Tan importante como abrir una interacción es cerrarla, ya sea en una situación que haya comenzado con un opener o en cualquier otra circunstancia social en la que hayamos, casualmente, conocido a alguien. Cuando decimos cerrarla nos referimos a darle un sentido menos eventual y a crear un vínculo que resulte favorecedor de otro encuentro, tal vez sexual y/o amoroso. No cerrarla haría que nuestro trabajo previo de generar atracción y conexión se perdiera. Los closes o cierres son necesarios y también constituyen nuestro objetivo primordial como Avens, pues dan valor a la interacción que nosotros mismos hemos comenzado. De algún modo, no cerrar una interacción denota cierta falta de interés en los demás y en un tiempo relativamente corto puede traducirse en una pérdida de status en determinado lugar o circuito social.
Por otro lado, todos sabemos que la etapa de Atracción no alcanza para llegar al sexo. En realidad, si fuera por nosotros, muchas veces ni siquiera pasaríamos por las etapas previas, sino que iríamos directamente al acto sexual con una mujer que se ajuste a nuestros estándares. Pero, justamente, no es en la simplicidad del hombre en lo que está basado el método de este libro, sino en las necesidades de la mujer a la hora de ser seducida.
En el complejo entramado de culturas y pautas morales que coexisten en nuestra sociedad, no es tan extraordinario toparse con una mujer acostumbrada a tener sexo la primera noche que conoce a alguien. Con todo, en gran parte de los casos, el beso será lo más lejos que lleguemos y, para seguir la interacción más allá de ese momento y lugar, deberemos intercambiar información.
Utilizamos la expresión “intercambiar información” y no “pedir información” porque no vamos solicitando teléfonos por ahí con el fin de engrosar nuestra lista de contactos. Se trata de conectar con alguien de manera que sea natural, que ambos queramos conocernos más el uno al otro. No es un pedido, es un intercambio.
¿Facebook o teléfono? Creemos que en este momento Facebook es mucho más interesante como herramienta para generar atracción y demostrar alto valor. Un contacto en el teléfono es apenas un número. Cuando acabamos de conocer a alguien y lo sumamos al Facebook, esto nos permite profundizar acerca de la persona con la que tratamos. ¿Tiene amigos? ¿Parece divertirse seguido? ¿Es verdad que es actriz, empresaria o que saca buenas fotos? ¿La mujer era realmente linda o yo estaba borracho? Es una plataforma excelente para darnos a conocer y conocer a otros que también la usen.
El intercambio de Facebook o teléfono
Lo que vemos en este apartado puede aplicarse tanto a mujeres como a hombres, pues se trata de mejorar nuestra capacidad en las relaciones sociales en general.
Algunos tips a la hora de intercambiar Facebook o teléfono:
1. No deberíamos intercambiar información e irnos inmediatamente, para no dar la impresión de que lo único que queríamos era obtenerla. Así suelen proceder los coleccionistas de contactos en redes sociales. Si intercambiamos información con alguien es porque realmente nos interesa conocer a esa persona, así que quedémonos un rato más hablando con ella. De seguro, hay algún tema interesante sobre el cual conversar. Si no es así, si no encontramos nada de qué hablar, ¿para qué queremos a esa persona como contacto?
2. Intentemos no invertir demasiado tiempo en el intercambio en sí mismo. Sacar el teléfono, comenzar a anotar nombre, teléfono, e-mail, etc., puede convertirse en un trámite muy aburrido, que sin duda hará decaer el ritmo de la interacción. Muchas veces, la lapicera y el papel pueden resultar mucho más prácticos, agradables y románticos
3. No mostremos nuestras cartas antes de tiempo. Muchos hombres, antes de pedir el teléfono o el Facebook, ya tienen el dispositivo en la mano o fueron a buscar papel y lapicera. Esto destruye toda espontaneidad. Es otro de los síntomas del coleccionador de contactos. Mejor actuar con calma, que sea natural.
Remordimiento del comprador
Esta emoción femenina ha sido comparada con la que siente alguien que ha adquirido un producto porque se dejó convencer por las promesas del vendedor. Supongamos que nos probamos una camisa, el vendedor nos dice que es perfecta para nuestro cuerpo atlético y nosotros la compramos impulsivamente, bajo la influencia de la “emoción” que nos genera el cumplido. Más tarde, a solas en nuestra casa, tal vez nos probemos la camisa y realmente no la encontremos tan atractiva. Quizá ni siquiera nos den ganas de usarla. Esto, que se ha dado en llamar remordimiento del comprador, es comparable a lo que puede sentir una persona en interacciones que no logran alcanzar un cierto grado de intimidad.
En un rapto de pasión, ella nos besó delante de sus amigas; pasamos un buen momento, pero al día siguiente, a solas en su casa, no continuará en el mismo estado emocional. Posiblemente sienta que actuó irracionalmente bajo el influjo de nuestras palabras; entonces caerá en un estado anímico similar al remordimiento del comprador. Muchísimos hombres tienen agendas repletas de números de teléfono de los que sólo obtuvieron respuestas secas al llamar. Y eso sucedió porque no supieron llevar la interacción de forma que la mujer se sintiera orgullosa de su accionar, incluso al día siguiente.
Por lo tanto, el objetivo en ese momento no es solamente el close (en el caso mencionado, un beso) sino también liderar la interacción y conducirla hacia un punto de intimidad. Éste le dará a ella la pauta de que somos alguien valioso y no sólo un oportunista que tuvo la suerte de sacarle un beso delante de sus amigas. De la conexión que nazca en la intimidad, ella obtendrá los elementos para construir su propia fantasía y pensar ese instante de pasión como un posible inicio de relación.
* Fragmento del libro “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”. Adaptado para INFOBAE.COM con autorización de la editorial Dibuks. Los primeros capítulos pueden descargarse gratis en la web de la editorial.