra al castillo, se desploma en el piso. La gata se acerca y le avisa a Passio que el príncipe se encontraba profundamente dormido. La doncella lo lleva a uno de los cuartos con la ayuda del bambi. Lo cubre con una frazada y se retira a su cuarto. A la mañana siguiente el caballero se levanta con los rayos del sol sobre su rostro. El cristal reflejaba un arco iris por la ventana. Baja las escaleras de mármol, extrañado por encontrarse en un lugar tan hermoso y deshabitado. Se encuentra con un mesa larga servida que lo esperaba en el jardín con frutas frescas desparramadas sobre  un colchón de pétalos de rosas y jazmines, pan fresco recién horneado y una taza de leche. Al sentarse, mira por todos lados para encontrarse con los dueños de casa y agradecerle una recibida tan calida. Tomo el desayuno y salio a recorrer los perímetros del castillo. Vio al Bambi, las mariposas, la gata y el conejo pero ningún ser humano se mostraba. Los días pasaron y el caballero no dejaba de sorprenderse del lugar que había encontrado.

El caballero decidió hacer que se iba para descubrir a los vergonzosos dueños que no querían hacerse ver. El caballero quería agradecer tanta hospitalidad. Agarro sus cosas y salio caminando nuevamente por el sendero. Passio no podía creer que se fuera, pensó que nuevamente no había logrado que se enamoraran de ella, había perdido de nuevo. Ella se había acostumbrado a tener a alguien para cuidar y brindarle todos sus encantos. Sus verdaderos encantos sin haber visto su belleza ni tocado su cuerpo.

 

El caballero espero que se hiciera de noche y regreso al castillo. Encontró una ventana de cristal que se abría y entro. Empezó a recorrer cada uno de los cuartos hasta llegar al final del pasillo y encontrar una habitación que resplandecía, las estrellas a través del cristal se reflejaban en el piso y en las paredes. Al entrar vio una cama redonda que estaba en el medio de la habitación y en ella dormitaba la mujer más bella que había visto jamás. Al acercarse y verla, una fuerza proveniente de su interior hizo que la besara. Su beso despertó a Passio de su sueño en el que se encontraba, ya que había vuelto a buscarla. Al verlo se dio cuenta que ya no tenia que soñar porque el era real y así fue como vivieron juntos felices por siempre.

 

La princesa Passio aprendió la lección, sufría cuando dejaba de ser quien era porque su caparazón solo atraía a los hombres equivocados. Al volver a ser si misma y quererse como tal, atrajo al hombre que verdaderamente la iba a amar. No tenia que ser rescatada solamente tenía que aceptarse como era.

La cena incierta

Amor complicado II

“Amor complicado”

Y la verdad no quería terminar escribiendo sobre él. Pero un cuento de Cortazar que se remite a Bioy Casar constantemente, leído en un viaje en colectivo a la medianoche rumbo a mi casa, me hizo recordar la invitación a cenar que le llevo 2 años y medio concretar.

Martes 9 de julio del 2002, como era habitual el día martes para sus llamados “perdidos”, suena el teléfono, mientras estaba chateando por Internet con mi novio, que llegaría el jueves a la mañana de viaje y al cual el crédito ya se le estaba finalizando. Atiendo el teléfono y solo tuvo que decir “Hola” para reconocer que era él, a lo que continuo “tan reconocible es mi voz”, y le tuve que contestar “sí”, unido a miles de recuerdos que no tienen sentido mencionar. Así comenzó nuestra conversación que por conocernos en enero de 1999 y, pasar ya un año sin vernos, podría involucrar mayor tiempo. Aunque realmente no tome el tiempo de la conversación, me pareció expeditiva, sin rodeos. Tenia está vez un fin claro: VERME. Su llamado no me sorprendía, ni me tomaba por sorpresa, en realidad ya no me afectaba. Me había olvidado que iba a aparecer algún día y no creí jamás que iba ser en este momento de mi vida. Pero así fue, siempre cuando menos uno lo espera acontece. Cotidianidades de la vida. Casi sin respirar me propuso una invitación a cenar, dándome su dirección para que no hubiera malos entendidos, ni vueltas, está vez. Dadas tantas decepciones, y a pesar de que el tiempo había pasado, tenia que hacerlo. Se definió que la cena sería al otro día, ya que el jueves llegaría mi novio y no quería tener que realizar ese encuentro entremedio. Pedí que fijáramos el horario, y al decir 21:30 hs. Me dijo que era temprano, pero yo lo determine como el horario correcto.

El otro día pasó a las corridas como era habitual en ese año de mi vida. Con una sonrisa picara de saber que al fin a la noche me encontraría y sin saber si realmente acontecería. Dado que desde que lo conocía me había invitado en varias ocasiones a cenar, y si no era por A era por X, nunca se había producido ese acontecimiento. Llegue a mi casa, 21:00 hs, mi hermana se encontraba en su cuarto y me grita tenes un mensaje. Con temor a escuchar algo que no quería apretó el botón para escuchar los mensajes del contestador telefónico, y ahí estaba él, diciéndome una ambigüedad que no me aclaraba, ni me definía nada, supuestamente me volvería a llamar. ¿Para que?. Pensé en varias opciones, la cancelación esta vez no era excusa, si no era de importancia que le diera una nueva oportunidad para dejar cualquier otro tipo de compromiso de lado, no tenia sentido el encuentro. Así que luego de dudar un poco, ya que era la última oportunidad que recibía de mi parte, a pesar que la intriga era un fuerte componente en esta cena, me bañe y me cambie. No quería esperar su llamado, prefería hacer como si no lo hubiera escuchado. Así, salí, temprano sabiendo que corría el riesgo de que no estuviera. Solo recordaba a mi novio quedándose todo el día en su casa para cocinarme su plato especial, porque iba  a cenar por primera vez. No me lo podía imaginar a él teniendo la misma actitud.

Empecé a caminar esas seis cuadras que nos separaban, que resultaron interminables. Tenía miedo de reencontrarme de nuevo, que sucedería. Era una gran prueba para acentuar el cambio que había sufrido en mis relaciones personales desde que su presencia se había disuelto dado que no me lo había cruzado, dado que el destino no nos había encontrado como fue habitual a lo largo de dos años de muchos vaivenes y contrariedades. ¿Valía la pena comenzar algo?. ¿Valía la pena revivir algo, si algo realmente hubiera existido entre ambos?. Muchas preguntas. Pero ese mismo miedo de enfrentar a él, mi fantasma, me daba fuerza. Necesitaba llegar hasta el fondo, necesitaba ver que me pasaba. Tenía miedo que se me despertara el sentimiento que por un año se había mitigado, hasta el punto de no tener ya importancia.

Llegue a la entrada de un gran edificio en una esquina. Visualice su piso entre tantos en el tablero de entrada. Primero, cerciore con mi agenda que fuera el piso correcto, con un escalofrió interno que podía disimular externamente pero el cual podía sentir dentro de mis entrañas. ¿Se repetiría la historia de siempre?. Toque el timbre y espere unos segundos. Eran exactamente las 21:45 hs. de un miércoles de frió en Buenos Aires. Espere unos minutos e insistí. Al no tener contestación volví a tocar. A pesar de que intentaba, tenía la sensación de que volvería con las manos vacías, a cenar en mi casa, con un intento más perdido. Esperaría unos minutos. Sabia que llegaría después de las 22:00 hs. del gimnasio. Pero el cansancio, más la incertidumbre de que me llamara y me comunicara que lo posponíamos para otro día, más tener que soportar la espera, todos estos elementos juntos se me hacían insoportables. Prefería estar al aire libre, esperándolo.

En eso el portero al verme se me acerca, y me pregunta a quien buscaba. Le dije el nombre. A lo que respondió, salio hace un rato y no creo que vuelva, si quiere puede esperarlo en el hall del edificio. Le pregunte como estaba vestido para descifrar si había ido al gimnasio. Al contestar equipo de gimnasio, sentí que todavía tenía una oportunidad. Él me había prevenido que era muy temprano la hora fijada, pero interiormente esperaba que me esperara. Me agache en cuclillas a esperarlo, no quería pensar, ya que la espera me resultaba insoportable, tantas veces ya lo había esperado, era una herida que no quería abrir, y que ya estaba cerrada. ¿Por qué darle una nueva oportunidad si realmente no se la merecía?.

 

Tantas preguntas sin respuestas tenia de nuestra historia de película sin final, que prefería concentrarme en ver las caras de las personas que llegaban, todas denotaban sentimientos disímiles que uno ni se imagina si no las observa con detalles. Expresan sentimientos, pensamientos, actitudes de ellos mismos. Personas desconocidas para mí, que me cuentan un poco de su historias con solo observarlas. Un nuevo portero suplanto al anterior, y el vaivén de gente que venia y se iba era interesante, estudiantes, mujeres que sacaban el perro, un grupo de chicos con una torta para algún homenajeado, chicos en motocicletas que llegaban con encargos. Puertas que se abrían y cerraban y su imagen no aparecía por ningún lado. ¿Lo reconocería?. ¿Habría cambiado en algo en su apariencia?.

Pregunte la hora, media hora había pasado y ni señales de vida. Así fue que decidí salir a hablar por teléfono a una amiga, y así tomar un poco de aire. La espera se me hacia insoportable. Me cruce al kiosco de enfrente y llame pero sin resultado. Decidí llamar a mi hermana, haber si por esas casualidades él se había comunicado. Al preguntar si había llamado alguien y si llamaba Nando decirle que yo nunca había llegado a mi casa, la respuesta de mi hermana fue seca, si es “él yo no le hablo”. El malestar que provocaba su nombre en mi entorno era grave. Tantas lágrimas derramadas por sus desplantes, me hacían replantear esa espera. ¿Cuál era el  fin para esperarlo?. Pregunte, al señor del kiosco,  si tenia hojas para escribir mientras lo esperaba. Había tomado una decisión a las 22:30 hs. en punto me iba para no volver nunca más. Se le habían terminado las oportunidades. El interés de reencontrarnos se vería en esas acciones, detalles, que tal vez con otra persona ni consideraba. Di unas vueltas a la manzana para que el tiempo pasara mas rápido, y no me encontrara esperándolo. Conseguí hojas y me senté nuevamente en el hall, a esperarlo. Le escribí un cartel que decía, “No vuelvas a llamarme”, pero lo rompí, porque creí que ni se merecía que le diera explicaciones luego de tantos años. Así fue como decidí preguntar nuevamente la hora. 22:25 respondió el nuevo portero.

Recordé que no había controlado tocar su piso nuevamente. Tal vez había llegado mientras había dado la vuelta a la manzana en búsqueda de las hojas que me mantenían ocupada. Al salir y tocar de nuevo y comprobar nuevamente su ausencia, pensé que ya había pasado tiempo suficiente para regresar a mi casa. El hambre, el frió y la decepción ya habían llegado a su limite, y el último granito de arena estaba pasando al otro lado del reloj de arena, marcando que el horario había finalizado. Había perdido su última chance.

 

Cuando había decidido partir, aparece enfrente de mí una figura masculina, que no lograba visualizar, pero que me sonreía desde la distancia. Era él. Con su tranquilidad de siempre, aparecía. Mi cara le hablaba sin emitir sonido. “Perdóname has tenido que esperarme”me dijo, a lo que siguió ante mi silencio activo “Yo te avise que tu horario era demasiado temprano”. Solo atine a mirarlo. No podía creer que había llegado. Un minuto mas tarde y ya no me encontraba. Estaba igual, no había cambiado nada, tal vez un poco mas dejado, pero la vestimenta no lo ayudaba. Al abrir el ascensor, le dije: “pensé que me habías invitado a dormir, ya que no llegabas, un minuto más y ya no estaba” se lo recalque, para que no creyera que nada había cambiado. A lo que siguió, “Perdóname, como siempre te hago esperar, te llame para avisarte” (recordé la ambigüedad de su mensaje). Decidí dejar de un lado lo acontecido, y darle la oportunidad que ya había decidido darle. No podía creer que sucediera. Desee tanto este momento y ahora me encontraba a la defensiva, desafiante, segura a no dejarme llevar por sus encantos.

Abrió la puerta de su casa, y lo que vi no me gusta para nada. Nunca me imagine encontrar su casa como estaba. Primeramente, porque luego de leer el libro EVA LUNA de Isabel Allende, no había casa que no entrara y no buscara correlación con su personalidad. En el libro se hace mención que a un hombre se lo conoce por la decoración de su casa, por donde vive. Así fue, que el resultado de Nando era LA NADA. Sí, la nada, le comente esta frase del libro, porque lo que mis ojos veían era más triste de lo que jamás me hubiera imaginado. Tantas veces soñé su casa, ¿como estaría decorada?, ¿que cuadros tendría?, ¿si habría colgado alguno de los que le había regalado?. El departamento consistía en un tres ambiente, un cuarto, un living y una cocina. El living fue lo chocante. Paredes blancas, sin nada colgado. Una mesa de madera acompañada de cuatro sillas, un televisor en una mesa con rueditas, un colchón a lo lejos tirado con una sabana envuelta como sillón. No había lámpara de techo, una lamparita de escritorio sobre la mesa, con individuales sucios de una comida realizada. Su cuarto no conocí, aunque me intrigaba. Totalmente sorprendida de encontrarme con esa NADA. Lo que agravio el hecho fue su comentario de que hacia ya 4 meses que se había mudado de nuevo. Recordé la casa de mi novio, que su calidez y originalidad me habían enamorado a pesar de que solo horas habían transcurrido desde nuestro primer encuentro planeado. No había nada de eso, en esta persona que creí alguna vez el amor de mi vida, porque el destino en varias oportunidades nos había cruzado.

No había tampoco cena preparada. Me pregunto que quería cenar, y le conteste que me había invitado así que era su decisión. Me dijo algo inventare. No podía creer, su casualidad preparada, dado que el vino de marca estaba por ser destapado, y había detalles que denotaban que había pensado en cada uno de los detalles, pero todo parecía muy desinteresado. Me pregunto cuanto tiempo había pasado desde nuestro último encuentro. Lo recordaba muy bien. Sus veinticuatro horas de locura, que me resultaron insoportables. Apareció un martes a las cinco de la mañana en mi casa, luego de un llamado para preguntarme si podía verme, paso la madrugada en mi casa y se despidió con un “Llámame nos vemos”. Esa misma tarde, lo llame para invitarlo a una fiesta, a lo que recibí que me colgara el teléfono y me dijera “No me llames nunca más”. Pero la noticia de que había sido seleccionada para el intercambio en Holanda disipo todo sentimiento de angustia para una persona que ya no merecía ni una lágrima.

 

Comenzamos a hablar mientras el cocinaba, tenia una razón de ser, poder accionar mientras dialogábamos. En mi pensamiento la pregunta de ¿cómo era ser papá?, no dejaba de aparecer pero sentía que todavía no era el momento de preguntar y que ya llegaría. Me senté en la mesada de la cocina a mirarlo como cocinaba. Charlábamos de superficialidades, después de tanto tiempo que había pasado, pero en algún punto parecíamos amigos de toda la vida que nos reencontrábamos. Tocan el timbre, la vecina con un gato pequeño aparece a lo lejos. Me saluda, y habla con él por unos minutos. Yo, a lo lejos, pensaba en lo loco que me resultaba encontrarme en su casa. Le comente que no era la mejor cena que me habían echo, pero el solo hecho de que estuviese y de que no me había dejado plantada, era un adelanto. Me dijo que me volvería a invitar, todo lo que decía en esta oportunidad tenia un planteo a futuro. Un futuro incierto del cual yo no me ilusionaba, ya había sufrido mucho por su inconstancia, no podía creerle tan fácilmente como el planteaba. Continuamos hablando mientras cocinaba pescado con arroz. El vaso de vino se iba vaciando. Necesitaba las gotas de infusión roja para estar mas relajada, tenia miedo a sus encantos. Su apariencia física como siempre me atraía a sus brazos, aunque esta vez buscaba y miraba algo más. Ya superaba esa instancia.

Le pregunte directamente sobre sus hijos al comentar sobre su viaje a Cancún de las vacaciones pasadas. Lo cual menciono que no tenia hijos, y que nunca había querido desmentirlo porque sentía que no tenia sentido. Mi cara, no se como fue mi cara, pero mi sentimiento fue ambivalente, estaba enamorada de un fantasma. Había creado un hombre del cual estaba perdidamente enamorada. Los alimentos mencionados ya estaban cocinados, a los cuales agrego queso rallado y pimienta. La comida estaba lista. La mesa ya estaba casi preparada, cambio de platos y un repasador para limpiar las migas dejadas. Todo el departamento denotaba dejadez, una dejadez impregnada en el ambiente, que no me interesaba tener a mi lado. No correspondía con el amor que ahora tenia, que había descubierto, mas focalizado en el alma.

Seguimos hablamos. Prendió el televisor, luego de varios canales, dejo música clásica de fondo que nos acompaño hasta el final de la velada. Me contó un situación singular que me demostró que no solo a mi me sucedían cosas extrañas. Luego me mostró fotos de su vida, lo que me complació y satisfació un deseo de antaño. Vi fotos de su hermano en un día de caza, cuando era chiquito con un arma en el campo, de la famosa Florencia, su novia que le preparaba tartas para la cena mientras vivía solo a dos cuadras de casa. También estaban las fotos del viaje a Europa en el que lo había conocido, tan hermoso se encontraba. De ese Nando me había enamorado, pero al verlo en la realidad parecía que me encontraba frente a otra persona que ya no reconocía. También me mostró fotos de su primer viaje a Europa y a Rusia,  del cual habíamos hablado largamente en el avión en el que nos habíamos conocido. Menciono que se había encontrado varias veces con Laura, la pendeja rubia que me había destrozado mi cuento de hadas, mi luna de miel en Barcelona de la cual él nunca se había enterado.

Hablamos de nuestra vida. Con varias copas de vino, una botella acabada, me había relajado. Comenzó a contarme sus intimidades, como que hacia tiempo que no podía enamorarse. Que se había cansado de levantarse a la mañana y encontrar números de teléfonos de minas de las que ni recordaba la cara. Que había llegado a la conclusión que quería enamorarse. Que se sentía solo. Eran intimidades dirigidas a una persona, que le había ofrecido todo eso que estaba planteando, y que solo había recibido cachetazos de su parte. Me di cuenta que le faltaba mucho para aprender, que no sabia amar, que realmente estaba solo, y que me buscaba ahora como ultima brazada de ahogado. Yo estaba perpleja ante su relato. En un momento para, me mira, dado que estaba haciendo referencia de que todas las mujeres con las que había salido a lo largo de este tiempo estaban “ocupadas”, tenían novio; y me pregunta si tenia novio. A lo que tuve que contestar que “Sí”. Peleaba dentro de mí con la respuesta dado que mi novio se estaría yendo en una semana a vivir a otro país, y a lo largo de 3 años soñé que algún día me buscara para probar formar una pareja. Pero justo en este momento yo no podía ni quería probarlo. Era loco, impensado. Siempre me lo había imaginado así, pero nunca creí escucharlo de su propia boca, de que se enamoraba de las personas que no  podía poseer realmente, de las que no podían ser de él verdaderamente. También me mostró sus manos, y que tenia un dedo roto, deforme, que nunca había percibido. En una pelea en un bar se lo habían roto y cuando fue al hospital para que se lo vieran ya había pasado demasiado tiempo para arreglarlo. Fue increíble, por primera vez lo estaba viendo. Realmente estaba mirándolo como era, descubrí que nunca lo había hecho. Siempre me había hipnotizado su belleza. Fue raro.

Al contarme su soledad, atine acercarme y darle un abrazo, lo bese en el cuello, no podía besarlo en la boca, ya que realmente no lo sentía. MI novio estaba en mi corazón y en mi mente, él realmente se había ganado ese lugar, se merecía mi respeto. Fue raro estar tan cerca y en realidad tan separados. No sentía nada, dos cuerpos fríos uno al lado del otro, el tampoco reaccionaba. Me abrazo y así nos quedamos un momento. Volví a mi lugar, y seguimos hablando. Me contó sobre sus amigos, sobre sus salidas, en definitiva sobre su vida. Lo deje hablar, quería escucharlo. Al rato se me acerco y me abrazo.  Solo duro unos minutos, unos mimos que intercambiamos, habían pasado muchas cosas para hacer como si nada hubiera acontecido. Los dos lo sabíamos, pero su franqueza realmente no la esperaba. Antes, no podía darme nada, ahora no tenia esperanzas de un futuro compartido, a pesar de que el proyectaba, pero por lo menos una vez había cumplido. Al fin habíamos cenado. Dos adultos enfrentados, hablando de su vida, de recuerdos de antaño.

Mire la hora en el televisor, aun pasaba música clásica, y determine que era muy tarde. Le dije que me iba. Me puse el saco, nos abrazamos por un momento y comentamos que la noche había sido muy agradable y que se repetiría. Me despidió en la puerta, y le pedí que me acompañara abajo. Me miro, y me dijo me estas pidiendo actos de caballerosidad de los cuales no estoy acostumbrado. Que puedo hacerlos pero no están en mi naturaleza. Querría que estuvieran pensé. Así, me acompaño hasta la puerta. Eran las 3:30 hs. esta vez todo realmente había cambiado.

Me fui de su edificio. La noche me envolvió a mí esta vez. La cama se convirtió en charla, la madrugada se transformo en noche, y en vez de partir él de mañana partí yo de madrugada. Camine una cuadra, tome el taxi, llegue a casa, no podía sacar conclusiones, mucha información que nunca hubiera esperado. Resulto la cena más buena de lo que me imaginaba. El futuro incierto era una constante. ¿Volvería a verlo?. Todo dependía esta vez de su parte.

POR MAS RULOS

Como el otoño regresas

“Como el otoño regresas” – Agosto 2004

Hasta el lunes pasado creí que la historia de Nando y mía había sido un invento de mi imaginación, o que solamente había sido unilateral mi historia que duro tres largos años en lo que me había convencido de que era el hombre de mi vida al cual tenia que esperarlo. Pero de alguna forma el lunes me di cuenta que de alguna forma peculiar era nuestra historia, con sus encuentros y desencuentros, con sus deficiencias y aciertos y ciertamente nunca iba a cambiar. El me usa y yo me dejo usar, algo dentro mío no lo puedo manejar y le permito que avance cuando tiene que dar marcha atrás.

El martes sentí un gran vació, un gran miedo me invadió, la puerta que había clausurado durante estos dos años de repente se abrió y lo que salio fue dolor. Esa palabra que pronuncio y no puedo recordar, esa palabra que me dijo desde lo profundo de su corazón y que no puedo retener nos define como relación. Ya no quiero mas esperar lo que no va a pasar.

El que me haya visto caminando con el ramillete de flores amarillas por la avenida sin que yo lo percibiera aunque yo lo estaba pensando fue una mas de nuestras señales que invadieron nuestra historia. De alguna manera todo vuelve a comenzar pero nada continuara.

Su beso, sentir su piel junto a la mía, su cuerpo desnudo sobre mí, me hicieron estremecer como la primera vez. Era la gran prueba para mí, era una necesidad que no quería obviar. En su momento, hace dos años atrás, me obligue a olvidarlo, me convencí de que no sentía nada, me mentí de cierta manera a que todo había sido una construcción de mi mente para no comprometerme con nadie, para continuar en mi fantasía alada, en mis novelas de niña; pero recién ahora puedo descubrirlo, recién ahora veo que no fue mentira,  solo que siempre va a saber a poco. Son solo gotas que me desbastan, son solo gotas concentradas que barren como si fueran un río que cambia de curso con todo lo que encuentran en su camino. Crea meandros una y otra vez, surcos quedan donde el agua solo paso en una ocasión.

Los días sucedieron, las conclusiones fueron cambiando. El miedo pasó a ser esperanza. La historia amerita una última oportunidad, la historia se merecía un nuevo final. Él había desaparecido de mi vida, ya ni quería recordarlo. La historia de novela que un día fue, la cual conté en más de un idioma, había perdido a su personaje principal, ya no tenia desenlace pero de alguna forma me equivoque porque volvió a comenzar. De alguna forma existió, de alguna forma no se si el príncipe me vendrá a buscar o si el realmente es el que pensé que tendría que ser, pero por lo menos apareció, por lo menos confirmo hechos que creía que solo habían existido en mi imaginación.

No se si es el hombre que quiero pero es el hombre que quise y a pesar de los años que pasaron todo se sucede igual, nuestra relación no cambia y así todo continua.

La palabra ha sido condescendiente, palabras textuales “que condescendiente has sido conmigo”, tuve que ir a fijarme para recordarla, y ni bien se fue la escribí porque sabía que la olvidaría. Porque ni bien me la dijo no pude responderle. Esta vez solo me dedique a escucharlo, a observarlo, y me sorprendí de mi misma que no pude cambiar el círculo de nuevo en esta oportunidad.

Nuestros encuentros se repiten en círculo, una y otra vez, a pesar de creer que tengo el poder, de que manejo la situación al entrar en su territorio me invade por completo y no puedo hacer nada. Me limita los reflejos, las acciones, en realidad me separo de mi cuerpo, mi mente piensa lo que tendría que hacer y no hace y mi cuerpo se le entrega. Me despersonaliza una y otra vez,  con la diferencia que esta vez, lo vi, comprendí que no puedo actuar diferente, observe que como en un película la secuencia se vuelve a repetir, sin poder cambiarlo, el ángulo puede ser diferente pero la esencia, lo que importa permanece igual. Así  y todo me entregue, conciente lo hice, sabiendo que aunque no podía cambiar mi accionar podía intervenir en el resultado final.

Me puse a pensar que tal vez fuimos amantes en otra vida, y en esta solamente podemos cruzarnos, encontrarnos una y otra vez, solamente eso, perdidos en el tiempo volvemos a hacerlo. Me imagino que nos traicionamos y por ello en esta vida nos confiscaron a solo sentirnos, a solo percibir lo fuerte de nuestra energía cuando se encuentra pero la cual no podemos conservar, se diluye, se pierde. Tal vez fui hombre en la anterior vida y él una bella doncella que esperaba por mi regreso de una guerra en la cual nunca volví a sus brazos sino me perdí en laberintos de pasiones desenfrenadas y no pude regresar. O tal vez nuestro amor que se creía inalterable y por estar orgullosos de ello y vanagloriarnos de la fortaleza de este, fuimos hechizados a vivir separados por generación en generación hasta que encontremos el antídoto para romper el conjuro seguiremos cruzándonos. Como si fuera un gran best seller la historia continua y ya no puedo manejarla.

Porque el lunes confirme que es fuerte nuestro lazo a pesar de que no existe nada en la realidad que lo ratifique, solo breves pero intensos encuentros que me hacen pensar en que lo amo cuando la verdad es que no hay nada concreto para aferrarme.

El lunes mientras me penetraba, mientras sus labios sellaban los míos y por mis piernas corría caramelo recién cocido, de mi alma surgió un sentimiento que no pude exteriorizar a pesar de que hacia eco en mi. “Te amo”, quise decir pero calle, “Te amo” sin saber porque, “Te amo” solo y simplemente eso surgió de mi corazón y lo oprimí porque no tenia sentido manifestar.

Desde la primera vez que lo vi lo sentí, y desde allí nunca pudimos permanecer mas de veinticuatro horas unidos sin que algo rompiera el idilio, como si los dioses del Olimpo se hicieran presente entre nosotros para impedir nuestro amor. Como si estuviéramos en un gran coliseo y jugaran con nuestros cuerpos. Nos exponemos una y otra vez sin resultados visibles, sin salir del círculo, una y otra vez, como si fuera un castigo divino se reitera y ya realmente no se que hacer. El círculo siempre esta, ¿como continuara?¿tendrá algún final?

Una historia de amor con muchos rulos

Lo unico que queda es el amor

“Tal vez las palabras hoy sobren al tenerte frente a frente, tal vez hoy no comprendo que hayas vuelto sin buscarte, tal vez hoy las sonrisas ya no tienen sentido. Perdida me encuentro en tus brazos, desear este momento desde hace tanto. Determinaciones planteo al tenerte a mi lado. Cuestionamientos que no creía factibles por el deseo constante. Fluidez de la instantaneidad. El encuentro se convierte en piel. Querer a pesar de no entender. Madrugada que termina al atardecer. Tan solo un sueño mas, no pasara a ser real”.

La verdad hoy me siento rara, ayer 31 de octubre de 2000, fui a lo de mi psicóloga,  María Teresa, y analizamos el encuentro de Diego (30 años, analista de sistema). Justamente ya se había ido a España a vivir el día de ayer. Lo conocí exactamente un martes atrás por casualidad. Estaba estudiando en mi casa porque rendía una materia al otro día, y me acorde que le había prometido a una señora que había conocido en un cine hacia días atrás que le iba a pintar un cuadro, para un amigo que le había pedido ya que venía a Buenos Aires. La señora era brasilera debía tener unos cuarenta y cinco años, había viajado con su sobrina por una Convención de Turismo. En realidad fue muy ocurrente la situación de ese domingo que la conocí. Al otro día era mi cumpleaños y había decidido tomarme ese día anterior para mimarme, me levante relativamente temprano para ser un día de fin de semana, y sin dudarlo me cambie y me fui para los cines que se encontraban en Recoleta, un barrio muy pintoresco de Buenos Aires. Mis manos no estaban libres ya que me acompañaban un block de hojas y unos lápices para pintar si me inspiraba. No quería limitar el día, quería tan solo que me sorprendiera. Al llegar a los cines, hice la cola para sacar la entrada y sentí que ahí no tenía que estar, así que salí del lugar y comencé a caminar sin rumbo. Entre a una iglesia, ya que justamente era la hora del sermón y quería escucharlo por si sumaba alguna enseñanza, pero luego partiría para continuar mi caminata. Había decidido ir a ver una película, en la que tenía conocimiento que me iba a llegar profundamente, dada la historia de lo que se trataba. Era de aprender a enamorarse y como hay personas que les cuesta tanto comprometerse en el amor, y prefieren variedad de aventuras a profundidad en sus relaciones.

Camine por la nueve de julio, observe el obelisco, busque descubrirlo nuevamente a pesar de que fuera ya una constante en la rutina diaria. Era un monumento que todos los días miraba para ir a mi trabajo, pero en realidad había comenzado a desaparecer de mi paisaje. Luego llegue a la calle Florida, recordé cuando era pequeña y como mi mama me llevaba a la Galería Harrods, de estilo ingles, a comprar los bombones de menta para sorprender a mí papá con ese simple regalo. Hice memoria de la importancia que tenía en ese momento esa peatonal, donde se desplegaban los negocios con categoría y elegancia. Pero los años ya habían pasado y la modernidad había dejado olvidada a esta zona de Buenos Aires. Shoopings le habían robado el espacio. Termine entrando a las Galerías Pacifico, un centro comercial que mantenía la sofisticación de antaño. Saque la entrada y me dispuse a esperar que la sala del cine se abriera sentada en un escalón. Abrí el block de hojas y comencé a observar los cuadros que había llevado a cabo la noche anterior. Luego entre al cine, la sala era pequeña, en realidad tan solo éramos 7 personas, yo me senté en la fila del medio. Detrás de mí se encontraban dos mujeres, una joven y otra mayor, que hablaban en otro idioma. Yo me puse a mirar nuevamente mis cuadros cuando sentí que alguien me tocaba el hombro. Era una de ellas que quería ver lo que había pintado. Eran brasileras, y se encontraban en Buenos Aires solo por unos días. Llevaba conmigo un albún de fotos de mis cuadros y le comente  la pasión que me llevaba a expresarme. La mujer comenzó a contarme que justamente un amigo de ella que era curador de pinturas en un Museo de Río de Janeiro le había hecho un encargo, del cual no se había podido hacer cargo: un cuadro que reflejara Buenos Aires. Me mira y me dice: “tal vez es el destino que te hayas cruzado en mi camino”, justamente en el mismo momento yo estaba pensando lo mismo. Pensar que camine cuadras y cuadras para terminar en otro lugar para ver la misma película. Me pregunto si yo le podía hacer el favor de pintar un cuadro para esta persona, y obviamente acepte el encargo. Me dio una tarjeta con sus datos en Buenos Aires y me pidió que si podía antes del martes se lo llevara a su hotel. La película comenzó y a nuestra conversación puso fin.

La película me conmovió, ya que me hizo recordar una historia en mi vida que aún no tiene final. Un amor que comenzó en un avión y hace dos años que no se quiere concretar ni tampoco finalizar, ya que el personaje masculino no se quiere comprometer.  Al terminar el film, la señora se despidió de mí, y yo decidí ir para Recoleta para encontrar estímulos para la inspiración de este cuadro que quería pintar. Encontré una pareja bailando el tango y con música de fondo y el recuerdo de ese amor contrariado, me dispuse a trazar líneas en esas hojas blancas que terminaron en un bello cuadro de estridentes colores y de gran determinación. Así que el martes a la noche tome un colectivo, con un sobre grande de color madera que protegía el cuadro, y me dispuse llevar el encargo. Al llegar dude en entregarlo dado que en realidad no había ningún lazo entre esta persona y yo, y a su vez ese cuadro significaba mucho para mí. Luego de mucho pensar decidí que tal vez esa persona que lo llevaría no lo iba a valorar pero el destinatario final sí, y yo lo ofrecía de corazón. Finalmente entre a ese hotel y deje ese gran sobre que encerraba mucho amor al conserje para que se lo entregara. Sentía que debía jugarme a pesar de que fuera una locura regalar un cuadro a una extraña, creía en las vueltas de la vida y en que los encuentros siempre se dan por algo. Por lo tanto luego de concederlo, no podía volver a mi casa a estudiar como si nada hubiera pasado. Había ilusiones en juego es ese acto, a pesar de que era incierto el paradero y el fin de ese cuadro.

Solo camine por la noche, el sonido de mis pasos retumbaban en mis oídos, la calle estaba desierta, sola me encontraba. Decidí entrar en un bar, para solo observar rostros que pudiera contemplar. Al entrar unos ojos me atraparon, como si no pudiera salir de una red. Una mirada intensa de color chocolate me retuvo por un momento,  deteniendo mis pasos, cortándome el aliento. Hacia tiempo que nadie me atraía sin razón. Luego de que el encanto desapareciera, seguí  caminado para restablecerme. Esos ojos hicieron que me quedara, que no pudiera regresar a mi casa. Así fue, como me quede sentadita en un banco, en ese bar donde la música te acompañaba, y donde gente diversificada se mezclaba. No sabía muy bien porque esperaba, ya que era una locura quedarme sentada aguardando a ver si actuaba. Desde mi asiento lo observaba conversar con sus amigos, estaba compenetrado en el debate. No podía negar mi atracción hacia su persona a pesar de no haber intercambiado una palabra aún. Espere, y aunque no se crea, un acontecimiento sucedió que nos unió. Una chica le saco un banco sin preguntar de su mesa, donde estaba sentado un cuarto amigo, a partir de esto uno se levanto y la corrió a la chica que ni se hizo cargo de su actitud. Yo no pude dejar de seguir la acción, y una risa me apareció, que llamo la atención. Así fue como me invitaron para que me acercara a su mesa y una platica comenzó. Yo no podía mirarlo a los ojos al caballero que me había retenido en ese lugar porque sentía que me desnudaba ante ellos. Así que comencé a hablar con uno de sus amigos, que me comento el fin de ese encuentro en ese lugar, Diego, el hombre que me atraía, se iba  a España en menos de una semana. Era una especie de despedida.

Pero su presencia a pesar de lo insignificante en tiempo, perduro el resto de la semana. Igual que yo sentí, María Teresa opino lo productivo que fue este encuentro, dado  que lo escuche, no me vendía ningún verso, me planteaba las cosas tal cual eran, y aunque ahora me quede con las ganas de estar con él, me doy cuenta que no hubiera reflexionado lo que reflexione si me hubiera acostado con él… Me dijo algo muy interesante, y que me dolió a la vez mucho por ser en algún punto real, “Reíte cuando te tengas que reír, si te reís todo el tiempo, pierde el sentido de la risa. Quedas una boluda riéndote por todo”. Me decía que para que me iba a recibir si el título nunca lo iba a utilizar.  Me hizo pensar que de nada me sirve la Facultad en términos de título. Solo aprendí un poco mas del ser humano en sí, y que la facultad la hace uno si quiere, leyendo, investigando. Pensaba en cuantas personas conocí sin educación institucional pero que tenían muchos conocimientos por su accionar… Además porque le conté que mi jefe el jueves pasado me llama y me dijo: “María has pensado en tu futuro, porque en realidad yo te tengo que decir que las comunicaciones han avanzado de una manera extraordinaria, no sé hasta cuando la diplomacia se va a mantener con la estructura actual”, como diciéndome esto tampoco es seguro, jugate por lo que realmente sentís… También le comente que creía que lo de Nando, era algo en lo que yo creí, como que el destino me lo puso y bueno es…“porque pedí un deseo en Brasil, luego lo conocí yéndome a París, me lo encontré en el Louvre,  seguimos viaje sin querer, la ropa a devolver nos unió, encuentros sin explicación conformaron un continium sin razón; pero con honestidad no lo conocía. Me siento totalmente más madura, mas centrada en mi, en quien soy, en lo que deseo y en observar primero el campo antes de lanzarme a correr en él…

Salí de lo de María Teresa pensando en que la tenia que terminar con Nando de una vez por todas, que tengo que dejar a mi mente libre, que tengo que permitirle la entrada a otra persona… Mientras caminaba hacia la parada de colectivo, escribí lo siguiente: “Cada uno escucha lo que quiere escuchar o mejor dicho cada uno recrea su propia mentira y la lanza en palabras como verdad. Sin darse cuenta que uno solo así busca reafirmar ese mundo falso construido en columnas de palabras sin contenido, que busca afirmar la existencia, que intenta dar respuesta a la vida, que trata de  recrear supuestos que te ayudan a enfrentar la vida. Crees que con todos esos supuestos estas firme, te convences de esa mentira. Solo la incertidumbre es real en este mundo, solo aceptando y reconociendo lo que queres podes tener cierta seguridad de adonde llegaras”.

La cosa es que fui a rendir una materia que me fue muy mal. No me interesan los problemas tan lejanos, como los del Medio Oriente, cuando la teoría no sirve para explicar la realidad siempre la supera. Salí y te juro me largue a llorar de la impotencia sentía que nada tenia sentido, que no tenía un incentivo, que no soportaba mas la facultad. Luego de 5 años, a 10 días de recibirme me doy cuenta de esa gran mentira que me creí yo misma principalmente: “Mis padres no quieren que pinte, porque mi futuro sería incierto, etc”. En realidad era yo misma la boluda que en vez de tener cojones y lanzarme a la nada preferí lo seguro. Pero también asumo que no creo que estaba preparada como ahora lo estoy, por algo tuve que transitar ese camino…

Llegue a casa, me puse a hacer un trabajo de la Facultad, mientras chateaba por Internet. Estoy anonadada con ello. La gente se comunica sin comunicarse ya que sin conocerte comenzas a entablar una relación contigo misma en realidad. Porque decís lo que queres, preguntas, compartís, sin saber con quien,  lo que en tu cabeza aparece al revés. Me puse a pensar debido a la gran cantidad de niños que se encuentran comunicados a altas horas de la noche en el peligro que se transformara esto para entablar relaciones verdaderas. Porque se comienzan a entablar relaciones ocultas detrás de una maquina y cuando se enfrentan a la realidad podrán decir lo mismo, luego de tanto encierro, no lo creo. Asimismo recordé mi niñez, ya que era trasnochera, así que la existencia de estas computadoras hubieran provocado que nunca durmiera. Mis noches en velas pasaban dentro de libros que me recreaban mundos maravillosos, gente que fantaseaba, lugares desconocidos que eran descriptos para que yo recreara. Todo eso se ha perdido…

Luego tipo tres de la mañana me voy a dormir. Me costo dormirme, tenia miedo a la noche no se porque.  La cosa es que al rato de estar dormida, siento el teléfono, y no se porque me levanto sobresaltada. Corro hacia él para atenderlo sin dudarlo, no sabía ni que hora era. Atiendo, era Nando que me estaba dejando un mensaje a las 4 de la mañana. No entendía nada, principalmente que me hubiera despertado, ya que jamás escucho el teléfono cuando me duermo. Lo hago tan  profundamente,  dado que en mí elijo la calidad a la cantidad, en lo referente al sueño… Comienza a hablarme de que lo  disculpara por haberme tratado mal la semana pasada, que quería saber como estaba, que ni él se entendía pero que me quería ver. Empezó a hablarme de él, de mí, de nosotros, yo no entendía nada… Me dijo puedo ir a tu casa ahora, no dormimos, que te parece, ya que yo no puedo llegar tarde al trabajo me dice. Me recibís aunque no me he portado bien con vos. No podía decirle que no. Yo le dije que si insistí fue porque solamente no quería que me pasara como otras veces había hecho, dejar pasar…

Mi cuerpo temblaba mientras hablaba por teléfono  y el solo hecho de saber que iba venir a mi casa, y que lo iba a ver nuevamente hacia que mi cuerpo no dejara de responder de esta forma. Corto el teléfono y no entendía nada. Me llamaba, yo estaba mas dormida que despierta, tendría que creerle que a las cuatro de la mañana iba a aparecer en mi casa. Era de locos, pero recordé si alguna vez había sido cuerda nuestra relación. Me puse a limpiar un poco la casa, ya que era un quilombo y así el tiempo pasaba más rápido. Al rato suena el timbre, era él, bajo atenderlo en camisón y campera de yean para disimular mi vestimenta de sueño. Allí estaba, no era un sueño. Afuera lloviznaba, la calle se encontraba desierta y su figura detrás del vidrio visualizaba desde mi salida del ascensor. Aparece con una mochila en sus hombros. Me mira y me encaja un beso en la boca como si nada hubiera pasado entre nosotros… Yo me quede helada, aunque se lo respondí. Me empecé a reír y le dije lo nuestro es un chiste, todavía no puedo creer que me hayas llamado y principalmente que te haya dicho que vinieras. Nos reíamos, eran las 4:20 hs. de la mañana, y estaba ahí,  al frente mío. No puedo explicar lo que sentía realmente, no sabia si pegarle, besarle, gritarle, pedirle explicaciones. En realidad decidí comenzar a charlar de nuestras vidas, obviamente el mismo me dijo que ni el se entiende pero que lo perdonara. Me expresó que su situación era comprometida y como siempre el misterio omnibulo el resto de la historia. La diferencia estuvo en que mi imaginación ya no quiere inventar el final, mas historias que no sé hasta que punto tienen correlación con la realidad. Miro los cuadros, y se poso frente a uno en particular. Justamente le gusto el que hice pensando en él. Una mujer enredada en una rosa,  que es él, en un espacio de sensaciones; pensaba si tal vez él se diera cuenta lo que significaba, sabiendo que yo lo había descrito varias veces a él como una rosa con espinas.  Me los admiro, y también me comento de los que envió por mail. Me comentó que  los tenia que enviar  pero personalizados y correlativamente dice pero vos tendrás tus razones y yo le conteste casi susurrando, “sí”. Había reparado exactamente en algo muy importante para mí, ya que tantas veces los envió pensando en un único destinatario, él, pero que debido a las condiciones de nuestra historia, debo confundirlo entre tantos otros receptores que los observan sin saber la realidad que encierra mi expresión. Colores y trazos que solo intentan mostrar sentimientos contrariados, desplantes, emociones difíciles de explicar con palabras, amor que trasciende la racionalidad.

Luego le pregunte si le había gustado la planta que le había dejado al portero del edificio el día de la Primavera con un cartel que decía tan solo: Nando, Feliz Día, María”.  “Mira que la fui a comprar especialmente, me gusto por ser tan exótica”, le comente.  Me dice “tiene un problemita por mas que la riego sé esta muriendo”. En mi cabeza apareció el correlativo de nuestro amor, se ha ido marchitando con el paso de los días tal vez ahora comience a florecer, se recupere. Luego le conté del proyecto de los vinos, le mostré los cuadros con relación a ellos, de mi descontento al final de la carrera; y en un momento lo advierto. Noto que me observaba de una manera asombrosa. Comenzó a decirme que tenia que ponerle pilas a la facultad, un esfuercito mas no me costaba nada, que después hiciera lo que quisiera, y me daba cuenta que lo decía de corazón. También me dijo,  algo que me gusto escuchar de sus propios labios, a pesar de que yo ya había sacado la misma conclusión luego de tantos desplantes, “Nunca quise jugar contigo”…

En un momento lo miro que me estaba prestando tanta atención que no pude resistirme y le encaje un beso en la boca. Estaba sentado en el apoyabrazos del sillón y yo enfrentada a él parada. Nuestros cuerpos se juntaron sin forzarlos. Sobretodo nos abrazamos, quedamos pegado como si fuéramos tan solo uno en el tiempo. Él se aferraba a mi  cuerpo que aunque vestido se encontraba, desnudo en sus manos firmes estaba. Su cabeza se hallaba en mi vientre, sus manos se deslizaban por mis muslos, me sentía tan débil, tan liviana entre sus brazos, como si fuera una hoja llevada por el viento. No entendía nada, pero creía que no valía la pena perder el tiempo en explicaciones que ambos sabíamos las respuestas.  Así que nos deslizamos en el cuarto y empezamos a entrelazarnos y mi cuerpo se desnudo junto al suyo, y nos besamos. Luego se durmió… Yo me quede a su lado pensando, no podía dormir, no entendía un montón de cosas. Agarre su remera que encerraba su olor, y la olía a pesar de que él estuviera al lado mío. Su aroma era tan intenso y penetrante que quería atraparlo y dejarlo guardado en algún frasco para poder recurrir a él en caso de que quisiera recordarlo. Sentí que lo quería tanto pero no en esas condiciones.

Mientras el dormía como un bebe yo me acosté a su lado, le hice incontables mimos por todo su cuerpo torneado y perfecto. Lo quería, se lo quería decir pero sentía que era innecesario, él lo sabia. Y sabía a su vez que no me podía prometer nada, que por lo tanto luego de cerrar la puerta a la mañana se iría y que no tendría que hacerme ilusiones de una vuelta tal vez era una acción perdida entre tantas, no podía  creérmela, ni tampoco tener esperanzas, ya me queme dos veces, otra más no. Lo aceptaba porque interiormente lo quería y he hecho las cosas que no hice por nadie por él y no me arrepiento. Pero ya no podía confiar en él. Me la tiene que ganar a la confianza y para eso se necesita tiempo. Tiempo que yo no creo que él este dispuesto a proporcionar. Así que mi mente corría como una ovejita perdida en un bosque lleno de lobos. No podía cerrar los ojos, nuestros cuerpos se rozaban. Lo contemplaba, era realmente hermoso. Su rostro era tan masculino, sus rasgos marcados, su nariz recta y a la vez prominente. No me cansaba de observarlo, pero me daba cuenta que necesitaba algo más.

Él me había dicho que sé tenia que despertar para ir a trabajar, así que puse el despertador 7:30 hs. No podía dormir por mas que quería, ya que pensaba seriamente si quería esto para mí, si me merecía a alguien que no podía comprometerse, que eran todos misterios en su vida, pero creo que realmente no puede decirme la verdad ya que eso implicaría que no pudiese estar más conmigo. Prepare el desayuno, y lo fui a despertar. Me sentía una geisha, sin poder manejarlo, necesitaba que se sintiera mimado, sentía su dolor en su alma, se sentía perdido y yo podía sentir que a mi lado encontraba en quien apoyarse, pero no quería utilizarme. No quería levantarse. Le empecé a hacer mimos, tocarle la planta de los pies, recorrerlo con la palma de mis manos. En realidad sentía que nos faltaba tanto tiempo para conocernos. Luego de hacerle cosquillitas por todo su cuerpo, luego de hacerle masajitos por todas sus partes, después de acariciarlo sin aliento, empecé a tocar su órgano genital de una manera sutil y a la vez erótica. Quería estar con él, fusionarnos plenamente como la primera vez, cuando el tiempo se frenó. No se resistió mucho tiempo a mis dedos elocuentes y comenzamos a enredarnos de nuevo. Pero nuevamente su deseo era entrar sin forro, y para mí realmente era inconcebible. Así que, que lo deje un rato que me tomara de rehén, quería estar con él mas que nada en este mundo, pero si el costo era ese no quería tomarlo esta vez.  Además observe que mientras supuestamente, si se puede decir, hacíamos el amor, el no me besaba, su rostro se encontraba oculto entre mis pechos y hacia que realmente no pudiéramos conectarnos. No podía entregarme a alguien que no tenia rostro, que no me mostraba sus ojos. La verdad hacia presión para que no fuera a buscar un forro, y le exclamé “Para, no te entiendo, yo realmente no quiero así. No se me haces pensar que me queres dejar embarazada”. Tu potencia creo que ya lo has demostrado, haciendo referencia a las supuestas novias que ha dejado preñadas, no entiendo que crees que es un signo de virilidad. Me quede del otro lado de la pieza observándolo, él me dijo- tenes razón- y me empezó a hacer mimitos en mi tobillo, ya que nos encontrábamos enfrentados. Al decirle todas estas cosas, mi cuerpo temblaba sin  poder controlarlo, estaba trascendiendo mi sentimiento hacia él, estaba siendo sincera desde lo más profundo de mi alma y sobretodo me estaba respetando como mujer.

Él nunca se intereso de saber mi historia ya que él no puede comprender la suya. Pero yo a pesar de todos mis vaivenes, siento que la conozco y no me arrepiento de nada. En un momento recordé que una de las cosas que me pregunto al llamarme fue si estaba en pareja, le dije que no sin ninguna vuelta, y al preguntarle a él, me contesto estoy enredado en algo. Y la verdad yo me sentí orgullosa de mi misma, porque sé que si estoy sola es porque no encontré a nadie con el que realmente sienta que me merezco estar.  Pensaba en él,  que si realmente a las 4 de la mañana llama a una mujer con la que no ha creado ningún lazo, ni sabe realmente su historia,  es porque realmente la vida que esta llevando no le llena, y realmente se siente vació. También le dije, que justamente hoy había decidido sacármelo de la cabeza. En realidad cada vez que digo que el fantasma Nando tiene que desaparecer de mi mente, él aparece…

 

Luego de un largo silencio, bajo las penumbras de la habitación,  solo una vela se encontraba prendida. Le revelé porque me molestaba tanto que me dejara plantada. Quería que realmente supiera todo de mí, para que realmente pudiera elegir, y sobretodo saber con quien estaba. Ya estaban todas las cartas puestas sobre la mesa, no lo entendía pero necesitaba ser yo transparente. La cosa es que él solo me hacia mimitos en los tobillos, demostrándome cierto apoyo hacia lo que le estaba contando,  es loco pero no se puede hacer cargo de nada. Esperaba que me abrazara, pero no lo hizo, se quedo aferrado a mis tobillos mimándolos, yo pensaba en un montón de cosas que tenia para decirle pero creía que no hacían a la cosa. Yo ya hice mucho, reflexionaba, mas no puedo hacer, ahora necesito su accionar. No iba ir yo a abrazarlo,  esperaba un acto de él a sabiendas que no lo conseguiría, a pesar de todo necesitaba su gesto de cariño. La cosa es que luego de un rato en silencio, le toque la mano y me la aferró fuertemente, me demostraba que me apreciaba pero nada mas, y yo no sé realmente que necesito, o mejor dicho sé que así no me sentiría feliz, aunque me cuesta asumirlo…

Nos cambiamos, yo me puse mi trajecito de ejecutiva, me sentía una mujer que se valoraba y principalmente que se merecía lo mejor. Me tire sobre la cama a observar como se cambiaba. En realidad pensaba en todos los hombres que se encuentran a mí alrededor y que quieren conquistarme, y que intentan recrearme mundos, y buscan frases, poemas, sensaciones en las que yo pueda deleitarme y ninguno ha logrado los frutos que realmente buscan de mí, y que él a logrado tan fácilmente. A él me le he entregado tantas veces, de todas las formas, y nunca me ha valorado. Creo que ya estoy cansada, desgastada, no puede venir sin una idea de lo que siente con respecto a mí, porque solo logra un vació mas recrear en mí. Sentí que era egoísta, venia pero a probar no sé que, a intentar saciarme y hasta intentar lograr ligarme de alguna forma de la cual nunca se iba a responsabilizar.

En un momento recordé que tenía aun guardada la remera que le compre a Germán en Canadá, mi primer y único amor hasta el momento. En realidad nunca se la había dado por dos razones la primera porque le iba a quedar grande, y la segunda porque al volver del viaje nuestra relación se enfrió;  en realidad comencé a darme cuenta que no buscaba crecer a mi lado, sino encerrarme en una jaulita de cristal con una única cerradura y una única llave de la cual era dueño.  Mientras yo me había dado cuenta que el amor es como dos aves que se juntan para volar juntos,  aunque los paisajes que hayan visto fueran diferentes y aunque los caminos que se habían trazado individualmente tampoco concordaban, querían volar juntos, y sabían que a pesar de todo podrían apoyarse el uno en el otro. Además estaría presente la seguridad de que el amor no se extinguiría porque uno decida volar más rápido u a otro lugar más lejano, sino que al contrario la otra ave siempre esperaría,  le daría espacio para que pruebe, para que intente,  a sabiendas de que tal vez lo pierda. Pero sabiendo que si vuelve será para toda la vida, los obstáculos, ni las circunstancias, ni las oportunidades derrumbaron lo que sentían. En otras palabras, un amor eterno y real, porque se han dado la oportunidad de probar el camino que cada uno tiene que transitar. Entre estas aves se permitirán crecer, buscaran desarrollar cada una su potencial. Porque el amor construye,  no encierra. El amor avanza, vuela, baila, camina; pero no suprime, ni reduce, ni frena el caminar del otro, ni limita seguir avanzando. El amor es libertad suprema, es un lazo que tiene que tener independencia para continuar alimentándolo. Así fue como esta remera, se convirtió en un mito, en una fantasía que se alimentaba constantemente, como los zapatitos de Cenicienta que el príncipe cuido hasta encontrar a la doncella que les quedara. En un principio alimente la idea de que el próximo hombre en mi vida sería el que le quedara esa remera bien, y luego la fantasía paso a ser, que quien se la llevara se la tendría que merecer. La remera hacia cinco años que estaba guardada en el fondo de mi placard, sobre ella reposaban cajas, libros, viejas agendas guardando historias nunca concluidas, relatos de una viajera solitaria en busca siempre del más profundo conocimiento que encierra el ser humano, y que termina descubriendo que no importa el lugar siempre uno es igual. También reposaban zapatos fuera de temporada que uno no quiere desprenderse tal vez porque cree que uno puede recordar cuanto ha transitado con ellos. En realidad, ninguno de los hombres que han pasado por mi vida en este tiempo se la mereció, y ya se había transformado en un karma del cual me quería desprender.

En un momento, luego de haberme terminado de bañar me acorde de la remera, en realidad al observar el estado, gastado,  en que se encontraba la remera que usaba Nando. A oscuras entre al cuarto, y busque en el interior del placard una bolsa perfumada que se encontraba escondida en el fondo de este. Me llevo un buen tiempo encontrarla, hacia tiempo que no la buscaba. Al hallarla, sin dudarlo como si fuera una ceremonia religiosa, saque de la bolsa la famosa remera, que se encontraba intacta a pesar de los años que llevaba encerrada. Me puse a pensar quien podría contar la historia de esta remera, cuantos amagues en entregarla llevaba. Sí,  tan solo era un objeto, tal vez insignificante, pero que había adquirido tanta importancia en mi vida. Porque aunque me cueste reconocerlo, cada hombre que apareció en mi vida durante todos estos años, me lo imaginaba dentro de la remera: a la mayoría les quedaba grande, o no compatibilizaban con la inscripción, en muchos directamente ni considere la posibilidad de que le pudiera pertenecer.

Pero ni bien volví de Europa, luego de conocerlo a Nando, pensé en la posibilidad de que realmente a pesar del tiempo que había pasado, fuera para él. Habría encontrado al destinatario final me lo preguntaba una y otra vez. Pero los vaivenes de nuestra historia, hicieron que nunca realmente se hubiera construido algo para que pudiera dársela y más aun pensar en la posibilidad de que la aceptara, no podía entregarle el premio porque sí. Tampoco como en alguna oportunidad pensé, enviarla en una encomienda a su domicilio, solo por el hecho de creer que le quedaría perfecta. Tampoco tenia sentido aunque sí una razón:  terminar con lo que significa la remera en sí. La permanencia de esta en mis manos, continuamente me  hacia recordar cuanta soledad había vivido. Lo difícil que me ha resultado volver a encontrar a alguien con el cual quisiera construir algo, en otras palabras enamorarme. Nunca creí que fuera tan difícil hallar una persona que pudiera merecerla, tampoco nunca perdí las esperanzas en tropezármelo.

En realidad ya se había convertido en un clásico tener guardada la remera en el placard, y a esta, se le habían acoplado perfumes, otras remeras, medias, objetos masculinos que no tenían oportunidad de salida, y que se iban acumulando. A veces, alguno de los objetos salía, en ocasión de un amigo que se lo merecía. Pero la bolsa se había ido agrandando con el paso del tiempo. Aunque el año pasado había encontrado a una persona  que le otorgue bastante de los objetos; de algunos sentí que no podía ser merecedor, entre ellos estaba la fiel remera. El objeto del cual tanta importancia ha adquirido a través de los años, es blanco, su medida es large y su inscripción es una colorida caricatura de un juicio donde se juzga a un hombre a través del juicio de una mujer semidesnuda; realmente resultaba graciosa y atractiva la remera. Luego de sacarla de la bolsa y observarla largo tiempo y de percibirlo a él, comencé a ver si realmente le iba a quedar bien. Siempre supuse que sí, pero ahora al tenerlo junto a mí,  creía que tal vez para el también fuera un poco grande. También pensé en que no se la merecía, ya que el hecho de que hubiera aparecido a las cuatro de la mañana luego de meses perdido, no me daba seguridad de nada y principalmente no lo hacia merecedor del preciado objeto. Así que volví a guardar la remera, pero esta vez la coloque en un estante, primera en la fila de mis remeras, por si cambiaba de opinión. En realidad al observarlo cambiarse, sentí que tenia que contrastar si le quedaba la remera, quería terminar con esta historia. Así que saque nuevamente la remera del placard y le propuse que se la probara: “Si te queda es tuya”, tenia todavía mis dudas al respecto. Fueron segundos que para mí tuvieron un suspenso de años, hacia tanto tiempo que esperaba que alguien se la probara, nadie había tenido la oportunidad. Él la observo y sorprendido por mi gesto, se la probo mirándome, buscando mi conformidad. Le quedaba bien, mi sensación de alivio era inexplicable. Se la sacó y le dije: “es tuya, te la regalo”. Me mira nuevamente y me dice con un tono de voz que reflejaba franqueza en sus palabras “no me la merezco”, a lo que yo le respondo: “es verdad,  pero entre perdida por perdida, quiero dártela. Hace tiempo que esta allí guardada, era para otra persona que al final nunca llego a sus manos”. Me mira sin comprender mi actitud dado su accionar discontinuo hacia mí, y le digo: “Imagínate que es un regalo de cumpleaños doble, por los años que te conozco, una cosa así”. Me mira profundamente, se acerca sin imaginar lo que me diría -Fue tu cumpleaños la semana pasada, ¿no?-,  a continuación me da un intenso  beso en la boca. A lo que le contesto “Sí, 23 años”, y me dice- Ya sos toda una adulta, ¿cómo te llegaron los 23?- me pregunta caminando en dirección al baño. Me quede pensando unos segundos y con un fuerte tono de voz le conteste”Con replanteos internos; en una semana aparecieron personas que me desestructuraron bastante los supuestos de mi vida, tengo que admitir”.

Se tomo el té que le había preparado, mientras le di la remera para que la guardara. Se terminaba la historia, estaba cansada de poseerla. Comenzaría una nueva etapa, no habría nada que delimitaría quien sería el que conquistara mi corazón. Si se la merecía o no, ya no entraba en discusión, hacia dos años que se había instalado en mi mente sin poder desprenderme de sus encantos, y principalmente de los encuentros imprevistos que no han unido sin ligarnos. Nos dirigimos al ascensor, donde metió una de sus manos en mis nalgas y me dio una palmadita, como si fuera mi pareja de toda la vida. En realidad pese a la irrealidad del encuentro, cualquiera hubiera afirmado que éramos una pareja de tiempo, porque si hay algo que no se puede negar es la falta de temporalidad de nuestros encuentros. Tal vez son horas, minutos, una tarde, una noche, solo un encuentro momentáneo; pero son tan intensos que se transforman en semanas, meses, años, no hay tiempo.  Luego salimos los dos caminando a la calle, me sentía rara, llegaba el momento de despedida y que me diría. Tal vez era la última vez del encuentro o tal vez el comienzo de una relación, ¿quien lo pronosticaría?. Caminamos dos cuadras juntos charlando de banalidades, como si hubiésemos sido dos amigos de toda la vida que se encontraban después de tantos años; en verdad no era la situación, pero sí la realidad. Esta todo perdonado sin una reflexión, sin ninguna explicación de su acción.

Nos despedimos, me dio un beso en la boca y me dijo llámame. No volví mi mirada atrás, seguí caminando bajo la llovizna de un día gris que no tenia rayos de luz a pesar de que mi rostro iluminaba una sensación de paz, de respeto a mi misma que podía sentir. No me importo si lo perdía o no, pero yo me cuide. La verdad al decirme llámame quería decirle llámame vos pero creí que no tenia sentido aclararlo no lo iba a llamar yo, tengo que estudiar y si le intereso se va a mover. Necesito su acción,  hoy por hoy no me conforma solamente su esporádica compañía, o visitas perdidas en el tiempo que aunque parece que el tiempo se recupera no tienen continuidad…

Me tome el colectivo, quería caminar, pero la llovizna era persistente y molesta así que decidí, bajarme unas paradas antes para ir a la iglesia a pensar un poco de lo sucedido, ya no le pedía que fuera para mí, que volviera. Solo le pedía tener paz, quiero un amor, si él no es, lo dejare ir. No me quiero engañar más. Lo quiero pero no sé hasta que punto, lo quiero sin tener una razón lógica o racional, lo quiero porque el destino me lo cruzó en el camino. Tan solo por eso lo quiero, quise decírselo, amague en varias oportunidades en ese largo silencio que se produzco entre los dos a la mañana, pero era innecesario. De a poco podrá conocerme si le intereso, ya sabe muchas cosas de mí, de como soy, tiene que tomar decisiones yo no se las voy a tomar por él. En algún punto sentí que me valoraba y apreciaba mucho y que él no sabe nada de sus sentimientos. La mañana paso a las corridas aunque mi mente estaba dispersa, no me impregnaba la felicidad de antaño que tantas veces me cumbió cuando retorno en las varias oportunidades precedentes. Esta vez, estoy a la expectativa de todo. Lo tomo como un sueño hermoso, que tal vez quede en eso o tal vez pase la puerta de la ilusión y entre al mundo de la realidad,  ¿Quien lo dirá?.

A media mañana recibí un llamado de una bodega,  que me enviaría dos invitaciones para una fiesta de degustación de vino. Dos, retumbaron en mi cabeza, tal vez tenia que esperar pero era una oportunidad linda para compartir algo y también para ir acompañada; y a la vez para frenar el galanteo de otros. No sé no lo pensé mucho, escribí un mail, diciéndole que necesitaba su contestación para asistir o no a la fiesta. Luego de enviarlo, empecé a sentir un malestar de incertidumbre, habrá sido necesario, tendría que haber esperado, me contestara, ¿Quien lo dirá? . Pero sabiendo que a él le gustan los vinos, no pensé tanto en nuestra relación como en la situación y creo que está es buena.

Tal vez no tenga respuesta, pero lo que tengo claro es que nada de lo que le digo le resbala, sino que todo lo escucha y lo graba, no hubo frase, palabra expresada de alguna manera por mí,  que no sintiera que la había leído, escuchado varias veces. Tal vez se vislumbre una esperanza, solo quiero sentir, y amar. Sentir ya lo logro, porque aunque solo haya sido esto, fue maravilloso todo lo que pude expresar a partir de él.

Pero esta historia nunca finalizara como uno espera, con final feliz. Luego de un día agotador, llegue a casa y decidí llamarlo para saber su respuesta: Marque su teléfono y al atender le digo: “leíste el mail, venís a la fiesta”, me contesta: “No, no lo leí, no puedo ir, Chau”, y me corta el teléfono. Me quede atónita, no podía comprender, automáticamente volví a marcar esos números para pedirle una explicación, y solo me dijo, “No puedo hablar, en realidad no me llames nunca más”. Podré esclarecer algún día su accionar, yo todavía no caigo a la realidad. Nada es racional.

Cuan largo puede resultar un día, cuantos cambios pueden sucederse, me asombra realmente… Solo en veinticuatro horas, reencuentro, amor, sinceridad, despedida, final… Que más…

“La abundancia del vivir”

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“When I’m drawing my last breath, I won’t be thinking about all those fancy degrees or conferences I spoke at. You only have a few times in your life to really cut you loose, so you might as well take them when they come”.

(Cuando este dando mi último aliento, no voy a estar pensando en todos los grados de fantasía o conferencias que di. Sólo hay un par de veces en tu vida para perderte, por lo que tendrías que tomar esas oportunidades cuando vienen.)

Hay días que me gustarían que fueran filmados, sobretodo cuando te imaginas que va a pasar una cosa y termina otra completamente diferente sucediendo. Me tenia que levantar a las 6 am para ir a meditar y aunque lo hice, la almohada le gano a las ganas y me quede durmiendo hasta que un llamado por teléfono me levanto y me hizo darme cuenta que no llegaba a mi clase normal de yoga y ya llegaría tarde al Stand que tenia que terminar de pintar en FE VIDA; así que sin apurarme ya que mientras tanto tenia que coordinar la llegada de un amigo español de cuando vivía en Utrecht que no veía hacia mas de 10 años y que pararía solo 6 horas por buenos aires y quería visitarme. No entendía que quisiera verme después de tanto tiempo y pudiendo hacer tiempo en el aeropuerto por el trasbordo o ir a ver algo turístico.  Hacía como 6 días que estaba con la visita porque me había contactado con linkedin cosa que ni entiendo para que sirve y no sabía nada de su vida por tantos años pero no podía explicarle en la cantidad de cosas que estaba metida. Deje que fluya, le dije que viniera a casa desde el aeropuerto ilusamente pensaba que iba a terminar.

Llegue en bici tarde a pintar pero la onda de la feria me encanto, todo el mundo contento, no se si es la espiritualidad que te pone sonrisas pero me dejaron entrar con la bici al lugar de exposición cosa que no podía creer. Me puse a pintar, y claramente a la hora que pensé que terminaría no lo hice y tuve que decirle a mi amigo español, por suerte existe el whattsapp, que fuera directamente a la galería que tenia que presentar algo. Me habían regalado la entrada para ir a ver a Ravi Shankar y con la difusión que tiene su figura sentí que tenía que sacar mis propias conclusiones al respecto, debía experimentar su presencia. Encontrarme con mi amigo español era mas importante para mi que Ravi Shankar pero dado que percibí que no iba a llegar a la hora que me dijo me deje fluir y me fui en bici a casa para cambiarme para volver a escucharlo. Cuando estaba volviendo a agarrar la bicicleta siento que si me iba a encontrar con mi amigo, no era tan buena idea. Así que vuelvo a dejar la bici y paro un taxi que se me va pero agarro al de atrás y me toco un taxista muy simpático que me hizo reír todo el viaje y al mismo tiempo me dijo hablemos solo cosas buena onda (parece que los taxistas con este “let motiv” me tocan a mi).

Llegue a las corridas pero dispuesta a escucharlo. En realidad lo que mas me conmovió del evento fue ver la cantidad de personas maravillosas convocadas en buenos aires para hablar de la espiritualidad, entendida como algo que uno hace para estar mejor con uno mismo y al mismo tiempo lo puede extender a los demás. La meditación del Ravi Shankar me dio mucha paz. Tengo que reconocer que me transporto a mi mundo y no escuche nada de mi alrededor, pero mi compañera cuando abrimos los ojos me dice, no escuchaste al periodista protestando, etc., etc. Le contesto que la verdad que no, me fui a otro lugar, pero tampoco sentí que me cambiaba la vida su presencia. Cero fanatismo.

Salí con mi sonrisa dispuesta a encontrarme con mi amigo español en la galería y me encuentro con una periodista que me dice con tu look colorido me das para la nota, pensando que me iba a preguntar algo mas global sobre la feria, me sorprendió la cantidad de stands y cosas lindas y ricas para ver, probar y comprar. Pero ante mi sorpresa me pregunta que siento sobre Ravi Shankar y realmente no sentí nada especial o diferente, así que tuve que cambiarle de tema, contándole de la responsabilidad de cada uno por hacer la diferencia, por no engancharse, por sonreír y hacer cosas que uno hace bien, le hable de bancarte, y la importancia de los colores en nuestra vida. Claramente no conteste su pregunta así que me fui riéndome convencida de que no iba a salir la nota. También me entere que el lío del periodista se debía a que cuando nos hicieron cerrar los ojos el camarógrafo también lo hizo con la sorpresa de que le robaron mientras tanto el lente de la cámara, ya ni meditando hay respeto.

Salí de la feria plena, y feliz y me encontré con la lluvia constante y un trafico terrible, claramente tomar un taxi me haría llegar tardísimo a la galería así que me fui caminando bajo la lluvia (eran siete cuadras), riéndome de todo lo sucedido en el día, nada de lo que había pensado había sucedido.

Llegue a la galería y me encontré a 50 artistas maravillosos convocados para intervenir un banco, otro bancarte, pero este con fin solidario, para caritas san isidro en el marco de Arte espacio. Yo tendría que haber pasado a buscar mi banco por Dara dado que lo había dejado el día anterior porque no había entendido el mail y como claramente no pude pasarlo a buscar, fui sin esperar que estuviera ahí, pero por suerte lo trajeran igual, así que me reencontré con mi banco rodeado de muchos hermosos bancos y encontrándome con grandiosos artistas y diseñadores, una fiesta. Pero lo que capto toda mi atención fue encontrar a mi amigo español mimetizado entre todo el ruido de la gente. Había cambiado, era todo un hombre aunque su sonrisa se mantenía inalterable.  Hacia 10 años que no nos veíamos pero parecía que fuera ayer y estaba mas buen mozo de lo que recordaba. Nos habíamos conocido porque se había enamorado de mi arte ya que pintaba para la revista de la universidad de Utrecht cuando vivía allá, y haciendo memoria, termine dejando por un mes y medio las valijas hasta volver a la argentina en su casa en España mientras me iba a Marruecos y a seguir viajando por Europa. Una caradura total porque ni lo conocía pero se había presentado en una estación de tren como el fanático que me escribía (no habíamos compartido clases ni salidas pero recibía mails de lo que le generaban mis dibujos) y me dio su teléfono por si alguna vez necesitaba ayuda en Madrid, y sin dudarlo cuando llegue al aeropuerto lo llame. Me reía yo mismo de la gente que uno va conociendo en la vida y como se la reencuentra en momentos impensados, porque la verdad después de 10 años y sin tenerlo en mis contactos de Facebook ni sabia en que andaba y menos en la corrida en la que yo me encontraba (llegue a rezar porque le pasara algo al avión y se retrasara ya que estaba sin tiempo para nada).

Me saque la foto y le dije vayamos a casa, seguía lloviendo en buenos aires, y logramos conseguir un taxi para tratar de ganar tiempo en el no tiempo lineal para que a las 21:30, en cuatro horas, lo pasara a buscar un taxi para que regresara a Londres donde estaba viviendo. Me contó de la última vez que había estado en buenos aires parando en casa, cosa que yo ni recordaba, en que situación me encontraría que ni lo había registrado. Lo miro y le digo me sorprendió tu mensaje en linkedin que quisieras visitarme en vez de ver algo de buenos aires, me sentí casi un monumento, me mira y me dice: “Maria es Maria”.  Y ahí me agarro de la mano y no pude soltarlo. Me contó que venia de hacer un voluntariado en Bolivia con chicos con discapacidades varias en el medio de la jungla, que había comprado especialmente el pasaje para que parara en buenos aires y pudiéramos reencontrarnos, que tenia ganas de verme pero no sabia en que situación me encontraría por eso el mensaje. Para esto yo venia de estar enamorada de alguien que hacia un mes que no me llamaba y el español se había comprado un pasaje para poder verme (en esos momentos entendes que cuando hay ganas no importa nada mas que llevarlo a cabo y podes ver mas claro lo que no es). Fue eterno el recorrido, hablando de la vida.

Llegamos a casa, había cambiado, el se acordaba de detalles y tenia muy presente un pasado que yo lo tenia desdibujado pero en el hoy yo no dejaba de mirarlo. Se había transformado en un hombre y tenía energía linda, y me encantaba, le mostré los cuadros de la ultima exposición, y saca un regalo de la valija de Bolivia para mi y me agarra entre sus brazos, nos abrazamos un largo rato, con un silencio que hablaba, y terminamos besándonos y enredados en mi cuarto. Llovía, era perfecto para mimarse. Tratamos de ponernos al día, contándome viajes alrededor del mundo y como si hubiera sabido que había posibilidad de estar juntos hubiera cambiado el viaje. Se había pasado la semana entera parando en casa pensando en como conquistarme 9 años atrás y ahora simplemente sucedía sin ya esperarlo (y yo ese capitulo ni me lo acordaba). Lo miro y le digo no estaba en mis planes que esto sucediera. En un momento me confeso que tenia pareja pero que valía la pena estar conmigo, que no podía creerlo, lo había soñado desde que me había conocido. Su mirada era transparente y su corazón estaba abierto, sentí su belleza y me sentía valorada. Me hacia sentir una joya valiosa cosa que a veces olvidaba.

El taxi toco el timbre que lo llevaría al aeropuerto, se vistió mientras lo cargaba que no había tomado ni un mate y me dice que vino a buenos aires pensando que iba a comer carne y termino comiendo de la buena. Nos reímos y nos despedimos hasta que algún nuevo encuentro nos cruzara. No era importante el futuro, sino solo lo que había sucedido. Finalmente nos habíamos encontrado. Entendí que muchas veces uno no ve a quien tiene alrededor, no se da cuenta, yo había pasado una semana en su casa en España pero tenia otra historia en mi cabeza y cuando había venido a visitarme a buenos aires también me encontraba en otra y el nunca había tenido el coraje de expresarse, de decirme lo que le pasaba conmigo. Y esta vez sin ni siquiera imaginármelo me mostraba quien era y que valía la pena. Solo tenia que seguir confiando que el correcto llegaría a mis brazos en el momento indicado, mientras tanto la vida se transforma al vivir los momentos que se te presentan.

A los 10 minutos que partió, llegan a casa unos compradores, desde hacia 10 días que íbamos coordinando la visita a casa, que cambio 10 veces de horario, y ya me reía de que a las 21:45 vinieran a ver cuadros, pero como el día había fluido de una manera extraña sin control lo aceptaba y fue mas que acertado. No solo nos reímos viajando en la imaginación y contando anécdotas para explicar cuadros, sino que terminamos concluyendo que la vida es aceptar el encuentro,el desafío que te presenta y dejarte navegar en el río sin pensar en el camino,dejándote fluir por lo que si esta funcionando. Se fueron con la alegría de que un maravilloso cuadro que encierra una maravillosa historia tiene nuevos dueños y con el llamado de mi padre diciéndome que estaba haciendo de espiritualidad que salía en la televisión. Lo cual me hizo reír a carcajadas porque la verdad le dije al periodista lo que quería decirle y nunca lo que me preguntaba, pero lo mismo valió la pena mostrarlo y no solo eso al rato el hombre que hacia un mes que estaba esperando su llamado me había visto en la televisión y me contactaba para contármelo.Ser uno mismo siempre es dar más y nunca podes saber lo que es correcto hasta que acontece y hay muchas cosas que no sabemos que pasan mientras pasan otras y del misterio esta llena la vida.