Como ya hablamos en otras oportunidades, un evento no es nada sin el público a quien está dirigido. La percepción correcta de lo que queremos comunicar por parte de los asistentes es fundamental si buscamos un encuentro, feria o congreso exitoso. Por eso, en la actualidad la industria de la organización de eventos es lo suficientemente flexible para adaptarse a los gustos del cliente e incluir, en la planificación, las características propias de cada uno de los invitados.

Dentro de esta cuestión, se tienen en cuenta muchos parámetros: edad, profesión, sexo, intereses, hobbies y hasta nacionalidad. En base a ellos suele programarse la ubicación de las personas en el recinto, el catering, la información a entregar y las actividades, en caso de haberlas.

Sin embargo, es muy común que algunos profesionales pasen por alto la accesibilidad. ¿Qué significa esto? Que todos los asistentes deben poder observar, experimentar, entender, participar y disfrutar del evento independientemente de sus capacidades físicas, cognitivas o físicas. En el caso de los encuentros corporativos, todos los participantes revisten igual importancia ya sea como potenciales clientes, inversionistas, proveedores o gerentes de empresas del rubro. Es por ello central tener en cuenta ciertos tips o consejos a priori para que, de presentarse algún imprevisto, el invitado nunca deje de sentirse cómodo:

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