“Como el otoño regresas” – Agosto 2004
Hasta el lunes pasado creí que la historia de Nando y mía había sido un invento de mi imaginación, o que solamente había sido unilateral mi historia que duro tres largos años en lo que me había convencido de que era el hombre de mi vida al cual tenia que esperarlo. Pero de alguna forma el lunes me di cuenta que de alguna forma peculiar era nuestra historia, con sus encuentros y desencuentros, con sus deficiencias y aciertos y ciertamente nunca iba a cambiar. El me usa y yo me dejo usar, algo dentro mío no lo puedo manejar y le permito que avance cuando tiene que dar marcha atrás.
El martes sentí un gran vació, un gran miedo me invadió, la puerta que había clausurado durante estos dos años de repente se abrió y lo que salio fue dolor. Esa palabra que pronuncio y no puedo recordar, esa palabra que me dijo desde lo profundo de su corazón y que no puedo retener nos define como relación. Ya no quiero mas esperar lo que no va a pasar.
El que me haya visto caminando con el ramillete de flores amarillas por la avenida sin que yo lo percibiera aunque yo lo estaba pensando fue una mas de nuestras señales que invadieron nuestra historia. De alguna manera todo vuelve a comenzar pero nada continuara.
Su beso, sentir su piel junto a la mía, su cuerpo desnudo sobre mí, me hicieron estremecer como la primera vez. Era la gran prueba para mí, era una necesidad que no quería obviar. En su momento, hace dos años atrás, me obligue a olvidarlo, me convencí de que no sentía nada, me mentí de cierta manera a que todo había sido una construcción de mi mente para no comprometerme con nadie, para continuar en mi fantasía alada, en mis novelas de niña; pero recién ahora puedo descubrirlo, recién ahora veo que no fue mentira, solo que siempre va a saber a poco. Son solo gotas que me desbastan, son solo gotas concentradas que barren como si fueran un río que cambia de curso con todo lo que encuentran en su camino. Crea meandros una y otra vez, surcos quedan donde el agua solo paso en una ocasión.
Los días sucedieron, las conclusiones fueron cambiando. El miedo pasó a ser esperanza. La historia amerita una última oportunidad, la historia se merecía un nuevo final. Él había desaparecido de mi vida, ya ni quería recordarlo. La historia de novela que un día fue, la cual conté en más de un idioma, había perdido a su personaje principal, ya no tenia desenlace pero de alguna forma me equivoque porque volvió a comenzar. De alguna forma existió, de alguna forma no se si el príncipe me vendrá a buscar o si el realmente es el que pensé que tendría que ser, pero por lo menos apareció, por lo menos confirmo hechos que creía que solo habían existido en mi imaginación.
No se si es el hombre que quiero pero es el hombre que quise y a pesar de los años que pasaron todo se sucede igual, nuestra relación no cambia y así todo continua.
La palabra ha sido condescendiente, palabras textuales “que condescendiente has sido conmigo”, tuve que ir a fijarme para recordarla, y ni bien se fue la escribí porque sabía que la olvidaría. Porque ni bien me la dijo no pude responderle. Esta vez solo me dedique a escucharlo, a observarlo, y me sorprendí de mi misma que no pude cambiar el círculo de nuevo en esta oportunidad.
Nuestros encuentros se repiten en círculo, una y otra vez, a pesar de creer que tengo el poder, de que manejo la situación al entrar en su territorio me invade por completo y no puedo hacer nada. Me limita los reflejos, las acciones, en realidad me separo de mi cuerpo, mi mente piensa lo que tendría que hacer y no hace y mi cuerpo se le entrega. Me despersonaliza una y otra vez, con la diferencia que esta vez, lo vi, comprendí que no puedo actuar diferente, observe que como en un película la secuencia se vuelve a repetir, sin poder cambiarlo, el ángulo puede ser diferente pero la esencia, lo que importa permanece igual. Así y todo me entregue, conciente lo hice, sabiendo que aunque no podía cambiar mi accionar podía intervenir en el resultado final.
Me puse a pensar que tal vez fuimos amantes en otra vida, y en esta solamente podemos cruzarnos, encontrarnos una y otra vez, solamente eso, perdidos en el tiempo volvemos a hacerlo. Me imagino que nos traicionamos y por ello en esta vida nos confiscaron a solo sentirnos, a solo percibir lo fuerte de nuestra energía cuando se encuentra pero la cual no podemos conservar, se diluye, se pierde. Tal vez fui hombre en la anterior vida y él una bella doncella que esperaba por mi regreso de una guerra en la cual nunca volví a sus brazos sino me perdí en laberintos de pasiones desenfrenadas y no pude regresar. O tal vez nuestro amor que se creía inalterable y por estar orgullosos de ello y vanagloriarnos de la fortaleza de este, fuimos hechizados a vivir separados por generación en generación hasta que encontremos el antídoto para romper el conjuro seguiremos cruzándonos. Como si fuera un gran best seller la historia continua y ya no puedo manejarla.
Porque el lunes confirme que es fuerte nuestro lazo a pesar de que no existe nada en la realidad que lo ratifique, solo breves pero intensos encuentros que me hacen pensar en que lo amo cuando la verdad es que no hay nada concreto para aferrarme.
El lunes mientras me penetraba, mientras sus labios sellaban los míos y por mis piernas corría caramelo recién cocido, de mi alma surgió un sentimiento que no pude exteriorizar a pesar de que hacia eco en mi. “Te amo”, quise decir pero calle, “Te amo” sin saber porque, “Te amo” solo y simplemente eso surgió de mi corazón y lo oprimí porque no tenia sentido manifestar.
Desde la primera vez que lo vi lo sentí, y desde allí nunca pudimos permanecer mas de veinticuatro horas unidos sin que algo rompiera el idilio, como si los dioses del Olimpo se hicieran presente entre nosotros para impedir nuestro amor. Como si estuviéramos en un gran coliseo y jugaran con nuestros cuerpos. Nos exponemos una y otra vez sin resultados visibles, sin salir del círculo, una y otra vez, como si fuera un castigo divino se reitera y ya realmente no se que hacer. El círculo siempre esta, ¿como continuara?¿tendrá algún final?