Una historia de amor con muchos rulos

#ColoresDeMilagros

Lo unico que queda es el amor

“Tal vez las palabras hoy sobren al tenerte frente a frente, tal vez hoy no comprendo que hayas vuelto sin buscarte, tal vez hoy las sonrisas ya no tienen sentido. Perdida me encuentro en tus brazos, desear este momento desde hace tanto. Determinaciones planteo al tenerte a mi lado. Cuestionamientos que no creía factibles por el deseo constante. Fluidez de la instantaneidad. El encuentro se convierte en piel. Querer a pesar de no entender. Madrugada que termina al atardecer. Tan solo un sueño mas, no pasara a ser real”.

La verdad hoy me siento rara, ayer 31 de octubre de 2000, fui a lo de mi psicóloga,  María Teresa, y analizamos el encuentro de Diego (30 años, analista de sistema). Justamente ya se había ido a España a vivir el día de ayer. Lo conocí exactamente un martes atrás por casualidad. Estaba estudiando en mi casa porque rendía una materia al otro día, y me acorde que le había prometido a una señora que había conocido en un cine hacia días atrás que le iba a pintar un cuadro, para un amigo que le había pedido ya que venía a Buenos Aires. La señora era brasilera debía tener unos cuarenta y cinco años, había viajado con su sobrina por una Convención de Turismo. En realidad fue muy ocurrente la situación de ese domingo que la conocí. Al otro día era mi cumpleaños y había decidido tomarme ese día anterior para mimarme, me levante relativamente temprano para ser un día de fin de semana, y sin dudarlo me cambie y me fui para los cines que se encontraban en Recoleta, un barrio muy pintoresco de Buenos Aires. Mis manos no estaban libres ya que me acompañaban un block de hojas y unos lápices para pintar si me inspiraba. No quería limitar el día, quería tan solo que me sorprendiera. Al llegar a los cines, hice la cola para sacar la entrada y sentí que ahí no tenía que estar, así que salí del lugar y comencé a caminar sin rumbo. Entre a una iglesia, ya que justamente era la hora del sermón y quería escucharlo por si sumaba alguna enseñanza, pero luego partiría para continuar mi caminata. Había decidido ir a ver una película, en la que tenía conocimiento que me iba a llegar profundamente, dada la historia de lo que se trataba. Era de aprender a enamorarse y como hay personas que les cuesta tanto comprometerse en el amor, y prefieren variedad de aventuras a profundidad en sus relaciones.

Camine por la nueve de julio, observe el obelisco, busque descubrirlo nuevamente a pesar de que fuera ya una constante en la rutina diaria. Era un monumento que todos los días miraba para ir a mi trabajo, pero en realidad había comenzado a desaparecer de mi paisaje. Luego llegue a la calle Florida, recordé cuando era pequeña y como mi mama me llevaba a la Galería Harrods, de estilo ingles, a comprar los bombones de menta para sorprender a mí papá con ese simple regalo. Hice memoria de la importancia que tenía en ese momento esa peatonal, donde se desplegaban los negocios con categoría y elegancia. Pero los años ya habían pasado y la modernidad había dejado olvidada a esta zona de Buenos Aires. Shoopings le habían robado el espacio. Termine entrando a las Galerías Pacifico, un centro comercial que mantenía la sofisticación de antaño. Saque la entrada y me dispuse a esperar que la sala del cine se abriera sentada en un escalón. Abrí el block de hojas y comencé a observar los cuadros que había llevado a cabo la noche anterior. Luego entre al cine, la sala era pequeña, en realidad tan solo éramos 7 personas, yo me senté en la fila del medio. Detrás de mí se encontraban dos mujeres, una joven y otra mayor, que hablaban en otro idioma. Yo me puse a mirar nuevamente mis cuadros cuando sentí que alguien me tocaba el hombro. Era una de ellas que quería ver lo que había pintado. Eran brasileras, y se encontraban en Buenos Aires solo por unos días. Llevaba conmigo un albún de fotos de mis cuadros y le comente  la pasión que me llevaba a expresarme. La mujer comenzó a contarme que justamente un amigo de ella que era curador de pinturas en un Museo de Río de Janeiro le había hecho un encargo, del cual no se había podido hacer cargo: un cuadro que reflejara Buenos Aires. Me mira y me dice: “tal vez es el destino que te hayas cruzado en mi camino”, justamente en el mismo momento yo estaba pensando lo mismo. Pensar que camine cuadras y cuadras para terminar en otro lugar para ver la misma película. Me pregunto si yo le podía hacer el favor de pintar un cuadro para esta persona, y obviamente acepte el encargo. Me dio una tarjeta con sus datos en Buenos Aires y me pidió que si podía antes del martes se lo llevara a su hotel. La película comenzó y a nuestra conversación puso fin.

La película me conmovió, ya que me hizo recordar una historia en mi vida que aún no tiene final. Un amor que comenzó en un avión y hace dos años que no se quiere concretar ni tampoco finalizar, ya que el personaje masculino no se quiere comprometer.  Al terminar el film, la señora se despidió de mí, y yo decidí ir para Recoleta para encontrar estímulos para la inspiración de este cuadro que quería pintar. Encontré una pareja bailando el tango y con música de fondo y el recuerdo de ese amor contrariado, me dispuse a trazar líneas en esas hojas blancas que terminaron en un bello cuadro de estridentes colores y de gran determinación. Así que el martes a la noche tome un colectivo, con un sobre grande de color madera que protegía el cuadro, y me dispuse llevar el encargo. Al llegar dude en entregarlo dado que en realidad no había ningún lazo entre esta persona y yo, y a su vez ese cuadro significaba mucho para mí. Luego de mucho pensar decidí que tal vez esa persona que lo llevaría no lo iba a valorar pero el destinatario final sí, y yo lo ofrecía de corazón. Finalmente entre a ese hotel y deje ese gran sobre que encerraba mucho amor al conserje para que se lo entregara. Sentía que debía jugarme a pesar de que fuera una locura regalar un cuadro a una extraña, creía en las vueltas de la vida y en que los encuentros siempre se dan por algo. Por lo tanto luego de concederlo, no podía volver a mi casa a estudiar como si nada hubiera pasado. Había ilusiones en juego es ese acto, a pesar de que era incierto el paradero y el fin de ese cuadro.

Solo camine por la noche, el sonido de mis pasos retumbaban en mis oídos, la calle estaba desierta, sola me encontraba. Decidí entrar en un bar, para solo observar rostros que pudiera contemplar. Al entrar unos ojos me atraparon, como si no pudiera salir de una red. Una mirada intensa de color chocolate me retuvo por un momento,  deteniendo mis pasos, cortándome el aliento. Hacia tiempo que nadie me atraía sin razón. Luego de que el encanto desapareciera, seguí  caminado para restablecerme. Esos ojos hicieron que me quedara, que no pudiera regresar a mi casa. Así fue, como me quede sentadita en un banco, en ese bar donde la música te acompañaba, y donde gente diversificada se mezclaba. No sabía muy bien porque esperaba, ya que era una locura quedarme sentada aguardando a ver si actuaba. Desde mi asiento lo observaba conversar con sus amigos, estaba compenetrado en el debate. No podía negar mi atracción hacia su persona a pesar de no haber intercambiado una palabra aún. Espere, y aunque no se crea, un acontecimiento sucedió que nos unió. Una chica le saco un banco sin preguntar de su mesa, donde estaba sentado un cuarto amigo, a partir de esto uno se levanto y la corrió a la chica que ni se hizo cargo de su actitud. Yo no pude dejar de seguir la acción, y una risa me apareció, que llamo la atención. Así fue como me invitaron para que me acercara a su mesa y una platica comenzó. Yo no podía mirarlo a los ojos al caballero que me había retenido en ese lugar porque sentía que me desnudaba ante ellos. Así que comencé a hablar con uno de sus amigos, que me comento el fin de ese encuentro en ese lugar, Diego, el hombre que me atraía, se iba  a España en menos de una semana. Era una especie de despedida.

Pero su presencia a pesar de lo insignificante en tiempo, perduro el resto de la semana. Igual que yo sentí, María Teresa opino lo productivo que fue este encuentro, dado  que lo escuche, no me vendía ningún verso, me planteaba las cosas tal cual eran, y aunque ahora me quede con las ganas de estar con él, me doy cuenta que no hubiera reflexionado lo que reflexione si me hubiera acostado con él… Me dijo algo muy interesante, y que me dolió a la vez mucho por ser en algún punto real, “Reíte cuando te tengas que reír, si te reís todo el tiempo, pierde el sentido de la risa. Quedas una boluda riéndote por todo”. Me decía que para que me iba a recibir si el título nunca lo iba a utilizar.  Me hizo pensar que de nada me sirve la Facultad en términos de título. Solo aprendí un poco mas del ser humano en sí, y que la facultad la hace uno si quiere, leyendo, investigando. Pensaba en cuantas personas conocí sin educación institucional pero que tenían muchos conocimientos por su accionar… Además porque le conté que mi jefe el jueves pasado me llama y me dijo: “María has pensado en tu futuro, porque en realidad yo te tengo que decir que las comunicaciones han avanzado de una manera extraordinaria, no sé hasta cuando la diplomacia se va a mantener con la estructura actual”, como diciéndome esto tampoco es seguro, jugate por lo que realmente sentís… También le comente que creía que lo de Nando, era algo en lo que yo creí, como que el destino me lo puso y bueno es…“porque pedí un deseo en Brasil, luego lo conocí yéndome a París, me lo encontré en el Louvre,  seguimos viaje sin querer, la ropa a devolver nos unió, encuentros sin explicación conformaron un continium sin razón; pero con honestidad no lo conocía. Me siento totalmente más madura, mas centrada en mi, en quien soy, en lo que deseo y en observar primero el campo antes de lanzarme a correr en él…

Salí de lo de María Teresa pensando en que la tenia que terminar con Nando de una vez por todas, que tengo que dejar a mi mente libre, que tengo que permitirle la entrada a otra persona… Mientras caminaba hacia la parada de colectivo, escribí lo siguiente: “Cada uno escucha lo que quiere escuchar o mejor dicho cada uno recrea su propia mentira y la lanza en palabras como verdad. Sin darse cuenta que uno solo así busca reafirmar ese mundo falso construido en columnas de palabras sin contenido, que busca afirmar la existencia, que intenta dar respuesta a la vida, que trata de  recrear supuestos que te ayudan a enfrentar la vida. Crees que con todos esos supuestos estas firme, te convences de esa mentira. Solo la incertidumbre es real en este mundo, solo aceptando y reconociendo lo que queres podes tener cierta seguridad de adonde llegaras”.

La cosa es que fui a rendir una materia que me fue muy mal. No me interesan los problemas tan lejanos, como los del Medio Oriente, cuando la teoría no sirve para explicar la realidad siempre la supera. Salí y te juro me largue a llorar de la impotencia sentía que nada tenia sentido, que no tenía un incentivo, que no soportaba mas la facultad. Luego de 5 años, a 10 días de recibirme me doy cuenta de esa gran mentira que me creí yo misma principalmente: “Mis padres no quieren que pinte, porque mi futuro sería incierto, etc”. En realidad era yo misma la boluda que en vez de tener cojones y lanzarme a la nada preferí lo seguro. Pero también asumo que no creo que estaba preparada como ahora lo estoy, por algo tuve que transitar ese camino…

Llegue a casa, me puse a hacer un trabajo de la Facultad, mientras chateaba por Internet. Estoy anonadada con ello. La gente se comunica sin comunicarse ya que sin conocerte comenzas a entablar una relación contigo misma en realidad. Porque decís lo que queres, preguntas, compartís, sin saber con quien,  lo que en tu cabeza aparece al revés. Me puse a pensar debido a la gran cantidad de niños que se encuentran comunicados a altas horas de la noche en el peligro que se transformara esto para entablar relaciones verdaderas. Porque se comienzan a entablar relaciones ocultas detrás de una maquina y cuando se enfrentan a la realidad podrán decir lo mismo, luego de tanto encierro, no lo creo. Asimismo recordé mi niñez, ya que era trasnochera, así que la existencia de estas computadoras hubieran provocado que nunca durmiera. Mis noches en velas pasaban dentro de libros que me recreaban mundos maravillosos, gente que fantaseaba, lugares desconocidos que eran descriptos para que yo recreara. Todo eso se ha perdido…

Luego tipo tres de la mañana me voy a dormir. Me costo dormirme, tenia miedo a la noche no se porque.  La cosa es que al rato de estar dormida, siento el teléfono, y no se porque me levanto sobresaltada. Corro hacia él para atenderlo sin dudarlo, no sabía ni que hora era. Atiendo, era Nando que me estaba dejando un mensaje a las 4 de la mañana. No entendía nada, principalmente que me hubiera despertado, ya que jamás escucho el teléfono cuando me duermo. Lo hago tan  profundamente,  dado que en mí elijo la calidad a la cantidad, en lo referente al sueño… Comienza a hablarme de que lo  disculpara por haberme tratado mal la semana pasada, que quería saber como estaba, que ni él se entendía pero que me quería ver. Empezó a hablarme de él, de mí, de nosotros, yo no entendía nada… Me dijo puedo ir a tu casa ahora, no dormimos, que te parece, ya que yo no puedo llegar tarde al trabajo me dice. Me recibís aunque no me he portado bien con vos. No podía decirle que no. Yo le dije que si insistí fue porque solamente no quería que me pasara como otras veces había hecho, dejar pasar…

Mi cuerpo temblaba mientras hablaba por teléfono  y el solo hecho de saber que iba venir a mi casa, y que lo iba a ver nuevamente hacia que mi cuerpo no dejara de responder de esta forma. Corto el teléfono y no entendía nada. Me llamaba, yo estaba mas dormida que despierta, tendría que creerle que a las cuatro de la mañana iba a aparecer en mi casa. Era de locos, pero recordé si alguna vez había sido cuerda nuestra relación. Me puse a limpiar un poco la casa, ya que era un quilombo y así el tiempo pasaba más rápido. Al rato suena el timbre, era él, bajo atenderlo en camisón y campera de yean para disimular mi vestimenta de sueño. Allí estaba, no era un sueño. Afuera lloviznaba, la calle se encontraba desierta y su figura detrás del vidrio visualizaba desde mi salida del ascensor. Aparece con una mochila en sus hombros. Me mira y me encaja un beso en la boca como si nada hubiera pasado entre nosotros… Yo me quede helada, aunque se lo respondí. Me empecé a reír y le dije lo nuestro es un chiste, todavía no puedo creer que me hayas llamado y principalmente que te haya dicho que vinieras. Nos reíamos, eran las 4:20 hs. de la mañana, y estaba ahí,  al frente mío. No puedo explicar lo que sentía realmente, no sabia si pegarle, besarle, gritarle, pedirle explicaciones. En realidad decidí comenzar a charlar de nuestras vidas, obviamente el mismo me dijo que ni el se entiende pero que lo perdonara. Me expresó que su situación era comprometida y como siempre el misterio omnibulo el resto de la historia. La diferencia estuvo en que mi imaginación ya no quiere inventar el final, mas historias que no sé hasta que punto tienen correlación con la realidad. Miro los cuadros, y se poso frente a uno en particular. Justamente le gusto el que hice pensando en él. Una mujer enredada en una rosa,  que es él, en un espacio de sensaciones; pensaba si tal vez él se diera cuenta lo que significaba, sabiendo que yo lo había descrito varias veces a él como una rosa con espinas.  Me los admiro, y también me comento de los que envió por mail. Me comentó que  los tenia que enviar  pero personalizados y correlativamente dice pero vos tendrás tus razones y yo le conteste casi susurrando, “sí”. Había reparado exactamente en algo muy importante para mí, ya que tantas veces los envió pensando en un único destinatario, él, pero que debido a las condiciones de nuestra historia, debo confundirlo entre tantos otros receptores que los observan sin saber la realidad que encierra mi expresión. Colores y trazos que solo intentan mostrar sentimientos contrariados, desplantes, emociones difíciles de explicar con palabras, amor que trasciende la racionalidad.

Luego le pregunte si le había gustado la planta que le había dejado al portero del edificio el día de la Primavera con un cartel que decía tan solo: Nando, Feliz Día, María”.  “Mira que la fui a comprar especialmente, me gusto por ser tan exótica”, le comente.  Me dice “tiene un problemita por mas que la riego sé esta muriendo”. En mi cabeza apareció el correlativo de nuestro amor, se ha ido marchitando con el paso de los días tal vez ahora comience a florecer, se recupere. Luego le conté del proyecto de los vinos, le mostré los cuadros con relación a ellos, de mi descontento al final de la carrera; y en un momento lo advierto. Noto que me observaba de una manera asombrosa. Comenzó a decirme que tenia que ponerle pilas a la facultad, un esfuercito mas no me costaba nada, que después hiciera lo que quisiera, y me daba cuenta que lo decía de corazón. También me dijo,  algo que me gusto escuchar de sus propios labios, a pesar de que yo ya había sacado la misma conclusión luego de tantos desplantes, “Nunca quise jugar contigo”…

En un momento lo miro que me estaba prestando tanta atención que no pude resistirme y le encaje un beso en la boca. Estaba sentado en el apoyabrazos del sillón y yo enfrentada a él parada. Nuestros cuerpos se juntaron sin forzarlos. Sobretodo nos abrazamos, quedamos pegado como si fuéramos tan solo uno en el tiempo. Él se aferraba a mi  cuerpo que aunque vestido se encontraba, desnudo en sus manos firmes estaba. Su cabeza se hallaba en mi vientre, sus manos se deslizaban por mis muslos, me sentía tan débil, tan liviana entre sus brazos, como si fuera una hoja llevada por el viento. No entendía nada, pero creía que no valía la pena perder el tiempo en explicaciones que ambos sabíamos las respuestas.  Así que nos deslizamos en el cuarto y empezamos a entrelazarnos y mi cuerpo se desnudo junto al suyo, y nos besamos. Luego se durmió… Yo me quede a su lado pensando, no podía dormir, no entendía un montón de cosas. Agarre su remera que encerraba su olor, y la olía a pesar de que él estuviera al lado mío. Su aroma era tan intenso y penetrante que quería atraparlo y dejarlo guardado en algún frasco para poder recurrir a él en caso de que quisiera recordarlo. Sentí que lo quería tanto pero no en esas condiciones.

Mientras el dormía como un bebe yo me acosté a su lado, le hice incontables mimos por todo su cuerpo torneado y perfecto. Lo quería, se lo quería decir pero sentía que era innecesario, él lo sabia. Y sabía a su vez que no me podía prometer nada, que por lo tanto luego de cerrar la puerta a la mañana se iría y que no tendría que hacerme ilusiones de una vuelta tal vez era una acción perdida entre tantas, no podía  creérmela, ni tampoco tener esperanzas, ya me queme dos veces, otra más no. Lo aceptaba porque interiormente lo quería y he hecho las cosas que no hice por nadie por él y no me arrepiento. Pero ya no podía confiar en él. Me la tiene que ganar a la confianza y para eso se necesita tiempo. Tiempo que yo no creo que él este dispuesto a proporcionar. Así que mi mente corría como una ovejita perdida en un bosque lleno de lobos. No podía cerrar los ojos, nuestros cuerpos se rozaban. Lo contemplaba, era realmente hermoso. Su rostro era tan masculino, sus rasgos marcados, su nariz recta y a la vez prominente. No me cansaba de observarlo, pero me daba cuenta que necesitaba algo más.

Él me había dicho que sé tenia que despertar para ir a trabajar, así que puse el despertador 7:30 hs. No podía dormir por mas que quería, ya que pensaba seriamente si quería esto para mí, si me merecía a alguien que no podía comprometerse, que eran todos misterios en su vida, pero creo que realmente no puede decirme la verdad ya que eso implicaría que no pudiese estar más conmigo. Prepare el desayuno, y lo fui a despertar. Me sentía una geisha, sin poder manejarlo, necesitaba que se sintiera mimado, sentía su dolor en su alma, se sentía perdido y yo podía sentir que a mi lado encontraba en quien apoyarse, pero no quería utilizarme. No quería levantarse. Le empecé a hacer mimos, tocarle la planta de los pies, recorrerlo con la palma de mis manos. En realidad sentía que nos faltaba tanto tiempo para conocernos. Luego de hacerle cosquillitas por todo su cuerpo, luego de hacerle masajitos por todas sus partes, después de acariciarlo sin aliento, empecé a tocar su órgano genital de una manera sutil y a la vez erótica. Quería estar con él, fusionarnos plenamente como la primera vez, cuando el tiempo se frenó. No se resistió mucho tiempo a mis dedos elocuentes y comenzamos a enredarnos de nuevo. Pero nuevamente su deseo era entrar sin forro, y para mí realmente era inconcebible. Así que, que lo deje un rato que me tomara de rehén, quería estar con él mas que nada en este mundo, pero si el costo era ese no quería tomarlo esta vez.  Además observe que mientras supuestamente, si se puede decir, hacíamos el amor, el no me besaba, su rostro se encontraba oculto entre mis pechos y hacia que realmente no pudiéramos conectarnos. No podía entregarme a alguien que no tenia rostro, que no me mostraba sus ojos. La verdad hacia presión para que no fuera a buscar un forro, y le exclamé “Para, no te entiendo, yo realmente no quiero así. No se me haces pensar que me queres dejar embarazada”. Tu potencia creo que ya lo has demostrado, haciendo referencia a las supuestas novias que ha dejado preñadas, no entiendo que crees que es un signo de virilidad. Me quede del otro lado de la pieza observándolo, él me dijo- tenes razón- y me empezó a hacer mimitos en mi tobillo, ya que nos encontrábamos enfrentados. Al decirle todas estas cosas, mi cuerpo temblaba sin  poder controlarlo, estaba trascendiendo mi sentimiento hacia él, estaba siendo sincera desde lo más profundo de mi alma y sobretodo me estaba respetando como mujer.

Él nunca se intereso de saber mi historia ya que él no puede comprender la suya. Pero yo a pesar de todos mis vaivenes, siento que la conozco y no me arrepiento de nada. En un momento recordé que una de las cosas que me pregunto al llamarme fue si estaba en pareja, le dije que no sin ninguna vuelta, y al preguntarle a él, me contesto estoy enredado en algo. Y la verdad yo me sentí orgullosa de mi misma, porque sé que si estoy sola es porque no encontré a nadie con el que realmente sienta que me merezco estar.  Pensaba en él,  que si realmente a las 4 de la mañana llama a una mujer con la que no ha creado ningún lazo, ni sabe realmente su historia,  es porque realmente la vida que esta llevando no le llena, y realmente se siente vació. También le dije, que justamente hoy había decidido sacármelo de la cabeza. En realidad cada vez que digo que el fantasma Nando tiene que desaparecer de mi mente, él aparece…

 

Luego de un largo silencio, bajo las penumbras de la habitación,  solo una vela se encontraba prendida. Le revelé porque me molestaba tanto que me dejara plantada. Quería que realmente supiera todo de mí, para que realmente pudiera elegir, y sobretodo saber con quien estaba. Ya estaban todas las cartas puestas sobre la mesa, no lo entendía pero necesitaba ser yo transparente. La cosa es que él solo me hacia mimitos en los tobillos, demostrándome cierto apoyo hacia lo que le estaba contando,  es loco pero no se puede hacer cargo de nada. Esperaba que me abrazara, pero no lo hizo, se quedo aferrado a mis tobillos mimándolos, yo pensaba en un montón de cosas que tenia para decirle pero creía que no hacían a la cosa. Yo ya hice mucho, reflexionaba, mas no puedo hacer, ahora necesito su accionar. No iba ir yo a abrazarlo,  esperaba un acto de él a sabiendas que no lo conseguiría, a pesar de todo necesitaba su gesto de cariño. La cosa es que luego de un rato en silencio, le toque la mano y me la aferró fuertemente, me demostraba que me apreciaba pero nada mas, y yo no sé realmente que necesito, o mejor dicho sé que así no me sentiría feliz, aunque me cuesta asumirlo…

Nos cambiamos, yo me puse mi trajecito de ejecutiva, me sentía una mujer que se valoraba y principalmente que se merecía lo mejor. Me tire sobre la cama a observar como se cambiaba. En realidad pensaba en todos los hombres que se encuentran a mí alrededor y que quieren conquistarme, y que intentan recrearme mundos, y buscan frases, poemas, sensaciones en las que yo pueda deleitarme y ninguno ha logrado los frutos que realmente buscan de mí, y que él a logrado tan fácilmente. A él me le he entregado tantas veces, de todas las formas, y nunca me ha valorado. Creo que ya estoy cansada, desgastada, no puede venir sin una idea de lo que siente con respecto a mí, porque solo logra un vació mas recrear en mí. Sentí que era egoísta, venia pero a probar no sé que, a intentar saciarme y hasta intentar lograr ligarme de alguna forma de la cual nunca se iba a responsabilizar.

En un momento recordé que tenía aun guardada la remera que le compre a Germán en Canadá, mi primer y único amor hasta el momento. En realidad nunca se la había dado por dos razones la primera porque le iba a quedar grande, y la segunda porque al volver del viaje nuestra relación se enfrió;  en realidad comencé a darme cuenta que no buscaba crecer a mi lado, sino encerrarme en una jaulita de cristal con una única cerradura y una única llave de la cual era dueño.  Mientras yo me había dado cuenta que el amor es como dos aves que se juntan para volar juntos,  aunque los paisajes que hayan visto fueran diferentes y aunque los caminos que se habían trazado individualmente tampoco concordaban, querían volar juntos, y sabían que a pesar de todo podrían apoyarse el uno en el otro. Además estaría presente la seguridad de que el amor no se extinguiría porque uno decida volar más rápido u a otro lugar más lejano, sino que al contrario la otra ave siempre esperaría,  le daría espacio para que pruebe, para que intente,  a sabiendas de que tal vez lo pierda. Pero sabiendo que si vuelve será para toda la vida, los obstáculos, ni las circunstancias, ni las oportunidades derrumbaron lo que sentían. En otras palabras, un amor eterno y real, porque se han dado la oportunidad de probar el camino que cada uno tiene que transitar. Entre estas aves se permitirán crecer, buscaran desarrollar cada una su potencial. Porque el amor construye,  no encierra. El amor avanza, vuela, baila, camina; pero no suprime, ni reduce, ni frena el caminar del otro, ni limita seguir avanzando. El amor es libertad suprema, es un lazo que tiene que tener independencia para continuar alimentándolo. Así fue como esta remera, se convirtió en un mito, en una fantasía que se alimentaba constantemente, como los zapatitos de Cenicienta que el príncipe cuido hasta encontrar a la doncella que les quedara. En un principio alimente la idea de que el próximo hombre en mi vida sería el que le quedara esa remera bien, y luego la fantasía paso a ser, que quien se la llevara se la tendría que merecer. La remera hacia cinco años que estaba guardada en el fondo de mi placard, sobre ella reposaban cajas, libros, viejas agendas guardando historias nunca concluidas, relatos de una viajera solitaria en busca siempre del más profundo conocimiento que encierra el ser humano, y que termina descubriendo que no importa el lugar siempre uno es igual. También reposaban zapatos fuera de temporada que uno no quiere desprenderse tal vez porque cree que uno puede recordar cuanto ha transitado con ellos. En realidad, ninguno de los hombres que han pasado por mi vida en este tiempo se la mereció, y ya se había transformado en un karma del cual me quería desprender.

En un momento, luego de haberme terminado de bañar me acorde de la remera, en realidad al observar el estado, gastado,  en que se encontraba la remera que usaba Nando. A oscuras entre al cuarto, y busque en el interior del placard una bolsa perfumada que se encontraba escondida en el fondo de este. Me llevo un buen tiempo encontrarla, hacia tiempo que no la buscaba. Al hallarla, sin dudarlo como si fuera una ceremonia religiosa, saque de la bolsa la famosa remera, que se encontraba intacta a pesar de los años que llevaba encerrada. Me puse a pensar quien podría contar la historia de esta remera, cuantos amagues en entregarla llevaba. Sí,  tan solo era un objeto, tal vez insignificante, pero que había adquirido tanta importancia en mi vida. Porque aunque me cueste reconocerlo, cada hombre que apareció en mi vida durante todos estos años, me lo imaginaba dentro de la remera: a la mayoría les quedaba grande, o no compatibilizaban con la inscripción, en muchos directamente ni considere la posibilidad de que le pudiera pertenecer.

Pero ni bien volví de Europa, luego de conocerlo a Nando, pensé en la posibilidad de que realmente a pesar del tiempo que había pasado, fuera para él. Habría encontrado al destinatario final me lo preguntaba una y otra vez. Pero los vaivenes de nuestra historia, hicieron que nunca realmente se hubiera construido algo para que pudiera dársela y más aun pensar en la posibilidad de que la aceptara, no podía entregarle el premio porque sí. Tampoco como en alguna oportunidad pensé, enviarla en una encomienda a su domicilio, solo por el hecho de creer que le quedaría perfecta. Tampoco tenia sentido aunque sí una razón:  terminar con lo que significa la remera en sí. La permanencia de esta en mis manos, continuamente me  hacia recordar cuanta soledad había vivido. Lo difícil que me ha resultado volver a encontrar a alguien con el cual quisiera construir algo, en otras palabras enamorarme. Nunca creí que fuera tan difícil hallar una persona que pudiera merecerla, tampoco nunca perdí las esperanzas en tropezármelo.

En realidad ya se había convertido en un clásico tener guardada la remera en el placard, y a esta, se le habían acoplado perfumes, otras remeras, medias, objetos masculinos que no tenían oportunidad de salida, y que se iban acumulando. A veces, alguno de los objetos salía, en ocasión de un amigo que se lo merecía. Pero la bolsa se había ido agrandando con el paso del tiempo. Aunque el año pasado había encontrado a una persona  que le otorgue bastante de los objetos; de algunos sentí que no podía ser merecedor, entre ellos estaba la fiel remera. El objeto del cual tanta importancia ha adquirido a través de los años, es blanco, su medida es large y su inscripción es una colorida caricatura de un juicio donde se juzga a un hombre a través del juicio de una mujer semidesnuda; realmente resultaba graciosa y atractiva la remera. Luego de sacarla de la bolsa y observarla largo tiempo y de percibirlo a él, comencé a ver si realmente le iba a quedar bien. Siempre supuse que sí, pero ahora al tenerlo junto a mí,  creía que tal vez para el también fuera un poco grande. También pensé en que no se la merecía, ya que el hecho de que hubiera aparecido a las cuatro de la mañana luego de meses perdido, no me daba seguridad de nada y principalmente no lo hacia merecedor del preciado objeto. Así que volví a guardar la remera, pero esta vez la coloque en un estante, primera en la fila de mis remeras, por si cambiaba de opinión. En realidad al observarlo cambiarse, sentí que tenia que contrastar si le quedaba la remera, quería terminar con esta historia. Así que saque nuevamente la remera del placard y le propuse que se la probara: “Si te queda es tuya”, tenia todavía mis dudas al respecto. Fueron segundos que para mí tuvieron un suspenso de años, hacia tanto tiempo que esperaba que alguien se la probara, nadie había tenido la oportunidad. Él la observo y sorprendido por mi gesto, se la probo mirándome, buscando mi conformidad. Le quedaba bien, mi sensación de alivio era inexplicable. Se la sacó y le dije: “es tuya, te la regalo”. Me mira nuevamente y me dice con un tono de voz que reflejaba franqueza en sus palabras “no me la merezco”, a lo que yo le respondo: “es verdad,  pero entre perdida por perdida, quiero dártela. Hace tiempo que esta allí guardada, era para otra persona que al final nunca llego a sus manos”. Me mira sin comprender mi actitud dado su accionar discontinuo hacia mí, y le digo: “Imagínate que es un regalo de cumpleaños doble, por los años que te conozco, una cosa así”. Me mira profundamente, se acerca sin imaginar lo que me diría -Fue tu cumpleaños la semana pasada, ¿no?-,  a continuación me da un intenso  beso en la boca. A lo que le contesto “Sí, 23 años”, y me dice- Ya sos toda una adulta, ¿cómo te llegaron los 23?- me pregunta caminando en dirección al baño. Me quede pensando unos segundos y con un fuerte tono de voz le conteste”Con replanteos internos; en una semana aparecieron personas que me desestructuraron bastante los supuestos de mi vida, tengo que admitir”.

Se tomo el té que le había preparado, mientras le di la remera para que la guardara. Se terminaba la historia, estaba cansada de poseerla. Comenzaría una nueva etapa, no habría nada que delimitaría quien sería el que conquistara mi corazón. Si se la merecía o no, ya no entraba en discusión, hacia dos años que se había instalado en mi mente sin poder desprenderme de sus encantos, y principalmente de los encuentros imprevistos que no han unido sin ligarnos. Nos dirigimos al ascensor, donde metió una de sus manos en mis nalgas y me dio una palmadita, como si fuera mi pareja de toda la vida. En realidad pese a la irrealidad del encuentro, cualquiera hubiera afirmado que éramos una pareja de tiempo, porque si hay algo que no se puede negar es la falta de temporalidad de nuestros encuentros. Tal vez son horas, minutos, una tarde, una noche, solo un encuentro momentáneo; pero son tan intensos que se transforman en semanas, meses, años, no hay tiempo.  Luego salimos los dos caminando a la calle, me sentía rara, llegaba el momento de despedida y que me diría. Tal vez era la última vez del encuentro o tal vez el comienzo de una relación, ¿quien lo pronosticaría?. Caminamos dos cuadras juntos charlando de banalidades, como si hubiésemos sido dos amigos de toda la vida que se encontraban después de tantos años; en verdad no era la situación, pero sí la realidad. Esta todo perdonado sin una reflexión, sin ninguna explicación de su acción.

Nos despedimos, me dio un beso en la boca y me dijo llámame. No volví mi mirada atrás, seguí caminando bajo la llovizna de un día gris que no tenia rayos de luz a pesar de que mi rostro iluminaba una sensación de paz, de respeto a mi misma que podía sentir. No me importo si lo perdía o no, pero yo me cuide. La verdad al decirme llámame quería decirle llámame vos pero creí que no tenia sentido aclararlo no lo iba a llamar yo, tengo que estudiar y si le intereso se va a mover. Necesito su acción,  hoy por hoy no me conforma solamente su esporádica compañía, o visitas perdidas en el tiempo que aunque parece que el tiempo se recupera no tienen continuidad…

Me tome el colectivo, quería caminar, pero la llovizna era persistente y molesta así que decidí, bajarme unas paradas antes para ir a la iglesia a pensar un poco de lo sucedido, ya no le pedía que fuera para mí, que volviera. Solo le pedía tener paz, quiero un amor, si él no es, lo dejare ir. No me quiero engañar más. Lo quiero pero no sé hasta que punto, lo quiero sin tener una razón lógica o racional, lo quiero porque el destino me lo cruzó en el camino. Tan solo por eso lo quiero, quise decírselo, amague en varias oportunidades en ese largo silencio que se produzco entre los dos a la mañana, pero era innecesario. De a poco podrá conocerme si le intereso, ya sabe muchas cosas de mí, de como soy, tiene que tomar decisiones yo no se las voy a tomar por él. En algún punto sentí que me valoraba y apreciaba mucho y que él no sabe nada de sus sentimientos. La mañana paso a las corridas aunque mi mente estaba dispersa, no me impregnaba la felicidad de antaño que tantas veces me cumbió cuando retorno en las varias oportunidades precedentes. Esta vez, estoy a la expectativa de todo. Lo tomo como un sueño hermoso, que tal vez quede en eso o tal vez pase la puerta de la ilusión y entre al mundo de la realidad,  ¿Quien lo dirá?.

A media mañana recibí un llamado de una bodega,  que me enviaría dos invitaciones para una fiesta de degustación de vino. Dos, retumbaron en mi cabeza, tal vez tenia que esperar pero era una oportunidad linda para compartir algo y también para ir acompañada; y a la vez para frenar el galanteo de otros. No sé no lo pensé mucho, escribí un mail, diciéndole que necesitaba su contestación para asistir o no a la fiesta. Luego de enviarlo, empecé a sentir un malestar de incertidumbre, habrá sido necesario, tendría que haber esperado, me contestara, ¿Quien lo dirá? . Pero sabiendo que a él le gustan los vinos, no pensé tanto en nuestra relación como en la situación y creo que está es buena.

Tal vez no tenga respuesta, pero lo que tengo claro es que nada de lo que le digo le resbala, sino que todo lo escucha y lo graba, no hubo frase, palabra expresada de alguna manera por mí,  que no sintiera que la había leído, escuchado varias veces. Tal vez se vislumbre una esperanza, solo quiero sentir, y amar. Sentir ya lo logro, porque aunque solo haya sido esto, fue maravilloso todo lo que pude expresar a partir de él.

Pero esta historia nunca finalizara como uno espera, con final feliz. Luego de un día agotador, llegue a casa y decidí llamarlo para saber su respuesta: Marque su teléfono y al atender le digo: “leíste el mail, venís a la fiesta”, me contesta: “No, no lo leí, no puedo ir, Chau”, y me corta el teléfono. Me quede atónita, no podía comprender, automáticamente volví a marcar esos números para pedirle una explicación, y solo me dijo, “No puedo hablar, en realidad no me llames nunca más”. Podré esclarecer algún día su accionar, yo todavía no caigo a la realidad. Nada es racional.

Cuan largo puede resultar un día, cuantos cambios pueden sucederse, me asombra realmente… Solo en veinticuatro horas, reencuentro, amor, sinceridad, despedida, final… Que más…